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SENSIBILIDAD, INTELIGENCIA Y LIBERTAD EN LA ACCIÓN SON LA BELLEZA DEL VIVIR

 

   “… La meditación es un movimiento sin motivo alguno, sin palabras, sin la actividad del pensamiento, debe ser algo que no se decida deliberadamente, sólo entonces la meditación es un movimiento en el infinito, inmensurable para el hombre, sin una meta, sin un final ni un principio. Y eso genera una sorprendente acción en la vida diaria, porque entonces la vida es una y así se vuelve sagrada. Y aquello que es sagrado no puede ser jamás destruido. Matar a alguien es infame, clama al cielo, como un pájaro encerrado en una jaula. Uno nunca se da cuenta de lo sagrada que es la vida, no sólo la pequeña vida de uno, sino la vida de millones de otros seres, desde las criaturas de la naturaleza hasta los extraordinarios seres humanos. Y en la meditación que no tiene medida alguna está la verdadera acción de aquello que es lo más noble, lo más sagrado y sublime. 

   … Usted no puede ser íntegro si no sabe lo que es el amor. Si usted es íntegro, en el sentido en que estamos hablando, esa pregunta no tiene cabida. ¿Ha observado alguna vez una flor al lado del camino? Ella está ahí, vive bajo el sol, ondea al viento, en la belleza de la luz y el color, pero no le dice: "Ven y aspira mi aroma, deléitate en mí, mírame". Ella vive, y su misma acción de vivir es amor.  

   … Se le escapan las formas más sutiles de la observación. Estas significan vernos a nosotros mismos como realmente somos, sin querer corregirnos ni cambiar lo que vemos ni escapar de ello, tan sólo vernos como somos realmente, de modo que la mente no vuelva a caer en otra serie de hábitos. Cuando una mente así mira una flor o el color de un vestido o una hoja muerta cayendo de un árbol, es entonces capaz de ver vívidamente el movimiento de esa hoja mientras cae, y el color de esa flor. De modo que, tanto en lo externo como en lo interno, la mente se vuelve intensamente activa, dúctil, alerta; hay una sensibilidad que la torna inteligente. Sensibilidad, inteligencia y libertad en la acción son la belleza del vivir.

   … Cualquier acción que emana de la conciencia, la cual está condicionada, inevitablemente tiene que ser fragmentaria y así, contradictoria, confusa. Si usted ha nacido en un mundo comunista, socialista o católico, la cultura en que ha nacido esa mente particular, cerebro, está condicionada por esa cultura, por las normas, los valores, las aspiraciones de esa sociedad. Y cualquier acción nacida de esta conciencia, inevitablemente tiene que ser fragmentaria. No me hagan ninguna pregunta aún, simplemente vigílense. Primero escuchen lo que tiene que decir el que habla, no introduzcan sus preguntas o pensamientos. Luego, después de haber escuchado con mucha serenidad, pueden empezar a formular preguntas y entonces pueden decir: "Tiene razón, no tiene razón", etc. Pero si las preguntas siguen en su mente, desde luego, no están escuchando. De esa manera, cesa nuestra comunicación, dejamos de compartir juntos; y como la cosa que estamos investigando es un problema muy complejo y sutil, primeramente, tiene que escuchar. 

   … Señor, ¿nota usted mismo que está siempre actuando desde un centro? El centro puede que sea un motivo, el centro puede que sea el temor o la ambición; siempre está actuando desde un centro, ¿no es así? "Te amo", "te odio", "quiero ser poderoso''. Toda acción, según la conocemos, emana de un centro. Ya se identifique el centro con la comunidad o con una filosofía, sigue siendo el centro; la cosa con que se identifica se convierte en el centro. ¿Se da usted cuenta de si esta acción sigue continuamente o si hay momentos en que el centro no está activo? Esto sucede; súbitamente, usted está mirando, viviendo, sintiendo sin un centro, y esa es una dimensión por completo diferente. Después el pensamiento empieza a decir: ¡Qué cosa maravillosa fue esta! Me gustaría que continuara. Entonces, eso se convierte en el centro.

   … La liberación ha de ser alcanzada mediante la acción y a través de la acción, mientras que usted considera la acción como no significativa en sí, sino meramente como un escalón hacia una recompensa. La liberación no se realiza por intermedio de la acción, sino en la acción misma. Espero que vea el significado de esto. Somos bondadosos porque deseamos llegar a una comprensión correcta. Una bondad así carece de valor. De igual modo, decimos que somos virtuosos, pero si hemos de ser virtuosos para obtener la liberación, eso no es más que un comercio. En consecuencia, nuestra acción se basa siempre en el temor, la recompensa o el castigo, y el significado de la acción se pierde. Así, el amor no tiene sentido; la ternura, el afecto, ninguna de estas cosas tiene sentido. Para mí, acción y comprensión son la misma cosa. La comprensión no es una cosa mental ni es algo que está aparte de su sentir y pensar, es todo uno. Su acción, si es completa, solo puede originarse en la armonía de mente y corazón, y la comprensión es eso. Uno no puede dividir pues, la acción de la comprensión.

   … Es muy importante comprender esto. ¿Está el pasado informándole de los efectos del temor, o hay una percepción directa, un darse cuenta de los efectos del temor ahora? Si el pasado le está diciendo cuáles son los efectos del temor, la acción es incompleta y, por lo tanto, contradictoria, engendra conflicto. Pero si uno se da cuenta completamente de los efectos del temor ahora, la acción es total.

     … Así que cuando hace algo, hágalo completamente. No trate de estar alerta. En ese hacer algo completamente, descubrirá. Y usted actúa así cuando está enamorado, cuando se siente arrebatado por algo inmenso. Pero eso es meramente un estímulo. Cuando ve un cuadro hermoso, una bella pintura, se siente arrebatado, momentáneamente son una sola cosa, su acción es armoniosa, completa. O sea, que una belleza externa ha eliminado completamente de usted esta idea del “yo”, esta cosa particular.

   … Cuanto más os conocéis a vosotros mismos, más claridad existe. El conocimiento propio no tiene fin, no alcanzáis una realización, no llegáis a una conclusión. Es un río sin fin. Y a medida que se lo estudia, que en él se ahonda de más en más, encuéntrase la paz. Solo cuando la mente está tranquila, mediante el conocimiento propio, no mediante una autodisciplina impuesta, solo entonces, en esa quietud, en ese silencio, puede advenir la realidad. Es solo entonces cuando puede existir la beatitud, cuando puede haber acción creadora.”

    J. Krishnamurti

        
            Audiotexto:

           


NINGÚN NUEVO ORDEN SURGIRÁ HASTA QUE INDIVIDUALMENTE DESTRUYAMOS NUESTRAS BARRERAS PSICOLÓGICAS Y NOS LIBEREMOS

    

   “… Es un mundo en constante movimiento de acción y reacción, de reto y respuesta, de problema tras problema. Estos problemas aumentan; no solo los políticos los crean, sino también la gente religiosa, y nosotros también creamos problemas. Nosotros hemos creado esa sociedad, esta sociedad no ha surgido de la nada, es lo que nosotros somos. Si nuestra casa interna está desordenada, si es irritante e inflexible, entonces creamos una sociedad agresiva, cruel, injusta, etc. Nuestra responsabilidad no es cambiar la sociedad, sino ver en nuestro viaje, en el mismo momento en que se emprende el viaje, ver si existe la posibilidad de cambiarnos a nosotros mismos, la posibilidad de una revolución psicológica y no una revolución física.

   … No podemos ser inteligentes sustituyendo simplemente un gobierno por otro, un partido o grupo por otro, un explotador por otro. Las revoluciones sangrientas no pueden resolver jamás nuestros problemas. Solo una profunda revolución interna que altere todos nuestros valores puede crear un ambiente diferente, una estructura social inteligente; y tal revolución solo la podemos hacer usted y yo. Ningún nuevo orden surgirá hasta que individualmente destruyamos nuestras barreras psicológicas y nos liberemos.

   … Han existido guerras religiosas a las que se ha considerado como guerras justas. ¿Cómo puede haber una guerra justa? ¿Cómo puede ser justo matar a una persona? Nuestra vida de odio, de competencia, de antagonismo, de ambición, de búsqueda de poder, de posición y de prestigio genera la guerra. Y la guerra, que es violencia, es la verdadera esencia del desorden.

  … No es cuestión de quién tiene el más grande poder militar. Es más bien el problema del hombre contra el hombre; es el hombre el que ha creado las ideologías, y estas ideologías que el hombre ha creado están las unas contra las otras. Hasta que estas ideas, estas ideologías lleguen a su fin y cada hombre se vuelva responsable por los otros seres humanos, no podrá haber paz en el mundo.

   … Podrían investigar por qué los seres humanos, que han vivido en esta tierra tal vez por cuarenta, cincuenta mil años o más, han llegado a ser lo que son, torpes, violentos, supersticiosos. Nosotros somos la sociedad, hemos creado esta sociedad en que vivimos, y para generar orden en esa sociedad, nuestra propia casa debe hallarse en orden, un orden que no existe. Nuestra casa, la casa en que vivimos, no es la casa física, sino la casa de nuestras luchas, conflictos, desdichas, confusión y dolor. Esa es nuestra casa y no producimos orden en ella. La mera exigencia de un orden externo tiene muy poca significación.

   … El caos, el conflicto y la desdicha actuales, podrán ser comprendidos y resueltos solo cuando cada individuo discierna el proceso de la ignorancia, que él mismo engendra mediante sus propias acciones. Para dar origen al orden y al bienestar del hombre, cada uno de nosotros, mediante su propio y recto esfuerzo, tiene que discernir este proceso y ponerle fin. Esto requiere una mente alerta y la acción apropiada, no el seguir un sistema particular de pensamiento, no el disciplinar la mente y el corazón a fin de alcanzar esa realidad que no puede ser descrita ni concebida. Solo cuando se disuelve la causa del dolor existe la bienaventuranza de la realidad.

   … Ciertamente, la cosa más importante para cualquier ser humano es vivir en orden, en armonía con todas las cosas que le rodean, aun con el ruido de las grandes ciudades, aun con algo que sea feo, vulgar, sin permitir que ello afecte o altere el curso de su vida, que altere o deforme el orden en que está viviendo. Sin duda, señor, el orden es la cosa más importante en la vida o, más bien, una de las más importantes.

   … Los sistemas educativos o políticos no cambian misteriosamente, se transforman cuando nosotros cambiamos fundamentalmente. El individuo es de primordial importancia, no el sistema; y mientras el individuo no comprenda el proceso total de su propia existencia, no hay sistema, sea de derecha o de izquierda, que pueda traer orden y paz al mundo.

   … El verdadero propósito de la educación es dar al ser humano completa libertad para que pueda desarrollarse, y crear una sociedad diferente, un nuevo mundo.

   … Tenemos que crear un mundo nuevo. Estas no son meras palabras, una simple idea. Tenemos que crear, efectivamente, un mundo por completo diferente en el que, como seres humanos, no estemos combatiendo unos con otros, destruyéndonos mutuamente; en que uno no domine al otro con sus ideas ni con sus conocimientos; en que cada ser humano sea libre en realidad, no en teoría. Y solo en esta libertad es posible aportar orden al mundo. Vamos pues, a desenredar si es que podemos, la red que hemos tejido en torno a nosotros mismos, la cual impide la cooperación y nos divide, y produce tan intensa ansiedad, dolor y aislamiento.

   … Usted no está realmente interesado en la injusticia; si lo estuviera, jamás se pondría furioso. Está furioso porque en el odio y la furia hay una satisfacción emocional, uno se siente dominante odiando o estando furioso. Si en nuestra relación humana hay compasión e indulgencia, si somos generosos y benévolos, ¿cómo es posible entonces que también haya brutalidad, odio? Si no tenemos amor, ¿cómo puede haber orden y paz? Deseamos reformar a otros, cuando nosotros mismos estamos más necesitados de ello. No es el otro el cruel, el injusto, lo somos nosotros. Para comprender esto, debemos estar constantemente alerta. El problema somos nosotros mismos, no otro. Y le digo que cuando observa la furia en sí mismo y empieza a tomar conciencia de sus causas y expresiones, entonces, en ese comprender hay compasión, indulgencia.

   … Sin conocerse uno mismo, haga lo que haga, ya sea reformar o promover cualquier clase de revolución, nunca creará un mundo donde el individuo se desarrolle como un ser humano total, y pueda así cambiar la sociedad.”

   J. Krishnamurti

            Audiotexto:

           


¿El pensar es meramente la habitual respuesta a un patrón también habitual?

SOLO CUANDO APARTÁIS LAS COSAS DE LA MENTE, SOLO CUANDO VUESTRO CORAZÓN ESTÁ VACÍO DE LAS COSAS DE LA MENTE, HAY AMOR

  

   “… Cuando estamos apegados a cualquier cosa o persona, siempre hay miedo, miedo de perder aquello a lo que uno se apega. Hay siempre un sentimiento de inseguridad y de celos.

   … Conviene que lo examinemos a fondo, pues el siguiente paso es observarse a uno mismo en relación con otro. Observar el árbol es relativamente fácil, ya que no interfiere con la felicidad de uno ni con sus deseos; no es más que un árbol. Ahora bien, si no son capaces de mirarlo sin ponerle nombre, sin sus conocimientos botánicos acerca de él, que constituyen el pasado, no podrán ver la belleza, la cualidad total del árbol. Esto es bastante simple. El siguiente paso es mirar a su esposa, a su marido o a su amigo sin el observador, es decir, sin la imagen que han creado acerca de ellos. Comprender todo esto nos llevará a una acción libre de contradicciones, a una acción que es total, completa en sí misma. A menos que esto se comprenda, sus acciones seguirán siendo contradictorias y conflictivas. Tiene una imagen de su esposa y ella tiene una imagen de usted, creo que esto es obvio. Bien, ¿cómo se han formado esas imágenes? ¿Cuál es el mecanismo que las crea? Sin comprender cuál es y cómo funciona ese mecanismo, no sabrán poner fin a la creación de imágenes. Sigan esto paso a paso, por favor, es su vida, no la mía.

   Es su vida lo que tienen que comprender, no lo que dice quien les habla, pues él únicamente señala lo que son sus vidas. Si no quieren mirarla, no lo hagan, no necesitan fingir; pero solo si la examinan nacerá en ustedes una acción armoniosa, sin contradicciones, una acción bella. Cuentan con una imagen de su esposa o de su marido, una imagen que han construido a lo largo de los años o de unas horas. Es la imagen de su esposa ofreciéndoles placer sexual, y de todo lo demás que ocurre entre marido y mujer, la dominación, la intimidación, la irritación, los reproches. Saben mejor que yo lo que sucede. ¿Cómo se forman esas imágenes? Por favor, obsérvenlo en sí mismos. Olviden la explicación que está dando quien les habla y obsérvenlo por sí mismos; utilicen a quien les habla como un espejo en el que verse a sí mismos. Las células cerebrales lo graban todo, cada incidente, cada influencia, como un magnetófono. Cuando su esposa les regaña queda registrado; cuando le exigen algo y ella se enfada, queda registrado también. El cerebro es una grabadora en funcionamiento permanente, ya sea uno consciente de ello o no.

   No necesitan estudiar biología, psicología, ni leer ningún libro científico si son capaces de observarse a sí mismos, porque en cada uno está contenido el maravilloso libro de lo que son, y lo que pueden aprender de él es infinito. Decíamos que a lo largo de los años o de unos días, el cerebro ha grabado todo tipo de recuerdos y esos recuerdos son las imágenes. La esposa tiene una imagen del marido y el marido una imagen de la esposa, y a la relación entre esas dos imágenes es a lo que llaman matrimonio, que en realidad no es una relación, puesto que relación significa contacto directo, percepción directa, significa comprender juntos, compartir. Vean cómo entra en funcionamiento la maquinaria; cuando uno se enfada con su esposa, o ella con uno, se forma una imagen inmediatamente, y esa imagen es almacenada, va adquiriendo cada vez más fuerza, y se convierte en el factor divisivo; por tanto, hay conflicto entre ella y usted. ¿Puede esa maquinaria fabricadora de imágenes detenerse definitivamente, de modo que estén en contacto directo con el mundo, en lugar de relacionarse con él a través de una idea? Mire, señor, cuando tiene hambre, está en contacto directo con el hambre, ¿no es así? No necesita que nadie le diga que está hambriento, no le hace falta acudir a un psicoanalista ni a un gurú. La comprensión, la experiencia del hambre y la reacción a ella son directas. Vemos entonces que cuando uno tiene una imagen del mundo, de uno mismo, de su vecino o de su esposa, esa imagen crea división. Y la imagen no se reduce al recuerdo de la ira o el reproche, no surge sólo entre dos personas, sino que abarca también las ideas, los conceptos, las creencias.

   … Así pues, lo que llamamos nuestro amor es cosa de la mente. Miraos a vosotros mismos, señores y señoras, y veréis que lo que estoy diciendo es evidentemente cierto; de otro modo nuestra vida, nuestro matrimonio, nuestras relaciones, serían enteramente diferentes y tendríamos una nueva sociedad. No nos ligamos a otro por fusión, sino por contrato que recibe el nombre de amor, de matrimonio. El hombre que desea fundirse con algo más grande, unirse con otro, evita la miseria, la confusión; pero la mente sigue en estado de separación, o sea de desintegración. El amor no conoce fusión ni difusión, no es personal ni impersonal, es un estado de ser que la mente no puede encontrar; ella puede describirlo, darle una definición, un nombre, pero la palabra, la descripción, no es el amor. Solo cuando la mente esté quieta conocerá el amor, y ese estado de quietud no es algo que haya de cultivarse. El cultivo sigue siendo acción de la mente; la disciplina sigue siendo producto de la mente, y una mente que esté disciplinada, controlada, subyugada, una mente que resiste, que explica, no puede conocer el amor. Puede que leáis, que escuchéis lo que se dice acerca del amor, pero eso no es amor. Solo cuando apartáis las cosas de la mente, solo cuando vuestro corazón está vacío de las cosas de la mente, hay amor. Entonces sabréis lo que es amar sin separación, sin distancia, sin tiempo, sin temor. Y eso no está reservado a unos pocos. El amor no conoce ninguna jerarquía, sólo hay amor. Solo existen los muchos y el uno, una exclusividad, cuando no amáis. Cuando amáis, señores, no existe ni el “vosotros” ni el “yo”, en ese estado sólo hay una llama sin humo.

   … ¿Pueden dos personas estar enamoradas y ambas ser tan inteligentes, tan sensibles que haya libertad y no exista ese centro que genera conflicto? El conflicto no es el sentimiento de enamoramiento, el enamoramiento no tiene conflicto alguno. En el enamoramiento no hay pérdida de energía, la pérdida de energía está en lo que sigue, en todo lo que viene después: los celos, la posesión, la sospecha, la duda, el miedo a perder el amor, la constante reafirmación y seguridad. Sin duda, debe ser posible tener una relación sexual con alguien a quien uno ama sin la pesadilla que normalmente le sigue; por supuesto que es posible.”

   J. Krishnamurti

            Audiotexto:

           


LA ENERGÍA QUE ES LA EXPRESIÓN DE LA TOTALIDAD DE LA VIDA, ES UNA BIENAVENTURANZA QUE ESTÁ MÁS ALLÁ DE TODA MEDIDA

 

   “… El conflicto, la lucha y la batalla son un desperdicio de energía. Toda nuestra vida se gasta de este modo. Un deseo se opone a otro, una urgencia, un apremio, un instinto, se oponen a otros. Esa es nuestra vida y uno se pregunta si se puede vivir de una manera totalmente diferente, y en ese caso cómo hacerlo. ¿Es esto posible de modo alguno?

   … Como la vida es incierta, nada está seguro, nada es permanente, ni la esposa, ni el marido, ni la familia, ni la nación; aunque tengamos una buena cuenta bancaria nos durará sólo mientras vivamos. Comprende uno pues, que no existe en absoluto nada que sea permanente, ninguna relación, nada; y de ahí nace el temor. El temor es una forma de energía, y esta energía es apresada por los que prometen y dicen: «yo sé y usted no sabe», «he tenido la experiencia y usted no», «esto es real y eso no lo es», «siga este sistema y encontrará lo que busca». Pues bien, para ver todo eso como lo falso por completo, usted ha de tener energía, y esa energía se disipa cuando no ha comprendido usted el temor. Cuando hay una parte de usted que tiene miedo y otra que dice: «he de tener algo perdurable», surge la contradicción, y esto es un desperdicio de energía.

   ¿Puede uno, entonces, rechazar completamente toda forma de eso que se llama organización o creencia religiosa?, lo que se ha convertido en un medio de entretenimiento, en una distracción. Cuando uno ve esto con claridad, ¿puede desecharlo por completo, para no ser explotado por nadie que prometa o que diga: «he tenido esta experiencia, que es suprema, soy el salvador», de modo que tenga uno la energía y el estado mental que no teme descubrir y que, por lo tanto, no acepta ninguna autoridad, sea la que fuere, incluso la del que ahora habla?

   … Si se interesan real y profundamente en la naturaleza del miedo y en la terminación total del miedo psicológico, tienen que investigar a fondo la cuestión del tiempo y también la naturaleza y estructura del pensamiento. Pero si dicen: “Por favor, enséñenos un método para librarnos del miedo”, entonces están planteando el problema de una manera terriblemente errónea, porque el verdadero problema implica que no se han comprendido a sí mismos, que no se han mirado a sí mismos. Muerte, conflicto, pena, dolor, placer, miedo, meditación, todo eso es la vida de ustedes, y para comprenderla necesitan tener vitalidad, fuerza, y no tendrán esa energía si meramente repiten palabras, si se aferran a alguna creencia, a ciertas conclusiones; eso destruye toda la energía. Energía implica libertad, no para hacer lo que les plazca, sino libertad. Sólo entonces tienen una energía extraordinaria.

    … ¿Alguna vez han prestado ustedes atención a algo, le han dedicado toda la energía, han escuchado totalmente a otro, le han prestado atención completa? No como un soldado a quien se le ejercita para atender. Pero si uno comprende la naturaleza del percibir, del concentrarse, ¿qué es, entonces, la atención? Si ahora están prestando atención completa a lo que se dice, en esa atención no existe un centro como el ‘yo’. ¿Están atendiendo de ese modo a lo que se dice? O sea, ¿ponen en ello toda la energía, escuchan vibrantemente, activamente? Si lo hacen así, descubrirán que no hay un centro como el ‘yo’ que esté atendiendo. Entonces, cuando uno está tan profundamente atento, el cerebro se aquieta naturalmente. No hay parloteo, no hay control. ¿Quién es el controlador para controlar el pensamiento? El controlador es otra parte del pensamiento, ¿no es así?

    … Debemos pues, examinar, cuando hablamos del vivir, qué significa eso; la vida de un árbol, del pez en el agua, la vida que hay en la belleza de un tigre, la vida del universo, esta vida que parece tan extraordinariamente vasta, inmensa, inconmensurable. ¿Estamos hablando de eso, o de la vida de ustedes? Si hablamos de la vida de ustedes, ¿qué es esa vida? ¿Ir a la oficina de la mañana a la noche por 50, 60 años, tener hijos, pertenecer a alguna secta, seguir a algún gurú? La vida de ustedes es conflicto, conflicto como placer, conflicto como temor; y es la persecución del placer y del deseo. Esta es la vida de ustedes. ¿Es acerca de eso que estamos hablando, del final de esa vida? ¿Qué es lo importante, lo que está antes o lo que está después de la muerte?

   La vida, la belleza de la vida, la energía, el goce, la inmensidad del vivir, todo ello lo hemos reducido a ese trivial y mezquino ‘yo’. ¿Nos interesa eso, el ‘yo’ que va a morir? ¿Nuestro nombre, nuestra forma, nuestro aspecto, nuestra cuenta bancaria, nuestras creencias, nuestras experiencias? ¿Qué es lo que somos entonces, qué son ustedes? Por favor, mírenlo, cuestiónenlo, pónganlo en duda, inquieran. ¿Es eso lo que les asusta que muera? ¿El saber que el cuerpo, el organismo va a morir? Pueden prolongarlo por un largo tiempo, pero va a llegar a su fin. O puede que digan: “He tenido una vida buena y placentera, no me importa morir”.

   Nos preguntamos qué es lo que muere y qué es lo que se aferra a la vida. Por ‘vida’ quiero decir el ir a la oficina, el sexo, la pena, el placer, las luchas, las disputas, la destrucción de unos por otros. Esta es la vida de ustedes, sean jóvenes o viejos. ¿Es esto lo que temen que termine? ¿O consideran la vida como una totalidad, la vida del universo, que es tan vasto, tan inmenso, tan incalculable? Por favor, pregúntense qué son ustedes; es a eso que se aferra el pensamiento, a la imagen que hemos fabricado de nosotros, al ‘sí mismo’, no a la inmortalidad de nuestra alma. El ‘sí mismo’ se construye a través del tiempo, nuestra imagen como el ‘yo’, desde el instante en que nacemos hasta el presente. Y aceptamos ese ‘yo’ como una realidad. Ese ‘yo’, ¿es en absoluto real? ¿O es una serie de palabras, una serie de recuerdos, de experiencias casuales, todo ello producto del pensamiento, y es ese ‘yo’ el que se aferra a todo este tormento del vivir? Si uno no se aferra a eso, entonces la vida es algo por completo diferente. Es un movimiento vasto e inmensurable. Pero eso sólo puede verse cuando el ‘yo’ está ausente.

   … La energía que se utiliza en una dirección determinada conduce a una sola cosa, conflicto y dolor; la energía que es la expresión de la totalidad de la vida, es una bienaventuranza que está más allá de toda medida.”

   J. Krishnamurti 

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