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. . . SILENCIO . . .

   “… ¿Alguna vez se ha sentado usted muy silenciosamente, no con la atención fijada en algo, no haciendo un esfuerzo para concentrarse, sino con la mente muy quieta, realmente silenciosa? Entonces escucha todo, ¿no es así? Escucha tanto los ruidos lejanos como los que están más próximos, y también los sonidos inmediatos, muy cercanos a usted, lo cual significa que presta atención a todo. La mente no está restringida a un solo canal estrecho y pequeño. Si puede escuchar de este modo, con facilidad, sin esforzarse, hallará que dentro de usted se produce un cambio extraordinario, un cambio que adviene sin que ponga voluntad en ello, sin que lo pida; en ese cambio hay gran belleza y profundidad de discernimiento. 
   … váyase solo a pasear, siéntese bajo un árbol o en la orilla del río y observe en silencio cómo funciona su mente. No la corrija, no diga: «esto está bien» o «aquello está mal», tan sólo obsérvela como cuando ve una película. Cuando va al cine no interviene en la película, los actores y actrices son quienes lo hacen, usted simplemente observa. De la misma manera, observe cómo funciona su mente; es realmente muy interesante, mucho más que cualquier película, porque su mente es el residuo de toda la humanidad, contiene todo lo que los seres humanos han experimentado, ¿comprende? Su mente es la humanidad; si lo percibe, sentirá una inmensa compasión. De esa comprensión nace un tremendo amor, y a partir de ahí, cuando vea cosas hermosas, sabrá lo que es la belleza.
   …les han dicho que deben tener una mente tranquila, silenciosa, ¿no es cierto? Incluso quien les habla se lo ha dicho. Olviden lo que les ha dicho quien les habla, pero vean por sí mismos por qué es necesario que su mente esté quieta, que esté en silencio. Véanlo, no basándose en lo que alguien haya dicho, incluido quien les habla. Si quieren ver cualquier cosa con claridad, la mente no puede estar parloteando. Si quiero escuchar lo que usted dice, ha de haber silencio en la mente, ¿no es así? Si quiero comprenderle, comprender de qué está hablando y por qué dice algo, debo escucharle, y es obvio que, si mientras le escucho estoy pensando en otra cosa, no puedo escuchar. ¿Entienden a qué me refiero? De manera que, para escuchar, para observar, la mente debe estar en paz, en silencio. Es así de simple.
   … Cuando no hay ni un aleteo entre las hojas, ni una brisa, la quietud es absoluta. No en una ciudad, sino cuando están afuera, con la naturaleza, cuando están con los árboles o sentados a la orilla de un río; ahí el silencio desciende sobre la tierra y ustedes son parte de ese silencio. Existen, pues, diferentes clases de silencio. Pero el silencio del que estamos hablando, la quietud de una mente, ese silencio no puede ser comprado ni practicado, no es algo que uno pueda ganar como un premio, una compensación a una vida desagradable. Sólo cuando la vida desagradable ha sido transformada en una vida buena, por buena no quiero decir una vida de abundancia material, sino la vida de bondad, entonces, en el florecimiento de esa bondad, de esa belleza, adviene el silencio.
   … Ese silencio, que no es el silencio de la cesación del ruido, es sólo un pequeño comienzo. Es como entrar por un estrecho agujero y salir a un enorme, extenso y vasto océano, o un estado inconmensurable sin tiempo. Pero usted no puede comprender esto verbalmente, a menos que haya comprendido toda la estructura de la conciencia y el significado del placer, del dolor y la desesperación, y que las mismas células cerebrales se hayan aquietado. Entonces, tal vez usted llegue a dar con ese misterio que nadie puede revelarle y nada puede destruir. Una mente viva es una mente quieta, una mente viva es una mente sin centro y, por lo tanto, sin espacio ni tiempo. Una mente así es ilimitada. Y esa es la única verdad, la única realidad.
   … A partir de ahí, uno puede ir más lejos aún, es decir al observar las cosas externas uno llega a lo interno; lo externo y lo interno no son dos estados diferentes, son un mismo estado si observamos desde el silencio, pero nosotros vivimos en un espacio muy reducido, en un espacio que la mente ha creado con sus propias ideas. La mente es el resultado del condicionamiento de una sociedad y cultura concretas, vive en un espacio muy pequeño y todas sus luchas, sus relaciones y sus ansiedades están dentro de ese espacio tan limitado. Sin embargo, en el momento en que la mente a través de la observación sin esfuerzo, de forma natural y simple, se vuelve silenciosa, sale de ese pequeño espacio; en el momento en que la mente permanece en completo silencio, ve que nada limita el espacio, que la realidad no crea el espacio, sino que hay espacio, un espacio sin fin. Cuando eso sucede, una mente así es la verdadera mente religiosa y de esa mente surge la acción.
   … Yo me refiero a la quietud que surge cuando se ha comprendido la totalidad de la conciencia y ya no se busca, ya no se indaga, no se desea, no se anda a tientas y, por lo tanto, hay completa quietud. En esa quietud hay un movimiento del todo diferente y ese movimiento es sin tiempo. No tratéis de retener estas frases, porque como tales carecen de sentido. Nuestros cerebros, nuestros pensamientos, son el resultado del tiempo, de modo que pensar sobre lo que es atemporal no tiene sentido. Sólo cuando el cerebro se ha aquietado, cuando ya no busca, no indaga, no elude, no resiste, sino que está en completa quietud porque ha comprendido todo este mecanismo, sólo entonces, en esa quietud, viene una diferente clase de vida, un movimiento que trasciende al tiempo.
   … Siempre estamos parloteando; cuando abandonemos este salón, volveremos a parlotear. La mente seguirá, sin parar parloteando, ocupada, pensando, esforzándose y, en consecuencia, sin espacio. El espacio es indispensable para que haya silencio, porque una mente que practica, que se esfuerza para estar en silencio, nunca lo estará. Pero si uno se da cuenta de que el silencio es absolutamente necesario, no el silencio proyectado por el pensamiento, no el silencio entre dos notas, entre dos ruidos, o entre dos guerras, sino el silencio del orden, entonces, en ese silencio, la verdad que no tiene camino que lleve a ella, existe. Es una verdad sin tiempo, sagrada, incorruptible. Eso es meditación, eso es una mente religiosa.
   …Si observan, comprenderán que la mente de una persona que vive apegada a sus creencias, asentada en la tradición, que se considera a sí misma hindú, budista o parsi, no es una mente silenciosa. Tener una mente silenciosa es muy sencillo, de verdad que lo es. Sólo en ese estado de absoluta quietud puede uno percibir la belleza de la Tierra, de un árbol, un ave o un rostro, y sin esa belleza, nunca descubrirán, nunca verán qué es la verdad.
   … La meditación de una mente que está absolutamente silenciosa es la bendición que el hombre está siempre buscando. En ese silencio existen todas las cualidades del silencio.”
   J. Krishnamurti 


EL FUTURO DE LA HUMANIDAD

    “… Es más bien difícil de expresar en palabras, ¿verdad?, pero viendo en lo que se está convirtiendo el mundo, me parece que cualquier hombre serio debe preocuparse del futuro, de lo que le va a pasar a la humanidad. Especialmente si uno tiene hijos, ¿cuál es su futuro? ¿Van a repetir el viejo patrón que los seres humanos han estado siguiendo más o menos durante millones de años? ¿O va a haber un cambio fundamental en su psique, en la totalidad de su conciencia? Ésa es la verdadera cuestión, no si guerra atómica o guerra convencional, sino si los hombres tienen necesariamente que luchar entre sí. 
   … Usted, como ser humano que es la conciencia del resto de la humanidad, puede romper con el viejo patrón de la obediencia y el aceptar. Este es el verdadero punto de inflexión, el punto crucial en nuestra vida. El ser humano no puede seguir repitiendo el viejo patrón, ha perdido su significado; en el mundo psicológico ha perdido su significado por completo.
   … El hombre contra el hombre, una ideología contra otra; esto es un hecho real. ¿Qué haremos al respecto? ¿Somos responsables, cada uno de nosotros? Por favor, háganse esa pregunta a sí mismos. ¿Buscan a alguien que les instruya, que les guíe, que les diga lo que deben hacer? Hay personas que hacen eso, pero durante siglos los llamados líderes espirituales, los llamados gobernantes no han creado un mundo diferente. Entonces, ¿dónde buscará? Los líderes son iguales que sus seguidores, y los diferentes gurús son iguales que sus discípulos. Todos los líderes del mundo han fracasado, no solo los de la presente generación, sino los de pasadas generaciones. Los líderes no les ayudarán, los gobernantes de todo el mundo no crearán una sociedad diferente, no pondrán fin a las guerras, luego, ¿qué hará? Los sacerdotes han fracasado, las organizaciones y las instituciones han perdido su sentido.
   Todos sabemos que la guerra es la más terrible calamidad que puede ocurrirle al hombre; sin embargo, continúa, con nuevas armas, mucho más modernas que las de ayer. Todos sabemos que no se debe matar. Los libros lo dicen. Pero, ¿ha detenido eso los asesinatos? No. Tenemos todos los problemas heredados del reino animal a los cuales hemos añadido otros específicamente humanos, diciendo una cosa y haciendo otra.
   … El presente es lo eterno; ni el pasado ni el futuro pueden revelarlo. Lo intemporal se realiza sólo a través del presente. Si usted desea de verdad salvar a su hijo y, por ende, a la humanidad, de otra guerra, entonces debe pagar el precio por ello: no ser codicioso, no tener mala voluntad y no ser mundano; porque la apetencia sensual, la mala voluntad y la ignorancia producen conflicto, confusión y antagonismo; engendran el nacionalismo, la arrogancia, y promueven la tiranía de la máquina.
   … ¿Cómo vamos a terminar con las barbaridades colectivas e individuales? Para despertar una acción de masas contra los horrores, las crueldades y los absurdos de la presente civilización, tiene que haber una comprensión individual. Empiece consigo mismo. Arranque de raíz los espantosamente crueles prejuicios y deseos, y conocerá un mundo feliz. Extirpe sus ambiciones personales y las sutiles explotaciones, la codicia y el ansia de poder. Entonces tendrá un mundo ordenado e inteligente.
   … Si hemos leído la historia, está muy claro que el hombre ha luchado contra la naturaleza, la ha conquistado, destruido y contaminado; el hombre ha luchado contra el hombre; siempre ha habido guerras. El hombre lucha para ser libre y, sin embargo, se hace esclavo de instituciones y organizaciones y, a su vez, intenta separarse de ellas para formar nuevamente otra serie de instituciones y organizaciones. Existe esa lucha constante para ser libre. La historia de la humanidad es la historia de guerras tribales, feudales y coloniales, las guerras de reyes y naciones; y todavía sigue así; la mentalidad tribal se ha vuelto nacional y sofisticada, pero sigue siendo una mentalidad tribal.
   … El proceso tecnológico es tan rápido que de la noche a la mañana hay algo nuevo. Pero éticamente somos lo que hemos sido por millones de años. ¿Comprenden el contraste? Tecnológicamente tenemos la computadora que superará en pensamiento al hombre, que podrá inventar nuevas meditaciones, nuevos dioses, nuevas teorías. Y el hombre, o sea, ustedes y yo, ¿qué les va a ocurrir a nuestros cerebros? La computadora puede hacer casi todo lo que pueden los seres humanos, excepto, por supuesto, tener sexo o contemplar la luna nueva. Esto no es una teoría, está sucediendo ahora. ¿Qué nos va a pasar, entonces, como seres humanos?
   … toda la historia de la humanidad está aquí dentro, y no sabemos cómo leerla. ¿Comprenden lo que digo? Ustedes son el libro; pero si leen el libro como simples lectores, eso no tiene ningún valor. Ahora bien, cuando ustedes son el libro, el libro les muestra lo que son, les cuenta la historia; entonces no dependerán de nadie, ustedes serán su propia luz. Pero todos estamos esperando una cerilla, el fuego de otro, para encender la luz. Quizá ésta sea la razón por la cual están aquí. Y ahí es donde reside la tragedia, porque no podemos ver con claridad por nosotros mismos. Antes de ayudar a otros, debemos ver con claridad, ¡por el amor de Dios! Es como el ciego que guía a otro ciego.
   … No podemos delegar en otros la tarea de traer dicha y paz a la humanidad, porque la humanidad somos nosotros mismos, cada uno de nosotros. ¿Dónde se encuentra la solución, excepto en nosotros mismos? Descubrir la verdadera respuesta requiere un pensamiento-sentimiento muy profundo, y pocos estamos dispuestos a resolver esta desdicha. Si cada uno de nosotros considera que este problema surge desde lo interno, y no se deja arrastrar impotentemente por esta espantosa confusión e infelicidad, entonces encontraremos una respuesta simple y directa.
   … Sin el poder equilibrante de la compasión y la espiritualidad, ustedes tendrán, con el mero incremento de la producción de cosas, de hechos y de técnica, mayores y mejores guerras, opresión económica y fronteras del poder, formas más sutiles de engaño, discordia y tiranía. Del mismo modo que una piedra puede cambiar el curso de un río, unos pocos seres humanos que comprendan, tal vez podrán desviar este terrible curso de la humanidad. Pero es difícil resistir la constante presión de la civilización moderna, a menos que uno esté constantemente alerta, descubriendo así tesoros que son imperecederos.”
   J. Krishnamurti


DARSE CUENTA

   "… Esta es una cuestión bastante compleja. ¿Somos capaces de comprender el pleno significado de lo que supone darse cuenta? No saltemos a ninguna conclusión, pero, ¿qué entendemos por el ‘darse cuenta’ cotidiano? Si le veo a usted, si le observo, si le miro, formo opiniones… Mirar este proceso, observarlo, tan sólo es el principio del darse cuenta, ¿no es cierto? También puedo darme cuenta de mis motivos, de mis hábitos de pensamiento.
   … debemos utilizar nuestro cerebro hasta su mayor capacidad. Pero es la función del cerebro dividir las cosas; ha sido educado para observar en partes, para aprender por partes, no totalmente. Darse cuenta del mundo, de la tierra, totalmente, implica no tener ningún sentimiento de nacionalidad, ni tradiciones, dioses, iglesias, ni la división del suelo y delimitación de la tierra en coloreados mapas. Y ver a la humanidad como seres humanos, implica no estar segregados como europeos, norteamericanos, rusos, chinos o indios. Pero el cerebro rehúsa ver totalmente la tierra y el hombre que está sobre ella, porque el cerebro ha sido condicionado a través de siglos de educación, tradición y propaganda.
   … Por favor, presten atención. La mayoría cree que darse cuenta es ‘algo’ misterioso que uno debe practicar o que deberíamos reunirnos día tras día para hablarlo. Sin embargo, esa no es realmente la manera de darse cuenta, pero si uno está atento a las cosas externas, … sin elección ni condena, puede dejarse llevar por la marea del darse cuenta interna.
   … Darse cuenta es observar la actividad del cuerpo, la forma de caminar, de sentarse, los movimientos de las manos; es escuchar las palabras que uno emplea, observar todos los pensamientos, las emociones y las reacciones; eso incluye darse cuenta del inconsciente, y de su tradición del conocimiento instintivo y del inmenso sufrimiento que ha acumulado, no sólo el personal, sino también el sufrimiento del ser humano.
   … Por meditación quiero decir el comprender las operaciones del viejo cerebro, observarlo, saber cómo reacciona. Cuáles son sus respuestas, sus tendencias y demandas, sus agresivas persecuciones; conocerlo en su totalidad, su parte inconsciente tanto como la consciente; cuando ello se conoce, cuando hay un darse cuenta sin controlarlo ni dirigirlo, ni decir: «Esto es bueno», «esto es malo», «conservaré esto», «no conservaré aquello»; cuando ustedes ven el movimiento total de la vieja mente, cuando la ven en su totalidad, entonces es que se aquieta.
   … Lo inconsciente es el residuo de la raza, del hombre, ya sea del Este como del Oeste; esas tradiciones heredadas, al unirse a lo presente se transforman en otra tradición. Darse cuenta de las muchas capas de lo inconsciente y de su movimiento requiere una mente que sea extraordinariamente aguda y viva, que ni por un momento busque jamás seguridad, consuelo. Porque en cuanto buscáis seguridad, consuelo, estáis acabados, empantanados, aprisionados. Una mente anclada a la seguridad, al consuelo, a una creencia, a una norma o a un hábito, no puede ser veloz.
   … Ver o comprender no es una cuestión de tiempo, no es una cuestión de niveles: lo ve o no lo ve. Y no es posible ver sin darse cuenta profundamente de sus propias reacciones, de su propio condicionamiento. Cuando uno se da cuenta de su condicionamiento, debe observarlo sin elección, debe ver el hecho sin opinión o juicio alguno acerca del hecho.
   … Cuando uno escapa es porque la atención ha divagado y no está atendiendo, hay inatención. Esté inatento, pero dese cuenta de que lo está, ese mismo darse cuenta de su inatención es atención. Si se da cuenta de la inatención, dese cuenta simplemente, no haga nada al respecto, excepto darse cuenta de ello, entonces, esa misma percepción alerta de estar inatento es atención. Es tan sencillo. Una vez que vea esto, el conflicto terminará completamente; estará alerta sin elección, sin opción.
   … Y si sois influenciados por el que habla, no habéis comprendido lo que él ha estado diciendo durante la hora pasada, o los últimos treinta años. Estar libre de toda influencia, de los libros que leéis, los periódicos, el cine, la educación que habéis tenido, la sociedad a que pertenecéis, la influencia de la iglesia, darse cuenta de todas las influencias y no quedar atrapado en ninguna de ellas, eso es inteligencia.
   … al darse cuenta de que aquí no hay nada permanente, nada, crea una permanencia en Dios, en una idea; y uno descubre cuan extraordinariamente difícil es para los seres humanos cambiar sus ideas. Esa es nuestra batalla ahora entre ustedes y quien les habla, porque ustedes tienen ideales o ideas o representaciones mentales, imágenes que creen que son permanentes. Han aceptado la permanencia como algo real. Entonces viene alguien que dice: "Miren, no hay nada permanente. Sus ideas, sus dioses, sus salvadores, ustedes mismos, todo es impermanente", y ustedes se niegan a ver eso. Darse cuenta de que hay impermanencia, incertidumbre, causa estragos en sus vidas.
   … Muy pocos parecen ser lo suficientemente serios para investigar en profundidad y, tal vez, darse cuenta de que existe una manera de vivir del todo diferente. ¿Por qué la humanidad se ha convertido en lo que es? ¿Estamos destinados a vivir de esta manera? ¿Se ha producido algún error en la evolución humana? ¿Existe algo externo, más allá de la medida humana, que cuando se comprende, cuando se investiga profundamente, quizá, abre la puerta, los ojos, y puede que también el corazón, de manera que, de forma natural, sin esfuerzo, vivamos una vida pacífica y feliz?”
   J. Krishnamurti

ESPERANZA

   “… Estamos más que dispuestos a pertenecer a instituciones y organizaciones, confiando en que éstas pongan fin a las guerras y eviten que nos masacremos unos a otros. Nunca lo han hecho. Instituciones y organizaciones jamás detendrán nada de esto. Es el corazón humano, la mente humana lo que está de por medio. No hablamos por hablar, nos enfrentamos a algo verdaderamente muy peligroso. Nos hemos entrevistado con algunas de las figuras más relevantes implicadas en todo esto y les trae sin cuidado. Pero si a nosotros nos importa y nuestra vida cotidiana es vivida rectamente, si cada uno de nosotros se da cuenta de lo que hace cada día, entonces creo que existe cierta esperanza para el futuro.
.… Es relativamente fácil soñar con una utopía, con un mundo nuevo, feliz, pero eso es sacrificar el presente por el futuro y el futuro es muy incierto. Nadie puede saber lo que será el futuro; hay muchísimos elementos que se interponen entre el ahora y el futuro. Tenemos la esperanza de que, creando una utopía conceptual, una idealización mental, y trabajando por ella, habremos resuelto el problema; pero lo cierto es que de ese modo no lo resolveremos. Lo que podemos hacer, si somos personas inteligentes, es atacar el problema nosotros mismos en el presente. Ahora es la única eternidad, no el futuro. Es preciso que yo consagre plena atención al problema ahora.
   … Si uno dijera que el mañana psicológico no existe, eso provocaría una conmoción, porque para ustedes el mañana tiene una importancia inmensa; mañana seré feliz, mañana lograré alguna cosa, mañana realizaré todas las esperanzas de ayer o las esperanzas de hoy, etc. El mañana se vuelve extraordinariamente importante, ese mañana que el pensamiento proyecta desde el pasado.
   … La esperanza implica el futuro. La esperanza es tiempo. Cuando alguien está deprimido, ansioso, sintiéndose desesperadamente inadecuado, espera poder avanzar, aprender a ser libre. Cuando usted ve que psicológicamente no hay futuro, entonces está tratando con hechos, no con esperanzas. Lo que hemos hecho en la investigación del tiempo es el principio de la meditación. Esto es parte de la meditación. Para descubrir si hay algo más allá del tiempo, no debemos arrastrar ningún problema con nosotros. Estamos cargados de problemas personales, colectivos e internacionales.
   … La esperanza implica medida. Si tenemos esperanzas, estamos huyendo de la desesperación; tenemos que comprender la desesperación sin buscar esperanzas. En la comprensión de «lo que es», no hay desesperación ni esperanza. ¿Se está con esto pidiéndole demasiado a la mente humana? A menos que uno inquiera sobre aquello que parezca imposible, cae en la trampa, en la limitación de lo que cree que es posible. Es muy fácil caer en esta trampa. Uno tiene que exigir lo máximo de la mente y del corazón, pues de lo contrario, se quedará en la conveniencia y la comodidad de lo posible.
   … Aceptamos, como una cuestión de hecho, lo que el hombre ha repetido a través de los siglos, pero cuando empezamos a cuestionar, a dudar, podemos ver muy claramente, si es que queremos verlo, y no lo ocultamos detrás de alguna imagen o alguna antojadiza construcción verbal, la naturaleza y estructura de la psique, del ego, del ‘yo’. El ‘yo’ jamás puede convertirse en algo mejor. Lo intentará, pensará que puede, pero el ‘yo’ subsiste siempre en sutiles formas. Se esconde tras de muchas vestiduras, adopta múltiples estructuras; varía de vez en cuando, pero siempre existe este ‘yo’, esta actividad separativa, egocéntrica, que imagina que un día hará de sí misma algo que en realidad no es.
   … Como se ha dicho, la evolución psicológica no existe. La psique nunca puede devenir o desarrollarse hasta convertirse en algo que no es. El orgullo y la arrogancia no pueden convertirse sino en un orgullo y una arrogancia mayores, ni puede el egoísmo, que es el destino común a todos los seres humanos, llegar a ser otra cosa que más y más egoísmo, más y más de su propia naturaleza. Es más bien alarmante darse cuenta de que la propia palabra, esperanza, contiene todo el mundo del futuro. Este movimiento de `lo que es´ a `lo que debería ser´, es una ilusión, es realmente, si uno puede usar esa palabra, una mentira.
   … Tienes que cuestionar todo eso, lo cual implica que tienes que cuestionarte a ti mismo. El propósito general de la vida está incrustado en ti, porque eres parte de la totalidad. Tú mismo deseas seguridad, permanencia, felicidad; deseas algo a lo cual poder asirte. Ahora bien, para descubrir si hay alguna otra cosa más allá, alguna verdad que no es de la mente, es preciso terminar con todas las ilusiones que la mente crea, o sea, que tienes que comprenderlas y dejarlas de lado. Sólo entonces podrás descubrir lo verdadero, si hay un propósito o no lo hay. Estipular que debe haber un propósito o creer que hay un propósito, es meramente otra ilusión.
… Señores: un hombre de buena voluntad carece de autoridad, no pertenece a sociedad alguna ni a la religión organizada, no rinde culto a la riqueza, a los títulos. Es obvio que el hombre que no piensa en sí mismo creará un mundo nuevo, un nuevo orden, y es en este hombre que debemos cifrar nuestra esperanza de felicidad, de un nuevo estado de civilización, no en los ricos ni en los que adoran la riqueza. La buena voluntad, la felicidad y la bienaventuranza llegan tan sólo cuando existe la búsqueda de lo real. Lo real está cerca, no lejos. Estamos ciegos, nos enceguecen las cosas; y éstas nos impiden ver aquello que está cerca.
   … Para la mayoría, la vida es un sufrimiento, una batalla constante de dolor y placer, esperanza y frustración. ¿Y no puede eso terminar? ¿Acaso no deberíamos morir? En el otoño, con la llegada del tiempo frío, las hojas caen de los árboles y reaparecen en primavera. ¿No deberíamos, de igual modo, morir a todo lo de ayer, a todas nuestras acumulaciones y esperanzas, a todos los éxitos que hemos cosechado? ¿No deberíamos morir a todo eso y vivir de nuevo mañana, de manera que, como una hoja nueva, fuéramos puros, tiernos, sensibles?
 …Seguramente dirán que, para modificar su curso, el mundo no esperará el despertar del individuo, el de unos pocos. Es cierto, posiblemente el mundo siga con su ceguera, con su curso establecido; aun así, el mundo solo despertará si cada individuo puede dejar de ser esclavo de la división, de la sofisticación, de la ambición y del poder personal. Solo esa comprensión, esa compasión individual, puede terminar con la brutalidad y la ignorancia. Así, ese despertar es nuestra única esperanza.” 
    J. Krishnamurti



COMPRENDER LOS PROBLEMAS

   “… Se pensaba que la ciencia ayudaría a solucionar esta complejidad de los problemas humanos, que la educación los resolvería poniéndoles fin. Pero uno observa que los problemas están aumentando en todo el mundo, que se están multiplicando y volviéndose más y más apremiantes, más complejos y aparentemente interminables. Eventualmente, uno se da cuenta de que no puede depender de nadie, ni de los sacerdotes ni de los científicos ni de los especialistas. Uno debe descartarlos, porque todos ellos han fracasado; las guerras, las divisiones religiosas, el antagonismo del hombre contra el hombre, las brutalidades..., todo eso continúa; el temor y el sufrimiento son constantes y progresivos.
    … El causante de estos daños, el creador de estos problemas, es el individuo, vosotros y yo, no el mundo, como creemos. El mundo es vuestra relación con otro. El mundo no es algo que existe aparte de vosotros y de mí; el mundo, la sociedad, es la relación que establecemos o procuramos establecer entre unos y otros.
   … ¿Es posible mirar la vida con todos sus interrogantes, con todas las cuestiones que se suscitan, que son tremendamente complejas, mirarla, no como un problema, sino observarla claramente, sin prejuicios, sin llegar a ninguna conclusión, porque entonces será ésta la que habrá de dictar nuestra observación? Uno tiene que observar este vasto movimiento de la vida, no sólo su propia vida particular, sino la vida de la humanidad, la vida de la tierra, la vida de los árboles, la vida del mundo en su totalidad, mirarla, observarla, moverse con ella. Pero si uno la trata como un problema, entonces creará más problemas.
   … Estamos aquí con el fin de aprender, no para que nos instruyan. Ser instruido es memorizar lo que se escucha, en la memoria; pero repetir simplemente lo que se ha acumulado en la memoria no soluciona los problemas. Sólo hay madurez en el proceso de aprender. De la falta de madurez, nace el uso del conocimiento, de lo que simplemente ha sido memorizado como medio de cara a resolver los problemas humanos, y eso sólo genera más modelos, y más problemas. El simple deseo de resolver un problema es eludirlo, ¿verdad? Uno no ha penetrado en él, no lo ha estudiado, explorado ni comprendido; no conoce su belleza ni su fealdad ni su profundidad, el único interés es resolverlo y dejarlo a un lado. Este impulso por resolver un problema sin haberlo comprendido es evadirse y, por tanto, se convierte en otro problema, y toda evasión engendra problemas posteriores.
   … Sin embargo, para comprenderlos y resolverlos por completo, el cerebro debe ser libre. Observe la lógica. Ésta, junto con la razón, son necesarias. Sólo entonces puede ir más allá de la lógica y de la razón. Pero si uno no es lógico, si no avanza paso a paso, se engañará siempre y terminará viviendo en alguna clase de ilusión. Descubrir una manera de vivir que permita enfrentar los problemas, resolverlos y no quedar atrapado en ellos, requiere una enorme observación y atención; darse cuenta y asegurarse de que nunca, ni por un segundo, se engaña a sí mismo.
   … Podré ayudarlos, o más bien podrán ayudarse a sí mismos sólo si piensan de una manera nueva, creativa. Consideren a la vida, no como diversos problemas aislados, sino comprensivamente, como una totalidad, y háganlo con una mente no sofocada por la búsqueda de soluciones. Si pueden escuchar sin la carga de los problemas, con una perspectiva global, verán que su problema particular tiene un significado diferente; aunque quizá no se resuelva de inmediato, comenzarán a discernir su verdadera causa. Al pensar de una manera nueva, al aprender de nuevo a pensar, se disolverán los problemas y conflictos que abruman a la mente y al corazón, y de los cuales surgen toda la falta de armonía, la pena y el sufrimiento.
   … Para eso, no puede remontarse a los recuerdos del pasado a fin de afrontarlo, ya que el nuevo problema requiere un nuevo enfoque y uno no puede abordarlo con sus recuerdos improductivos y estúpidos. El problema sigue activo, de modo que hay que afrontar el presente activo, y por tanto el elemento tiempo también hay que dejarlo a un lado. Uno quiere descubrir cómo surgen los problemas psicológicos. Como ya he dicho, si uno puede comprender toda la estructura del origen de los problemas y, de esa manera, estar libre de crearlos, sabrá cómo actuar con el dinero, el sexo, el odio y con todo en la vida; y en ese proceso en que uno ha de enfrentarse a todo ello, no se generarán más problemas. Uno tiene, pues, que descubrir cómo surge un problema psicológico y no cómo resolverlo. ¿Me entienden? Nadie puede decirme cómo surge; tengo que comprenderlo por mí mismo.
   … Y por esta comprensión propia, el cerebro, que es mecánico, que está perpetuamente charlando, respondiendo a todas las influencias, se vuelve muy tranquilo, pero sensible y vivo. No es un cerebro muerto, sino activo, dinámico, alerta, pero muy quieto, silencioso, porque no tiene conflicto. Es silencioso porque ha desechado, ha comprendido todos los problemas que había creado por sí mismo. Después de todo, un problema surge sólo cuando no habéis comprendido la cuestión. Cuando el cerebro ha comprendido por completo, cuando ha examinado la ambición, entonces ya no hay más problema acerca de ésta: ella ha terminado. Y así el cerebro queda en calma.
   … No sigas preguntando a algún otro, trata más bien de descubrir por ti mismo la verdad de ello. Formular innumerables preguntas sin tratar jamás de averiguar o descubrir es característico de una mente trivial. Mira, tememos a la muerte sólo cuando nos aferramos a la vida. La comprensión de todo el proceso del vivir es también la comprensión del significado del morir. La muerte es meramente la extinción de la continuidad, y lo que tememos es no poder continuar; pero lo que continúa jamás puede ser creativo. Reflexiona sobre ello, descubre por ti mismo lo que es verdadero. Es la verdad la que te libera del miedo a la muerte, y no tus teorías religiosas ni tu creencia en la reencarnación o en la vida en el más allá.
   … Si lo observan, verán que la mente siempre está cultivando, sembrando y cosechando, del mismo modo que un agricultor cultiva, siembra y cosecha. Pero, a diferencia del agricultor que permite que el campo descanse durante el invierno, la mente nunca se permite a sí misma estar en reposo. De la misma manera que las lluvias, las tormentas y el sol renuevan la tierra, en la inactividad reposada, pero atenta de la mente, hay rejuvenecimiento, renovación. De modo que cuando la mente se renueva a sí misma, los problemas se solucionan, y los problemas únicamente se solucionan cuando se ven con claridad y rapidez.
   … Después de todo, así es como empiezan todos los grandes movimientos, por el individuo, por uno mismo. De modo, entonces, que mi relación, o la vuestra, la relación del individuo, con el Estado, puede ser comprendida, y un cambio en esa relación puede sobrevenir, tan sólo cuando yo entiendo el proceso total de mí mismo.
El conocimiento de uno mismo es el comienzo de la comprensión del problema.”
   J. Krishnamurti