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LA SENSIBILIDAD ES INTELIGENCIA

 

   … La sociedad existe para el pleno desarrollo del hombre, para darle libertad, de tal manera que pueda tener la oportunidad de despertar en sí mismo la forma más elevada de inteligencia. Esa inteligencia no es el simple perfeccionamiento de una técnica o el cultivo del conocimiento, sino que consiste en estar en contacto con esa realidad creativa que la mente superficial no puede alcanzar. La inteligencia no es el resultado de acumular, sino de estar libre de la constante búsqueda de logros o éxitos. La inteligencia nunca es estática, no es posible copiarla ni estandarizarla, y, por tanto, no se puede enseñar; sólo podemos descubrirla desde la libertad.

   … El conocimiento no es la excelencia de la acción inteligente; la inteligencia puede y debe usar el conocimiento, y de esta manera transforma al hombre y a su sociedad. La inteligencia no es el mero cultivo del intelecto y de su integridad. Ella se revela con la comprensión de la conciencia humana total, con la comprensión total de uno mismo y no de una parte, de un segmento separado de uno mismo. El estudio y la comprensión del movimiento de nuestra propia mente y corazón, da nacimiento a esta inteligencia.

 … Si sigue a otro, niega la inteligencia; seguir a otro, por noble que sea, niega nuestra propia percepción, nuestra propia observación, tan solo sigue a alguien que le dice lo que debe hacer y pensar. Si hace eso, entonces no hay inteligencia; porque en eso no hay observación y, por tanto, no hay inteligencia. La inteligencia requiere dudar, cuestionar, no dejarse impresionar por otros, por su entusiasmo, por su energía.

   … En el mundo animal tal vez sea natural que el pez grande viva del pequeño. Es algo que no podemos cambiar. Pero el ser humano grande no necesita vivir del ser humano pequeño. Si sabemos cómo utilizar nuestra inteligencia, podemos dejar de vivir uno del otro, no sólo físicamente sino también en el sentido psicológico. Ver este problema y comprenderlo, lo cual implica tener inteligencia, es dejar de vivir del otro. Pero casi todos queremos vivir de otros, de modo que nos aprovechamos de alguno que es más débil que nosotros. La libertad no implica estar libres para hacer lo que nos plazca. Sólo puede haber verdadera libertad cuando hay inteligencia; y la inteligencia adviene cuando comprendemos la relación, la relación entre tú y yo, la relación entre cada uno de nosotros y alguna otra persona.

   … la cualidad que queremos para el niño es la más alta forma de sensibilidad. La sensibilidad es inteligencia; ésta no viene de los libros. Si ustedes emplean cuarenta años en aprender matemática, pero no pueden mirar esas flores, o ese cielo azul, están muertos. Si son sensibles, lo cual implica la más alta cualidad de inteligencia, entonces pueden mirar esas flores y también estudiar matemática. Si hay un movimiento de esa inteligencia, él abarcará ambos campos.

   J.Krishnamurti

 

¿DESEAMOS CONTINUIDAD?

    “… Lo que produce la continuidad es, sin duda alguna, el pensamiento. Si uno piensa constantemente en algo, hay continuidad. Si uno mira el retrato de su esposa todos los días, le da continuidad. ¿Pero es posible vivir en este mundo sin dar continuidad a cada acción, de modo que uno afronte cada una de ellas con frescura? Es decir, ¿puede uno morir para cada acción a lo largo del día, de modo que la mente nunca acumule y, por tanto, no sea contaminada por el pasado, sino que siempre sea nueva, fresca e inocente? Yo digo que eso es posible, que uno puede vivir de esa manera, pero eso no significa que sea una realidad para ustedes. Tienen que descubrirlo ustedes mismos.
   … Y se presenta la muerte y dice: «Ha llegado el fin de su apego». Tememos ser completamente libres de todo esto. La muerte pone fin a todo lo que hemos conseguido. Podemos inventar y decir: «Seguiré en la próxima vida». Pero, ¿qué seguirá? ¿Entienden mi pregunta? ¿Qué es ese deseo de continuidad? ¿Existe realmente la continuidad, si exceptuamos la cuenta bancaria, ir a la oficina cada día, la rutina de adorar y la continuidad de nuestras creencias? El pensamiento ha creado todo ello. El «yo», el ego, el mí y la persona son un conjunto de recuerdos antiguos y modernos. Pueden verlo ustedes mismos. No necesitan estudiar libros ni filosofías que hablen de todo ello. Pueden ver por sí mismos con toda claridad que son un puñado de recuerdos. Y la muerte pone fin a todos ellos, y por eso tenemos miedo.
   … ¿Qué hará que ese ser humano que ha vivido millones de años dando continuidad al mismo viejo patrón, heredando los mismos instintos de supervivencia, miedo, seguridad, el mismo sentido de preocupación por sí mismo y el terrible aislamiento que eso genera, ... qué le hará cambiar? ¿Un nuevo dios, un nuevo pasatiempo, un nuevo fútbol religioso, una nueva clase de circo con toda su parafernalia? ¿Qué nos hará cambiar?
    … La verdad no es continua, no tiene lugar de residencia, sólo puede ser vista de instante en instante. La verdad siempre es nueva y, por lo tanto, atemporal. Lo que ayer era verdad, hoy no lo es; lo que hoy es verdad, no lo será mañana. La verdad no tiene continuidad. Es la mente que quiere tornar continua la experiencia que llama verdad, y una mente así no conocerá la verdad. La verdad siempre es nueva; ella consiste en ver la misma sonrisa y en verla de un modo nuevo, en ver la misma persona y en ver a esa persona de un modo nuevo, y en ver así las ondulantes palmeras, en enfrentarse con la vida de un modo nuevo.”
     … La muerte es simplemente la extinción de la continuidad y el miedo de no poder continuar. Pero bien veis que aquello que continúa no puede nunca ser creativo; sólo es creativo aquello que puede terminar voluntariamente. Pensadlo bien. Encontraréis por vosotros mismos lo que es verdadero; y la verdad es lo que os libera de la muerte, no vuestras meras lecturas ni vuestra creencia en la reencarnación. Descubrid por vosotros mismos, comprendiendo el proceso total de la vida; entonces hallaréis que más allá de eso no hay nada perecedero.”

   J. Krishnamurti 


¿QUÉ SIGNIFICA COMPRENDER?


   “… Los nuestros son problemas humanos, y como tales carecen de fronteras; no son hindúes, franceses, rusos ni americanos. Tratamos de comprender todo el problema humano, y estoy usando la palabra ‘comprender’ de una manera muy definida. El mero uso de las palabras no da comprensión, y la comprensión no es una cuestión de conformidad o disconformidad. Si queremos comprender lo que se está diciendo, debemos considerarlo sin prejuicio, sin dudar ni aceptar, sino escuchando efectivamente.

   …  ¿Qué significa comprender? ¿Cuál es el estado de una mente que comprende? Cuando dicen 'comprendo', ¿qué significa? La comprensión no es un proceso intelectual, no es el resultado de argumentar, nada tiene que ver con aceptar, negar o condenar; todo lo contrario, aceptar, rechazar y condenar impiden comprender. De hecho, para comprender es necesario un estado de atención en el cual no intervenga comparación o condena alguna, no se trata de esperar a ver cómo se desarrolla el tema que se investiga para luego estar o no de acuerdo.

   … Lo que importa es la comprensión, no el recuerdo. Espero que vean la diferencia entre ambas cosas. La comprensión es inmediata, directa, es algo que ustedes experimentan intensamente. Pero si sólo recuerdan lo que han oído, ello servirá solamente como un patrón, como una guía para seguir, para repetir una idea, para imitar un ideal sobre el cual basar sus vidas. La comprensión no es un asunto de la memoria. Es una intensidad constante, un descubrimiento permanente. Por lo tanto, si sólo recuerdan aquello de que hablo, compararán y tratarán de modificar sus acciones o de ajustarlas a lo que recuerdan. Pero si realmente comprenden, esa comprensión misma genera acción, y entonces no tienen que actuar conforme a lo que recuerden. Por eso es muy importante no limitarse a recordar, sino escuchar y comprender instantáneamente.

   … Cuando uno está realmente interesado en comprender algo totalmente, pone su mente y su corazón, no retiene nada; pero, lamentablemente, han sido condicionados, educados y disciplinados por el entorno social y religioso para que condenen, para que se identifiquen, y no para que comprendan, Lo más fácil y absurdo es condenar; sin embargo, comprender es arduo y requiere flexibilidad e inteligencia. La condena, igual que la identificación, es una forma de autoprotección; condenar o identificarse es un obstáculo para la comprensión

   … Nuestra vida está en desorden. El desorden es contradicción, el conflicto de los opuestos. Cuando comprendemos ese desorden que hay en nosotros mismos, entonces, de dicha comprensión surge el orden, el orden que es preciso, matemático, en que no hay distorsión. Todo esto requiere una mente meditativa, una mente que es capaz de observar silenciosamente.”

  Krishnamurti 


MENTE Y CORAZÓN SE RENUEVAN

 

   “… Me gustaría que hicieran ustedes un descubrimiento vital, no un descubrimiento inducido por la descripción de otros. Si alguien les hubiera hablado, por ejemplo, del paisaje de aquí, vendrían con sus mentes ya dispuestas a causa de esa descripción, y entonces tal vez se sentirían decepcionados por la realidad. Nadie puede describir la realidad. Ustedes deben experimentarla, verla, percibir toda su atmósfera. Cuando ven su belleza y exquisitez, experimentan una jubilosa renovación, una reavivación interna.

   … ¿No es importante que haya una constante renovación, un renacimiento? Si el presente está cargado con la experiencia del ayer, no puede haber renovación. La renovación no es el acto de nacer y morir, está más allá de los opuestos; sólo la libertad de los recuerdos acumulados en la memoria trae la renovación, y la comprensión sólo es posible en el presente.

   … Siendo, pues, que estamos buscando la verdad por medio del conocimiento propio, y no somos meros propagandistas, es importante que comprendamos esto. Mediante la repetición, en efecto, uno se hipnotiza con palabras, con sensaciones, queda atrapado en ilusiones. Y para libertarse de eso, es imperativo experimentar directamente y, para experimentar directamente, uno debe captarse a sí mismo en el proceso de la repetición, de los hábitos, de las palabras, de las sensaciones. Esa captación nos brinda extraordinaria libertad, y así puede haber renovación, una constante vivencia, un estado de cosa nueva.

   … A medida que surge cada experiencia, pase por ella tan plena y hondamente como sea posible; examínela a fondo, sondéela de manera amplia y profunda; dese cuenta del dolor y del placer, de sus propios juicios e identificaciones. Sólo cuando la experiencia es completada hay renovación. Debemos ser capaces de vivir las cuatro estaciones en un día; estar agudamente atentos a la experiencia, y así comprender las acumulaciones de cada día y liberarnos de ellas.

   … ¿Y cómo es posible olvidar lo que somos? No lo podemos. Lo que sí podemos es examinar lo que somos, podemos darnos cuenta, sin justificación ni identificación, de lo que somos. Daos cuenta de ello, y veréis que se opera una transformación. Pero la dificultad consiste en estar pasivamente alerta, sin condenación; sólo entonces hay terminación.

   … La realidad es lo desconocido. La muerte es también lo desconocido. Pero decir que la muerte es bella, maravillosa, porque continuaremos en el más allá y toda esa insensatez, carece de realidad. Lo real es ver la muerte tal como es, un final; un final en el que hay renovación, renacimiento, no una continuidad. Porque aquello que continúa se deteriora, y lo que tiene el poder de renovarse a sí mismo es eterno.

    … Su meditación carece de valor en sí misma, tal como su acción carece de valor en sí misma, porque usted está buscando constantemente una culminación, una recompensa. Sólo cuando la mente y el corazón están libres de esta idea del logro, idea nacida del esfuerzo, la opción y la ganancia, sólo cuando uno está libre de esa idea, digo, existe una vida eterna, la cual no es una finalidad, sino un devenir perpetuo, una perpetua renovación.

   … En el intervalo entre la terminación de un problema y el comienzo de otro, hay renovación. Estamos viviendo siempre en el mañana o en el ayer. Si alguien te dijera que vas a morir al terminar el día, ¿qué harías? ¿No vivirías ricamente durante ese día? Nosotros no vivimos la rica plenitud de un día. No rendimos culto al día; estamos pensando siempre en lo que haremos mañana, en el juego de cricket que vamos a completar mañana, en el examen que vamos a rendir dentro de seis meses, en cómo vamos a disfrutar nuestra comida, en qué clase de ropas vamos a comprar, etc., siempre mañana o ayer. Y así jamás estamos viviendo; siempre estamos muriendo en el mal sentido.

   … Supongamos, por ejemplo, que me veo acosado por un problema que trato de resolver, y que sigo preocupándome. ¿Qué ocurre? ¿No hay renovación alguna, ¿verdad? El problema continúa día tras día, semana tras semana, año tras año. Cuando esa zozobra termina, empero, hay renovación; y entonces el problema tiene diferente significación. Sólo en el terminar hay renovación, sólo en la muerte hay un renacimiento; lo cual significa morir para el día, para el momento. Pero cuando hay mero deseo de continuar, y por lo tanto identificación con una creencia o con un recuerdo, eso es el “yo”, en esa continuación no hay renovación, lo cual es un hecho obvio.

   … Lo importante es que haya una renovación en la que pueda haber creación, ese impulso creador, ese sentido de constante renacimiento; y eso puede producirse tan sólo cuando hay muerte a cada minuto. Una mente así puede recibir aquello que es la verdad. La verdad no es algo absoluto, final, lejano.

   … Y la verdad no es continua, la verdad es un estado de ser que es atemporal. Ese estado puede experimentarse tan sólo cuando cada deseo, que da nacimiento a la continuidad, es comprendido y, con ello, llevado a su término. Lo conocido no puede conocer lo desconocido. La mente, que es el resultado de lo conocido, del pasado, que se basa en el pasado, no puede conocer lo inconmensurable, lo atemporal. La mente, el proceso del pensamiento, debe finalizar; entonces manifiéstase aquello que es lo desconocido, lo inconmensurable, lo eterno.”

   J. Krishnamurti