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EL CONTENIDO DE NUESTRA CONCIENCIA ES EL MOVIMIENTO DEL PENSAR, MOVIMIENTO EN EL TIEMPO Y EL ESPACIO

    

   “… Yo no sé si alguna vez se han fijado en lo que es el espacio, hay espacio desplazado cerca y alrededor de este micrófono, hay espacio alrededor del «yo» y alrededor del «tú». Cada vez que decimos «nosotros» y «ellos», existe este espacio que hemos creado en torno a nosotros mismos. Cuando alguno de ustedes dice que es cristiano, católico, protestante o comunista, hay espacio conforme al modo en que así se limitan a sí mismos, y ese espacio inevitablemente engendra conflicto, porque está limitado y porque divide. Pero cuando hay silencio, no existe el espacio de la división, sino una cualidad por completo diferente de espacio. Y ese espacio tiene que existir, ya que solamente entonces puede surgir aquello que no es mensurable por el pensamiento, esa inmensidad, aquello que es supremo y que no puede ser invitado. Una mente mezquina, aunque practique indefinidamente, sigue siendo mezquina.

   … Puede ser que la presión de los seres humanos que carecen de espacio suficiente viviendo en una población, en una ciudad, sea uno de los factores de violencia. Y en lo interno apenas si tenemos espacio en absoluto. Vale decir, que nuestros cerebros están tan ocupados, nuestras mentes se ocupan tanto de nosotros mismos, de nuestro progreso, de nuestro status, de nuestro poder, de nuestro dinero, de nuestro sexo, de nuestra ansiedad, que esa ocupación misma impide que haya espacio. Todo nuestro mundo interno se halla en un estado de ocupación constante con una cosa u otra. No hay espacio y, porque falta espacio, la presión que ejercen nuestras ocupaciones se vuelve cada vez mayor y, por lo tanto, el cerebro se deteriora cada vez más. Es sólo cuando disponemos de tiempo libre que podemos aprender.  Pero cuando el cerebro o la mente están tan ocupados, no tenemos tiempo libre, y así jamás aprendemos nada nuevo. Ningún aire fresco puede entrar y, por consiguiente, el deterioro que la presión ocasiona en el cerebro es cada vez mayor. Ese es uno de los problemas de la meditación, descubrir si la conciencia puede liberarse de todas las presiones, lo cual implica una mente libre.

   … ¿Existe algo más allá de todo tiempo y pensamiento? Ustedes pueden formularse la pregunta, pero si el pensamiento inventa algo más allá, eso sigue siendo un proceso material. El pensamiento es un proceso material porque mantiene el conocimiento en las células cerebrales. Quien les habla no es un científico, pero uno puede observar eso en sí mismo, puede observar la actividad que se desarrolla en el propio cerebro, que es la actividad del pensamiento. Si pueden descartar todo eso voluntariamente, fácilmente, sin ninguna resistencia, entonces será inevitable que se pregunten: ¿Existe algo más allá de todo tiempo y espacio? ¿Existe algo que nunca haya sido visto antes por ningún ser humano? ¿Existe algo inmensamente sagrado, algo que jamás ha sido tocado por el cerebro? Vamos pues, a descubrirlo, es decir, si ustedes han dado el primer paso desechando toda esa tontera llamada religión, porque han empleado el cerebro, la lógica, la duda, el cuestionamiento.

   … ¿Qué es entonces el tiempo? El tiempo por el reloj es muy simple, el sol aparece en cierto momento y se pone en cierto momento, ayer, hoy y mañana. Esa es una secuencia natural del tiempo. También está el tiempo psicológico, interno, el incidente que ocurrió hace una semana y que ha producido placer o que ha despertado el sentimiento del temor, es recordado y proyectado hacia el futuro; yo puedo perder mi posición, mi dinero, puedo perder a mi esposa.

   Entonces, ¿el miedo forma parte del tiempo psicológico? Así parece. Y, ¿qué es el tiempo psicológico? No sólo el tiempo físico necesita espacio, sino que también lo necesita el tiempo psicológico, ayer, la semana pasada, el hoy modificado, el mañana. Hay espacio y tiempo. Eso es sencillo. ¿Es entonces el temor el movimiento del tiempo? Y el movimiento del tiempo, ¿no es psicológicamente el movimiento del pensar? Por lo tanto, el pensamiento es tiempo, y el tiempo es temor, obviamente. Uno ha experimentado dolor en el consultorio del dentista, ello se almacena, se recuerda, se proyecta; uno espera que ese dolor no se repita otra vez; el pensar es un movimiento. Por consiguiente, el miedo es pensamiento que se mueve en el espacio y el tiempo. Si uno ve eso, si lo ve no como una idea sino como un hecho, lo cual significa que uno ha concedido a ese temor atención completa en el instante mismo en que surge, entonces ello no se registra. Háganlo y lo descubrirán por sí mismos.

   … Si la vida, toda la vida, está contenida en el ahora, ¿ve usted lo que ello implica? Toda la humanidad es usted. Toda la humanidad. Porque usted sufre, él sufre; la conciencia de él es usted; la conciencia suya, su ser, es él. No existen un usted y un él que limiten el espacio.

   … Cuando prestamos atención completa a un insulto, no hay insulto. O si viene alguien y dice: “Qué persona maravillosa es usted”, y prestamos atención, ello no produce efecto alguno. El movimiento del temor es pensamiento en el tiempo y el espacio. Eso es un hecho. No es algo descrito por quien les habla. Si lo han observado por sí mismos, entonces es un hecho absoluto, no pueden escapar de él. Uno no puede escapar de un hecho, está siempre ahí. Puede tratar de eludirlo, de reprimirlo, puede intentar toda clase de escapes, pero eso está siempre ahí. Si ustedes prestan atención completa al hecho de que el temor es el movimiento del pensar, entonces el temor no existe sicológicamente. El contenido de nuestra conciencia es el movimiento del pensar, movimiento en el tiempo y el espacio. Tanto si ese pensar es muy limitado, como si es amplio y extensivo, permanece siendo siempre un movimiento en el tiempo y el espacio.

   … ¿Hay entonces una terminación para el tiempo? Lo cual implica, ¿Hay una terminación para el pensamiento? O sea, ¿hay una terminación para el conocimiento? ¿Hay una terminación para la experiencia? Esto es libertad total. Y esto es meditación.”

   J. Krishnamurti

                
            Audiotexto:

           

SÓLO CUANDO HAYAMOS COMPRENDIDO TODO EL SIGNIFICADO DEL "MÁS", DEJAREMOS DE PENSAR EN TÉRMINOS DE ÉXITO Y FRACASO

     

    “… ¿Hay sentimiento de orgullo con el éxito? ¿Qué es el orgullo y qué es el éxito? ¿Comprendes esas dos palabras, éxito y orgullo? ¿Qué es el éxito? ¿Has considerado alguna vez qué es el tener éxito como escritor, como poeta, como pintor, como hombre de negocios, como político? Sentir en tu fuero íntimo que has logrado cierto dominio de ti mismo, sentirte interiormente afortunado porque has conseguido determinado objeto, sentir que has tenido éxito material, ¿qué es lo que todo ello indica? Sentir que has logrado algo, que eres mejor que otra persona, que has obtenido lo que deseas, que has llegado a ser un triunfador, que se te respeta, que otros te consideran como un ejemplo, ¿qué es lo que todo eso indica? Es natural que con ese sentimiento venga el orgullo: “yo he hecho tal cosa, yo soy muy importante”. El sentimiento del “yo” es por su propia naturaleza un sentimiento de orgullo. Así pues, con el éxito desarróllase siempre el orgullo, y el orgullo es de ser uno comparativamente muy importante. Esta comparación con otro, con tu ejemplo, con tu ideal, con tu esperanza, te da la fuerza, el propósito, el impulso que no hace más que dar importancia al “yo”, al sentimiento de que tú eres mucho más importante que cualquiera otra persona, y esa sensación o sentimiento de placer es el comienzo del orgullo. El orgullo es algo que trae inflación, buena dosis de egoísta vanidad. Observa a tus mayores y obsérvate a ti mismo. Pasas un examen. Cuando ves que eres un poco más listo que otro experimentas una sensación de placer. Es lo mismo que cuando vences a alguien en una controversia o físicamente resultas mucho más fuerte o más hermoso. Surge de inmediato el sentido de tu importancia. Cuando existe pues, ese sentido de la importancia del “yo”, prodúcese el conflicto, la lucha, el dolor de mantener ese estado constantemente. 

   … El trepador, tanto en el mundo externo como en el mundo psicológico, es una máquina, nunca sabrá lo que es la verdadera dicha. Uno sólo conocerá la dicha cuando vea lo que uno es y deje que esa complejidad, esa belleza, esa fealdad, esa corrupción actúe sin tratar de convertirse en otra cosa. Hacer esto es muy difícil porque la mente siempre está queriendo ser algo. Ustedes quieren convertirse en filósofos o en grandes escritores. Adoran al dios del éxito, no a aquello "que es". Por muy pobre que seas, por muy vacío o torpe, si puedes ver la cosa tal como es, entonces eso empezará a transformarse. Pero la mente empeñada en convertirse en algo nunca comprende el ser. La comprensión del ser, de lo que uno es, produce una extraordinaria exaltación, una liberación de pensamiento creativo, de vida creativa.

   Todos los libros religiosos, toda nuestra educación, todos nuestros planteamientos sociales y culturales consisten en conseguir, en convertirse en algo. Pero eso no ha creado un mundo feliz, ha producido enorme aflicción. Vivimos con la ambición. Ese es nuestro pan de cada día. Pero ese pan nos envenena, produce toda clase de aflicción mental y física, de manera que en el momento en que se nos frustra o impide llevar a cabo nuestra ambición, caemos enfermos. Pero un hombre que posee el sentimiento interior de hacer aquello que ama, sin pensar en un fin, sin pensar en un resultado, ese hombre no tiene frustraciones, no tiene impedimentos, es el verdadero creador.

   … Si uno tiene un determinado talento cuida de él, pues le dará la oportunidad de desarrollar el deseo de alcanzar poder, posición y prestigio. Ya lo han observado, ¿verdad? Una persona con talento, ya sea para el piano o la política, que tiene el don de la palabra o de lo que sea, lo utiliza para llegar a ser alguien. ¿No se han dado cuenta de estas cosas? Si a un violinista de renombre mundial se le despoja de su violín, no es nadie. Por tanto, si uno quiere averiguar qué es la verdad debe estar muy atento a su talento y no emplearlo de forma indebida, debe utilizar su talento con gran humildad. Y humildad significa no ascender nunca por la escalera del éxito, nunca llegar a ser ''alguien" en este mundo. Cuando se cuenta con esa humildad el talento no es un peligro. 

   … Y nosotros queremos la misma cosa, también queremos trepar por la escalera y llegar a la parte de arriba. Y cuando todos queremos llegar arriba, ¿qué sucede? Pisamos a alguien, y el hombre al que pisan, al que destruyen, pregunta: "¿por qué la vida es tan injusta? Ustedes lo tienen todo y yo no tengo capacidad, no tengo nada". En tanto sigamos trepando por la escalera del éxito, siempre existirán el enfermo y el mal alimentado. Es el deseo de éxito el que tiene que ser comprendido, y no por qué hay ricos y pobres, o por qué algunos tienen talento y otros no tienen ninguno. Lo que tiene que cambiar es nuestro deseo de trepar, nuestro deseo de ser grandes, de alcanzar el éxito. Todos aspiramos al éxito, ¿no es así? Allí radica la culpa y no en el karma, o en alguna otra explicación. El hecho real es que todos nosotros deseamos estar en la cima, quizá no en la cima misma, pero al menos tan alto en la escalera como seamos capaces de treparla. En tanto exista este impulso de ser grande, de ser "alguien" en el mundo, vamos a tener al rico y al pobre, al explotador y a los explotados.

   … El descontento es esforzarse por conseguir "más", y el contento es el cese de esa lucha; pero no puedes llegar al contento sin comprender todo el proceso del "más", y el por qué la mente lo demanda. Estamos luchando por conseguir algo, y nunca nos hemos detenido a investigar si vale la pena luchar por lo que perseguimos. Nunca nos hemos preguntado si merece el esfuerzo, así que todavía no hemos descubierto que no lo merece ni hemos rechazado la opinión de nuestros padres, de la sociedad, de todos los Maestros y gurúes. Sólo cuando hayamos comprendido todo el significado del "más", dejaremos de pensar en términos de éxito y fracaso.

   … La mente está impulsada por la ambición, el éxito, y quiere alcanzar a Dios, lo cual es también ambición. Pero si uno deja de ambicionar cosas mundanas o internas, lo cual significa que deja de querer conseguir, deja de buscar más y más experiencias, más y más sensaciones, más y más emociones, más y más visiones, entonces el pensamiento no interviene y, en consecuencia, verá que su cerebro entra en un extraordinario silencio.” 

   J. Krishnamurti

                
            Audiotexto:

           

EL AMOR NADA TIENE QUE VER CON LA MENTE; EL AMOR ES ENTERAMENTE INDEPENDIENTE DEL CÁLCULO, DEL PENSAMIENTO

    

   “… ¿Es debido a que en la imagen hay seguridad? Si tengo esposa, creo una imagen de ella. La misma palabra esposa ya constituye una imagen. Pero mi esposa es un ser viviente, cambiante, vital, una entidad humana. Para comprenderla se requiere mucha más atención, una mayor energía; pero yo creo que si tengo una imagen de ella es mucho más fácil vivir con esa imagen. En primer lugar, ¿no tiene usted una imagen de sí mismo? ¿De que usted es un gran hombre, o de que no lo es, de que usted es esto, o lo otro, ¿etc.? Cuando usted vive con imágenes, está viviendo con ilusiones, no con la realidad. Ahora bien, ¿cuál es el mecanismo para generar imágenes?

   … Todas las religiones respetables, organizadas, aceptadas, han tenido siempre algún tipo de imagen, y la humanidad, con ayuda de los sacerdotes, ha venerado siempre el símbolo, la idea, el concepto, etc. En esa veneración se encuentra consuelo, seguridad, protección, pero la imagen es la proyección del pensamiento, y para comprender la naturaleza y la realización de las imágenes se necesita comprender todo el proceso del pensamiento. ¿Podemos profundizar en esto? ¿Quieren acompañarme? Bien.

   … Así que no comparen lo que yo digo con lo que dicen las Escrituras; de ese modo jamás comprenderemos. La comparación no conduce a la comprensión. Sólo cuando consideramos una idea por sí misma y la examinamos profundamente, no de manera comparativa o relativa, sino con el propósito de descubrir su valor intrínseco, sólo entonces comprendemos. Tomemos un ejemplo. Ustedes saben que es costumbre aquí casarse muy jóvenes, y eso se ha vuelto casi sagrado. Y bien, ¿no deben ustedes cuestionar esa costumbre? Cuestionarían esta costumbre tradicional si amaran realmente a sus hijos. Pero la opinión pública está tan fuertemente a favor del matrimonio temprano, que no se atreven a ir contra ella, y así jamás investigan honestamente esta superstición.

   … Para resolver el problema del sexo, no habremos de abordarlo en ningún nivel determinado de pensamiento, sino desde toda dirección y todo punto de vista, educativo, religioso y moral. Cuando somos jóvenes tenemos un fuerte sentimiento de atracción sexual y nos casamos, o nuestros padres nos casan, como ocurre aquí en Oriente. Lo único que suele interesar a los padres es deshacerse de sus hijos e hijas; y la pareja, el joven y la joven, carecen de todo conocimiento de los asuntos sexuales. Dentro de la sagrada ley de la sociedad, el hombre puede dominar a su esposa, arruinarla, darle hijos año tras año, y eso está perfectamente bien. Bajo capa de respetabilidad, él puede llegar a ser una persona completamente inmoral.

   Es un problema difícil el de infundir inteligencia al joven y a la joven. En todo terreno los seres humanos se explotan unos a otros por medio del sexo, de la propiedad, de las mutuas relaciones; y en lo religioso no hay la menor creatividad. Por el contrario, la meditación constante, los ritos o pujas, la repetición de palabras, todo ello representa actos puramente mecánicos que evocan ciertas respuestas, pero eso no es pensar creador, vivir creador. En lo religioso sois adictos a la mera tradición, y por lo tanto no hay indagación creativa para el descubrimiento de la realidad. En lo religioso estáis regimentados, y donde hay regimentación, ya sea en el sentido militar o en el religioso, es obvio que no puede haber creatividad; y es por eso que buscáis la creatividad mediante el sexo. Liberad la mente de la ortodoxia, de los ritos, de la regimentación y del dogmatismo, para que pueda ser creativa, y entonces el problema del sexo no será tan serio ni tan dominante. Este problema tiene otro aspecto, en la relación sexual entre el hombre y la mujer no hay amor. A la mujer se la utiliza simplemente como instrumento de placer sexual.

   Lo cierto, señores, es que el amor no es producto de la mente, no es resultado del pensamiento; el amor no es la consecuencia de un contrato. Aquí, en este país el muchacho y la muchacha apenas se conocen; ello, no obstante, están casados y tienen relaciones sexuales. Se aceptan mutuamente y dicen: "tú me das esto y yo te doy aquello", o "tú me das tu cuerpo y yo te brindo seguridad, te doy mi afecto calculado". Cuando el esposo dice “te amo", ello es simple reacción de la mente. Puesto que brinda a su mujer cierta protección, él espera de ella sus favores y ella se los brinda. A esta convivencia basada en el cálculo se le llama ‘amor’. El hecho es obvio. Tal vez no os agrade que lo presente tan brutalmente, pero ese es el hecho real. De semejante matrimonio se dice que es por amor, pero es simple asunto de trueque, es un matrimonio que pone en evidencia una mentalidad de mercaderes. En semejante matrimonio no puede por cierto haber amor, ¿no es así?

   El amor no es de la mente, mas como hemos cultivado la mente, empleamos esa palabra ‘amor’ para abarcar el campo de la mente. Lo cierto es que el amor nada tiene que ver con la mente, no es producto de la mente; el amor es enteramente independiente del cálculo, del pensamiento. Es cuando no hay amor que la estructura institucional del matrimonio se convierte en una necesidad. El sexo no es problema cuando hay amor, es la falta de amor que hace de él un problema.

   ¿No lo sabéis, acaso? Cuando amáis a alguien de un modo realmente profundo, no con el ‘amor’ de la mente, sino de veras, desde el fondo de vuestro corazón, compartís con él o con ella todo lo que tenéis, no solo vuestro cuerpo sino todo. Cuando os halláis en dificultades pedís la ayuda de ella y ella os la brinda. No hay división entre hombre y mujer cuando amáis a alguien, pero existe un problema sexual cuando no conocéis ese amor. Sólo conocemos el ‘amor’ del cerebro, el pensamiento lo ha producido, y un producto del pensamiento sigue siendo pensamiento. No es amor. Así pues, este problema del sexo no es sencillo y no puede ser resuelto en su propio nivel. Tratar de resolverlo con criterio puramente biológico es absurdo, y abordarlo por medio de la religión, o procurar resolverlo como si fuera mero asunto de ajuste físico, de acción glandular, o circundarlo de tabús y condenaciones, todo ello es demasiado pueril, estúpido, falto de madurez. El problema requiere inteligencia del más elevado orden.

   … Uno tiene que descubrir cómo vivir con otra persona, sin ningún sentido de lucha ni de amoldamiento.”

   J. Krishnamurti

                
            Audiotexto:

           

SI UNO COMPRENDE LA TOTALIDAD DEL VIVIR, HAY UNA ACCIÓN QUE ES INSTANTÁNEA

    

   “… Es necesario meditar para descubrir si la vida tiene algún significado. Y la meditación consiste también en echar los cimientos de una conducta recta, recta en el sentido de precisa, no conforme a un ideal, no según un patrón o alguna fórmula, sino una acción que tiene lugar cuando hay observación completa de aquello que ocurre dentro de uno mismo. Ya través de la meditación, tenemos que establecer una relación correcta entre los seres humanos, lo cual implica una relación exenta de conflicto. El conflicto existe cuando hay una división entre las dos imágenes, cosa que ya hemos discutido muchísimo, la imagen que uno tiene del otro y la que el otro tiene de uno. Y en la meditación no tiene que haber ninguna clase de temor psicológico y, por lo tanto, ello significa la terminación del dolor; y tiene que existir aquello de que hemos hablado anteriormente, compasión y amor.

   … Conocernos tal como somos requiere una vigilancia extraordinaria de la mente, porque lo que es, experimenta modificaciones, cambios constantes; y para poder seguirlos con rapidez, la mente no debe estar atada a ningún dogma, a ninguna creencia en particular, a ningún modelo de acción. Si uno quiere ir en pos de algo, no es bueno estar atado. Para conocernos a nosotros mismos, nuestra mente debe hallarse en un estado de percepción alerta, de vigilancia, estado en el que se halla libre de todas las creencias, de todas las idealizaciones, porque las creencias y los ideales nos dan un solo color, falseando la verdadera percepción. Si queremos saber lo que somos, no podemos imaginar algo que no somos ni creer en ello. Si soy codicioso, envidioso, violento, de poco vale que tenga meramente un ideal de no-violencia, de no codicia ... La comprensión de lo que somos, feos o hermosos, malvados o dañinos, lo que fuere; el comprender sin distorsión alguna lo que realmente somos, es el principio de la virtud. La virtud es esencial, porque ella nos brinda libertad.  

   … La mayor parte de nosotros perseguimos la seguridad y el éxito; y una mente que busca la seguridad, que ansía el triunfo, no es inteligente y es, por lo tanto, incapaz de la acción integrada. Sólo puede haber acción integral si uno comprende su propio condicionamiento, sus prejuicios raciales, nacionales, políticos y religiosos; es decir, si uno se da cuenta de que las modalidades del “yo” tienden siempre a la separatividad. 

   … Por lo tanto, amigos míos, generar una clase de vida diferente, no es hacerlo para los demás, sino para uno mismo, porque el "otro" es uno mismo; no hay "nosotros" y "ellos", sólo hay nosotros mismos. Si se ve esto de verdad, no de manera verbal o intelectual, sino con el propio corazón, entonces se verá que puede haber una acción total cuyos resultados son completamente distintos, de modo que pueda surgir una nueva estructura social, y no a través de la destrucción de un sistema y la creación de otro. Para inquirir hay que tener paciencia, los jóvenes no la tienen, quieren resultados al instante, café instantáneo, té instantáneo, meditación instantánea, lo cual significa que nunca han comprendido el proceso total de vivir. Si uno comprende la totalidad del vivir, hay una acción que es instantánea, la cual es muy distinta de la acción al instante, de la impaciencia.

   Miren, vean lo que está sucediendo en América, los disturbios raciales, la pobreza, los guetos, la falta de sentido en la educación, tal como es ahora. Miremos la división en Europa y cuánto tiempo se tarda en conseguir una Europa Federada. Y miremos también lo que está ocurriendo en la India, Asia, Rusia y China. Cuando se observa todo eso y las distintas divisiones en la religión, sólo hay una respuesta, una acción total, no una acción parcial o fragmentaria. Esa acción total no consiste en matar a otro, sino en ver las divisiones que han ocasionado la destrucción del hombre. Cuando uno lo vea de verdad, seriamente y con sensibilidad, entonces habrá una acción totalmente distinta.

   … Para un hombre que vive de manera plena, completa, para un hombre verdaderamente culto, las creencias son necesarias. Él es creativo. Es auténticamente creativo, y esa creatividad no es el resultado de una reacción a alguna creencia. El hombre culto de verdad es inteligente. En él no hay separación alguna entre su pensamiento y su emoción; por lo tanto, sus acciones son completas, armoniosas. La verdadera cultura no es nacionalista ni pertenece a grupo alguno. Cuando comprendan esto, existirá el verdadero espíritu de hermandad; nadie pensará en términos de catolicismo romano o de protestantismo, en términos de hinduismo o de teosofía. Pero ustedes están tan conscientes de sus posesiones y de su lucha por adquirir más y más, que dan origen a las discriminaciones, y de estas surgen el explotador y el explotado. Algunos de ustedes, lo sé, han cerrado sus mentes contra lo que estoy diciendo y lo que voy a decir. Es obvio por sus rostros.

   … La creencia, la idea, divide, jamás reúne a la gente. Puede que reunáis a unos cuantos, en un grupo, pero ese grupo se opone a otro grupo. Las ideas y las creencias nunca son unificadoras, por el contrario, son separativas, desintegradoras y destructivas. Por lo tanto, vuestra creencia en Dios está, de hecho, extendiendo desdicha por el mundo, aunque os haya traído momentáneo consuelo, en realidad os ha traído más desdicha y destrucción bajo forma de guerras, hambre, divisiones de clase, y la acción despiadada de determinados individuos. De suerte que vuestra creencia carece totalmente de valor. Si realmente creyerais en Dios, si ello fuera para vosotros una experiencia real, entonces en vuestro rostro habría una sonrisa; no destruiríais a los seres humanos.

   … Es en la acción misma donde radica toda la gloria de la vida. No a través de la acción. La gloria se encuentra intrínsecamente en la acción misma, cuando ustedes la encaran, con plena percepción alerta, en el movimiento de la experiencia.

   … Ciertamente, un hombre que comprende la vida no necesita creencias. Un hombre que ama no tiene creencias; ama.”

   J. Krishnamurti 

        Audiotexto:

           

¿PIENSAN USTEDES QUE UNA RELIGIÓN COMPETITIVA TRAERÁ PAZ, UNIDAD Y FELICIDAD AL HOMBRE?

    

   “… El descubrimiento que radica en el conocimiento propio es una tarea ardua, porque el comienzo y el final se encuentran en nosotros. Buscar la felicidad, el amor, la esperanza, fuera de nosotros mismos, nos conduce a la ilusión, al dolor; para encontrar la felicidad, la paz, la alegría interna, es esencial que uno se conozca a sí mismo. Somos esclavos de las presiones y exigencias inmediatas del mundo; todo eso nos arrastra y en eso disipamos nuestras energías y, por consiguiente, tenemos poco tiempo para estudiarnos a nosotros mismos. El conocer profundamente nuestros motivos, nuestros deseos de lograr cosas, de llegar a ser, exige un estado constante de percepción interna. Sin comprendernos a nosotros mismos, los planes superficiales de reformas sociales y económicas, por necesarios y beneficiosos que sean, no producirán unidad en el mundo, sino solo mayor confusión y desdicha.

    Muchos piensan que la reforma económica de una u otra clase traerá paz al mundo; o que una reforma social o una religión especializada que conquiste a todas las demás, traerá felicidad al hombre. Creo que hay unas ochocientas o más sectas religiosas en este país, cada una haciendo su proselitismo y compitiendo. ¿Piensan ustedes que una religión competitiva traerá paz, unidad y felicidad al hombre? ¿Piensan que alguna religión especializada, ya sea el hinduismo, el budismo o el cristianismo, nos traerá la paz? ¿O debemos dejar de lado todas las religiones especializadas y descubrir la realidad por nosotros mismos? Cuando vemos el mundo destrozado por las bombas y sentimos los horrores que en él ocurren; cuando el mundo está dividido por las religiones separadas, las nacionalidades, las razas, las ideologías, ¿cuál es nuestra respuesta a todo esto? No podemos limitarnos a seguir así, viviendo un corto tiempo y muriendo, y esperar que de ello salga algo bueno.

   No podemos delegar en otros la tarea de traer dicha y paz a la humanidad, porque la humanidad somos nosotros mismos, cada uno de nosotros. ¿Dónde se encuentra la solución, excepto en nosotros mismos? Descubrir la verdadera respuesta requiere un pensamiento-sentimiento muy profundo, y pocos estamos dispuestos a resolver esta desdicha. Si cada uno de nosotros considera que este problema surge desde lo interno, y no se deja arrastrar impotentemente por esta espantosa confusión e infelicidad, entonces encontraremos una respuesta simple y directa.

    Estudiándonos y, de este modo, comprendiéndonos a nosotros mismos, llegarán la claridad y el orden. Y la claridad es posible solo con el conocimiento propio, el cual alimenta el recto pensar. El recto pensar es anterior a la recta acción. Si nos tornamos conscientes de nosotros mismos y así cultivamos el conocimiento propio del cual surge el recto pensar, crearemos dentro de nosotros un espejo que reflejará sin distorsión alguna todos nuestros pensamientos-sentimientos. Es extremadamente difícil ser conscientes de nosotros mismos, dado que nuestra mente está acostumbrada a divagar y distraerse. Sus divagaciones y distracciones provienen de sus propios intereses y son de su propia creación. Comprendiéndolas y no limitándonos a hacerlas a un lado, damos origen al conocimiento propio y al recto pensar. La comprensión llega solo mediante la inclusión y no por exclusión, no aprobando ni condenando ni comparando.

   … Lo que trato de decir es en realidad muy sencillo; usted tiene que hallar una nueva manera de vivir, de actuar, para poder descubrir lo que significa el amor. Y para descubrir eso, no puede usar los viejos instrumentos que tenemos. El intelecto, las emociones, la tradición, el conocimiento acumulado; esos son los viejos instrumentos. Los hemos utilizado de manera interminable, sin que hayan producido un mundo diferente, un estado mental distinto; son completamente inútiles. Tienen su valor en ciertos niveles de la existencia, pero carecen de valor cuando estamos preguntando, cuando tratamos de descubrir una manera de vivir que sea del todo nueva. Para decirlo de otro modo, nuestra crisis no está en el mundo, sino en nuestra conciencia. No se trata de poner fin a una guerra o de reformar universidades o de dar más o menos trabajos, o más salario, etc.; a ese nivel no hay respuesta. Cualquier reforma trae más complicación. La crisis está en la mente misma, en la de usted, en su conciencia, y a menos que usted responda a esa crisis, a ese reto, usted aumentará, de modo consciente o inconsciente, la confusión, la desdicha y la inmensidad del dolor.

   … Para transformar algo o para comprenderlo, primero debemos examinar lo que es; sólo entonces es posible una renovación, una regeneración, una transformación. Transformar meramente lo que es sin haberlo comprendido, es una pérdida de tiempo, un retroceso. La reforma sin comprensión es retroceso, porque no nos enfrentamos a lo que es. Pero si comenzamos por comprender exactamente lo que es, entonces sabremos cómo actuar. Uno no puede actuar sin observar primero, sin discutir y comprender lo que es. Tenemos que examinar la sociedad tal como es, con sus debilidades, sus flaquezas, y para examinarla debemos ver directamente nuestra conexión, nuestra relación con ella, sin interponer una explicación intelectual o teórica.

   … No nos concierne principalmente, por cierto, transformar al mundo, porque lo que yo hago, lo que vosotros hacéis, surtirá poco efecto. Mas si consigo dejar de ser codicioso, no superficialmente sino en lo profundo, si puedo dejar de ser ambicioso, podré quizá traer a la vida un nuevo aliento, un nuevo entendimiento. Y esa, por cierto, es la acción más efectiva y directa, ¿no lo es, acaso?, para producir una transformación, un cambio radical en uno mismo. Después de todo, así es como empiezan todos los grandes movimientos, por el individuo, por uno mismo. De modo, entonces, que mi relación, o la vuestra, la relación del individuo con el Estado puede ser comprendida, y un cambio en esa relación puede sobrevenir, tan solo cuando yo entiendo el proceso total de mí mismo.”

   J. Krishnamurti

        Audiotexto:

           

¿No es necesario estar inactivo para considerar la totalidad del problema?