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NO HAY NADA SAGRADO EN EL DOGMATISMO

 

   “… La esencia de la religión es lo sagrado, que no tiene nada que ver con las organizaciones religiosas, ni con la mente presa y condicionada por una creencia, por un dogma. Para una mente así  nada es sagrado excepto el Dios que ella ha creado, o el rito que ha confeccionado, o las diversas sensaciones que deriva de la oración, del culto, de la devoción. Pero estas cosas no tienen nada de sagrado. No hay nada sagrado en el dogmatismo, en el ritualismo, en lo sentimental o emotivo. Lo sagrado es la esencia misma de una mente religiosa, y eso es lo que vamos a descubrir esta mañana. No nos interesa lo que se dice que es sagrado, el símbolo, la palabra, la persona, el cuadro, una determinada experiencia, cosas todas que son pueriles, sino la esencia; y eso requiere por parte de cada uno de nosotros una comprensión que viene por la observación o el darse cuenta, primero, de las cosas exteriores.

   … ¿Qué entendemos por oración? Una parte de la oración es súplica, petición, demanda. Estando en un aprieto, en sufrimiento, y queriendo que se os consuele, oráis. Estáis confusos y queréis claridad. Los libros no os satisfacen, el gurú no os da lo que queréis, de modo que oráis; es decir, suplicáis en silencio, o bien repetís verbalmente ciertas frases.

   Como todos los problemas humanos profundos, la oración es un asunto complejo que no puede ser tratado a la ligera, requiere paciencia, investigación cuidadosa y tolerante, y uno no puede exigir conclusiones y decisiones definidas. Sin comprenderse a sí mismo, aquel que reza puede, por obra de su misma oración, verse conducido al autoengaño. A veces escuchamos decir a la gente, y algunas personas me lo han dicho, que cuando rezan por cosas mundanas dirigiéndose a lo que ellas llaman Dios, sus plegarias les son a menudo otorgadas. Si tienen fe, y según sea la intensidad de su plegaria, los que buscan salud, bienestar, posesiones mundanas, finalmente lo obtienen. Si uno se entrega a la oración suplicante ésta trae su propia recompensa; la cosa que uno pide le es a menudo concedida y esto da fuerza a súplicas futuras. Después está la oración no por cosas o por personas, sino por experimentar la realidad, Dios, la cual también es frecuentemente respondida; y existen aún otras formas de oración suplicante, formas más sutiles y tortuosas; pero, con todo, son oraciones que suplican, imploran, ofrecen. Todas estas oraciones, estas plegarias, tienen su propia retribución, traen sus propias experiencias; pero, ¿conducen a la realización de la realidad suprema? 

   ¿No somos, acaso, el producto del pasado; y no estamos, por ende, relacionados con el enorme depósito de codicia y odio, así como de sus opuestos? Ciertamente, cuando hacemos una petición u ofrecemos una plegaria suplicante, estamos dirigiendo un llamado a este depósito de codicia acumulada, etc., el cual trae realmente su propia retribución y tiene su propio precio. La súplica a otro, a algo externo, ¿da origen a la comprensión de la verdad?

   … Una mente que se ve restringida jamás podrá comprender aquello que es ilimitado, inconmensurable. Ya lo he explicado. Podéis leer al respecto en los libros que han sido publicados. También he dicho que la meditación no es oración. La oración es otra treta de la mente para aguzarse. Mediante la repetición de palabras y frases, podéis hacer que la mente esté en silencio y en esa quietud reciba una respuesta; pero esa respuesta no es la respuesta de la realidad, porque la oración es mera repetición, un ruego, una súplica. En la oración hay dualidad, uno que pide y el otro que concede. He dicho que la meditación no es concentración, que la meditación no es rezo. Ahora bien, la mayoría de vosotros que practicáis la meditación, pertenece a una de esas dos categorías. Esto es, os concentráis para lograr un resultado, o rezáis por algo que deseáis, ya sea un refrigerador o una virtud. Sólo podéis investigar qué es la meditación cuando nada deseáis. No podéis ahondar en el significado de la meditación si la abordáis desde uno de esos dos puntos de vista.

    … Toda oración es una súplica, y el pedir no existe cuando hay claridad y el corazón está liviano. Instintivamente, en los periodos de angustia, acude a los labios alguna clase de súplica para conjurar la causa de la perturbación, el dolor, o para obtener cierto beneficio. Existe la esperanza de que algún dios terrenal o los dioses de la mente responderán de manera satisfactoria, y a veces por casualidad o gracias a alguna extraña coincidencia de acontecimientos, se recibe una respuesta a una plegaria. Ha respondido el dios y la fe está justificada. Los dioses del hombre, únicos dioses genuinos, están ahí para la comodidad, para la protección, para responder a todos los mezquinos o nobles requerimientos humanos. Hay abundancia de tales dioses, cada iglesia, cada templo y mezquita los tienen. Los dioses terrenales son todavía más poderosos e inmediatos; cada estado los tiene. Pero el hombre continúa sufriendo pese a todas las formas de súplica y plegaria. Sólo el poder arrollador de la comprensión puede terminar con el dolor, pero la otra alternativa es fácil, respetable, y exige mucho menos de uno. Y el dolor consume el cuerpo y el cerebro, los embota, los fatiga y los torna insensibles. La comprensión requiere autoconocimiento, el cual no es cosa momentánea; aprender acerca de uno mismo no tiene fin, y la belleza e inmensidad de ello es su infinitud. Pero el autoconocimiento es de instante en instante, sólo existe en el presente activo; carece de continuidad como conocimiento. Lo que tiene continuidad es el hábito, es el proceso mecánico del pensamiento. La comprensión no tiene continuidad.” 

   
   J. Krishnamurti 



SI REALMENTE CREYERAIS EN DIOS NO DESTRUIRÍAIS A LOS SERES HUMANOS

   

   “… Es necesario meditar para descubrir si la vida tiene algún significado. Y la meditación consiste también en echar los cimientos de una conducta recta, recta en el sentido de precisa, no conforme a un ideal, no según un patrón o alguna fórmula, sino una acción que tiene lugar cuando hay observación completa de aquello que ocurre dentro de uno mismo. Y a través de la meditación tenemos que establecer una relación correcta entre los seres humanos, lo cual implica una relación exenta de conflicto. El conflicto existe cuando hay una división entre las dos imágenes, cosa que ya hemos discutido muchísimo, la imagen que uno tiene del otro y la que el otro tiene de uno. Y en la meditación no tiene que haber ninguna clase de temor psicológico y, por lo tanto, ello significa la terminación del dolor; y tiene que existir aquello de que hemos hablado anteriormente, compasión y amor.

   … Conocernos tal como somos requiere una vigilancia extraordinaria de la mente, porque lo que es, experimenta modificaciones, cambios constantes, y para poder seguirlos con rapidez, la mente no debe estar atada a ningún dogma, a ninguna creencia en particular, a ningún modelo de acción. Si uno quiere ir en pos de algo, no es bueno estar atado. Para conocernos a nosotros mismos, nuestra mente debe hallarse en un estado de percepción alerta, de vigilancia, estado en el que se halla libre de todas las creencias, de todas las idealizaciones, porque las creencias y los ideales nos dan un solo color, falseando la verdadera percepción. Si queremos saber lo que somos, no podemos imaginar algo que no somos ni creer en ello. Si soy codicioso, envidioso, violento, de poco vale que tenga meramente un ideal de no-violencia, de no codicia... La comprensión de lo que somos, feos o hermosos, malvados o dañinos, lo que fuere; el comprender sin distorsión alguna lo que realmente somos es el principio de la virtud. La virtud es esencial porque ella nos brinda libertad.  

   … La mayor parte de nosotros perseguimos la seguridad y el éxito; y una mente que busca la seguridad, que ansía el triunfo, no es inteligente y es por lo tanto incapaz de la acción integrada. Sólo puede haber acción integral si uno comprende su propio condicionamiento, sus prejuicios raciales, nacionales, políticos y religiosos; es decir, si uno se da cuenta de que las modalidades del “yo” tienden siempre a la separatividad. 

   … Por lo tanto, amigos míos, generar una clase de vida diferente, no es hacerlo para los demás, sino para uno mismo; porque el "otro" es uno mismo; no hay "nosotros" y "ellos", sólo hay nosotros mismos. Si se ve esto de verdad, no de manera verbal o intelectual, sino con el propio corazón, entonces se verá que puede haber una acción total cuyos resultados son completamente distintos, de modo que pueda surgir una nueva estructura social, y no a través de la destrucción de un sistema y la creación de otro. Para inquirir hay que tener paciencia; los jóvenes no la tienen, quieren resultados al instante, café instantáneo, té instantáneo, meditación instantánea, lo cual significa que nunca han comprendido el proceso total de vivir. Si uno comprende la totalidad del vivir, hay una acción que es instantánea, la cual es muy distinta de la acción al instante, de la impaciencia.

Miren, vean lo que está sucediendo en América, los disturbios raciales, la pobreza, los guetos, la falta de sentido en la educación tal como es ahora. Miremos la división en Europa y cuánto tiempo se tarda en conseguir una Europa Federada. Y miremos también lo que está ocurriendo en la India, Asia, Rusia y China. Cuando se observa todo eso y las distintas divisiones en la religión, sólo hay una respuesta, una acción total, no una acción parcial o fragmentaria. Esa acción total no consiste en matar a otro, sino en ver las divisiones que han ocasionado la destrucción del hombre. Cuando uno lo vea de verdad, seriamente y con sensibilidad, entonces habrá una acción totalmente distinta.

   … Para un hombre que vive de manera plena, completa, para un hombre verdaderamente culto, las creencias son necesarias. Él es creativo. Es auténticamente creativo, y esa creatividad no es el resultado de una reacción a alguna creencia. El hombre culto de verdad es inteligente. En él no hay separación alguna entre su pensamiento y su emoción; por lo tanto, sus acciones son completas, armoniosas. La verdadera cultura no es nacionalista ni pertenece a grupo alguno. Cuando comprendan esto, existirá el verdadero espíritu de hermandad; nadie pensará en términos de catolicismo romano o de protestantismo, en términos de hinduismo o de teosofía. Pero ustedes están tan conscientes de sus posesiones y de su lucha por adquirir más y más, que dan origen a las discriminaciones, y de éstas surgen el explotador y el explotado. Algunos de ustedes, lo sé, han cerrado sus mentes contra lo que estoy diciendo y lo que voy a decir. Es obvio por sus rostros.

   … La creencia, la idea, divide; jamás reúne a la gente. Puede que reunáis a unos cuantos, en un grupo, pero ese grupo se opone a otro grupo. Las ideas y las creencias nunca son unificadoras; por el contrario, son separativas, desintegradoras y destructivas. Por lo tanto, vuestra creencia en Dios está, de hecho, extendiendo desdicha por el mundo; aunque os haya traído momentáneo consuelo, en realidad os ha traído más desdicha y destrucción bajo forma de guerras, hambre, divisiones de clase, y la acción despiadada de determinados individuos. De suerte que vuestra creencia carece totalmente de valor. Si realmente creyerais en Dios, si ello fuera para vosotros una experiencia real, entonces en vuestro rostro habría una sonrisa, no destruiríais a los seres humanos.”

   J. Krishnamurti


¿ES POSIBLE ESTAR VERDADERA Y COMPLETAMENTE LIBRES DE MIEDO?


   “… Vamos a considerar juntos la cuestión del miedo. Pero antes de investigar eso, pienso que deberíamos aprender el arte de escuchar. Cómo escuchar, no sólo al que les habla, sino escuchar a esos cuervos, escuchar el miedo, escuchar nuestra música favorita, escuchar a nuestra esposa o a nuestro marido. Porque en realidad, no escuchamos a la gente; sólo lo hacemos con indiferencia y llegamos a alguna clase de conclusión, o buscamos explicaciones, pero jamás escuchamos de verdad lo que otra persona está diciendo. Siempre traducimos lo que dicen los demás. Mientras consideramos juntos el muy complejo problema del miedo, no vamos a quedar atrapados en demasiados detalles, sino que investigaremos el movimiento total del miedo y el modo de comprenderlo, tanto verbalmente como, de hecho. Hay una diferencia entre la comprensión de las palabras y la comprensión del estado real del miedo. Somos propensos a hacer una abstracción del miedo; o sea, a convertirlo en una idea. Pero aparentemente, jamás escuchamos la voz del miedo, que nos está contando su historia. De modo que vamos a conversar juntos acerca de todo eso.

   … Estamos viviendo en una pequeña aldea, cuenta muchísimo lo que nuestro vecino piensa de nosotros. Hay miedo de no ser capaces de realizarnos, de no lograr lo que queremos, de no alcanzar el éxito. Ustedes conocen los distintos tipos de miedo. La mera resistencia al miedo no termina con el miedo. Verbal, intelectualmente, podemos ser lo bastante ingeniosos como para racionalizar el miedo y construir un muro contra él; aun así, detrás de ese muro el miedo nos roe constantemente. A menos que nos liberemos del miedo, no podremos pensar, sentir ni vivir como es debido. Ustedes están viviendo en la oscuridad. Las religiones han cultivado el miedo mediante el infierno y todo eso. Está el miedo al Estado y a su tiranía. Uno tiene que pensar en el público, en el Estado, en los dictadores, en las personas que saben qué es bueno para uno, el Gran Hermano, el Gran Padre. ¿Es posible estar verdadera y completamente libres de miedo? Si pueden considerar eso, podrán aprender al respecto. Si dicen: "No puedo librarme del miedo, ¿qué debo hacer?", no hay problema; alguien les dirá lo que deben hacer, pero ustedes dependerán siempre de esa persona. Y así entrarán en otro campo del miedo.

    … Me pregunto si han advertido que casi todos deseamos alguna clase de seguridad psicológica. Queremos seguridad, alguien en quien apoyarnos. Como un niño pequeño se toma la mano de su madre, así queremos algo a lo cual aferrarnos; queremos que alguien nos ame. Sin una sensación de seguridad, sin una garantía mental, nos sentimos perdidos, ¿no es así? Estamos acostumbrados a apoyarnos en otros, a esperar que otros nos guíen, nos ayuden; y sin esta sustentación estamos confundidos, atemorizados, no sabemos qué pensar, cómo actuar. En el momento en que quedamos abandonados a nosotros mismos, nos sentimos solos, inseguros, perplejos. De esto surge el temor, ¿no es cierto? Entonces, queremos algo que nos dé sensación de seguridad, y para ello tenemos defensas de muchas clases diferentes. Tenemos protecciones tanto internas como externas.

   Cuando cerramos las ventanas y las puertas de nuestra casa y permanecemos dentro, nos sentimos seguros, a salvo, sentimos que no nos molestan. Pero la vida no es eso. La vida está golpeando constantemente a nuestras puertas, trata de abrir nuestras ventanas para que podamos ver más; y si a causa del temor cerramos las puertas y echamos el cerrojo a todas las ventanas, los golpeteos sólo se vuelven más fuertes aún. Cuanto más estrechamente nos aferramos a la seguridad en cualquiera de sus formas, más viene la vida y nos empuja. Cuanto más miedo tenemos y nos encerramos en nosotros mismos, mayor es nuestro sufrimiento, porque la vida no nos dejará tranquilos. Queremos estar seguros, pero la vida dice que no podemos estarlo; y así es como comienza nuestra lucha.

   Buscamos seguridad en la sociedad, en la tradición, en la relación con nuestros padres y nuestras madres, con nuestras esposas y nuestros maridos; pero la vida se abre paso siempre por los muros de nuestra seguridad. También buscamos seguridad o consuelo en las ideas, ¿no es así? ¿Han observado de qué modo aparecen las ideas y cómo la mente se aferra a ellas? Uno tiene una idea de algo hermoso que vio cuando salió a dar un paseo, y su mente regresa a esa idea, a ese recuerdo. Uno lee un libro y se forma una idea a la que se aferra. Ustedes tienen que ver cómo surgen las ideas y cómo se convierten en medios de consuelo y seguridad interior, en algo a lo cual la mente se aferra.

   … El miedo está siempre con nosotros, ¿no es cierto? Miedo de la oscuridad, de nuestro vecino, de la opinión pública, miedo de perder la salud, de no tener capacidad, miedo de ser un nadie en este mundo monstruoso, adquisitivo, agresivo; miedo de no llegar, de no alcanzar cierto estado de suprema dicha, de gloria, de no alcanzar a Dios o lo que sea. Y, desde luego, existe el miedo final de la muerte. Por el momento, no discutimos la muerte, sino que sólo tratamos de ver, de poner al descubierto el miedo. Obviamente, el miedo siempre existe en relación con alguna otra cosa. No existe el miedo por sí mismo, per se. Hay docenas de temores, todos en relación con algo. Y, ¿es posible permanecer completamente solo, es posible que la mente esté sola por completo sin aislarse, sin levantar murallas, torres de marfil en torno suyo? Una mente está sola cuando ya no busca seguridad. ¿Y puede ella liberarse así por completo de todo temor? 

   … El miedo existe cuando hay medida, cuando uno se evalúa a sí mismo comparándose con alguien más: «No soy tan inteligente como algún otro y quiero ser como él», «tengo miedo de no lograrlo», todo esto es el movimiento del tiempo, el cual es medida, es comparación. De modo que la medida, el tiempo, la comparación, la imitación, generan miedo, y ese tiempo, esa medida, esa comparación son el movimiento del pensamiento, así que el pensamiento es la raíz misma del miedo; por favor, vean la lógica, el razonamiento de esto. 

   … El miedo corrompe la inteligencia y es una de las causas de la egolatría.”

   J. Krishnamurti


LA MAYORÍA DE NOSOTROS QUEREMOS EXPRESARNOS EN PEQUEÑAS O GRANDES COSAS


    “… Está lloviendo y pueden oír el ruido compasado de las gotas, lo pueden oír con los oídos y pueden oírlo desde el fondo del profundo silencio. Si lo oyen con la mente en completo silencio, entonces su belleza es tal que no puede expresarse en palabras ni en el lienzo, porque esta belleza está más allá de la autoexpresión. El amor evidentemente es bienaventuranza, la cual no es placer. ¿Quieren hablar sobre esto, explorarlo juntos?

   … Para la mayoría de nosotros es muy importante el placer y su forma de expresión. La mayor parte de nuestros valores morales se basan en eso, en el placer último e inmediato. Nuestras tendencias hereditarias o psicológicas, y nuestras reacciones físicas y neurológicas, se expresan en el placer. Si usted examina no sólo los valores y juicios externos de la sociedad, sino también mira en su propio interior, verá que el placer y la valoración del mismo es lo que perseguimos principalmente en nuestras vidas. Podemos resistir, sacrificar, lograr o negar algo, pero al final siempre está esa sensación de querer lograr el placer, la satisfacción, el contento de quedar complacido o satisfecho. La autoexpresión y la autorrealización son formas de placer, y cuando ese placer se frustra, se obstaculiza, hay temor, y de ese temor surge la agresión.

   … La mayoría de nosotros buscamos placer por la autoexpresión. Queremos expresarnos en pequeñas o grandes cosas. El artista quiere expresarse en el lienzo; el autor, en los libros; el músico, utilizando un instrumento, etc. ¿Es acaso belleza esta autoexpresión de la cual se deriva una enorme dosis de placer? Cuando un artista se expresa siente placer e intensa satisfacción, ¿es eso belleza? Pero si no puede transmitir por completo al lienzo o en palabras lo que siente, hay descontento, lo cual es otra forma de placer.

    … ¿Es, pues, placer la belleza? Y cuando hay autoexpresión de cualquier forma, ¿comunica ésta la belleza? ¿Es placer el amor? El amor ha llegado a ser ahora casi sinónimo de sexo y de su expresión, con todo lo que ello encierra, olvido de sí mismo, etc. ¿Es esto amor, cuando el pensamiento extrae de ello intenso placer? Porque cuando es contrariado se convierte en celos, ira, odio. El placer perpetúa el dominio, la posesión, la dependencia y, por lo tanto, el miedo. Por eso uno se pregunta si es placer el amor. ¿Es el amor deseo, en todas sus formas sutiles, sexo, compañerismo, ternura y ese olvido de uno mismo? ¿Es amor todo eso? Y si no lo es, entonces, ¿qué es el amor? ¿Qué relación tiene el placer de la autoexpresión con la belleza y el amor? El hombre de ciencia tiene que conocer la verdad de las cosas. ¿Es la verdad algo estático para el ser humano, no para el filósofo especializado, el científico, el técnico, sino para el ser humano interesado en la vida diaria, en ganarse la vida, en la familia, etc.? ¿O es algo que descubre usted mientras avanza, algo nunca estacionario, nunca permanente, sino que siempre está en movimiento? La verdad no es un fenómeno intelectual, no es un asunto emotivo o sentimental, y nosotros tenemos que encontrar la verdad del placer, la verdad de la belleza, y la realidad de lo que es el amor.

  … Hay una vacuidad, una sensación de vacío interno, que siempre está buscando la autoexpresión y lo que produce placer, creando así temor de no lograrlo por completo. Hay resistencia, agresividad y todo lo demás. Procedemos a llenar ese vacío interior y esa sensación de completo aislamiento y soledad, que estoy seguro todos ustedes han sentido, con libros, con conocimientos, con relaciones, con toda clase de tretas; pero al final, aún está ese vacío que no se puede llenar. Entonces acudimos a Dios, el último recurso.

   … Si uno no puede llenar ese vacío, ¿qué va a hacer entonces? ¿Comprende la importancia de esta pregunta? Uno ha tratado de llenarlo con lo que se llama placer, con la autoexpresión, con la búsqueda de la verdad, de Dios; comprende que nunca podrá llenarse con nada, ni con la imagen que ha creado de sí mismo, ni con la imagen o idea que ha creado del mundo, con nada. Y así, uno ha utilizado la belleza, el amor y el placer para disimular este vacío. Y si no escapa más, sino que permanece con él, ¿qué va a hacer entonces? ¿Está clara la pregunta? ¿Me han seguido ustedes por lo menos un poco?

   … La pena del padecimiento físico, el dolor de no amar y las frustraciones de la autoexpresión, el dolor del mañana que nunca llega, el dolor de vivir en el mundo de lo conocido y de estar siempre atemorizado por lo desconocido, esa es la forma en que vivimos. Hemos aceptado tal manera de vivir, y esta aceptación misma crea una barrera para trascenderla. Sólo cuando la mente no acepta, sino cuando está siempre interrogando, dudando, inquiriendo, descubriendo, puede enfrentarse a lo que en realidad «es», tanto externa como internamente. Quizás entonces pueda ir más allá de este perpetuo sufrimiento del hombre.

   … La mayoría de nosotros hemos sentido dolor de varias maneras. La urgencia de autoexpresión y la incapacidad para lograrla, engendra dolor. Querer ser famoso y no tener la capacidad de lograr fama, eso también trae dolor. El dolor de la soledad, la de no haber amado y de querer siempre que se nos ame; el dolor de abrigar una esperanza del futuro y de nunca tener la certeza de esa esperanza... Por favor, mírelo usted mismo. No espere que el que habla le haga la descripción del dolor.”

   J. Krishnamurti



CUANDO AMÁIS ALGO CON TODO VUESTRO SER, LA PERCEPCIÓN ES INMEDIATA

 

   “… La existencia, que era algo sencillo y primitivo, se ha vuelto muy compleja, altamente organizada y civilizada. Hemos «progresado»; tenemos radios, películas, medios de transporte rápidos, etc. Ahora podemos matar en un momento, en lugar de a unas pocas personas, a miles y miles de ellas; podemos exterminar ciudades enteras y a sus habitantes en unos cuantos segundos. Sabemos todo esto, y a esto algunos lo llaman progreso; casas mejores y más amplias, más lujosas, más diversiones y más distracciones. ¿Puede todo esto considerarse progreso? ¿O está el progreso en la compasión?

   Llamamos progreso a la constante expansión del deseo, de la personalidad. ¿Puede ese proceso de expansión y transformación terminar con el conflicto y el dolor? Si las luchas y el dolor continúan, ¿qué valor tiene el progreso, la evolución del deseo, la expansión de la personalidad? Si con la expansión del deseo el dolor desapareciera, esa transformación podría tener algún significado; pero, ¿acaso no está en la propia naturaleza del deseo el crear y prolongar el conflicto y el dolor?

   … Pero si quiere descubrir cómo vivir pacíficamente, debe comprender el hecho básico de que el explorador se explora a sí mismo, no explora algo separado de sí mismo. El explorador explora su propia estructura, sus propias actividades, los movimientos de su pensamiento, sus propios recuerdos; el explorador es todo esto. Uno se pregunta si alguna vez han observado que son el movimiento de la memoria. La memoria es la facultad de recordar, la facultad del tiempo, es la continuidad de un incidente que sucedió hace cincuenta años o ayer; ese incidente ya pasó, pero la memoria es la capacidad de recordar ese incidente. Nosotros vivimos en la memoria, en ese movimiento cambiante de reacciones que se moldea constantemente a sí mismo; somos eso. Pensamos que el progreso es expandirse, tener continuidad, acumular más información como una computadora. La memoria es la facultad de recordar cosas del pasado, que pueden ser necesarias en el mundo de la tecnología, en el mundo físico.

   Si descubrimos que somos un movimiento en el tiempo, que es el movimiento de la memoria, ¿está la paz en la memoria? Uno puede recordar los días, las noches o las mañanas en las que vio la extraordinaria profundidad y belleza de la paz. Ese momento de percepción, de darse cuenta ya pasó, pero uno lo recuerda. El recuerdo no es el hecho, por tanto, vivimos de recuerdos de aquello que murió, que sucedió, que terminó. Por favor, no es algo deprimente o absurdo que de nuevo le demos la espalda; observen qué hace la memoria en nosotros. La memoria es nuestra programación como hindú, con todo el sinsentido que tiene; pensar que nuestra cultura es mejor que cualquier otra cultura porque tiene tres mil años o más de antigüedad, eso nos hace sentir muy orgullosos, porque la historia de otro es más reciente. Ustedes están condicionados igual que quien les habla, si es que él está condicionado.

   … Decís que destruir todo, a fin de liberaros del miedo, es demasiado difícil para gente ordinaria como nosotros y, ¿no hay una manera más suave, más lenta de hacer las cosas? Me temo que no. Ya veis, habéis usado la palabra ‘progreso’ y la palabra ‘miedo’. El progreso exterior crea temor, ¿no es cierto? Cuanto más tenéis, más coches, lujos, salas de baño, etc. más miedo tenéis de perderlo. Pero si os interesa comprender el miedo, entonces el progreso no embota ni satisface a la mente. ¿Y existe progreso interiormente? Para mí, no. Sólo existe el ver inmediatamente, y para ver de inmediato la mente no debe ser perezosa. No, por favor, no estéis de acuerdo conmigo, porque es muy difícil. Sólo seguidlo. Para ver claramente, lo cual ocurre siempre de inmediato, la mente ya no ha de tener la capacidad de elegir. Para ver las cosas como son, inmediatamente, la mente debe dejar de condenar, de evaluar, de juzgar. Eso no requiere progreso, no exige tiempo. Señor, cuando hay algo peligroso veis las cosas inmediatamente, vuestra respuesta es inmediata. En eso no hay progreso. Cuando amáis algo con todo vuestro ser, la percepción es inmediata.

   … Ahora bien, vosotros diréis probablemente: “Me llevará mucho tiempo librarme de mis creencias, de los dogmas que he proyectado y que son el resultado de mi propio pensar; por consiguiente, no puedo actuar, nada puedo hacer, tendré que esperar”. Esa es vuestra reacción, ¿verdad? Decís: “Como no soy libre, ¿qué he de hacer? No puedo actuar”. ¿No era ésa la pregunta? Y mientras esperáis, el mundo continúa creando más confusión, más miseria, más horrores y destrucción. O bien, estando ansiosos por ayudar, os precipitáis a la acción con vuestras propias creencias, con vuestros propios dogmas, y así origináis más confusión. Lo importante, por cierto, es percibir que no puede haber recta acción mientras la mente se aferre a determinada conclusión o creencia, ya sea de izquierda o de derecha; porque si realmente percibís la verdad al respecto, es obvio que estaréis en condiciones de obrar. Y eso no lleva tiempo, no es cuestión de progreso, de evolución gradual. Comprobar un hecho no es un proceso de evolución, ¿verdad? Pero eso no os interesa, no queréis ver esa verdad. Os contentáis con decir: “Bueno, es cuestión de tiempo el que yo sea libre”, y abandonáis la partida.

   … Por favor, mire el mundo, mire todas las cosas que están sucediendo, el extraordinario progreso técnico, las guerras, la sociedad opulenta y la pobreza, una nación luchando contra otra por su seguridad, por su gloria, etc. Todo eso es lo que está pasando, está ahí, ante usted. Si lo mira de modo objetivo, como miraría un mapa, tendría la respuesta, que es mirar.”

   J. Krishnamurti