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EL MIEDO A LA INCERTIDUMBRE, A NO SER, CONTRIBUYE AL APEGO, A LA POSESIÓN

  

   “… ¿Por qué dependemos? Psicológicamente, internamente, dependemos de una creencia, de un sistema, de una filosofía; pedimos a otro que nos indique una forma de conducta; buscamos instructores para que nos muestren un estilo de vida que pueda brindarnos cierta esperanza, cierta felicidad. Así, siempre vamos en busca de alguna clase de dependencia, de seguridad, ¿no es así? ¿Puede la mente liberarse alguna vez de este sentido de dependencia? Lo cual no quiere decir que la mente deba tratar de alcanzar la independencia; eso es solo la reacción a la dependencia. No hablamos de independencia, de libertad con respecto a un estado en particular. Si somos capaces de investigar sin la reacción que implica el procurar librarnos de un estado particular de dependencia, entonces podemos penetrar más profundamente en ello.

   Aceptamos la necesidad de la dependencia, decimos que es inevitable. Jamás hemos cuestionado todo el asunto, por qué cada uno de nosotros busca alguna clase de dependencia. ¿No es porque, en el fondo, lo que realmente exigimos es permanencia, seguridad? Hallándonos en un estado de confusión, anhelamos que alguien nos saque de esta confusión. Por eso, estamos siempre interesados en cómo escapar del estado en que nos encontramos, o en cómo evitar tal estado. En el proceso de evitarlo, estamos obligados a crear alguna clase de dependencia, la cual se convierte en nuestra autoridad. Si para nuestra seguridad, para nuestro bienestar interno dependemos de otro, esa dependencia da origen a innumerables problemas; y entonces tratamos de resolver tales problemas, los problemas del apego. Pero jamás cuestionamos, jamás investigamos el problema de la dependencia misma. Quizá si pudiéramos, inteligentemente, con plena percepción alerta, investigar esta cuestión, seríamos capaces de descubrir que la dependencia no es en absoluto el problema, que ella es tan solo un modo de escapar de un hecho más profundo.

   … El renunciamiento, el autosacrificio, no es un gesto de grandeza para ser exaltado y copiado. Poseemos porque sin la posesión nada somos. Las posesiones son muchas y muy variadas. Uno que no posee cosas mundanas puede estar apegado al conocimiento, a las ideas; otro puede estar apegado a la virtud, otro a la experiencia, otro al nombre y a la fama, etc. Sin posesiones, el «yo» no existe; el «yo» es la posesión, los muebles, la virtud, el nombre. En su miedo a no ser, la mente se apega al nombre, a los muebles, al mérito; y abandonará estas cosas con el fin de alcanzar un nivel superior, siendo eso superior lo más gratificante, lo más permanente. El miedo a la incertidumbre, a no ser, contribuye al apego, a la posesión. Cuando la posesión es insatisfactoria o penosa, renunciamos a ella por un apego más placentero. La máxima posesión satisfactoria es la palabra Dios, o su sustituto, el Estado.

   … En tanto tenga uno renuencia a ser nada, que es lo que ocurre con ustedes, debe inevitablemente engendrar dolor y antagonismo. La buena disposición a ser nada no es una cuestión de renunciamiento, de esfuerzo interno o externo, sino de ver la verdad de lo que es. El hecho de ver la verdad de lo que es nos libera del miedo a la inseguridad, del miedo que engendra apego y nos lleva a la ilusión del desapego, de la renunciación. El amor a lo que es, es el principio de la sabiduría. Solo el amor comparte, solo en el amor hay comunión; pero el renunciamiento y el autosacrificio son los caminos del aislamiento y de la ilusión.

   Solo existe el apego; no hay tal cosa como el desapego. La mente inventa el desapego como una reacción a las penas del apego. Cuando reaccionamos al apego volviéndonos «desapegados», nos apegamos a alguna otra cosa. Por lo tanto, todo ese proceso es un solo proceso de apego. Nos apegamos a nuestra esposa o a nuestro marido, a nuestros hijos, a las ideas, a la tradición, a la autoridad y demás; y nuestra reacción a ese apego es el desapego. El cultivo del desapego es la consecuencia del dolor, de la pena. Queremos escapar del sufrimiento que genera el apego, y nuestro escape consiste en encontrar algo a lo que pensamos que podemos apegarnos. Así que solo existe el apego, y es una mente tonta la que cultiva el desapego. Todos los libros dicen: «Desapégate», pero ¿cuál es la verdad en esto? Si uno observa su propia mente, verá una cosa extraordinaria, que, al cultivar el desapego, la mente termina por apegarse a alguna otra cosa.

   … Somos las cosas que poseemos, somos aquello a lo que estamos apegados. El apego carece de nobleza. El apego al conocimiento no es diferente de cualquier otra afición gratificadora. El apego es ensimismamiento, ya sea en el nivel más bajo o en el más elevado. El autoengaño es una forma de escapar de la oquedad del «yo». Las cosas a las que estamos apegados, la propiedad, la gente, las ideas, se vuelven sumamente importantes, porque sin las muchas cosas con que llena su vacuidad, el «yo» no existe. El miedo a no ser contribuye a la posesión; y el miedo engendra ilusión, esclavitud a las conclusiones. Las conclusiones, materiales o ideales, impiden que fructifique la inteligencia, la libertad; y sólo en libertad puede tener existencia lo real. Sin esta libertad, la astucia es tomada por inteligencia. Las formas que adopta la astucia son siempre complejas y destructivas. Esta astucia autoprotectora es la que contribuye al apego; y cuando el apego causa sufrimiento, es esta misma astucia la que busca el desapego y encuentra placer en el orgullo y la vanidad del renunciamiento. La comprensión de las formas de la astucia de las modalidades del «yo», es el principio de la inteligencia.

   … Ningún idealismo, ningún sistema ni patrón de especie alguna, puede ayudarnos a desenmarañar los profundos procesos de la mente; por el contrario, cualquier fórmula o conclusión nos hará más difícil su descubrimiento. La persecución de lo que debe ser, el apego a los principios, a los ideales, el establecimiento de una meta, todo esto conduce a muchas ilusiones. Si hemos de conocernos a nosotros mismos, tiene que haber cierta espontaneidad, libertad de observación, y esto no es posible cuando la mente está encerrada en lo superficial, en los idealistas o materialistas.”

   J. Krishnamurti

        Audiotexto:

           


LA VERDAD NO TIENE TRADICIÓN, NO PUEDE SER TRANSMITIDA

 

   “… Estos encuentros o reuniones no son un entretenimiento, propaganda o un intercambio de ideas; se trata de interesarnos de verdad y profundamente en producir una revolución religiosa radical. Para eso se requiere cuestionarse uno mismo intensamente; se necesita cuestionar todo lo que el hombre ha creado, cada actitud, cada valor, cada tradición, cada relación, y eso es lo que vamos a hacer; no vamos a dejar piedra por remover. No hay nada que sea divino o sagrado; en consecuencia, para investigar se necesita una mente muy aguda, clara y precisa, no una mente cegada por ideas, palabras o sentimientos. Así pues, para pensar con gran claridad debe haber libertad, de lo contrario, no es posible pensar libremente. Si uno es hindú, parsi o lo que sea, si esa es la base, si ese es el punto de partida del pensar, será totalmente imposible pensar con claridad, porque no hay libertad. De modo que el requisito fundamental para investigar es la libertad, porque entonces uno puede empezar a cuestionar.

   … Cuando estamos atemorizados nos aferramos no solo a las cosas externas, sino también a las internas, tales como la tradición. Para la mayoría de las personas de edad avanzada y para las que en lo interno son insuficientes y vacías, la tradición importa muchísimo. ¿Han notado esto entre sus amigos, sus padres y maestros? ¿Lo han notado en sí mismos? En el momento en que hay temor, temor interno, tratan de ocultarlo bajo la respetabilidad, siguiendo una tradición, y así pierden la iniciativa. A causa de que les falta iniciativa y solo siguen a otros, la tradición se vuelve muy importante, la tradición de lo que dice la gente, la tradición de lo que ha sido transmitido desde el pasado, la tradición que carece de vitalidad, del sabor de la vida, porque es una mera repetición sin significado alguno.

   … Las personas que tienen miedo imitan a otras; se aferran a la tradición, a sus padres, a sus esposas o maridos, a sus hermanos. Y la imitación destruye la iniciativa. ¿Saben?, cuando dibujan o pintan un árbol, no imitan el árbol, no lo copian exactamente como es, lo cual sería una mera fotografía. A fin de tener la libertad necesaria para pintar un árbol o una flor o una puesta de sol, tienen que sentir lo que estas cosas les comunican, el significado, el sentido que tienen. Esto es muy importante, que traten de comunicar el significado de lo que ven y no que meramente lo copien, porque de ese modo están abiertos al proceso creativo. Y para esto tiene que haber una mente que sea libre, que no esté cargada con la tradición, con la imitación. Miren nada más que sus propias vidas y las vidas de quienes los rodean, vean lo tradicionales, lo imitativas que son. 

   Pasan diez o quince años de sus vidas en la escuela adquiriendo información; sin embargo, nunca se toman tiempo, ni una semana, ni siquiera un día, para pensar plenamente, completamente en algunas de estas cosas. Por eso parece tan difícil, pero en realidad no lo es en absoluto. Al contrario, si le dedican tiempo podrán ver por sí mismos cómo trabaja la mente de ustedes, cómo opera, cómo responde. Y es muy importante que empiecen a comprender su propia mente mientras son jóvenes, de otro modo crecerán siguiendo alguna tradición, lo cual tiene muy poco sentido; imitarán, o sea, que seguirán cultivando el temor y así nunca serán libres.

   … La experiencia condiciona al cerebro, es obvio, y experiencia significa conocimiento. Para aprender a conducir un auto se necesita experiencia, debe sentarse en el vehículo, aprender a manejarlo y con la experiencia sabrá llevarlo, ¿Es el conocimiento el factor base de nuestro condicionamiento? EI conocimiento es la repetición de cierta tradición. El conocimiento es necesario, de lo contrario no podríamos movernos, conducir un coche, trabajar, siempre que uno tenga trabajo. El conocimiento es necesario en cierta área física, pero el conocimiento también condiciona nuestro cerebro. Nos programan los periódicos, las revistas, la constante repetición de que soy inglés, francés o indio, esa constante repetición embota el cerebro, lo hace repetitivo y mecánico. Tal vez puede parecer una forma de vivir segura, pero es muy peligrosa. La repetición de la cultura en los distintos países es un proceso de aislamiento y, por tanto, crea división y guerra. Esa solo es una razón más de la guerra. ¿Somos conscientes de que nuestro cerebro ha sido programado?

   … No obstante, para investigar es necesario que haya libertad; para investigar de manera profunda y duradera uno no puede depender de los libros, de las ideas, de las tradiciones, porque sin libertad no es posible investigar; si la mente está aferrada a cualquier dogma, tradición, creencia, etc., no es posible investigar. El problema para la mayoría no consiste en que seamos incapaces de inquirir o investigar, sino en que, al parecer no somos capaces de desprendernos realmente de las cosas, de dejarlas de lado y, por tanto, no somos capaces de tener una mente renovada, joven e inocente que pueda mirar el mundo y todos los terribles acontecimientos que están sucediendo.

   … La ciencia, las matemáticas y la tecnología de que dispone ahora el ser humano son absolutamente necesarias. Sin embargo, vivir en este mundo de tecnología, información y conocimientos que se desarrollan tan rápidamente, tiende a hacer la mente muy superficial, y la mayoría de nosotros nos contentamos con seguir con esa superficialidad, porque el conocimiento y la tecnología nos dan más dinero, más comodidad, más de la llamada libertad; cosas, todas ellas, que son altamente respetadas por una sociedad degradada, que está desintegrándose. Así pues, la mente que quiere ir más allá de sí misma, ha de comprender las limitaciones de la tecnología, el conocimiento y la información, y estar libre de tales limitaciones.  

   … ¿Saben lo que es una mente libre? ¿Alguna vez han observado la propia mente? No es libre, ¿verdad? Siempre están a la expectativa de lo que sus amigos dicen de ustedes. Esa mente es como una casa cercada por una valla o por un alambre de púas. En este estado nada nuevo puede acontecer, lo nuevo solo es posible cuando no hay temor.

   La verdad no tiene tradición, no puede ser transmitida.”

    J. Krishnamurti

        Audiotexto:

           


¿ES POSIBLE ENCONTRAR ESE ALGO SAGRADO Y VIVIR DE ACUERDO CON ELLO?

      

   “… Salvo la religión budista, la mayoría de las otras religiones están haciendo lo que usted dice. La religión es hoy un gran negocio. Algunas de las religiones organizadas lo hacen abiertamente, con todo su poder económico y su fuerza humana. Otros grupos lo hacen solo con su fuerza económica. Creer ciegamente en algo, cualquier cosa que sea, y luego tratar de imponérselo a otros es siempre un error. No hace falta que hablemos de las religiones organizadas como el islam o el cristianismo; sus actividades son de sobra conocidas. Pero esa misma actitud está ahora siendo adoptada por el hinduismo. Esta gente está construyendo templos en ciudades como Nueva York, Milwaukee y Filadelfia. ¿Qué necesidad hay de llevar a otros países todas las tonterías que aquí se realizan en nombre del hinduismo? ¿Por qué tenemos que exportarlo? ¿Qué se va a lograr llevando a esos lugares extranjeros toda esta superstición, esta pomposidad y esta parafernalia? La religión ha perdido su contenido real. Hoy es organizada como cualquier otro negocio, como cualquiera de las grandes compañías multinacionales. Y tras esas religiones organizadas operan fuerzas muy poderosas. Tienen dinero para gastar y no dudan en utilizar métodos duros. Los periódicos silencian sus actividades y no las critican porque no quieren perder a sus lectores. Tanto las religiones organizadas como los gurús,  están interesados solamente en aumentar la fuerza de sus instituciones y el número de sus seguidores. ¿Es eso una religión o es mero fanatismo? ¿Y qué diferencia hay entre una religión así y la política?

   … Su pregunta es si personas conscientes podrían unirse para evitar el peligro que esas religiones suponen. El problema es que hay muy pocas personas religiosas que sean conscientes. La consciencia no va con la superstición. La corrupción está en todas partes y las gentes llamadas religiosas contribuyen a ella. Vea a los seguidores de todos esos gurús, vea cómo se pelean unos con otros diciendo: “Mi gurú es mucho mejor que el tuyo”. ¿Dónde está la gente consciente? ¿La ve usted en esos grupos que compiten? En cuanto a los intelectuales, ellos no quieren saber nada de la religión. Rehúyen incluso la propia palabra “religión”. Prefieren no tocar eso. Parece que no han investigado en absoluto la posible existencia de algo sagrado, no tocado por el hombre, ni la posibilidad de descubrir ese algo. Al mirar todo esto, uno se pregunta por qué no es posible que exista una religión que no esté basada en creencias, en dogmas y en rituales, sino en una vida diaria moral y ética. ¿Es posible encontrar ese algo sagrado y vivir de acuerdo con ello? ¿Pero quién escucha estas palabras?

   … La propia sencillez de esta afirmación, «lo que es, es lo más sagrado», nos induce a un grave error, porque no vemos la verdad que encierra, Si ve que ‘lo que es’ es sagrado, entonces no matará, no promoverá guerras, no generará esperanzas ni explotará; pero si ha hecho todas estas cosas no puede alegar inmunidad contra una verdad que ha vulnerado. El hombre blanco que le dice al negro amotinado: No interfiera, no incendie, ‘lo que es’, es sagrado, en realidad no ha visto, porque si hubiese visto, el negro sería sagrado para él y entonces no habría necesidad de quemar nada. Por tanto, si cada uno de nosotros ve esa verdad habrá un cambio; el ver la verdad es el cambio. 

   … ¿Y por cuál pauta habrá de juzgarse la verdad? Están los que dicen que el esfuerzo y el experimento son necesarios para la verdad, ¿pero la verdad ha de ganarse a través del esfuerzo, a través del experimento, de la prueba y el error? Están los que luchan y hacen valientes esfuerzos, los que bregan de manera espectacular, ya sea públicamente o quietos en una caverna; ¿y ellos habrán de encontrar la verdad? ¿Es la verdad una cosa que haya de descubrirse mediante el esfuerzo? ¿Existe un sendero hacia la verdad, vuestro sendero y el mío, el sendero de uno que hace un esfuerzo y el sendero de otro que no lo hace? ¿Hay dos verdades, o la verdad tiene muchos aspectos?

   … Usted pregunta por un cómo, pero el «cómo» es el gran error, es el factor que separa, porque existe el «cómo» suyo, el «cómo» mío y el «cómo» de alguien más. Por tanto, si nos olvidáramos para siempre de esa palabra empezaríamos realmente a investigar y a dejar de buscar un método para conseguir un resultado prefijado. Ahora bien, ¿puede descartar por completo esas ideas de un método, de un resultado? Si puede establecer un resultado es porque ya lo conoce; por consiguiente, dicho resultado está condicionado, no es libre. Pero si descartamos el método, entonces ambos estamos en condiciones de investigar si es posible producir un todo armonioso, sin inventar un agente externo, porque cualquier agente externo, ya sea medioambiental o extra-ambiental, sólo agravará el problema. Antes que nada, la mente es la que se divide a sí misma en sentimiento, intelecto, y medio; la mente es la que inventa el agente externo, es la que crea el problema.

  … Lo que preguntamos es: ¿Nos hemos comunicado unos con otros? ¿Hay comunión sobre algo entre usted y el que habla? Cuando usted le dice a alguien: «te amo», esas pocas palabras bastan; ha comunicado usted algo que siente muy profundamente, algo muy real, que no son simples palabras. Y si podemos decirlo de esta manera, «¿hay amor en nosotros, lo que es realmente un estado de comunión, no sentimiento ni emoción, no toda esa bagatela, sino libertad; hay amor de modo que seamos seres humanos totalmente distintos?» Al fin y al cabo, tal es el sentido de esta reunión, acudir al fundamento mismo de nuestro ser para que descubramos algo de una dimensión por completo diferente. Podemos cometer un error, probablemente lo cometeremos, pero cuando así sea, podemos verlo de inmediato y eliminarlo sin seguir encenagándonos en ese error.

   … Escuchar es lo más importante, no lo que practique después. Escuchar es una acción instantánea, mientras que practicar hace que los problemas se prolonguen. Practicar es inatención. Nunca practique, porque sólo puede practicar errores; sin embargo, aprender es siempre nuevo.”

   J. Krishnamurti

        
           Audiotexto:

           


LA PAZ NO ES UNA CREACIÓN DE LA MENTE Y SOLO SE PUEDE COMPRENDER CUANDO HAY PLENITUD EN EL CORAZÓN

 

   “… El deseo de ganancia y de posesión, el anhelo de identificación con algo superior a nosotros, crea el espíritu de nacionalismo, y el nacionalismo engendra la guerra. En todos los países, el gobierno, estimulado por la religión organizada, sostiene el nacionalismo y el espíritu separatista. El nacionalismo es una enfermedad y no podrá jamás realizar la unidad mundial. No podemos alcanzar la salud mediante una enfermedad, tenemos primero que libertarnos de la enfermedad.

   … Nuestras actuales instituciones sociales no pueden evolucionar hacia una federación mundial, porque sus mismos cimientos son falsos. Los parlamentos y los sistemas educativos que defienden la soberanía nacional y destacan la importancia del grupo jamás pondrán fin a la guerra. Cada grupo separado de personas, con sus gobernantes y gobernados, es germen de guerra. A menos que alteremos fundamentalmente las presentes resoluciones entre los hombres, la industria inevitablemente nos llevará a la confusión y será un instrumento de destrucción y miseria; mientras haya violencia y tiranía, engaño y propaganda, la fraternidad del género humano no puede realizarse.

   … A la mayor parte de nosotros nos consumen los temores de todas clases, y estamos grandemente preocupados por nuestra propia seguridad. Esperamos que por algún milagro no haya más guerras, mientras acusamos a otros grupos nacionales de ser los instigadores de las guerras, y ellos a su vez nos culpan a nosotros del desastre. Aunque la guerra es un factor perjudicial a la sociedad, nos preparamos para la guerra y desarrollamos en la juventud el espíritu militar.

   … Pero, ¿tiene acaso el entrenamiento militar lugar alguno en la educación? Todo depende de la clase de seres humanos que queramos que sean nuestros hijos. Si queremos que sean eficientes guerreros, entonces el entrenamiento militar es necesario. Si queremos disciplinarlos y regimentar sus mentes, si nuestro objetivo es hacerlos nacionalistas y, por lo tanto, irresponsables con la sociedad como un todo, entonces el entrenamiento militar es un buen medio para conseguirlo. Si queremos la muerte y la destrucción, el entrenamiento militar es evidentemente importante. La función de los generales es planear y hacer la guerra, y si nuestra intención es estar en batalla constante con nuestros vecinos, entonces, por supuesto, tengamos más generales.

   … Todos los gobiernos soberanos tienen que prepararse para la guerra, y nuestro propio gobierno no puede ser la excepción. Para que los ciudadanos sean eficientes en la guerra, para que estén bien preparados para el cumplimiento efectivo de sus deberes, los gobiernos tienen evidentemente que guiarlos y dominarlos. Tienen que educarlos para que actúen como máquinas, que sean cruelmente eficientes. Si el objetivo y el fin de la vida es destruir o ser destruido, entonces la educación debe estimular la crueldad, y yo no estoy del todo seguro de que en realidad esto no es lo que deseamos en nuestro fuero interno, porque la crueldad corre pareja con el culto del éxito.

   La verdadera educación es incontrovertiblemente un peligro para los gobiernos soberanos, y por eso se usan sutiles o severos medios para impedirla. La educación y la alimentación en manos de los pocos se han convertido en medios para dominar al hombre, y los gobiernos, ya sean de izquierda o de derecha, no se preocupan mientras somos máquinas eficientes para producir mercancías y balas.

   … Tengo miedo de lo externo y de lo interno, tengo miedo de que maten a mi hijo en la guerra, la guerra es algo externo, es un invento de la tecnología que ha desarrollado estos instrumentos monstruosos de destrucción, e internamente me aferro a mi hijo, lo amo, lo he educado conforme a esa sociedad en la que vivimos, la cual dice que hay que matar. Esa sociedad que hemos construido es corrupta, es inmoral, solo se interesa por el consumismo, por progresar cada vez más, no tiene ningún interés en el completo desarrollo del mundo ni del ser humano.

   … Como saben, no tenemos compasión, lo que tenemos son grandes conocimientos, mucha experiencia; podemos hacer cosas extraordinarias en medicina, en el ámbito tecnológico, en la ciencia, pero no tenemos ninguna clase de compasión. Compasión significa pasión por todos los seres humanos, por los animales y por la naturaleza; ¿cómo puede haber compasión si hay miedo, si la mente está persiguiendo constantemente el placer?

   … Cada día de nuestra vida la vivimos con toda esta confusión, con todo el esfuerzo que la gente tiene que hacer, con todos los problemas que debemos afrontar. Los políticos hablan de paz, la jerarquía de la iglesia católica habla de paz, igual que lo hacen los hindúes, los budistas y los musulmanes, pero el hecho es que no hay paz. Necesitamos paz para poder crecer, florecer, comprender, tener tiempo para mirar alrededor, para explorar en nosotros mismos y ver lo que podemos encontrar ahí dentro. La paz no es la “libertad de algo”, ni la libertad entre dos guerras, entre dos peleas, entre dos problemas, ni tampoco es paz esa sensación física de relajación. La paz es algo mucho más fundamental, mucho más profundo que la libertad física que uno puede tener o puede pensar que tiene. ¿Es posible vivir en paz interna, psicológica o externa? Posiblemente deseemos la paz y veamos su necesidad, pero no vivimos una vida pacífica.

   El mundo se prepara para la guerra, las ideologías se enfrentan unas a otras sin tener en cuenta a los seres humanos, tan solo pretenden ampliar su poder. Así pues, no podemos esperar la paz de los políticos o de los gobiernos. Esto es un hecho. Las religiones han contribuido a las guerras. Han torturado, condenado, excomulgado, quemado, y al minuto siguiente hablan de paz. Probablemente solo los antiguos budistas e hindúes aceptaron la máxima “no matarás”, pero también mataron. Aquellas religiones que se basan en los libros se vuelven fanáticas, fundamentalistas, terroristas del mundo. En consecuencia, ¿dónde podemos encontrar la paz? Porque si no tenemos paz seremos como animales, nos destruiremos unos a otros, destruiremos el mundo, los océanos y el aire.

   … La paz no es una creación de la mente y sólo se puede comprender cuando hay plenitud en el corazón.”

   J. Krishnamurti

        Audiotexto:

           

SENSIBILIDAD, INTELIGENCIA Y LIBERTAD EN LA ACCIÓN SON LA BELLEZA DEL VIVIR

 

   “… La meditación es un movimiento sin motivo alguno, sin palabras, sin la actividad del pensamiento, debe ser algo que no se decida deliberadamente, sólo entonces la meditación es un movimiento en el infinito, inmensurable para el hombre, sin una meta, sin un final ni un principio. Y eso genera una sorprendente acción en la vida diaria, porque entonces la vida es una y así se vuelve sagrada. Y aquello que es sagrado no puede ser jamás destruido. Matar a alguien es infame, clama al cielo, como un pájaro encerrado en una jaula. Uno nunca se da cuenta de lo sagrada que es la vida, no sólo la pequeña vida de uno, sino la vida de millones de otros seres, desde las criaturas de la naturaleza hasta los extraordinarios seres humanos. Y en la meditación que no tiene medida alguna está la verdadera acción de aquello que es lo más noble, lo más sagrado y sublime. 

   … Usted no puede ser íntegro si no sabe lo que es el amor. Si usted es íntegro, en el sentido en que estamos hablando, esa pregunta no tiene cabida. ¿Ha observado alguna vez una flor al lado del camino? Ella está ahí, vive bajo el sol, ondea al viento, en la belleza de la luz y el color, pero no le dice: "Ven y aspira mi aroma, deléitate en mí, mírame". Ella vive, y su misma acción de vivir es amor.  

   … Se le escapan las formas más sutiles de la observación. Estas significan vernos a nosotros mismos como realmente somos, sin querer corregirnos ni cambiar lo que vemos ni escapar de ello, tan sólo vernos como somos realmente, de modo que la mente no vuelva a caer en otra serie de hábitos. Cuando una mente así mira una flor o el color de un vestido o una hoja muerta cayendo de un árbol, es entonces capaz de ver vívidamente el movimiento de esa hoja mientras cae, y el color de esa flor. De modo que, tanto en lo externo como en lo interno, la mente se vuelve intensamente activa, dúctil, alerta; hay una sensibilidad que la torna inteligente. Sensibilidad, inteligencia y libertad en la acción son la belleza del vivir.

   … Cualquier acción que emana de la conciencia, la cual está condicionada, inevitablemente tiene que ser fragmentaria y así, contradictoria, confusa. Si usted ha nacido en un mundo comunista, socialista o católico, la cultura en que ha nacido esa mente particular, cerebro, está condicionada por esa cultura, por las normas, los valores, las aspiraciones de esa sociedad. Y cualquier acción nacida de esta conciencia, inevitablemente tiene que ser fragmentaria. No me hagan ninguna pregunta aún, simplemente vigílense. Primero escuchen lo que tiene que decir el que habla, no introduzcan sus preguntas o pensamientos. Luego, después de haber escuchado con mucha serenidad, pueden empezar a formular preguntas y entonces pueden decir: "Tiene razón, no tiene razón", etc. Pero si las preguntas siguen en su mente, desde luego, no están escuchando. De esa manera, cesa nuestra comunicación, dejamos de compartir juntos; y como la cosa que estamos investigando es un problema muy complejo y sutil, primeramente, tiene que escuchar. 

   … Señor, ¿nota usted mismo que está siempre actuando desde un centro? El centro puede que sea un motivo, el centro puede que sea el temor o la ambición; siempre está actuando desde un centro, ¿no es así? "Te amo", "te odio", "quiero ser poderoso''. Toda acción, según la conocemos, emana de un centro. Ya se identifique el centro con la comunidad o con una filosofía, sigue siendo el centro; la cosa con que se identifica se convierte en el centro. ¿Se da usted cuenta de si esta acción sigue continuamente o si hay momentos en que el centro no está activo? Esto sucede; súbitamente, usted está mirando, viviendo, sintiendo sin un centro, y esa es una dimensión por completo diferente. Después el pensamiento empieza a decir: ¡Qué cosa maravillosa fue esta! Me gustaría que continuara. Entonces, eso se convierte en el centro.

   … La liberación ha de ser alcanzada mediante la acción y a través de la acción, mientras que usted considera la acción como no significativa en sí, sino meramente como un escalón hacia una recompensa. La liberación no se realiza por intermedio de la acción, sino en la acción misma. Espero que vea el significado de esto. Somos bondadosos porque deseamos llegar a una comprensión correcta. Una bondad así carece de valor. De igual modo, decimos que somos virtuosos, pero si hemos de ser virtuosos para obtener la liberación, eso no es más que un comercio. En consecuencia, nuestra acción se basa siempre en el temor, la recompensa o el castigo, y el significado de la acción se pierde. Así, el amor no tiene sentido; la ternura, el afecto, ninguna de estas cosas tiene sentido. Para mí, acción y comprensión son la misma cosa. La comprensión no es una cosa mental ni es algo que está aparte de su sentir y pensar, es todo uno. Su acción, si es completa, solo puede originarse en la armonía de mente y corazón, y la comprensión es eso. Uno no puede dividir pues, la acción de la comprensión.

   … Es muy importante comprender esto. ¿Está el pasado informándole de los efectos del temor, o hay una percepción directa, un darse cuenta de los efectos del temor ahora? Si el pasado le está diciendo cuáles son los efectos del temor, la acción es incompleta y, por lo tanto, contradictoria, engendra conflicto. Pero si uno se da cuenta completamente de los efectos del temor ahora, la acción es total.

     … Así que cuando hace algo, hágalo completamente. No trate de estar alerta. En ese hacer algo completamente, descubrirá. Y usted actúa así cuando está enamorado, cuando se siente arrebatado por algo inmenso. Pero eso es meramente un estímulo. Cuando ve un cuadro hermoso, una bella pintura, se siente arrebatado, momentáneamente son una sola cosa, su acción es armoniosa, completa. O sea, que una belleza externa ha eliminado completamente de usted esta idea del “yo”, esta cosa particular.

   … Cuanto más os conocéis a vosotros mismos, más claridad existe. El conocimiento propio no tiene fin, no alcanzáis una realización, no llegáis a una conclusión. Es un río sin fin. Y a medida que se lo estudia, que en él se ahonda de más en más, encuéntrase la paz. Solo cuando la mente está tranquila, mediante el conocimiento propio, no mediante una autodisciplina impuesta, solo entonces, en esa quietud, en ese silencio, puede advenir la realidad. Es solo entonces cuando puede existir la beatitud, cuando puede haber acción creadora.”

    J. Krishnamurti

        
            Audiotexto:

           


NINGÚN NUEVO ORDEN SURGIRÁ HASTA QUE INDIVIDUALMENTE DESTRUYAMOS NUESTRAS BARRERAS PSICOLÓGICAS Y NOS LIBEREMOS

    

   “… Es un mundo en constante movimiento de acción y reacción, de reto y respuesta, de problema tras problema. Estos problemas aumentan; no solo los políticos los crean, sino también la gente religiosa, y nosotros también creamos problemas. Nosotros hemos creado esa sociedad, esta sociedad no ha surgido de la nada, es lo que nosotros somos. Si nuestra casa interna está desordenada, si es irritante e inflexible, entonces creamos una sociedad agresiva, cruel, injusta, etc. Nuestra responsabilidad no es cambiar la sociedad, sino ver en nuestro viaje, en el mismo momento en que se emprende el viaje, ver si existe la posibilidad de cambiarnos a nosotros mismos, la posibilidad de una revolución psicológica y no una revolución física.

   … No podemos ser inteligentes sustituyendo simplemente un gobierno por otro, un partido o grupo por otro, un explotador por otro. Las revoluciones sangrientas no pueden resolver jamás nuestros problemas. Solo una profunda revolución interna que altere todos nuestros valores puede crear un ambiente diferente, una estructura social inteligente; y tal revolución solo la podemos hacer usted y yo. Ningún nuevo orden surgirá hasta que individualmente destruyamos nuestras barreras psicológicas y nos liberemos.

   … Han existido guerras religiosas a las que se ha considerado como guerras justas. ¿Cómo puede haber una guerra justa? ¿Cómo puede ser justo matar a una persona? Nuestra vida de odio, de competencia, de antagonismo, de ambición, de búsqueda de poder, de posición y de prestigio genera la guerra. Y la guerra, que es violencia, es la verdadera esencia del desorden.

  … No es cuestión de quién tiene el más grande poder militar. Es más bien el problema del hombre contra el hombre; es el hombre el que ha creado las ideologías, y estas ideologías que el hombre ha creado están las unas contra las otras. Hasta que estas ideas, estas ideologías lleguen a su fin y cada hombre se vuelva responsable por los otros seres humanos, no podrá haber paz en el mundo.

   … Podrían investigar por qué los seres humanos, que han vivido en esta tierra tal vez por cuarenta, cincuenta mil años o más, han llegado a ser lo que son, torpes, violentos, supersticiosos. Nosotros somos la sociedad, hemos creado esta sociedad en que vivimos, y para generar orden en esa sociedad, nuestra propia casa debe hallarse en orden, un orden que no existe. Nuestra casa, la casa en que vivimos, no es la casa física, sino la casa de nuestras luchas, conflictos, desdichas, confusión y dolor. Esa es nuestra casa y no producimos orden en ella. La mera exigencia de un orden externo tiene muy poca significación.

   … El caos, el conflicto y la desdicha actuales, podrán ser comprendidos y resueltos solo cuando cada individuo discierna el proceso de la ignorancia, que él mismo engendra mediante sus propias acciones. Para dar origen al orden y al bienestar del hombre, cada uno de nosotros, mediante su propio y recto esfuerzo, tiene que discernir este proceso y ponerle fin. Esto requiere una mente alerta y la acción apropiada, no el seguir un sistema particular de pensamiento, no el disciplinar la mente y el corazón a fin de alcanzar esa realidad que no puede ser descrita ni concebida. Solo cuando se disuelve la causa del dolor existe la bienaventuranza de la realidad.

   … Ciertamente, la cosa más importante para cualquier ser humano es vivir en orden, en armonía con todas las cosas que le rodean, aun con el ruido de las grandes ciudades, aun con algo que sea feo, vulgar, sin permitir que ello afecte o altere el curso de su vida, que altere o deforme el orden en que está viviendo. Sin duda, señor, el orden es la cosa más importante en la vida o, más bien, una de las más importantes.

   … Los sistemas educativos o políticos no cambian misteriosamente, se transforman cuando nosotros cambiamos fundamentalmente. El individuo es de primordial importancia, no el sistema; y mientras el individuo no comprenda el proceso total de su propia existencia, no hay sistema, sea de derecha o de izquierda, que pueda traer orden y paz al mundo.

   … El verdadero propósito de la educación es dar al ser humano completa libertad para que pueda desarrollarse, y crear una sociedad diferente, un nuevo mundo.

   … Tenemos que crear un mundo nuevo. Estas no son meras palabras, una simple idea. Tenemos que crear, efectivamente, un mundo por completo diferente en el que, como seres humanos, no estemos combatiendo unos con otros, destruyéndonos mutuamente; en que uno no domine al otro con sus ideas ni con sus conocimientos; en que cada ser humano sea libre en realidad, no en teoría. Y solo en esta libertad es posible aportar orden al mundo. Vamos pues, a desenredar si es que podemos, la red que hemos tejido en torno a nosotros mismos, la cual impide la cooperación y nos divide, y produce tan intensa ansiedad, dolor y aislamiento.

   … Usted no está realmente interesado en la injusticia; si lo estuviera, jamás se pondría furioso. Está furioso porque en el odio y la furia hay una satisfacción emocional, uno se siente dominante odiando o estando furioso. Si en nuestra relación humana hay compasión e indulgencia, si somos generosos y benévolos, ¿cómo es posible entonces que también haya brutalidad, odio? Si no tenemos amor, ¿cómo puede haber orden y paz? Deseamos reformar a otros, cuando nosotros mismos estamos más necesitados de ello. No es el otro el cruel, el injusto, lo somos nosotros. Para comprender esto, debemos estar constantemente alerta. El problema somos nosotros mismos, no otro. Y le digo que cuando observa la furia en sí mismo y empieza a tomar conciencia de sus causas y expresiones, entonces, en ese comprender hay compasión, indulgencia.

   … Sin conocerse uno mismo, haga lo que haga, ya sea reformar o promover cualquier clase de revolución, nunca creará un mundo donde el individuo se desarrolle como un ser humano total, y pueda así cambiar la sociedad.”

   J. Krishnamurti

            Audiotexto:

           


¿El pensar es meramente la habitual respuesta a un patrón también habitual?

SOLO CUANDO APARTÁIS LAS COSAS DE LA MENTE, SOLO CUANDO VUESTRO CORAZÓN ESTÁ VACÍO DE LAS COSAS DE LA MENTE, HAY AMOR

  

   “… Cuando estamos apegados a cualquier cosa o persona, siempre hay miedo, miedo de perder aquello a lo que uno se apega. Hay siempre un sentimiento de inseguridad y de celos.

   … Conviene que lo examinemos a fondo, pues el siguiente paso es observarse a uno mismo en relación con otro. Observar el árbol es relativamente fácil, ya que no interfiere con la felicidad de uno ni con sus deseos; no es más que un árbol. Ahora bien, si no son capaces de mirarlo sin ponerle nombre, sin sus conocimientos botánicos acerca de él, que constituyen el pasado, no podrán ver la belleza, la cualidad total del árbol. Esto es bastante simple. El siguiente paso es mirar a su esposa, a su marido o a su amigo sin el observador, es decir, sin la imagen que han creado acerca de ellos. Comprender todo esto nos llevará a una acción libre de contradicciones, a una acción que es total, completa en sí misma. A menos que esto se comprenda, sus acciones seguirán siendo contradictorias y conflictivas. Tiene una imagen de su esposa y ella tiene una imagen de usted, creo que esto es obvio. Bien, ¿cómo se han formado esas imágenes? ¿Cuál es el mecanismo que las crea? Sin comprender cuál es y cómo funciona ese mecanismo, no sabrán poner fin a la creación de imágenes. Sigan esto paso a paso, por favor, es su vida, no la mía.

   Es su vida lo que tienen que comprender, no lo que dice quien les habla, pues él únicamente señala lo que son sus vidas. Si no quieren mirarla, no lo hagan, no necesitan fingir; pero solo si la examinan nacerá en ustedes una acción armoniosa, sin contradicciones, una acción bella. Cuentan con una imagen de su esposa o de su marido, una imagen que han construido a lo largo de los años o de unas horas. Es la imagen de su esposa ofreciéndoles placer sexual, y de todo lo demás que ocurre entre marido y mujer, la dominación, la intimidación, la irritación, los reproches. Saben mejor que yo lo que sucede. ¿Cómo se forman esas imágenes? Por favor, obsérvenlo en sí mismos. Olviden la explicación que está dando quien les habla y obsérvenlo por sí mismos; utilicen a quien les habla como un espejo en el que verse a sí mismos. Las células cerebrales lo graban todo, cada incidente, cada influencia, como un magnetófono. Cuando su esposa les regaña queda registrado; cuando le exigen algo y ella se enfada, queda registrado también. El cerebro es una grabadora en funcionamiento permanente, ya sea uno consciente de ello o no.

   No necesitan estudiar biología, psicología, ni leer ningún libro científico si son capaces de observarse a sí mismos, porque en cada uno está contenido el maravilloso libro de lo que son, y lo que pueden aprender de él es infinito. Decíamos que a lo largo de los años o de unos días, el cerebro ha grabado todo tipo de recuerdos y esos recuerdos son las imágenes. La esposa tiene una imagen del marido y el marido una imagen de la esposa, y a la relación entre esas dos imágenes es a lo que llaman matrimonio, que en realidad no es una relación, puesto que relación significa contacto directo, percepción directa, significa comprender juntos, compartir. Vean cómo entra en funcionamiento la maquinaria; cuando uno se enfada con su esposa, o ella con uno, se forma una imagen inmediatamente, y esa imagen es almacenada, va adquiriendo cada vez más fuerza, y se convierte en el factor divisivo; por tanto, hay conflicto entre ella y usted. ¿Puede esa maquinaria fabricadora de imágenes detenerse definitivamente, de modo que estén en contacto directo con el mundo, en lugar de relacionarse con él a través de una idea? Mire, señor, cuando tiene hambre, está en contacto directo con el hambre, ¿no es así? No necesita que nadie le diga que está hambriento, no le hace falta acudir a un psicoanalista ni a un gurú. La comprensión, la experiencia del hambre y la reacción a ella son directas. Vemos entonces que cuando uno tiene una imagen del mundo, de uno mismo, de su vecino o de su esposa, esa imagen crea división. Y la imagen no se reduce al recuerdo de la ira o el reproche, no surge sólo entre dos personas, sino que abarca también las ideas, los conceptos, las creencias.

   … Así pues, lo que llamamos nuestro amor es cosa de la mente. Miraos a vosotros mismos, señores y señoras, y veréis que lo que estoy diciendo es evidentemente cierto; de otro modo nuestra vida, nuestro matrimonio, nuestras relaciones, serían enteramente diferentes y tendríamos una nueva sociedad. No nos ligamos a otro por fusión, sino por contrato que recibe el nombre de amor, de matrimonio. El hombre que desea fundirse con algo más grande, unirse con otro, evita la miseria, la confusión; pero la mente sigue en estado de separación, o sea de desintegración. El amor no conoce fusión ni difusión, no es personal ni impersonal, es un estado de ser que la mente no puede encontrar; ella puede describirlo, darle una definición, un nombre, pero la palabra, la descripción, no es el amor. Solo cuando la mente esté quieta conocerá el amor, y ese estado de quietud no es algo que haya de cultivarse. El cultivo sigue siendo acción de la mente; la disciplina sigue siendo producto de la mente, y una mente que esté disciplinada, controlada, subyugada, una mente que resiste, que explica, no puede conocer el amor. Puede que leáis, que escuchéis lo que se dice acerca del amor, pero eso no es amor. Solo cuando apartáis las cosas de la mente, solo cuando vuestro corazón está vacío de las cosas de la mente, hay amor. Entonces sabréis lo que es amar sin separación, sin distancia, sin tiempo, sin temor. Y eso no está reservado a unos pocos. El amor no conoce ninguna jerarquía, sólo hay amor. Solo existen los muchos y el uno, una exclusividad, cuando no amáis. Cuando amáis, señores, no existe ni el “vosotros” ni el “yo”, en ese estado sólo hay una llama sin humo.

   … ¿Pueden dos personas estar enamoradas y ambas ser tan inteligentes, tan sensibles que haya libertad y no exista ese centro que genera conflicto? El conflicto no es el sentimiento de enamoramiento, el enamoramiento no tiene conflicto alguno. En el enamoramiento no hay pérdida de energía, la pérdida de energía está en lo que sigue, en todo lo que viene después: los celos, la posesión, la sospecha, la duda, el miedo a perder el amor, la constante reafirmación y seguridad. Sin duda, debe ser posible tener una relación sexual con alguien a quien uno ama sin la pesadilla que normalmente le sigue; por supuesto que es posible.”

   J. Krishnamurti

            Audiotexto:

           


LA ENERGÍA QUE ES LA EXPRESIÓN DE LA TOTALIDAD DE LA VIDA, ES UNA BIENAVENTURANZA QUE ESTÁ MÁS ALLÁ DE TODA MEDIDA

 

   “… El conflicto, la lucha y la batalla son un desperdicio de energía. Toda nuestra vida se gasta de este modo. Un deseo se opone a otro, una urgencia, un apremio, un instinto, se oponen a otros. Esa es nuestra vida y uno se pregunta si se puede vivir de una manera totalmente diferente, y en ese caso cómo hacerlo. ¿Es esto posible de modo alguno?

   … Como la vida es incierta, nada está seguro, nada es permanente, ni la esposa, ni el marido, ni la familia, ni la nación; aunque tengamos una buena cuenta bancaria nos durará sólo mientras vivamos. Comprende uno pues, que no existe en absoluto nada que sea permanente, ninguna relación, nada; y de ahí nace el temor. El temor es una forma de energía, y esta energía es apresada por los que prometen y dicen: «yo sé y usted no sabe», «he tenido la experiencia y usted no», «esto es real y eso no lo es», «siga este sistema y encontrará lo que busca». Pues bien, para ver todo eso como lo falso por completo, usted ha de tener energía, y esa energía se disipa cuando no ha comprendido usted el temor. Cuando hay una parte de usted que tiene miedo y otra que dice: «he de tener algo perdurable», surge la contradicción, y esto es un desperdicio de energía.

   ¿Puede uno, entonces, rechazar completamente toda forma de eso que se llama organización o creencia religiosa?, lo que se ha convertido en un medio de entretenimiento, en una distracción. Cuando uno ve esto con claridad, ¿puede desecharlo por completo, para no ser explotado por nadie que prometa o que diga: «he tenido esta experiencia, que es suprema, soy el salvador», de modo que tenga uno la energía y el estado mental que no teme descubrir y que, por lo tanto, no acepta ninguna autoridad, sea la que fuere, incluso la del que ahora habla?

   … Si se interesan real y profundamente en la naturaleza del miedo y en la terminación total del miedo psicológico, tienen que investigar a fondo la cuestión del tiempo y también la naturaleza y estructura del pensamiento. Pero si dicen: “Por favor, enséñenos un método para librarnos del miedo”, entonces están planteando el problema de una manera terriblemente errónea, porque el verdadero problema implica que no se han comprendido a sí mismos, que no se han mirado a sí mismos. Muerte, conflicto, pena, dolor, placer, miedo, meditación, todo eso es la vida de ustedes, y para comprenderla necesitan tener vitalidad, fuerza, y no tendrán esa energía si meramente repiten palabras, si se aferran a alguna creencia, a ciertas conclusiones; eso destruye toda la energía. Energía implica libertad, no para hacer lo que les plazca, sino libertad. Sólo entonces tienen una energía extraordinaria.

    … ¿Alguna vez han prestado ustedes atención a algo, le han dedicado toda la energía, han escuchado totalmente a otro, le han prestado atención completa? No como un soldado a quien se le ejercita para atender. Pero si uno comprende la naturaleza del percibir, del concentrarse, ¿qué es, entonces, la atención? Si ahora están prestando atención completa a lo que se dice, en esa atención no existe un centro como el ‘yo’. ¿Están atendiendo de ese modo a lo que se dice? O sea, ¿ponen en ello toda la energía, escuchan vibrantemente, activamente? Si lo hacen así, descubrirán que no hay un centro como el ‘yo’ que esté atendiendo. Entonces, cuando uno está tan profundamente atento, el cerebro se aquieta naturalmente. No hay parloteo, no hay control. ¿Quién es el controlador para controlar el pensamiento? El controlador es otra parte del pensamiento, ¿no es así?

    … Debemos pues, examinar, cuando hablamos del vivir, qué significa eso; la vida de un árbol, del pez en el agua, la vida que hay en la belleza de un tigre, la vida del universo, esta vida que parece tan extraordinariamente vasta, inmensa, inconmensurable. ¿Estamos hablando de eso, o de la vida de ustedes? Si hablamos de la vida de ustedes, ¿qué es esa vida? ¿Ir a la oficina de la mañana a la noche por 50, 60 años, tener hijos, pertenecer a alguna secta, seguir a algún gurú? La vida de ustedes es conflicto, conflicto como placer, conflicto como temor; y es la persecución del placer y del deseo. Esta es la vida de ustedes. ¿Es acerca de eso que estamos hablando, del final de esa vida? ¿Qué es lo importante, lo que está antes o lo que está después de la muerte?

   La vida, la belleza de la vida, la energía, el goce, la inmensidad del vivir, todo ello lo hemos reducido a ese trivial y mezquino ‘yo’. ¿Nos interesa eso, el ‘yo’ que va a morir? ¿Nuestro nombre, nuestra forma, nuestro aspecto, nuestra cuenta bancaria, nuestras creencias, nuestras experiencias? ¿Qué es lo que somos entonces, qué son ustedes? Por favor, mírenlo, cuestiónenlo, pónganlo en duda, inquieran. ¿Es eso lo que les asusta que muera? ¿El saber que el cuerpo, el organismo va a morir? Pueden prolongarlo por un largo tiempo, pero va a llegar a su fin. O puede que digan: “He tenido una vida buena y placentera, no me importa morir”.

   Nos preguntamos qué es lo que muere y qué es lo que se aferra a la vida. Por ‘vida’ quiero decir el ir a la oficina, el sexo, la pena, el placer, las luchas, las disputas, la destrucción de unos por otros. Esta es la vida de ustedes, sean jóvenes o viejos. ¿Es esto lo que temen que termine? ¿O consideran la vida como una totalidad, la vida del universo, que es tan vasto, tan inmenso, tan incalculable? Por favor, pregúntense qué son ustedes; es a eso que se aferra el pensamiento, a la imagen que hemos fabricado de nosotros, al ‘sí mismo’, no a la inmortalidad de nuestra alma. El ‘sí mismo’ se construye a través del tiempo, nuestra imagen como el ‘yo’, desde el instante en que nacemos hasta el presente. Y aceptamos ese ‘yo’ como una realidad. Ese ‘yo’, ¿es en absoluto real? ¿O es una serie de palabras, una serie de recuerdos, de experiencias casuales, todo ello producto del pensamiento, y es ese ‘yo’ el que se aferra a todo este tormento del vivir? Si uno no se aferra a eso, entonces la vida es algo por completo diferente. Es un movimiento vasto e inmensurable. Pero eso sólo puede verse cuando el ‘yo’ está ausente.

   … La energía que se utiliza en una dirección determinada conduce a una sola cosa, conflicto y dolor; la energía que es la expresión de la totalidad de la vida, es una bienaventuranza que está más allá de toda medida.”

   J. Krishnamurti 

        Audiotexto:

           


SI ESTÁN ESCUCHANDO Y NO ACTÚAN, ES COMO UN HOMBRE QUE SIEMPRE ESTÁ LABRANDO Y NUNCA SIEMBRA

                         

   “… Se nos ha dicho que todos los caminos llevan a la verdad, usted tiene su camino como hindú, otro su sendero como cristiano, otro como musulmán y todos se encuentran en la misma puerta, lo cual es, cuando bien se mira, evidentemente absurdo. La Verdad no tiene sendero, y eso es la belleza de la Verdad que es vivencia. Una cosa muerta tiene un sendero porque es algo estático, pero cuando usted ve que la verdad es algo viviente, que se mueve, que no tiene lugar de descanso, que no está en templo alguno, en la mezquita o en la iglesia adonde ninguna religión, sacerdote o filósofo, nadie nos puede llevar, entonces se verá también que esa cosa viviente es lo que usted realmente es, su cólera, su brutalidad, su violencia, su desesperación, la agonía y el dolor en que vive. En la comprensión de todo eso está la verdad, y usted puede comprenderla sólo si sabe mirar esas cosas en su vida. Y usted no puede mirarlas a través de una ideología o de una pantalla de palabras, a través de esperanzas y temores.

   Así usted ve que no puede depender de nadie. No hay guía, ni maestro, ni autoridad. Hay solamente usted, sus relaciones con otros y con el mundo, no hay nada más. Cuando usted se da cuenta de esto, o bien siente una gran desesperación de la cual viene el cinismo y la amargura o bien, al enfrentarse al hecho de que usted y nadie más es responsable del mundo y de usted mismo, por lo que piensa, por lo que siente, por su modo de actuar, toda lástima de sí mismo desaparece. Normalmente arrojamos la culpa sobre los otros, lo cual es una forma de autocompasión.

   … ¿Qué es la culpa? ¿Cuál es su relación con el ego, con toda la conciencia de la humanidad, del hombre, de la mujer y demás? ¿Qué es la culpa? ¿Por qué tiene uno este enorme sentimiento de culpa? Puede ser muy superficial o estar muy hondamente arraigado desde la infancia, y al que se le deja crecer conforme uno se hace mayor. Y ese sentimiento de culpa hace que uno se sienta muy vacío, ya conocen todo esto, con una sensación de no ser capaz de hacer nada. Y esa pared impide cualquier otra comunicación. O tengo miedo de esa culpa, usted me ha dicho, desde mi niñez, que haga algo y no puedo hacerlo, pero siento que debo hacerlo y si fracaso me siento culpable. Y los padres juegan un papel terrible en esto. Lo siento. Ellos alientan esta culpa consciente o inconscientemente, de modo que esta culpa se convierte en parte del ego, parte de mí.

   Creo que sería erróneo plantear la pregunta de cuál es la relación entre ambos. ¿Comprenden cómo está evolucionando la cuestión? No son dos cosas separadas. El resultado de sentirse culpable, junto con otros factores, es lo que constituye el ego. No son dos actividades separadas o dos reacciones distintas. De modo que la culpa forma parte de la psique, parte del ego, parte del «yo».

   Ahora bien, ¿por qué siente uno culpa? La gente le hace sentirse culpable y lo mantiene en ese estado porque es muy conveniente para ellos; les gusta abusar de usted y producir un sentimiento de culpa, el sentimiento de que debe resignarse, debe aceptar, debe obedecer. Aunque usted se rebele contra ello, lo mantiene soterrado y se aferra a su culpa. Y otros factores constituyen el ego, el «yo». La culpa hace que uno se sienta tremendamente solo, con una sensación de depresión, y si esa culpa es muy profunda y fuerte, uno no puede resolverla. Por consiguiente, acudo a usted y le digo: «Por favor, ayúdeme a superar esta culpa». Y entonces usted impone, si es el que manda, otra reacción de culpa. Y así va la cosa.

   Estoy, estamos preguntando, ¿por qué existe siquiera este sentimiento? Es alentado en las religiones ortodoxas, ¿verdad? En el cristianismo existen el pecado original y el salvador, y por consiguiente debo sentirme culpable, confesarme y empieza todo el circo. Perdónenme si empleo esa palabra. Adopta formas distintas. En el mundo cristiano es la confesión y la absolución; y en el mundo asiático tiene una forma diferente; acuden a los templos, ya saben, hacen toda suerte de cosas. Pero, ¿es necesario sentir eso? ¿Puede haber una educación en la cual no haya nada de esto? Me lo pregunto. Estamos jugando juntos, por favor. ¿Existe una forma de criar al niño en la que no se fomente el sentimiento de culpa? Cómo resolver la culpa, cómo superarla, se convierte en un problema. En ella tienen su origen toda suerte de cosas y la convertimos en un problema. Ahora bien, ¿qué es un problema? Al parecer, los seres humanos tienen miles de problemas, políticos, religiosos, económicos, sexuales, en la relación. La vida, vivir se convierte en un problema, y una parte del mismo generalmente está asociada con la culpa. ¿Es posible no tener ni un solo problema sexual, religioso, político, económico, en la relación, etc?

   … Señores, si están escuchando y no actúan, es como un hombre que siempre está labrando y nunca siembra. Es mejor no escuchar una verdad que escuchar sin actuar, porque entonces se convierte en un veneno. El que aprueben o desaprueben los detalles de lo que aquí se está diciendo es irrelevante; lo que importa es ver la verdad de que mientras funcionen dentro del campo de la actividad egocéntrica, inevitablemente tendrán varios tipos de frustración y sufrimiento.

   El sufrimiento y la frustración sólo cesan cuando están viviendo totalmente, con la intensidad de todo su ser, de su mente, corazón y cuerpo; y no pueden vivir con esa plenitud, con esa intensidad, si están preocupados por su propia virtud. Pueden estar libres del sentimiento de culpa hoy, pero surgirá de otra forma mañana, o dentro de dos días. Prueben esto, señores, hagan un pequeño intento por vivir intensamente cada día, con toda su mente, corazón y cuerpo, con toda su capacidad, sentimiento y energía. El deseo es contradictorio en sí, pero si aman intensamente con su cuerpo, mente y corazón, con todo lo que tienen, entonces descubrirán que no hay contradicción alguna, que no hay ningún pecado. Es el deseo, la envidia, la ambición lo que crea contradicción, y la mente atrapada en la contradicción nunca puede encontrar lo que es real.”

   J. Krishnamurti            

        Audiotexto:

           


LA CREENCIA PROYECTA LO QUE UNO CREE QUE DEBERÍA SER DIOS, LO QUE UNO CREE QUE DEBERÍA SER LA VERDAD

 

   “… ¿Me estoy hablando a mí mismo, o estamos todos juntos en esto? Quien les habla acostumbra a hacerlo al aire libre, bajo los árboles o en una gran tienda, sin estas luces intensas y molestas; en esas circunstancias podemos tener una comunicación intima entre nosotros. De hecho, sólo existimos dos seres humanos, ustedes y yo, que conversamos uno con otro, no este enorme auditorio en un vasto salón, sino ambos sentados en un banco junto a las márgenes de un río considerando juntos esta cuestión. Y uno de nosotros le está diciendo al otro que no somos sino memoria, y que es a esta memoria que nos apegamos, mi casa, mi propiedad, mi experiencia, mis relaciones, la oficina o la fábrica a la que concurro, la destreza que me gusta practicar por un cierto periodo de tiempo; yo soy todo eso. Y el pensamiento se halla apegado a todo eso. Y a eso es a lo que llamamos vivir. Y este apego engendra toda clase de problemas; cuando estamos apegados hay miedo de perder; estamos apegados porque nos encontramos aislados en un constante y profundo sentimiento de soledad que nos ahoga y deprime. Y cuanto más apegados estamos a otro, lo cual es meramente memoria, porque el otro es en nosotros sólo una imagen, un recuerdo, más problemas hay. Yo estoy apegado al nombre, a la forma; mi existencia es el apego a esos recuerdos que he acumulado durante mi vida. Donde existe el apego observo que hay corrupción. Cuando estoy apegado a una creencia, esperando que en ese apego haya cierta seguridad, tanto física como psicológica, tal apego impide cualquier examen ulterior. Cuando uno está fuertemente apegado a algo, a una persona, a una idea, a una experiencia, teme examinar. Por consiguiente, donde hay apego, hay corrupción.

   Toda nuestra vida es un movimiento dentro del campo de lo conocido. Esto es obvio. La muerte implica el fin de lo conocido. Significa el fin del organismo físico, el fin de toda la memoria que soy ‘yo’, porque ‘yo’ no soy más que memoria, siendo la memoria lo conocido. Y nos asusta soltar todo eso, lo cual implica muerte. Pienso que esto es bastante claro, al menos verbalmente. Pueden aceptarlo con el intelecto, porque es lógico, cuerdo. Se trata de un hecho.

   Por lo tanto, una mente que investiga algo, necesita tener una gran sensibilidad y libertad; ello exige un cerebro estable, no un cerebro inconstante, desordenado. No sé si han advertido ustedes lo desordenadas que son nuestras mentes. Vamos de un gurú a otro, especialmente en este país. Toleramos cualquier cosa, la suciedad, la escualidez, la corrupción, la tradición que está muerta, y todas las construcciones de templos que se están extendiendo por el mundo y que carecen en absoluto de significación. Ustedes miran todo esto, lo observan; y una mente que inquiere debe ser extraordinariamente libre, debe tener una gran sensibilidad. No sé si se han dado cuenta de lo limitados que son nuestros sentidos. Los sentidos, o sea, el observar ópticamente, visualmente; el oír, oír a otro de manera tan completa que uno comprenda instantáneamente lo que se dice. Una mente así debe tener simpatía, empatía, el sentimiento de cooperación, de afecto, de amor. Aquí no tenemos eso. Pero ustedes ‘aman’ a Dios, les gusta acudir a un templo, cubrirse de cenizas, pertenecer a algún dios tribal porque tienen miedo, y donde hay miedo no hay libertad para investigar.

   … Creo que todos estamos de acuerdo en que existe degeneración, en que hay un proceso de corrupción tanto moral e intelectual como físico. Hay caos, confusión, dolor y desesperación. Pensar es ser invadido por el dolor. Ahora bien, ¿cómo nos acercaremos a esta condición presente? ¿Lo haremos como cristianos, budistas, hindúes, musulmanes o comunistas? ¿O bien trataremos el problema sin adoptar ninguna posición, ninguna postura? Los comunistas concuerdan con que el dolor es la carga de la humanidad, y que si queremos cambiar ese estado es necesario reacondicionar la sociedad. Si logramos dejar de lado todos nuestros puntos de vista, tal vez podamos, realmente, enfrentarnos al problema de la degeneración. El problema es muy serio. El conocimiento, ya sea el del mundo tecnológico o del psicológico, o el obtenido a través de la tradición, de los libros, etc., parece encontrarse en la raíz de todo el proceso de degeneración. Investiguemos este punto. Observo el caos que existe por doquier, la inseguridad, la enorme confusión y desesperanza. ¿Cómo debo acercarme a ellas? Está completamente claro que carezco de respuesta para este problema de degeneración que existe dentro de mí. Supongamos que he leído el Vedanta y que ahí encuentro la respuesta, o que soy marxista y que pienso que la solución está allí y que sólo es necesario hacer modificaciones en el sistema. Tales posiciones viciarán la indagación. Por eso no quiero afirmar nada que no se base en hechos observables.

   … Cuanto más ancladas están las creencias, más fuertes son los dogmas, y cuando examinamos estas creencias, la cristiana, la hindú, la budista, nos damos cuenta de que dividen a las personas. Cada dogma, cada creencia tiene una serie de rituales, una serie de obligaciones que atan y separan al hombre. Así, empezamos a investigar para descubrir qué es la verdad, cuál es el significado de esta desdicha, lucha, este dolor; pero enseguida quedamos atrapados en creencias, rituales y teorías. La creencia es corrupción porque detrás de la creencia y de la moralidad esconde la mente el "yo", un "yo" cada vez más grande, más poderoso y fuerte. Pensamos que creer en Dios, creer en algo es religión, pensamos que creer es ser religioso, ¿comprenden? Y si uno no cree se le considera ateo, la sociedad lo condena; una sociedad condena a los que creen en Dios y otra condena a los que no creen, pero ambas son lo mismo. De modo que la religión se convierte en una cuestión de creencia, y la creencia actúa, tiene su correspondiente influencia en la mente, por eso la mente nunca puede ser libre. Sin embargo, sólo en libertad es posible descubrir la verdad, a Dios, y no a través de una creencia, porque la creencia proyecta lo que uno cree que debería ser Dios, lo que uno cree que debería ser la verdad.”

   J. Krishnamurti

    Audiotexto:

           


ENTONCES DESCUBRIRÁ QUE UNA DE LAS PRINCIPALES RAZONES DEL MIEDO ES QUE NO QUEREMOS VIVIR CON LO QUE SOMOS

 

   “… Supongamos que temo alguna cosa, le temo a la oscuridad, temo que mi mujer me abandone, le tengo miedo a la soledad, a esto o aquello. Estoy profundamente atemorizado. Vienen ustedes y me explican todo el movimiento del temor, el origen del temor, que es el tiempo. Experimenté un dolor, sufrí un accidente o me sucedió algo que ocasionó dolor y que se registró en el cerebro; y el recuerdo de un acontecimiento del pasado produce el pensamiento de que ello podría volver a ocurrir y, en consecuencia, hay temor. Así que ustedes me han explicado esto. Yo he escuchado muy atentamente la explicación que me dieron, veo la lógica, la cordura de esa explicación y no la rechazo; escucho y eso implica que el escuchar se vuelve un arte. No rechazo lo que ustedes me dicen, ni lo acepto, sino que observo. Y observo que lo que ustedes me dicen acerca del pensamiento y el tiempo es un hecho. No digo: “Debo detener el tiempo y el pensamiento”, sino que al haberme ustedes explicado eso, observo simplemente cómo el temor aparece, veo que es un movimiento del pensar, del tiempo. Sólo observo este movimiento y no me aparto de él, no escapo del temor, sino que vivo con él, lo miro, pongo toda mi energía en el mirar. Veo entonces que el temor comienza a disolverse porque no he hecho nada al respecto, simplemente he observado, le he concedido al temor mi atención total. Esa atención misma es como arrojar luz sobre el temor. Atención quiere decir que uno pone toda su energía en esa observación.

   … Usted dice que tiene miedo de lo desconocido, bien sea de lo desconocido de mañana o de lo realmente desconocido. ¿Es que usted tiene miedo de algo que desconoce? ¿O es que tiene miedo de algo que conoce y a lo cual está atado? ¿Tiene usted, por lo tanto, miedo de abandonar lo conocido? ¿Ha comprendido, señor? Cuando tiene miedo de la muerte, ¿tiene miedo de lo desconocido? ¿O tiene miedo de que terminen todas las cosas que ha conocido, sus placeres, su familia, sus logros, su éxito, sus muebles? ¿Cómo es posible tenerle miedo a algo que no se conoce? Y si le teme a ello, el pensamiento desea trasladarlo al campo de lo conocido, de manera que comienza a imaginar. Por lo tanto, su Dios es producto de su imaginación o de temor. Señor, no especule pues, sobre lo desconocido. Comprenda lo conocido y líbrese de lo conocido. 

   … El miedo a la muerte solo cesará cuando lo desconocido entre en su corazón. La vida es lo desconocido, como la muerte es lo desconocido y como la verdad es lo desconocido.

   … Yo digo, levante la alfombra y mire. Está ahí. Eso es lo que planteo. Está ahí y se halla despierto. De modo que no necesita un reto que lo despierte. Todo el tiempo tengo miedo de no ser, de morir, de no triunfar. Ese es el miedo básico de nuestra vida, está ahí, en nuestra sangre, siempre vigilando, montando guardia, protegiéndose. Pero está sumamente despierto. No duerme jamás, ni siquiera por un momento. Así que no se necesita un reto. Lo que usted haga con respecto al miedo y el modo como lo aborde, eso viene después. 

   … Sí. Es decir, reconocer que uno es el pasado, el presente y el futuro; reconocer que uno es el hacedor del tiempo y que es un esclavo del tiempo, siendo el tiempo, el pasado. Es ver la gran complejidad de todo eso y permanecer con esa complejidad sin tratar de evitarla, de escapar de ella o de actuar sobre ella. Sólo permanecer con el hecho, el hecho de que uno es un esclavo del tiempo. El tiempo es una parte del miedo. Vea, yo tengo miedo del futuro, tengo miedo del pasado, no tengo miedo del presente. Me atemoriza algo que podría ocurrir en el futuro o algo que ha ocurrido en el pasado. En el segundo mismo que es el presente, no hay miedo en absoluto. 

   … Pero vivir con algo vivo como los celos o la envidia, significa que nunca puedo aceptarlo, nunca podré acostumbrarme a ello, debo cuidarlo como cuidaría de un árbol recién plantado. Debo protegerlo del Sol, de la tormenta. Del mismo modo, tengo que convivir con esta ansiedad y envidia, debo cuidarlas, no acostumbrarme a ellas, no condenarlas. Así empiezo a amarlas y a cuidarlas, lo cual no significa que me encante ser envidioso o ansioso, sino más bien que lo que me interesa es observar. Es como vivir con una serpiente en la habitación, gradualmente empiezo a ver mi relación inmediata con ella y no hay conflicto. ¿Podemos usted y yo vivir con lo que realmente somos, insensibles, envidiosos, temerosos, creyendo que tenemos gran afecto, cuando no lo tenemos, sintiéndonos heridos, adulados o aburridos con facilidad? ¿Podemos vivir con estas realidades sin aceptarlas ni negarlas, sino observándolas, viviendo con ellas sin volvernos morbosos, deprimidos o eufóricos? Entonces descubrirá que una de las principales razones del miedo es que no queremos vivir con lo que somos. 

   … Los cerros y los árboles, los prados y los huertos continuarán en tanto la tierra exista, a menos que el hombre en su crueldad y desesperación lo destruya todo. El torrente, el manantial del que proviene, tienen una continuidad, pero uno nunca se pregunta si los cerros y las cosas que están más allá de los cerros poseen su continuidad propia. Si la continuidad no existe, ¿qué es lo que hay? No hay nada. Uno tiene miedo de ser nada. ‘Nada’ significa ninguna cosa, ninguna cosa creada por el pensamiento, ninguna cosa proyectada por la memoria, por los recuerdos, ninguna cosa que uno pueda poner en palabras y después medir. Sin duda alguna, con absoluta certeza, existe un área donde el pasado no proyecta ninguna sombra, donde el tiempo, pasado, presente y futuro, no significa nada.

   … No pueden practicar el amor ni adquirirlo a través de la meditación. Sólo se manifiesta cuando no hay miedo, cuando esa sensación de ansiedad, de soledad, ha cesado, cuando no hay dependencia ni adquisición. Y eso llega tan sólo cuando nos comprendemos a nosotros mismos, cuando somos plenamente conscientes de nuestros móviles ocultos, cuando la mente puede penetrar en sus propias profundidades sin buscar una respuesta, una explicación, cuando ya no nombra.”

   J. Krishnamurti


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