traductor para el blog blogger web

EL AMOR NADA TIENE QUE VER CON LA MENTE; EL AMOR ES ENTERAMENTE INDEPENDIENTE DEL CÁLCULO, DEL PENSAMIENTO

    

   “… ¿Es debido a que en la imagen hay seguridad? Si tengo esposa, creo una imagen de ella. La misma palabra esposa ya constituye una imagen. Pero mi esposa es un ser viviente, cambiante, vital, una entidad humana. Para comprenderla se requiere mucha más atención, una mayor energía; pero yo creo que si tengo una imagen de ella es mucho más fácil vivir con esa imagen. En primer lugar, ¿no tiene usted una imagen de sí mismo? ¿De que usted es un gran hombre, o de que no lo es, de que usted es esto, o lo otro, ¿etc.? Cuando usted vive con imágenes, está viviendo con ilusiones, no con la realidad. Ahora bien, ¿cuál es el mecanismo para generar imágenes?

   … Todas las religiones respetables, organizadas, aceptadas, han tenido siempre algún tipo de imagen, y la humanidad, con ayuda de los sacerdotes, ha venerado siempre el símbolo, la idea, el concepto, etc. En esa veneración se encuentra consuelo, seguridad, protección, pero la imagen es la proyección del pensamiento, y para comprender la naturaleza y la realización de las imágenes se necesita comprender todo el proceso del pensamiento. ¿Podemos profundizar en esto? ¿Quieren acompañarme? Bien.

   … Así que no comparen lo que yo digo con lo que dicen las Escrituras; de ese modo jamás comprenderemos. La comparación no conduce a la comprensión. Sólo cuando consideramos una idea por sí misma y la examinamos profundamente, no de manera comparativa o relativa, sino con el propósito de descubrir su valor intrínseco, sólo entonces comprendemos. Tomemos un ejemplo. Ustedes saben que es costumbre aquí casarse muy jóvenes, y eso se ha vuelto casi sagrado. Y bien, ¿no deben ustedes cuestionar esa costumbre? Cuestionarían esta costumbre tradicional si amaran realmente a sus hijos. Pero la opinión pública está tan fuertemente a favor del matrimonio temprano, que no se atreven a ir contra ella, y así jamás investigan honestamente esta superstición.

   … Para resolver el problema del sexo, no habremos de abordarlo en ningún nivel determinado de pensamiento, sino desde toda dirección y todo punto de vista, educativo, religioso y moral. Cuando somos jóvenes tenemos un fuerte sentimiento de atracción sexual y nos casamos, o nuestros padres nos casan, como ocurre aquí en Oriente. Lo único que suele interesar a los padres es deshacerse de sus hijos e hijas; y la pareja, el joven y la joven, carecen de todo conocimiento de los asuntos sexuales. Dentro de la sagrada ley de la sociedad, el hombre puede dominar a su esposa, arruinarla, darle hijos año tras año, y eso está perfectamente bien. Bajo capa de respetabilidad, él puede llegar a ser una persona completamente inmoral.

   Es un problema difícil el de infundir inteligencia al joven y a la joven. En todo terreno los seres humanos se explotan unos a otros por medio del sexo, de la propiedad, de las mutuas relaciones; y en lo religioso no hay la menor creatividad. Por el contrario, la meditación constante, los ritos o pujas, la repetición de palabras, todo ello representa actos puramente mecánicos que evocan ciertas respuestas, pero eso no es pensar creador, vivir creador. En lo religioso sois adictos a la mera tradición, y por lo tanto no hay indagación creativa para el descubrimiento de la realidad. En lo religioso estáis regimentados, y donde hay regimentación, ya sea en el sentido militar o en el religioso, es obvio que no puede haber creatividad; y es por eso que buscáis la creatividad mediante el sexo. Liberad la mente de la ortodoxia, de los ritos, de la regimentación y del dogmatismo, para que pueda ser creativa, y entonces el problema del sexo no será tan serio ni tan dominante. Este problema tiene otro aspecto, en la relación sexual entre el hombre y la mujer no hay amor. A la mujer se la utiliza simplemente como instrumento de placer sexual.

   Lo cierto, señores, es que el amor no es producto de la mente, no es resultado del pensamiento; el amor no es la consecuencia de un contrato. Aquí, en este país el muchacho y la muchacha apenas se conocen; ello, no obstante, están casados y tienen relaciones sexuales. Se aceptan mutuamente y dicen: "tú me das esto y yo te doy aquello", o "tú me das tu cuerpo y yo te brindo seguridad, te doy mi afecto calculado". Cuando el esposo dice “te amo", ello es simple reacción de la mente. Puesto que brinda a su mujer cierta protección, él espera de ella sus favores y ella se los brinda. A esta convivencia basada en el cálculo se le llama ‘amor’. El hecho es obvio. Tal vez no os agrade que lo presente tan brutalmente, pero ese es el hecho real. De semejante matrimonio se dice que es por amor, pero es simple asunto de trueque, es un matrimonio que pone en evidencia una mentalidad de mercaderes. En semejante matrimonio no puede por cierto haber amor, ¿no es así?

   El amor no es de la mente, mas como hemos cultivado la mente, empleamos esa palabra ‘amor’ para abarcar el campo de la mente. Lo cierto es que el amor nada tiene que ver con la mente, no es producto de la mente; el amor es enteramente independiente del cálculo, del pensamiento. Es cuando no hay amor que la estructura institucional del matrimonio se convierte en una necesidad. El sexo no es problema cuando hay amor, es la falta de amor que hace de él un problema.

   ¿No lo sabéis, acaso? Cuando amáis a alguien de un modo realmente profundo, no con el ‘amor’ de la mente, sino de veras, desde el fondo de vuestro corazón, compartís con él o con ella todo lo que tenéis, no solo vuestro cuerpo sino todo. Cuando os halláis en dificultades pedís la ayuda de ella y ella os la brinda. No hay división entre hombre y mujer cuando amáis a alguien, pero existe un problema sexual cuando no conocéis ese amor. Sólo conocemos el ‘amor’ del cerebro, el pensamiento lo ha producido, y un producto del pensamiento sigue siendo pensamiento. No es amor. Así pues, este problema del sexo no es sencillo y no puede ser resuelto en su propio nivel. Tratar de resolverlo con criterio puramente biológico es absurdo, y abordarlo por medio de la religión, o procurar resolverlo como si fuera mero asunto de ajuste físico, de acción glandular, o circundarlo de tabús y condenaciones, todo ello es demasiado pueril, estúpido, falto de madurez. El problema requiere inteligencia del más elevado orden.

   … Uno tiene que descubrir cómo vivir con otra persona, sin ningún sentido de lucha ni de amoldamiento.”

   J. Krishnamurti

                
            Audiotexto: