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ENERGÍA_1


    “… A fin de tener energía física, es evidente que deben tomar los alimentos apropiados, descansar lo suficiente, etc. Eso es algo con lo que ustedes mismos pueden experimentar, no es necesario que hablemos de ello. También tenemos la energía psicológica, que se disipa de varias maneras. Para tener esa energía psicológica, la mente busca estímulos, el ir a la iglesia, presenciar un partido de fútbol, leer literatura, escuchar música, asistir a reuniones como ésta, todas estas cosas les estimulan; y si lo que quieren es que les estimulen, eso significa que psicológicamente son dependientes.

   … Cuando una persona cuenta con muchos ratos de ocio, posee más energía, mucha más energía, y la sociedad le reclama que utilice esa energía, no de forma antisocial; para dominar el sentimiento antisocial, se sumergirá en la religión organizada o en todo tipo de diversiones, o bien se zambullirá en la literatura, en el arte o en la música, lo cual es otra forma de diversión. Como resultado de ello, el ser humano se volverá cada vez más superficial. Puede leer todos los libros del mundo y tratar de comprender las complejidades de la teología, de la filosofía y de la ciencia; puede familiarizarse con ciertos hechos y verdades de la literatura, pero seguirá siendo algo externo, lo mismo que lo son las diferentes formas de religión y de diversión. Las religiones organizadas afirman que buscan las cosas internas de la vida, pero reclaman creencia, dogma, rito y conformismo, como todos sabemos.

   … El hombre está fragmentado en el nivel psicológico mecánico de su existencia y en sus ocupaciones. Esta división, tanto externamente, geográficamente, como en lo religioso, en lo nacional y en la relación que existe entre uno mismo y otro ser humano, es un derroche de energía. Es un conflicto que disipa nuestra energía en las disputas.

   … El «sí mismo» es una entidad extraordinaria; es una cosa compleja, vital, tremendamente activa, cambia constantemente, pasa por toda clase de experiencias. Es un vórtice de enorme energía, y no hay nadie que pueda enseñarnos acerca de eso, ¡nadie! Es lo primero que debemos comprender. Una vez que lo comprendemos, que vemos la verdad de ello, ya nos hemos liberado de una pesada carga; hemos dejado de recurrir a algún otro para que nos diga lo que debemos hacer. Hemos comenzado a aspirar este extraordinario perfume de la libertad.

   … Libertad significa energía, vitalidad, intensidad. Cuando uno es capaz de ver íntegramente la estructura del pensamiento e ir más allá, eso le da a uno extraordinaria energía. Pero eso no lo aceptan, porque aceptan la autoridad; no sólo la autoridad de los profesores, sino de sus líderes espirituales, que no son espirituales si están dispuestos a ser sus líderes. De manera que intelectualmente no son libres y emocionalmente son sentimentales, ciegos devotos de un dios o una persona, lo cual no puede darles ninguna energía, puesto que tienen miedo. La energía sobreviene sólo cuando uno se entrega por entero, cuando existe una total ausencia del "yo".

   … La energía es acción y movimiento. Toda acción es movimiento, y toda acción es energía. Toda la vida es energía. Si a esa energía se le permite fluir sin contradicción, sin fricción, sin ningún conflicto, entonces será inmensa, inagotable. Sin fricción no hay fronteras para la energía. Es la fricción la que la limita. ¿Por qué entonces, viendo esto, el ser humano produce fricción dentro de esta energía? ¿Por qué crea fricción en este movimiento al que llamamos vida? ¿Es la energía pura, la energía sin limitaciones, simplemente una idea para él? ¿No tiene realidad?

   … Necesitamos energía no sólo para producir una revolución total en nosotros mismos, sino también para investigar, para observar, para actuar. Y mientras haya fricción de algún tipo en cualquiera de nuestras relaciones, ya sea entre esposa y esposo, entre hombre y hombre, entre una comunidad y otra, uno y otro país, o una y otra ideología, si hay fricción interna, o conflicto externo en alguna forma, por sutil que pueda ser, habrá desperdicio de energía.

   ... Por consiguiente, en todas partes estamos desperdiciando energía. Y ese desperdicio de energía es, en esencia, conflicto, el conflicto entre los «debería» y «no debería», los «debo» y «no debo». Una vez creada la dualidad, el conflicto es inevitable. Uno ha de comprender, pues, todo este proceso de la dualidad; no es que no haya hombre y mujer, verde y rojo, luz y oscuridad, alto y bajo; todos esos son hechos. El desperdicio de energía tiene lugar en el esfuerzo que dedicamos a esta división entre el hecho y la idea.  

   … Esa energía no puede lograrse por medio de ninguna droga, ni por la interacción en las relaciones ni mediante el control o la negación. No hay dioses que puedan proveérsela a uno, ni rituales, ni creencias ni plegarias. Por el contrario, en el acto mismo de descartar estas cosas, de estar lúcidamente alerta a su significación, esa energía adviene penetrando en la conciencia y más allá.

   … No sé si usted ha visto una máquina o una dínamo, algo que se mueve a una gran velocidad, lleno de energía. De la misma forma, la mente que está por completo tranquila se encuentra totalmente llena de energía. Y puesto que esa energía carece de nombre, no tiene nacionalidad, no hay conflicto. Esa energía es anónima; no es suya ni mía. Y, en consecuencia, cuando a tal energía se le permite moverse libremente, llega muy lejos; puede ir más allá del tiempo.

    … Esa energía, esa intensidad, esa vitalidad no se genera mediante una acumulación, sino a través de un profundo ejercicio de investigación sobre dónde se encuentra tal energía, a través del profundo ejercicio de preguntarse de dónde viene esa energía.

    … Sé que eso lo complica, ¿no es así? ¿Por qué no ser muy sencillo? La energía del cuerpo, la energía del sexo, la energía del pensamiento... todo es energía. Es una sola cosa; únicamente nosotros la dividimos. ¿Por qué?

   … Si uno escucha, en el sentido de ver algo sin evaluarlo, sin juzgarlo ni reaccionar a ello, entonces el hecho crea esa energía que destruye, elimina, arrasa la ambición, que es el origen del conflicto.

   … Para comprender el orden del universo, en el cual no existe causa alguna, ¿es posible vivir una vida cotidiana en la que tampoco exista ninguna causa? Ése es el orden supremo. De ese orden proviene nuestra energía creadora. La meditación consiste en liberar esa energía creadora.”

   J. Krishnamurti