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Comentario de un asistente al grupo de diálogo " Dialogando juntos"


Este texto es una forma de agradecimiento por poder compartir con otros, en el diálogo, todo lo que en él se muestra.

¿Qué pasa…?
Si unas personas se reúnen a conversar de la vida.
Si, en ese conversar no hay necesidad de demostrar a nadie ni a si mismo nada, no hay que defender ninguna idea, creencia, postura, conclusión.
Si no hay necesidad de convencer a nadie de nada.
Si no queremos vender nada a nadie.
Si estamos un poco más libres de tener que desempeñar un papel, un personaje, una identidad, una apariencia, un estatus.
Si dejamos un poco de comparar y compararnos, de medirnos y medir a los demás.
Si nos fijamos juntos en la vida, si le prestamos atención a los contenidos de la vida, a eso que sucede mientras estamos vivos.

¿Qué ocurre si miramos lo que no solemos mirar?

Si lo cuestionamos juntos, más que decir como es o como tiene que ser.
Si no hay ninguna autoridad de ningún tipo en nosotros, ni entre nosotros.
Si somos seres humanos que hablan de igual a igual.
Si no hay guion, método, sistema, finalidad, objetivo, beneficio que buscar en el diálogo.
Si no hay ideología, creencia, religión, organización, ciencia, teoría, filosofía, o disciplina que sean la autoridad.

Si el conocimiento acumulado tampoco fuera la autoridad. Donde parece que la experiencia, lo que uno ha descubierto, lo que uno sabe es más un impedimento para ver juntos que una ayuda. Donde decir como son las cosas no permite descubrirlas con otros, cuestionarlas, preguntarlas.  El decirle a los demás como es la vida, como es la realidad, es impedir descubrirla, descubrir juntos. Es un monologo al cual estamos muy acostumbrados, que vemos a diario, es un cerrarse a la vida.

Si el dialogar nos permite ver, que de lo que se habla no solo son palabras e ideas, sí no que tiene que ver con nuestro diario vivir, de nuestro sentir en la vida, que no son meras diversiones intelectuales, evasiones ocurrentes, divertimentos mentales.

Si compartimos ese interés, esa atención, esa pasión.

¿Qué nace de todo esto?

Parece que ese pequeño espacio de libertad, sí lo permitimos en los diálogos.
Ese pequeño espacio de libertad se va metiendo sin querer en la vida diaria.

 Y esto cambia mucho las cosas.

El diálogo permite también ver que existe una capacidad que tenemos que no aprovechamos, en la cual no profundizamos y que es una invitación a ir más lejos del cómodo lugar en el cual nos encontramos.

José.