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¿PIENSAN USTEDES QUE UNA RELIGIÓN COMPETITIVA TRAERÁ PAZ, UNIDAD Y FELICIDAD AL HOMBRE?

    

   “… El descubrimiento que radica en el conocimiento propio es una tarea ardua, porque el comienzo y el final se encuentran en nosotros. Buscar la felicidad, el amor, la esperanza, fuera de nosotros mismos, nos conduce a la ilusión, al dolor; para encontrar la felicidad, la paz, la alegría interna, es esencial que uno se conozca a sí mismo. Somos esclavos de las presiones y exigencias inmediatas del mundo; todo eso nos arrastra y en eso disipamos nuestras energías y, por consiguiente, tenemos poco tiempo para estudiarnos a nosotros mismos. El conocer profundamente nuestros motivos, nuestros deseos de lograr cosas, de llegar a ser, exige un estado constante de percepción interna. Sin comprendernos a nosotros mismos, los planes superficiales de reformas sociales y económicas, por necesarios y beneficiosos que sean, no producirán unidad en el mundo, sino solo mayor confusión y desdicha.

    Muchos piensan que la reforma económica de una u otra clase traerá paz al mundo; o que una reforma social o una religión especializada que conquiste a todas las demás, traerá felicidad al hombre. Creo que hay unas ochocientas o más sectas religiosas en este país, cada una haciendo su proselitismo y compitiendo. ¿Piensan ustedes que una religión competitiva traerá paz, unidad y felicidad al hombre? ¿Piensan que alguna religión especializada, ya sea el hinduismo, el budismo o el cristianismo, nos traerá la paz? ¿O debemos dejar de lado todas las religiones especializadas y descubrir la realidad por nosotros mismos? Cuando vemos el mundo destrozado por las bombas y sentimos los horrores que en él ocurren; cuando el mundo está dividido por las religiones separadas, las nacionalidades, las razas, las ideologías, ¿cuál es nuestra respuesta a todo esto? No podemos limitarnos a seguir así, viviendo un corto tiempo y muriendo, y esperar que de ello salga algo bueno.

   No podemos delegar en otros la tarea de traer dicha y paz a la humanidad, porque la humanidad somos nosotros mismos, cada uno de nosotros. ¿Dónde se encuentra la solución, excepto en nosotros mismos? Descubrir la verdadera respuesta requiere un pensamiento-sentimiento muy profundo, y pocos estamos dispuestos a resolver esta desdicha. Si cada uno de nosotros considera que este problema surge desde lo interno, y no se deja arrastrar impotentemente por esta espantosa confusión e infelicidad, entonces encontraremos una respuesta simple y directa.

    Estudiándonos y, de este modo, comprendiéndonos a nosotros mismos, llegarán la claridad y el orden. Y la claridad es posible solo con el conocimiento propio, el cual alimenta el recto pensar. El recto pensar es anterior a la recta acción. Si nos tornamos conscientes de nosotros mismos y así cultivamos el conocimiento propio del cual surge el recto pensar, crearemos dentro de nosotros un espejo que reflejará sin distorsión alguna todos nuestros pensamientos-sentimientos. Es extremadamente difícil ser conscientes de nosotros mismos, dado que nuestra mente está acostumbrada a divagar y distraerse. Sus divagaciones y distracciones provienen de sus propios intereses y son de su propia creación. Comprendiéndolas y no limitándonos a hacerlas a un lado, damos origen al conocimiento propio y al recto pensar. La comprensión llega solo mediante la inclusión y no por exclusión, no aprobando ni condenando ni comparando.

   … Lo que trato de decir es en realidad muy sencillo; usted tiene que hallar una nueva manera de vivir, de actuar, para poder descubrir lo que significa el amor. Y para descubrir eso, no puede usar los viejos instrumentos que tenemos. El intelecto, las emociones, la tradición, el conocimiento acumulado; esos son los viejos instrumentos. Los hemos utilizado de manera interminable, sin que hayan producido un mundo diferente, un estado mental distinto; son completamente inútiles. Tienen su valor en ciertos niveles de la existencia, pero carecen de valor cuando estamos preguntando, cuando tratamos de descubrir una manera de vivir que sea del todo nueva. Para decirlo de otro modo, nuestra crisis no está en el mundo, sino en nuestra conciencia. No se trata de poner fin a una guerra o de reformar universidades o de dar más o menos trabajos, o más salario, etc.; a ese nivel no hay respuesta. Cualquier reforma trae más complicación. La crisis está en la mente misma, en la de usted, en su conciencia, y a menos que usted responda a esa crisis, a ese reto, usted aumentará, de modo consciente o inconsciente, la confusión, la desdicha y la inmensidad del dolor.

   … Para transformar algo o para comprenderlo, primero debemos examinar lo que es; sólo entonces es posible una renovación, una regeneración, una transformación. Transformar meramente lo que es sin haberlo comprendido, es una pérdida de tiempo, un retroceso. La reforma sin comprensión es retroceso, porque no nos enfrentamos a lo que es. Pero si comenzamos por comprender exactamente lo que es, entonces sabremos cómo actuar. Uno no puede actuar sin observar primero, sin discutir y comprender lo que es. Tenemos que examinar la sociedad tal como es, con sus debilidades, sus flaquezas, y para examinarla debemos ver directamente nuestra conexión, nuestra relación con ella, sin interponer una explicación intelectual o teórica.

   … No nos concierne principalmente, por cierto, transformar al mundo, porque lo que yo hago, lo que vosotros hacéis, surtirá poco efecto. Mas si consigo dejar de ser codicioso, no superficialmente sino en lo profundo, si puedo dejar de ser ambicioso, podré quizá traer a la vida un nuevo aliento, un nuevo entendimiento. Y esa, por cierto, es la acción más efectiva y directa, ¿no lo es, acaso?, para producir una transformación, un cambio radical en uno mismo. Después de todo, así es como empiezan todos los grandes movimientos, por el individuo, por uno mismo. De modo, entonces, que mi relación, o la vuestra, la relación del individuo con el Estado puede ser comprendida, y un cambio en esa relación puede sobrevenir, tan solo cuando yo entiendo el proceso total de mí mismo.”

   J. Krishnamurti

        Audiotexto:

           

¿No es necesario estar inactivo para considerar la totalidad del problema?