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LO QUE DE VERDAD TRAERÁ PAZ ES LA TRANSFORMACIÓN INTERNA, LA CUAL DIRIGIRÁ NUESTRA ACCIÓN EXTERNA

             

   “… Tener confianza en los gobiernos, buscar en las organizaciones y autoridades la paz que debe empezar por la comprensión de nosotros mismos, es crear nuevos y más complicados conflictos; y no puede haber felicidad duradera mientras aceptemos un orden social en el que hay lucha sin fin y antagonismo entre los hombres. Si queremos cambiar las condiciones existentes, tenemos que empezar por transformarnos nosotros mismos, lo cual significa que debemos comprender nuestras acciones, pensamientos y sentimientos en la vida diaria.

   Con nuestras ambiciones, nuestros nacionalismos, nuestra diplomacia, nuestras mentiras, constantemente exacerbamos los horrores de la guerra y, cansados de todo eso, queremos paz. Queremos encontrar en alguna parte cierto estado de tranquilidad, de dicha; por eso nos inventamos un Dios, un salvador o un nuevo mundo que nos dará esa paz que anhelamos, siempre que hagamos o creamos en ciertas cosas. Sin embargo, por mucho que una mente condicionada quiera la paz, sólo genera su propia destrucción; eso es lo que realmente está sucediendo en el mundo. Todos los políticos, ya sean de derechas o de izquierdas, utilizan la palabra «paz», pero eso no tiene ningún valor. Estoy hablando de algo que está mucho más allá de todo eso.

   … Para que haya paz en el mundo, para que terminen todas las guerras tiene que haber una revolución en el individuo, en cada uno de nosotros. Cualquier revolución económica no tiene sentido sin una revolución individual, porque el hambre es la consecuencia de un desajuste económico generado por nuestro propio estado psicológico que se caracteriza por la codicia, la envidia, la mala voluntad y la posesividad. Para poner fin al sufrimiento, al hambre, a las guerras, tiene que darse una revolución psicológica, y muy pocos están dispuestos a ello; preferimos hablar de paz, proponer planes legislativos, crear nuevas alianzas, establecer las Naciones Unidas, etc.; pero no logramos la paz porque no queremos renunciar a nuestra posición, nuestra autoridad, nuestro dinero, nuestras posesiones, nuestras vidas sin sentido. El simple hecho de confiar en otro es por completo inútil; nadie puede darnos la paz, ningún dirigente, ningún gobierno, ningún ejército, ninguna patria puede darnos la paz. Lo que de verdad traerá paz es la transformación interna, la cual dirigirá nuestra acción externa. Sin embargo, transformación interna no significa aislamiento, no implica dejar de lado la acción externa; todo lo contrario, solo puede haber una acción correcta cuando hay un recto pensar, y sin conocimiento propio no puede haber recto pensar; sin conocimiento propio la paz es imposible.

   … Pero si estamos constantemente agarrotando a los demás, si somos incapaces de lograr la paz y el orden en el mundo, cambiando profundamente nuestra manera de ser, ¿de qué valen los libros sagrados y los mitos de las varias religiones?

   … La paz no se alcanza por medio de ninguna ideología; no depende de ninguna legislación; solo vendrá cuando nosotros, como individuos, comencemos a entender nuestros propios procesos psicológicos. Si evitamos la responsabilidad de actuar como individuos y esperamos que algún nuevo sistema establezca la paz, nos convertiremos simplemente en esclavos de este sistema.

   … Se ha esforzado toda su vida. Si tiene dinero acude al psicoanalista; si no lo tiene acude a un sacerdote, o si no hace ninguna de esas cosas, se vigila a sí mismo, se controla, se disciplina, hace esto o aquello, hace diez cosas diferentes. A pesar de todos sus esfuerzos, no hay florecer, belleza, libertad, paz; se encuentra en un callejón sin salida. Los que lo han investigado saben que es así. Por tanto, ¿qué puede producir un cambio? ¿Cómo responde esa pregunta? Sería muy valioso que cada uno respondiera a esa pregunta por sí mismo, que la contestara y no esperara a que otro lo hiciese. Si esperan a que otro la conteste no aprenderán. Como dije, estamos haciendo el viaje juntos; no hay ni maestro ni discípulo, no hay ninguna autoridad, lo único que existe es la interioridad, la soledad de su propia indagación y descubrimiento. Si uno lo descubre por sí mismo, entonces, de ese descubrimiento nace una nueva energía, un nuevo resurgir. Pero si uno espera simplemente a que otro la responda, estará de vuelta en la vieja rutina que tan poco valor tiene.

   … Sin la comprensión de nosotros mismos, la mera ocupación nos lleva a la frustración, con sus inevitables evasiones a través de toda clase de actividades perjudiciales. La técnica sin la verdadera comprensión conduce a la enemistad y a la crueldad, las cuales tratamos de enmascarar con frases agradables al oído. ¿De qué vale recalcar la técnica y convertirse en seres eficientes si el resultado es la mutua destrucción? Nuestro progreso técnico es fantástico, pero solo ha logrado aumentar nuestro poder para destruirnos los unos a los otros, y hay hambre y miseria en todas las regiones de la Tierra. No somos felices ni tenemos paz. 

   … Para ayudar a otro, usted debe conocerse a sí mismo. El otro, igual que usted, es producto del pasado. Estamos todos relacionados unos con otros. Si usted está internamente enfermo de ignorancia, mala voluntad y pasiones, difundirá inevitablemente enfermedad y tinieblas. Si está internamente sano, si es íntegro, difundirá luz y paz; de lo contrario, contribuirá a producir un caos mayor y mayores desdichas. Comprendernos a nosotros mismos requiere paciencia, un estado de tolerante percepción alerta; el "yo" es una obra de muchos volúmenes que uno no puede leer en un día, pero una vez que se comienza a leerla, es preciso leer cada palabra, cada frase, cada párrafo, porque en ello están las insinuaciones de lo total. El comienzo de la obra es el final. Si uno sabe cómo leer, encontrará allí la suprema sabiduría.

   … El individuo es de primordial importancia, no el sistema; y mientras el individuo no comprenda el proceso total de su propia existencia, no hay sistema, sea de derecha o de izquierda, que pueda traer orden y paz al mundo.”

    J. Krishnamurti

                
            Audiotexto:

           

SOLO LA INTELIGENCIA CREADORA, EL ENTENDIMIENTO CREADOR, PUEDE TRAEROS UNA NUEVA CULTURA, UN MUNDO NUEVO Y UNA NUEVA FELICIDADD


   “… A quien les habla, le parece que no estamos liberando energía creativa como para dar origen a una nueva cultura, a un nuevo estilo de vida, porque la antigua cultura brahmánica de este país ha desaparecido completamente; una cultura que no decimos que fuera buena o mala, una cultura que ha existido quizá por cinco mil años ha muerto totalmente de la noche a la mañana, ha desaparecido por completo. Y uno se pregunta por qué ha desaparecido por completo una cultura particular con la cual los seres humanos han vivido durante tanto tiempo. Tal vez no era una cultura en absoluto. Quizás era nada más que una serie de palabras, de tradiciones sin ninguna vida tras de ellas. Por tanto, al explorar juntos la condición de nuestra mente y de nuestro corazón, al investigar la naturaleza del cerebro que es el centro de todas nuestras acciones, de todos nuestros sentimientos y pensamientos, veremos si es posible liberar esa energía creativa. Y vamos a investigar esto muy cuidadosamente. 

      … Ustedes se nutren de palabras, por eso hay desorden. Por eso hay que descartar todo esto, de manera que empecemos de nuevo. Para empezar de nuevo hay que comprender toda esta estructura del pensamiento. Ahora bien, usted entiende esta estructura del pensamiento sólo cuando empieza a comprenderse a sí mismo como un movimiento vital; no se trata de que, habiendo comprendido, le añada más, en cuyo caso se convierte en algo muerto. Usted es un ser vivo enmarcado en una cultura, y esa cultura, esa tradición, esa autoridad lo confina. Dentro de ese marco de la conciencia se encuentra el desorden. El comprender todo este proceso e ir muchísimo más allá, que es lo que vamos a hacer ahora, es meditación. 

   … Ahora bien, la totalidad de la vida es energía, es un movimiento infinito. Y esa energía, en su movimiento, crea un patrón que se basa en la autoprotección y la seguridad, es decir, en la supervivencia. La energía, el movimiento, al quedar atrapada en un patrón de supervivencia, y la consiguiente repetición de ese patrón, constituye el inicio del pensamiento. El pensamiento es mente. La energía es movimiento; ese movimiento atrapado en un patrón de supervivencia y la repetición de la supervivencia en el sentido de placer, de temor, etc., es el origen del pensamiento.

   Estamos hablando de algo vivo. Y usted ha practicado estas cosas mecánicas durante muchos siglos. Aquellos que las han practicado están muertos, y sus visiones son proyecciones de su propio pasado, de su propio condicionamiento. Pero estamos hablando de una meditación viva, no de una meditación mecánica, reiterativa, disciplinaria. A menos que usted sepa lo que es la meditación, que sepa lo que es la muerte, no habrá nueva cultura, no nacerá nada nuevo. La cultura es algo de lo más maravilloso. No la cultura muerta de la que ustedes hablan incesantemente, la cultura india, la cultura hindú; eso está sepultado, agotado, acabado. La cultura viva es lo que está sucediendo ahora mismo. Ver la confusión, el desorden, el sufrimiento terrible, y a partir de ahí crecer y florecer, eso es cultura, no el volver a sus difuntos antepasados.

   … Siguiendo con lo que hablábamos, la cultura de la civilización occidental se fundamenta en el pensamiento, en la medida, y de esa medida surge todo el mundo de la tecnología, del arte de la guerra en este mundo; la religión es un asunto de creencias, de aceptar, de propaganda, de salvadores, etc. En Oriente utilizan el pensamiento para ir más allá del propio pensamiento, mientras que en Occidente han aceptado la medida, el progreso; y su forma de vida se basa en la tecnología, en lograr más y más disfrute, obtener gran placer en las posesiones, que incluyen la literatura y la poesía.

   … Hemos estado hablando de las relaciones entre el cerebro y la computadora: ¿son similares o son intrínsecamente distintos, y cuál es la diferencia? Tal y como yo lo entiendo hay muy poca diferencia. El cerebro, que es el almacén de la memoria, del conocimiento, está programado de acuerdo con una cultura, una religión y unas condiciones económicas particulares. La computadora está programada también por los seres humanos. De ahí que haya una gran similitud entre ambos. Si lo entiendo bien, la gente de las computadoras está investigando cuál es la diferencia entre el cerebro y la computadora, que también ha sido programada y que está aprendiendo, corrigiéndose a sí misma y perfeccionándose más y más. La computadora es también el almacén de cierta clase de conocimiento. Entonces, ¿cuál es la diferencia esencial entre aquella y el cerebro? ¿O existe una actividad totalmente distinta del cerebro que no puede compararse con la computadora?

   … Por favor, sean conscientes de que no hay ningún método; si se dan cuenta de esto, estarán libres de la enorme carga de cualquier autoridad y, por tanto, libres del pasado. El pasado forma parte de nuestra cultura, que consideramos como algo muy valioso, con su tradición, sus creencias, sus recuerdos; todo esto queda descartado para siempre cuando somos conscientes de que no hay ningún método que pueda generar libertad en esa "pequeña esquina", tenemos que aprender todo el contenido de esa diminuta esquina, y entonces estaremos libres de esa carga que nos hace insensibles.

   … Cuando la mente está libre para observar, para prestar plena atención, sólo entonces hay realización creadora. Es extraordinario que la mayoría de nosotros hayamos llegado a ser espectadores de la vida, no actores. Casi todos leemos libros, y cuando leemos se trata de tonterías o de disparates. Hemos perdido el arte de la belleza, hemos perdido la religión. Lo importante es volver a descubrir la belleza y la realidad. Ese nuevo descubrimiento se produce tan solo cuando reconocemos la vacuidad de nuestra propia mente y corazón, cuando no sólo nos damos cuenta de esa vacuidad sino de su hondura, cuando no procuramos huir de ella. Tratamos de huir mediante los cuadros, el dinero, los diamantes, los "saris", los "mantrams", innumerables expresiones externas. Solo la inteligencia creadora, el entendimiento creador, puede traeros una nueva cultura, un mundo nuevo y una nueva felicidad.” 

   J. Krishnamurti

                
            Audiotexto:

           

¿PODEMOS, COMO INDIVIDUOS, PONER FIN DENTRO DE NOSOTROS MISMOS A LAS CAUSAS DE LA GUERRA?

    DIÁLOGO: JUEVES, 19 de OCTUBRE                      c/Silva            Hora 18:00

                  Contacto:  angel2vv@hotmail.com

    “… Por favor, escuchen; estamos dispuestos a matarnos unos a otros por una palabra, una idea, una imagen. El hombre no ha resuelto el problema de la guerra. La primera mujer o el padre, probablemente, lloraron en la primera batalla; nosotros seguimos llorando. 

   … La guerra es una de las mayores catástrofes, lo más mezquino es matar a otro. Cuando admitimos algo tan bajo en nuestro corazón, nos permitimos olvidarnos de los desastres menores. No condenamos la guerra por sí misma, sino a quien se comporta cruelmente en ella. Somos responsables de la guerra, la hemos producido a través de nuestras acciones codiciosas de todos los días, a través de una pasión enfermiza. Cada uno de nosotros ha contribuido a esta civilización competitiva y despiadada en la que el hombre se enfrenta con el hombre. Queremos cortar de raíz las causas de la guerra, de la barbarie de los demás, mientras que al mismo tiempo nos complacemos en ellas. Esto conduce a la hipocresía y a guerras futuras.

   … Es posible que no seamos capaces de evitar la Tercera Guerra Mundial, pero podemos liberar nuestro corazón y nuestra mente de la violencia y de las causas que provocan enemistad e impiden el amor. De esa manera, habrá en este mundo personas puras de mente y corazón, a partir de las cuales tal vez pueda generarse la semilla de una verdadera cultura.

   … Han existido guerras religiosas, a las que se ha considerado como guerras justas. ¿Cómo puede haber una guerra justa? ¿Cómo puede ser justo matar a una persona? Nuestra vida de odio, de competencia, de antagonismo, de ambición, de búsqueda de poder, de posición y de prestigio genera la guerra. Y la guerra, que es violencia, es la verdadera esencia del desorden.

   … ¿No es necesario que cada uno sepa por sí mismo cuáles son los rectos medios de vida? Si somos avaros, envidiosos, si buscamos el poder, entonces nuestros medios de vida corresponderán a nuestros requerimientos internos y, por consiguiente, producirán un mundo de competencia, crueldad y opresión que finalmente termina en la guerra.

   … La guerra es una proyección espectacular y sangrienta de nuestro vivir cotidiano. Fomentamos la guerra con nuestra manera de vivir, y sin una transformación interna en cada uno de nosotros, sin duda, seguirán existiendo los antagonismos raciales y nacionales, las infantiles disputas a causa de nuestras ideologías, la multiplicación de los soldados, los saludos a la bandera, y todas las numerosas brutalidades que contribuyen a crear la matanza organizada.

   … Mientras la humanidad siga dividida por la religión, por las sectas, los credos, las clases, las nacionalidades, tendrá que haber guerra, explotación, sufrimiento. Solo cuando la mente comienza a liberarse de estas limitaciones, solo cuando la mente se derrama en el corazón hay verdadera inteligencia, la cual es la única solución perdurable para las crueldades bárbaras de esta civilización.

   … ¿Podemos, como individuos, poner fin dentro de nosotros mismos a las causas de la guerra? Una de las causas es, obviamente, la creencia; nuestra propia división como hindúes, budistas, cristianos, comunistas o capitalistas. ¿Podemos desechar todo eso? 

   … De suerte que, si echamos una mirada a nuestra vida y observamos nuestra vida de relación, vemos que ella es un proceso de erigir resistencias contra los demás, muros por encima de los cuales miramos y observamos al prójimo, y ese muro siempre lo retenemos y detrás de él permanecemos, ya se trate de un muro psicológico, material, económico o nacional. Mientras vivimos en aislamiento, detrás de un muro, no existe la convivencia con los demás, y vivimos encerrados porque resulta mucho más satisfactorio y creemos que es mucho más seguro. El mundo está tan desgarrado, hay tanto dolor, tanta pesadumbre, guerra, destrucción y miseria, que deseamos escapar y vivir dentro de los muros de seguridad de nuestro propio ser psicológico. De suerte que, para la mayoría de nosotros, la vida de relación es en realidad un proceso de aislamiento; y es obvio que tal relación construye una sociedad que es también aisladora. Eso, exactamente, es lo que ocurre a través del mundo; permanecéis en vuestro aislamiento y extendéis la mano por sobre el muro, llamando a eso nacionalismo, fraternidad o lo que os plazca, pero lo cierto es que los gobiernos soberanos y los ejércitos continúan. Es decir, aferrándoos a vuestras propias limitaciones, creéis que podéis establecer la unidad mundial, la paz del mundo, y ello es imposible. Mientras haya una frontera nacional, económica, religiosa o social es un hecho evidente que no puede haber paz en el mundo. 

   … Lo que causa la guerra, evidentemente, es el deseo de poder, de posición, de prestigio, de dinero, como asimismo la enfermedad llamada nacionalismo, el culto de una bandera; y la enfermedad de la religión organizada, el culto de un dogma. Todo eso es causa de guerra; y si vosotros como individuos pertenecéis a cualquiera de las religiones organizadas, si sois codiciosos de poder, si sois envidiosos, forzosamente produciréis una sociedad que acabará en la destrucción. Nuevamente ello depende de vosotros y no de los dirigentes, no de los llamados hombres de Estado, ni de ninguno de los otros. Depende de vosotros y de mí, pero no parece darnos cuenta de ello. Si por una vez sintiéramos realmente la responsabilidad de nuestros propios actos, cuán pronto podríamos poner fin a todas estas guerras, a toda esta miseria aterradora. Pero, como veis, somos indiferentes. 

   … Vemos que la explicación de la guerra no detiene la guerra; hay innumerables historiadores, teólogos y gente religiosa que explican la guerra y cómo ella se origina, pero las guerras han de continuar, tal vez más destructivas que nunca. Aquellos de nosotros que somos realmente serios debemos ir más allá de la palabra, debemos buscar esta revolución fundamental dentro de nosotros mismos; ese es el único remedio que puede producir una duradera y fundamental redención del género humano.”

   J. Krishnamurti

            Audiotexto:

           

HA DE TENER CONCIENCIA DE LOS VALORES PARA PODER DESCUBRIR SI SON FALSOS O VERDADEROS, Y ESTO DEBE HACERLO USTED MISMO

    DIÁLOGO: JUEVES, 19 de OCTUBRE                      c/Silva            Hora 18:00

         Contacto:  angel2vv@hotmail.com

     “… Para comprender cualquier cosa, usted debe vivir con ella, debe observarla, conocer todo su contenido, su naturaleza, su estructura, su movimiento. ¿Ha tratado usted alguna vez de vivir consigo mismo? Si es así, empezará a ver que su ser no es algo estático, sino que es algo fresco y viviente. Y para subsistir con una cosa viva, su mente también debe estar viva. Y no puede estarlo si es prisionera de opiniones, juicios y valores.

   … Tenemos valores falsos y actuamos a partir de ellos; actuamos desde los falsos valores que hemos acumulado y esperamos, por medio de esa acción, liberar a la mente de esos valores falsos. Yo digo que puede haber libertad de la mente y del corazón, o sea, de la acción, sólo cuando uno actúa como un verdadero individuo, cuando se yergue completamente solo a base de valores genuinos. Eso significa que uno tiene que cuestionar todos los patrones que tiene, no hacer lo opuesto. Hasta que uno no es un verdadero individuo, lo cual implica haber descubierto los valores genuinos que son eternos, sólo puede hacer eso, que no es una idea, ni autodisciplina ni opción ni tiempo. Uno puede descubrir los valores auténticos sólo cuando existe una decisión absoluta, cuando lo afrontamos todo de manera total.  Entonces hay en nosotros una decisión correspondiente, la cual no es un esfuerzo.

   … En primer lugar, tiene usted que volverse consciente de los falsos valores establecidos a lo largo de siglos y a los cuales nos hemos esclavizado; ha de tener conciencia de los valores para poder descubrir si son falsos o verdaderos, y esto debe hacerlo usted mismo. Nadie puede hacerlo por usted, y en esto radica la grandeza y gloria del hombre. De ese modo, descubriendo el verdadero valor de las normas, uno libera a la mente de las normas falsas transmitidas en el curso de los tiempos. Pero una liberación semejante no implica una acción impetuosa, instintiva y conducente al caos; implica la acción que nace de la armonía plena de mente y corazón.

   … Dándoos cuenta de la soledad, del dolor que la acompaña, del temor extraordinario e insondable que ella provoca, buscáis una evasión, y esa evasión llega a ser más importante y, por lo tanto, vuestras actividades, vuestros conocimientos, vuestros dioses, vuestras radios, todo ello os resulta importante, ¿no es así? Cuando dais importancia a valores secundarios, ellos os llevan a la desdicha y al caos; los valores secundarios son inevitablemente los valores sensorios; y la civilización moderna, que se basa en esto, os brinda estas evasiones, evasión mediante vuestro trabajo, vuestra familia, vuestro nombre, vuestros estudios, mediante la pintura y lo demás. Toda nuestra cultura tiene por base esa evasión. Nuestra civilización se funda en ella, lo cual es un hecho. 

  … No importa lo que haga, el hombre que depende de creencias o dogmas no puede entrar en el reino de la meditación. Para meditar es necesaria la libertad. No es que la meditación venga primero y después la libertad; la libertad, negación total de la moralidad y de los valores sociales, es el primer movimiento de la meditación.

   Esta no es una actividad pública donde puedan reunirse muchos a elevar preces. Se sostiene sola, y está siempre más allá de las fronteras de la conducta social. Porque la verdad no se halla en las cosas del pensamiento o en lo que el pensamiento ha compuesto para llamarlo verdad. La completa negación de toda esta estructura del pensamiento es el aspecto positivo de la meditación. 

   … La meditación es el principio del conocimiento propio, y sin conocimiento propio no hay meditación. Porque, si no comprendo las modalidades de mis pensamientos, de mis sentimientos, si no entiendo mis móviles, mis deseos, mis exigencias, mi busca de normas de acción, que son ideas; si no me conozco a mí mismo, no existe base para pensar. Y el pensador que sólo pide, ruega o excluye, sin comprenderse a sí mismo, tiene inevitablemente que terminar en la confusión, en la ilusión.

   … En vez de afrontar la vida sin ninguna exigencia previa, ustedes la abordan con una mente y un corazón ya llenos de prejuicios, casi incapaces de un ajuste veloz, de una rápida flexibilidad. La falta de este discernimiento instantáneo del movimiento de la vida, crea dolor. El conflicto indica esclavitud, la cual no puede ser superada, pero cuyo significado debe ser comprendido. Toda superación de obstáculos mediante un nuevo conjunto de valores, no es sino otra forma de escape.

   … En tanto la mente y el corazón estén presos en los falsos valores que las religiones y las filosofías han establecido respecto a nosotros; en tanto la mente no haya descubierto por sí misma la verdad, los valores vivientes y genuinos, habrá limitación de la conciencia, de la comprensión, y esta limitación origina la idea del ‘yo’.

   … Para mí, el verdadero individuo es el que descubre los verdaderos valores, los valores eternos de todas las cosas; y yo digo que existen valores eternos que ni yo ni ningún otro puede darle. Nadie puede darle valores eternos. Usted tiene que descubrirlos por sí mismo, y cuando haya descubierto el verdadero valor de todas las cosas, entonces actuará en su creadora soledad, en su suficiencia, en su integridad. En eso hay éxtasis. Pero si está meramente satisfecho con vivir como el diente en el engranaje de una máquina, entonces no hay nada que decir. Yo no quiero estimularlo a que se ajuste a cierto patrón, no es lo que deseo. Usted puede descubrir los verdaderos valores sólo cuando se encuentra realmente en una crisis, cuando hay una verdadera exigencia.

   … Usted piensa que alejándose de la realidad que implica la existencia cotidiana va a encontrar la verdad; por el contrario, encontrará la verdad sólo a través de la existencia cotidiana, de los contactos humanos, de las relaciones sociales y por la vía de la reflexión y el amor.

   … Sostengo que existe una realidad, denle el nombre que quieran, la cual puede ser comprendida y vivida sólo cuando la mente y el corazón han pasado a través de las ilusiones, y están libres de sus falsos valores. Sólo entonces existe lo eterno.” 

   J. Krishnamurti

                
            Audiotexto:

           

… ESE ES EL JUEGO QUE TIENE LUGAR EN NUESTRAS RELACIONES Y ORIGINA UN SENTIMIENTO DE CULPA

     DIÁLOGO: JUEVES, 19 de OCTUBRE                      c/Silva            Hora 18:00

         Contacto:  angel2vv@hotmail.com          

   “… Uno teme a la opinión pública, teme no lograr cosas, no realizarse, no tener la oportunidad, y a través de todo eso existe este sentimiento extraordinario de culpa; uno ha hecho algo que no debería haber hecho, y está el sentimiento de culpa en el momento mismo de la acción; sentimiento de culpa porque uno es sano y otros son pobres y enfermos, porque uno tiene aliento y a otros les falta. Cuanto más inquiere la mente, cuanto más investiga y averigua, mayor es el sentimiento de culpa, de ansiedad.

   Ahora hay una relación entre ustedes y quien les habla. Es muy importante que se comprenda esa relación. Quien les habla no está persuadiéndolos acerca de ningún punto de vista ni está ejerciendo ninguna clase de presión para que ustedes escuchen, acepten o rechacen lo que se dice. Él no tiene autoridad alguna. No es un gurú. Detesta la idea de liderazgo, tanto el psicológico como el espiritual. Para él todo eso es una abominación, y eso es lo que realmente quiere decir. Esto no es para ser tomado a la ligera.

   Las conversaciones que hemos sostenido han sido mutuas, no son conversaciones unilaterales. El mundo está poblado de intimidaciones, las intimidaciones religiosas, las intimidaciones de los diarios, de los políticos, de los gurús y los sacerdotes, las intimidaciones en la familia. Esas intimidaciones nos hacen sentir culpables; primero nos atacan y entonces tenemos que defendernos. Ese es el juego que tiene lugar en nuestras relaciones y origina un sentimiento de culpa.

  … Todos nosotros tenemos la culpa de que el horror actual continúe. Este es el resultado externo de nuestra vida cotidiana basada en la codicia, la mala voluntad y la lujuria, nuestra vida cotidiana de competencia, afán adquisitivo y religiones especializadas. La culpa es de todos los que entregándose a esto han creado la terrible calamidad que padecemos. Debido a que somos nacionalistas, individualistas, irascibles, cada uno de nosotros está contribuyendo a este asesinato en masa. A ustedes les han enseñado cómo matar y morir, pero no cómo vivir. Si de todo corazón aborrecieran la matanza y la violencia en cualquiera de sus formas, encontrarían medios y arbitrios para vivir pacífica y creativamente. Si ese fuera el interés primero y fundamental de ustedes, investigarían cada causa, cada insumo que contribuye a la violencia, al odio, al asesinato en masa. ¿Están así, de todo corazón, interesados en detener las guerras? Si lo están, entonces deben erradicar en sí mismos las causas que los impulsan a la violencia y a matar por cualquier razón que sea. Si desean poner fin a las guerras, entonces debe tener lugar en ustedes una profunda revolución basada en la compasión y la tolerancia; en tal caso, el pensamiento-sentimiento debe liberarse del patriotismo, de su identificación con cualquier clase de grupos, así como de la codicia y de aquellas causas que engendran enemistad.

   … El pensamiento, por ser limitado, crea problemas, divisiones nacionales, económicas y religiosas. Entonces el pensamiento dice: “Debo resolverlos”. De modo que el pensamiento está funcionando siempre en la solución de problemas. Y la computadora, un mecanismo que hemos programado, puede aventajarnos a todos nosotros porque no tiene problemas; la computadora deduce, aprende, acciona. Nuestra conciencia ha sido programada como una conciencia individual. Y nos estamos preguntando si esa conciencia, que hemos aceptado como individual es en modo alguno realmente individual. No digan: “¿Qué ocurrirá si yo no soy un individuo?” Puede ocurrir algo por completo diferente. Uno puede estar adiestrado individualmente en un oficio particular, en una particular profesión; puede ser un cirujano, un médico, un ingeniero, pero eso no lo convierte a uno en un individuo. Podemos tener diferentes nombres, formas diferentes, pero eso no hace la individualidad. Ni la hace el aceptar lo que a través del tiempo el cerebro ha afirmado: “Yo soy un individuo, mi deseo es realizarme, llegar a ser alguien mediante el esfuerzo y la lucha”. Esa llamada conciencia individual, o sea, la conciencia de cada uno de ustedes, es la conciencia de toda la humanidad.

    Si nuestra conciencia, que hemos aceptado como separada, no está separada, entonces, ¿cuál es la naturaleza de nuestra conciencia? Una parte la constituyen las respuestas sensorias. Esas respuestas sensorias están naturalmente, necesariamente programadas para defendernos; mediante el hambre buscamos alimento; respiramos sin que intervenga la conciencia. En lo biológico estamos programados. Después está el contenido de nuestra conciencia que incluye las múltiples ofensas y heridas psicológicas que hemos recibido desde la infancia; las diversas formas que adopta el sentimiento de culpa; también incluye las diferentes ideas, las certidumbres imaginarias, las distintas experiencias, tanto las sensorias como las psicológicas; y siempre está la base, la raíz del miedo en sus múltiples formas. Y naturalmente, acompañando al miedo está el odio. Cuando hay miedo, tiene que haber violencia, agresión, el tremendo impulso hacia el éxito, tanto en el mundo físico como en el psicológico. En el contenido de la conciencia está la constante persecución del placer, el placer de la dominación, de la posesión, el placer del dinero que da poder, el placer de un filósofo con su inmenso conocimiento, el del gurú con su circo. El placer, a su vez, tiene formas innumerables. También están el sufrimiento, la ansiedad, el hondo sentimiento de permanente soledad, y está el dolor, no sólo el llamado dolor personal, sino también el enorme dolor producido por las guerras, por la negligencia, por esas incesantes conquistas que un grupo de personas realiza a costa de otro. En esa conciencia está el contenido racial y el del grupo que le corresponde; y finalmente está la muerte.

   … Estamos realmente aprendiendo a mirarnos y, en consecuencia, damos origen a un estado de completa libertad en el que puede operar la totalidad del cerebro. Después de todo, la meditación, la compasión y el amor existen cuando opera la totalidad del cerebro. Cuando opera la totalidad, hay un orden integral. Si hay un orden interno integral, hay total libertad. Es solamente entonces que puede haber algo que es intemporalmente sagrado. Ello no constituye una recompensa, no es algo que pueda ser obtenido; lo que es eternamente intemporal, sagrado, adviene sólo cuando el cerebro está completamente libre para funcionar en su totalidad.” 

   J. Krishnamurti 

            Audiotexto: