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SI REALMENTE CREYERAIS EN DIOS NO DESTRUIRÍAIS A LOS SERES HUMANOS

   

   “… Es necesario meditar para descubrir si la vida tiene algún significado. Y la meditación consiste también en echar los cimientos de una conducta recta, recta en el sentido de precisa, no conforme a un ideal, no según un patrón o alguna fórmula, sino una acción que tiene lugar cuando hay observación completa de aquello que ocurre dentro de uno mismo. Y a través de la meditación tenemos que establecer una relación correcta entre los seres humanos, lo cual implica una relación exenta de conflicto. El conflicto existe cuando hay una división entre las dos imágenes, cosa que ya hemos discutido muchísimo, la imagen que uno tiene del otro y la que el otro tiene de uno. Y en la meditación no tiene que haber ninguna clase de temor psicológico y, por lo tanto, ello significa la terminación del dolor; y tiene que existir aquello de que hemos hablado anteriormente, compasión y amor.

   … Conocernos tal como somos requiere una vigilancia extraordinaria de la mente, porque lo que es, experimenta modificaciones, cambios constantes, y para poder seguirlos con rapidez, la mente no debe estar atada a ningún dogma, a ninguna creencia en particular, a ningún modelo de acción. Si uno quiere ir en pos de algo, no es bueno estar atado. Para conocernos a nosotros mismos, nuestra mente debe hallarse en un estado de percepción alerta, de vigilancia, estado en el que se halla libre de todas las creencias, de todas las idealizaciones, porque las creencias y los ideales nos dan un solo color, falseando la verdadera percepción. Si queremos saber lo que somos, no podemos imaginar algo que no somos ni creer en ello. Si soy codicioso, envidioso, violento, de poco vale que tenga meramente un ideal de no-violencia, de no codicia... La comprensión de lo que somos, feos o hermosos, malvados o dañinos, lo que fuere; el comprender sin distorsión alguna lo que realmente somos es el principio de la virtud. La virtud es esencial porque ella nos brinda libertad.  

   … La mayor parte de nosotros perseguimos la seguridad y el éxito; y una mente que busca la seguridad, que ansía el triunfo, no es inteligente y es por lo tanto incapaz de la acción integrada. Sólo puede haber acción integral si uno comprende su propio condicionamiento, sus prejuicios raciales, nacionales, políticos y religiosos; es decir, si uno se da cuenta de que las modalidades del “yo” tienden siempre a la separatividad. 

   … Por lo tanto, amigos míos, generar una clase de vida diferente, no es hacerlo para los demás, sino para uno mismo; porque el "otro" es uno mismo; no hay "nosotros" y "ellos", sólo hay nosotros mismos. Si se ve esto de verdad, no de manera verbal o intelectual, sino con el propio corazón, entonces se verá que puede haber una acción total cuyos resultados son completamente distintos, de modo que pueda surgir una nueva estructura social, y no a través de la destrucción de un sistema y la creación de otro. Para inquirir hay que tener paciencia; los jóvenes no la tienen, quieren resultados al instante, café instantáneo, té instantáneo, meditación instantánea, lo cual significa que nunca han comprendido el proceso total de vivir. Si uno comprende la totalidad del vivir, hay una acción que es instantánea, la cual es muy distinta de la acción al instante, de la impaciencia.

Miren, vean lo que está sucediendo en América, los disturbios raciales, la pobreza, los guetos, la falta de sentido en la educación tal como es ahora. Miremos la división en Europa y cuánto tiempo se tarda en conseguir una Europa Federada. Y miremos también lo que está ocurriendo en la India, Asia, Rusia y China. Cuando se observa todo eso y las distintas divisiones en la religión, sólo hay una respuesta, una acción total, no una acción parcial o fragmentaria. Esa acción total no consiste en matar a otro, sino en ver las divisiones que han ocasionado la destrucción del hombre. Cuando uno lo vea de verdad, seriamente y con sensibilidad, entonces habrá una acción totalmente distinta.

   … Para un hombre que vive de manera plena, completa, para un hombre verdaderamente culto, las creencias son necesarias. Él es creativo. Es auténticamente creativo, y esa creatividad no es el resultado de una reacción a alguna creencia. El hombre culto de verdad es inteligente. En él no hay separación alguna entre su pensamiento y su emoción; por lo tanto, sus acciones son completas, armoniosas. La verdadera cultura no es nacionalista ni pertenece a grupo alguno. Cuando comprendan esto, existirá el verdadero espíritu de hermandad; nadie pensará en términos de catolicismo romano o de protestantismo, en términos de hinduismo o de teosofía. Pero ustedes están tan conscientes de sus posesiones y de su lucha por adquirir más y más, que dan origen a las discriminaciones, y de éstas surgen el explotador y el explotado. Algunos de ustedes, lo sé, han cerrado sus mentes contra lo que estoy diciendo y lo que voy a decir. Es obvio por sus rostros.

   … La creencia, la idea, divide; jamás reúne a la gente. Puede que reunáis a unos cuantos, en un grupo, pero ese grupo se opone a otro grupo. Las ideas y las creencias nunca son unificadoras; por el contrario, son separativas, desintegradoras y destructivas. Por lo tanto, vuestra creencia en Dios está, de hecho, extendiendo desdicha por el mundo; aunque os haya traído momentáneo consuelo, en realidad os ha traído más desdicha y destrucción bajo forma de guerras, hambre, divisiones de clase, y la acción despiadada de determinados individuos. De suerte que vuestra creencia carece totalmente de valor. Si realmente creyerais en Dios, si ello fuera para vosotros una experiencia real, entonces en vuestro rostro habría una sonrisa, no destruiríais a los seres humanos.”

   J. Krishnamurti