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ESPERANZA

   “… Estamos más que dispuestos a pertenecer a instituciones y organizaciones, confiando en que éstas pongan fin a las guerras y eviten que nos masacremos unos a otros. Nunca lo han hecho. Instituciones y organizaciones jamás detendrán nada de esto. Es el corazón humano, la mente humana lo que está de por medio. No hablamos por hablar, nos enfrentamos a algo verdaderamente muy peligroso. Nos hemos entrevistado con algunas de las figuras más relevantes implicadas en todo esto y les trae sin cuidado. Pero si a nosotros nos importa y nuestra vida cotidiana es vivida rectamente, si cada uno de nosotros se da cuenta de lo que hace cada día, entonces creo que existe cierta esperanza para el futuro.
.… Es relativamente fácil soñar con una utopía, con un mundo nuevo, feliz, pero eso es sacrificar el presente por el futuro y el futuro es muy incierto. Nadie puede saber lo que será el futuro; hay muchísimos elementos que se interponen entre el ahora y el futuro. Tenemos la esperanza de que, creando una utopía conceptual, una idealización mental, y trabajando por ella, habremos resuelto el problema; pero lo cierto es que de ese modo no lo resolveremos. Lo que podemos hacer, si somos personas inteligentes, es atacar el problema nosotros mismos en el presente. Ahora es la única eternidad, no el futuro. Es preciso que yo consagre plena atención al problema ahora.
   … Si uno dijera que el mañana psicológico no existe, eso provocaría una conmoción, porque para ustedes el mañana tiene una importancia inmensa; mañana seré feliz, mañana lograré alguna cosa, mañana realizaré todas las esperanzas de ayer o las esperanzas de hoy, etc. El mañana se vuelve extraordinariamente importante, ese mañana que el pensamiento proyecta desde el pasado.
   … La esperanza implica el futuro. La esperanza es tiempo. Cuando alguien está deprimido, ansioso, sintiéndose desesperadamente inadecuado, espera poder avanzar, aprender a ser libre. Cuando usted ve que psicológicamente no hay futuro, entonces está tratando con hechos, no con esperanzas. Lo que hemos hecho en la investigación del tiempo es el principio de la meditación. Esto es parte de la meditación. Para descubrir si hay algo más allá del tiempo, no debemos arrastrar ningún problema con nosotros. Estamos cargados de problemas personales, colectivos e internacionales.
   … La esperanza implica medida. Si tenemos esperanzas, estamos huyendo de la desesperación; tenemos que comprender la desesperación sin buscar esperanzas. En la comprensión de «lo que es», no hay desesperación ni esperanza. ¿Se está con esto pidiéndole demasiado a la mente humana? A menos que uno inquiera sobre aquello que parezca imposible, cae en la trampa, en la limitación de lo que cree que es posible. Es muy fácil caer en esta trampa. Uno tiene que exigir lo máximo de la mente y del corazón, pues de lo contrario, se quedará en la conveniencia y la comodidad de lo posible.
   … Aceptamos, como una cuestión de hecho, lo que el hombre ha repetido a través de los siglos, pero cuando empezamos a cuestionar, a dudar, podemos ver muy claramente, si es que queremos verlo, y no lo ocultamos detrás de alguna imagen o alguna antojadiza construcción verbal, la naturaleza y estructura de la psique, del ego, del ‘yo’. El ‘yo’ jamás puede convertirse en algo mejor. Lo intentará, pensará que puede, pero el ‘yo’ subsiste siempre en sutiles formas. Se esconde tras de muchas vestiduras, adopta múltiples estructuras; varía de vez en cuando, pero siempre existe este ‘yo’, esta actividad separativa, egocéntrica, que imagina que un día hará de sí misma algo que en realidad no es.
   … Como se ha dicho, la evolución psicológica no existe. La psique nunca puede devenir o desarrollarse hasta convertirse en algo que no es. El orgullo y la arrogancia no pueden convertirse sino en un orgullo y una arrogancia mayores, ni puede el egoísmo, que es el destino común a todos los seres humanos, llegar a ser otra cosa que más y más egoísmo, más y más de su propia naturaleza. Es más bien alarmante darse cuenta de que la propia palabra, esperanza, contiene todo el mundo del futuro. Este movimiento de `lo que es´ a `lo que debería ser´, es una ilusión, es realmente, si uno puede usar esa palabra, una mentira.
   … Tienes que cuestionar todo eso, lo cual implica que tienes que cuestionarte a ti mismo. El propósito general de la vida está incrustado en ti, porque eres parte de la totalidad. Tú mismo deseas seguridad, permanencia, felicidad; deseas algo a lo cual poder asirte. Ahora bien, para descubrir si hay alguna otra cosa más allá, alguna verdad que no es de la mente, es preciso terminar con todas las ilusiones que la mente crea, o sea, que tienes que comprenderlas y dejarlas de lado. Sólo entonces podrás descubrir lo verdadero, si hay un propósito o no lo hay. Estipular que debe haber un propósito o creer que hay un propósito, es meramente otra ilusión.
… Señores: un hombre de buena voluntad carece de autoridad, no pertenece a sociedad alguna ni a la religión organizada, no rinde culto a la riqueza, a los títulos. Es obvio que el hombre que no piensa en sí mismo creará un mundo nuevo, un nuevo orden, y es en este hombre que debemos cifrar nuestra esperanza de felicidad, de un nuevo estado de civilización, no en los ricos ni en los que adoran la riqueza. La buena voluntad, la felicidad y la bienaventuranza llegan tan sólo cuando existe la búsqueda de lo real. Lo real está cerca, no lejos. Estamos ciegos, nos enceguecen las cosas; y éstas nos impiden ver aquello que está cerca.
   … Para la mayoría, la vida es un sufrimiento, una batalla constante de dolor y placer, esperanza y frustración. ¿Y no puede eso terminar? ¿Acaso no deberíamos morir? En el otoño, con la llegada del tiempo frío, las hojas caen de los árboles y reaparecen en primavera. ¿No deberíamos, de igual modo, morir a todo lo de ayer, a todas nuestras acumulaciones y esperanzas, a todos los éxitos que hemos cosechado? ¿No deberíamos morir a todo eso y vivir de nuevo mañana, de manera que, como una hoja nueva, fuéramos puros, tiernos, sensibles?
 …Seguramente dirán que, para modificar su curso, el mundo no esperará el despertar del individuo, el de unos pocos. Es cierto, posiblemente el mundo siga con su ceguera, con su curso establecido; aun así, el mundo solo despertará si cada individuo puede dejar de ser esclavo de la división, de la sofisticación, de la ambición y del poder personal. Solo esa comprensión, esa compasión individual, puede terminar con la brutalidad y la ignorancia. Así, ese despertar es nuestra única esperanza.” 
    J. Krishnamurti