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LA AUSTERIDAD NO ESTRIBA EN NINGÚN SÍMBOLO O ACTO EXTERNO

                                 

   "… La comunicación implica no sólo comprender verbalmente, sino también caminar juntos, examinar juntos, compartir juntos, crear juntos. Esto es muy importante, especialmente cuando estamos hablando del dolor, del tiempo y de la naturaleza del placer y el temor. Éstas son cuestiones muy complejas. Todo problema humano es muy complejo, y para sentirlo se requiere cierta austeridad, cierta simplicidad. Cuando usamos la palabra "austero" no queremos decir rudeza, que es el sentido que se le da corrientemente; no tiene sentido de sequedad o de disciplina y control. Queremos referirnos a la austera simplicidad que debe haber en el examen y en la comprensión del asunto que vamos a tratar. La mente tiene que ser realmente sensible. La sensibilidad implica inteligencia, la cual está más allá de la interpretación del intelecto, más allá del emocionalismo y del entusiasmo. Para examinar, escuchar, mirar y aprender acerca del tiempo, del placer, del temor y del dolor, uno ha de tener esta calidad de sensibilidad que da la inmediata percepción de algo, como verdadero o falso. Esto no es posible si el intelecto, en su actividad como pensador, divide, interpreta.

   … La austeridad no estriba en ningún símbolo o acto externo, ponerse un taparrabos o una túnica, tomar un alimento al día o llevar vida de ermitaño. Esta sencillez basada en una disciplina, aunque rigurosa, no es austeridad, es simplemente una muestra exterior alejada de una realidad interna. La austeridad es la sencillez de la soledad interior, la sencillez de una mente que está limpia de todo conflicto, que no está atrapada en el fuego del deseo, ni siquiera en el deseo de lo más elevado. 

   … ¿Por qué no sabe usted qué hacer cuando hay deseo? Le diré por qué. Porque esta rígida decisión suya aún sigue actuando. Todas las religiones nos han dicho que debemos negar el sexo, reprimirlo, porque según ellas es un desperdicio de energía, y uno debe tener energía para encontrar a Dios. Pero esta clase de austeridad, de dura represión y ajuste a una norma, ejerce una violencia brutal sobre todos nuestros más finos instintos. Este tipo de cruel austeridad es un desperdicio de energía mayor que el de la indulgencia en el sexo.

   … Tiene que haber madurez, eso que es la sazón de la vida; no la sazón que engendran la enfermedad y el alboroto de la existencia, el dolor y la esperanza. La desesperación y el esfuerzo no pueden traer consigo esta total madurez, pero ella tiene que existir sin que se la busque. Porque en esta madurez total hay austeridad. No la austeridad de las cenizas y el cilicio, sino la casual e impremeditada indiferencia hacia las cosas del mundo con sus virtudes, sus dioses, su respetabilidad, sus esperanzas y sus méritos. Esas cosas deben ser totalmente negadas para que exista esa austeridad que adviene con la madura soledad interna. Ninguna influencia de la sociedad o de la cultura puede alcanzar jamás esta soledad. Ella debe existir, pero no evocada por el cerebro que es hijo de las influencias y del tiempo. Debe llegar, como un trueno, desde ninguna parte. Y sin esa austeridad no hay total madurez. La otra soledad, ésa que es la esencia de la autocompasión y la autodefensa, de la vida aislada en mitos, conocimientos e ideas, está muy lejos de la madura soledad interna; está eternamente intentando integrar y siempre está dividiendo, separando.

   La madura soledad significa una vida en la que ha llegado a su fin toda influencia. Esta soledad interna es la esencia de la austeridad. Pero esta austeridad adviene cuando el cerebro permanece claro, no dañado por ninguna clase de heridas psicológicas causadas por el temor; el conflicto, en cualquiera de sus formas, destruye la sensibilidad del cerebro; la ambición con su crueldad despiadada, con su esfuerzo incesante por llegar, consume las sutiles capacidades del cerebro; la codicia y la envidia hacen que el cerebro se recargue de satisfacciones y rechace molesto las insatisfacciones. Tiene que haber un estado de alerta sin preferencia, una percepción lúcida en la que hayan cesado toda posesión y conformismo. El comer en exceso y la complacencia en cualquiera de sus formas embotan el cuerpo y entorpecen el cerebro.

   … La humildad no es una virtud; porque cualquier cosa que sea cultivada, disciplinada, controlada, sacada de uno mismo, es una cosa falsa; la humildad no es cosa para sembrar y cosechar, debe surgir. Y la humildad no es la subyugación de ese deseo que busca realización en el éxito. Tampoco es la humildad religiosa de los monjes, los santos, los sacerdotes, ni la producida por una austeridad cultivada. Es algo por completo diferente. Para experimentarla en realidad, creo que uno tiene que ir hasta el fin mismo, para que todos los rincones de la propia mente, todos los lugares oscuros, secretos, ocultos del propio corazón y de la mente, queden expuestos a esta humildad, empapados en ella. Y si queremos descubrir la esencia misma de la humildad, creo que tenemos que considerar qué es aprender.

   … Si han llegado hasta allí, entonces deben empezar a descubrir la naturaleza de la disciplina, de la austeridad que uno tiene, ya sea tradicionalmente o porque ha comprendido. Existe un proceso natural de austeridad, un proceso natural de disciplina que no contiene aspereza, que no se amolda, que no consiste en imitar meramente un determinado hábito placentero. Y cuando hayan hecho esto, encontrarán que hay una inteligencia que pertenece a la forma más elevada de sensibilidad. Sin esta sensibilidad, carecen ustedes de belleza.

   … Por lo tanto, la belleza está ahí cuando el `yo´ no está. Y eso requiere gran meditación, mucha investigación y un sentido tremendo de disciplina. La palabra ‘disciplina’ quiere decir ‘el discípulo que aprende del maestro’. Aprender, no disciplinar, como ocurre cuando se adaptan, cuando se ajustan, cuando imitan, sino aprender. El aprender trae su propia y extraordinaria disciplina, y la disciplina es necesaria para que haya un sentido interno de austeridad."

   J. Krishnamurti


LO IMPORTANTE ES COMPRENDER LO QUE SOIS AHORA

 

      “… La tierra, la matriz y la mente son de la misma cualidad. Cuando la tierra descansa y la matriz está vacía y en la mente no hay movimiento alguno, entonces tiene lugar la renovación. Cuando la mente está por completo vacía, es como la matriz, pura para renovarse, para recibir.

   … Pero la mente de la mayoría de nosotros no está vacía. Está llena de conocimientos, y una mente así no es pensante. Es sólo una mente repetidora, un fonógrafo cuyos discos se cambian según las circunstancias. Una mente así es incapaz de descubrir lo nuevo. Lo nuevo sólo está en el finalizar, pero eso os asusta. Tenéis miedo de terminar, y toda vuestra charla, vuestra acumulación de hechos, es una mera salvaguardia, una evasión de aquello.

   … Por eso buscáis continuidad; mas la continuidad nunca es nueva, en ella no puede haber renovación, ningún vacío en el cual podáis recibir. De suerte que la mente puede renovarse tan sólo cuando está vacía, no cuando está llena de vuestras inquietudes de día en día; y cuando la mente ha llegado a su fin, adviene una creación que es atemporal.

   … Por eso importa inmensamente vuestra manera de vivir, lo que coméis, todo se vuelve intensamente importante. Mientras uno sea esclavo de la sociedad, mientras tenga codicia, envidia, ambición, en busca de placer, prestigio, en busca de categoría por medio de la función, mientras uno no esté libre de todo eso, no puede haber renovación, frescura, rejuvenecimiento, silencio, libertad y, por tanto, no habrá espacio en el cual pueda sobrevenir la creación.

   … El hecho mismo de darse cuenta de lo que uno es, es la verdad. Es la verdad que liberta, no vuestro esfuerzo por ser libres. De suerte que la realidad no está lejos, pero nosotros la situamos lejos porque procuramos utilizarla como medio de autoprolongación. Está aquí, ahora, en lo inmediato. Lo eterno, lo atemporal, es ahora; y el “ahora” no puede ser comprendido por el hombre que se halla atrapado en la red del tiempo. Libertar al pensamiento del tiempo, exige acción, pero la mente es perezosa, lerda y, por lo tanto, crea siempre otros impedimentos.

    … La verdad no es para ser conocida, no es estática, no es una finalidad, una meta. Es una continua renovación, un devenir eterno. Por lo tanto, cuídese del hombre que dice “yo sé”. No del hombre, sino de usted mismo, porque respeta a ese hombre, quien le da lo que usted necesita, consuelo. En eso reside la explotación. Usted está creando al hombre que va a explotarlo.

   … No sé si habéis notado que cuando habéis dado fin a un problema, hay renovación; mas cuando el problema continúa, lo que hay es decadencia. ¿No será posible vivir cada día, cada minuto, llevando cada pensamiento hasta el fin para que no sea continuado?

   … A la mayoría de nosotros nos asusta llegar al fin. A casi todos, la muerte nos causa pavor. Se han escrito innumerables libros acerca de lo que hay después de la muerte. Estamos más interesados en la muerte que en el vivir. Porque parece que con la muerte hay un fin, el fin de la identificación.

   … No viene al caso si hay o no hay continuidad después de la muerte del cuerpo. Que uno nazca nuevamente, o no, es un asunto trivial. Para mí, el vivir no está separado del morir, porque en el vivir hay muerte...  No existe separación entre la muerte y la vida.

   … Si vivimos un día por completo y terminamos con él, para volver a empezar otro día como si fuera algo nuevo, fresco, entonces no existe el miedo a la muerte.”

      J. Krishnamurti

                                https://youtu.be/ZSWo5JKPAtQ 


LA CREENCIA SEPARA A LAS PERSONAS Y CREA INTOLERANCIA

            

   “… En un mundo de confusión y discordia, cuando la gente se toma vitalmente en serio sus creencias e ideales, ¿puede haber verdadera cooperación entre grupos que creen en cosas diferentes y trabajan por ideales distintos? Si uno de ustedes creyera firmemente en una idea, y otro, movido por su ardiente fe obrara en sentido opuesto, ¿podría haber tolerancia, amistad entre uno y otro? ¿O el concepto de que cada cual debe seguir su propio camino es falso? La idea de cultivar la hermandad y la tolerancia en medio del conflicto, ¿es imposible e hipócrita? Si alimento fuertes creencias, convicciones y esperanzas, ¿puedo, a pesar de eso, establecer una relación superficial de amistad y tolerancia con otro que se opone diametralmente a mi concepción de la vida? Si puedo hacerlo, tiene que haber un compromiso, un debilitamiento de lo que para mí es verdadero a fin de ceder ante el otro que circunstancialmente es más poderoso que yo. Esto no hace sino crear más confusión. El cultivo de la tolerancia es tan sólo una proeza intelectual y, por lo tanto, carece de toda significación profunda y conduce a la negligencia, a la pobreza del ser.

   … Si examinan la propaganda que en todo el mundo hacen las naciones, las clases, los grupos, las sectas y los individuos, verán que, de distintas maneras, están todos decididos a convertirlos a sus particulares puntos de vista o a sus creencias. ¿Pueden los propagandistas rivales ser profunda y genuinamente amistosos y tolerantes? Si uno es hindú y otro es mahometano, uno capitalista y otro socialista, ¿puede haber entre ellos una relación profunda? ¿Acaso es posible? Es imposible. El cultivo de la tolerancia es un proceso intelectual y, por ende, artificial y carente de realidad. Esto no quiere decir que yo esté apoyando la persecución o algún acto cruel por el bien de las creencias. Por favor, entiendan lo que estoy diciendo.

   … Si uno es una persona reflexiva, no un propagandista, es inevitable que vea la superficialidad de esta jerga acerca de la hermandad y la tolerancia, y se enfrente a la feroz batalla de las contradictorias ideas, esperanzas y creencias. En otras palabras, debe percibir lo real, o sea, la discordia, la confusión que hoy nos rodea. Si podemos dejar de lado esta fácil jerigonza sobre la tolerancia y la hermandad, quizá nos sea posible encontrar la manera de comprender la discordia. Existe una forma de salir de este caos, pero no se encuentra en la artificial hermandad ni en la tolerancia intelectual. Sólo mediante el recto pensar y la recta acción puede ponerse final al conflicto de los grupos y las ideas que se oponen entre sí.

   … Las organizaciones religiosas se vuelven tan fijas y rígidas como los pensamientos de quienes pertenecen a ellas. La vida es un cambio constante, un devenir continuo, una incesante revolución; y debido a que una organización jamás puede ser flexible, es un impedimento para el cambio; se vuelve retrógrada para protegerse. La búsqueda de la verdad es individual, no un asunto de congregaciones. Para comunicarse con lo verdadero es indispensable la soledad; no el aislamiento, sino la libertad con respecto a toda influencia y opinión. Las organizaciones del pensamiento se vuelven, inevitablemente, obstáculos para el pensamiento.  

   … Además, estamos tan atrincherados en el prejuicio, en la tradición con sus creencias y dogmas especiales, que repetimos dogmáticamente, sin dificultad alguna, que existen muchos senderos hacia la verdad. Para inducir tolerancia entre las múltiples divisiones que ocasiona el pensamiento antagónico y condicionado, los dirigentes de los intereses organizados tratan de disimular, mediante frases importantes, la brutalidad de la división. La afirmación misma de que existen senderos hacia la verdad, es la negación de la verdad. ¿Cómo puede alguien indicar un sendero hacia la verdad, si ésta no tiene morada, no puede ser medida y no puede buscarse? Lo que se halla fijo está muerto, y hacia eso puede haber senderos. La ignorancia crea la ilusión de muchos caminos y métodos.

   … A causa de nuestro propio pensamiento condicionado, de nuestro propio deseo de certidumbre, de finalidad, de nuestros propios temores que crean constantemente dispositivos de seguridad, fabricamos conceptos mecánicos artificiales de la verdad, de la perfección. Y, habiéndolos inventado, buscamos medios y arbitrios para conservarlos. Cada organización, grupo o secta, sabiendo que la división niega la amistad, trata de producir unidad y hermandad artificiales. Dicen: "Usted siga su religión y yo seguiré la mía; usted tiene su verdad y yo tengo la mía, pero cultivemos la tolerancia". Una tolerancia así sólo causa ilusión y desorden.

   … Si uno piensa que la comprensión, el amor, pueden serle transmitidos por otro, entonces la autoridad y la creencia se vuelven sumamente importantes. Entonces el dogma toma el lugar de la comprensión espontánea que se deriva de la confianza en uno mismo. Donde hay dogma, tiene que haber estrechez de la mente y del corazón. El conflicto del dogma, de la creencia, genera intolerancia, crueldad. La confianza en nosotros mismos, en su profundo sentido psicológico, es negada cuando estamos buscando promesas y recompensas compensatorias, religiosas y mundanas. Sólo cuando confiamos por completo en nosotros, cuando somos totalmente independientes de cualquier salvador o Maestro, existen la serenidad, la sabiduría, la realidad. Del mismo modo, cuando para nuestro bienestar social confiamos en un grupo o una organización en particular, nos convertimos en meros instrumentos en manos de astutos y ambiciosos. Esto no significa que las organizaciones sociales no deban existir, lo cual sería absurdo, sino que las verdaderas organizaciones sociales cooperativas basadas en el acuerdo inteligente, pueden existir sólo cuando hay una profunda confianza psicológica en nosotros mismos.

   En vez de cultivar la tolerancia, que no es sino un truco de la mente, debemos permitir el despertar de la inteligencia, la cual no contiene recuerdos y miedos autoprotectores.”

   J. Krishnamurti

¿EXISTE OTRA FORMA DE APRENDER?

 

   “... Generalmente aprendemos a través de los estudios, con los libros, con la experiencia o con instrucción ajena, Éstas son las formas habituales de aprendizaje. Confiamos a la memoria lo que hay y lo que no hay que hacer, lo que hay y no hay que pensar, cómo sentir y cómo reaccionar. Mediante la experiencia, el estudio, el análisis, el inquirir o el examen introspectivo, almacenamos conocimientos en forma de memoria, y entonces la memoria responde a posteriores retos y exigencias, y de ahí surge más y más aprendizaje. Nos sentimos muy familiarizados con este proceso, es nuestra única manera de aprender.

   Como no sé pilotar un avión, aprendo, se me instruye, adquiero experiencia, retengo un recuerdo de ésta, y entonces vuelo. Éste es el único proceso de aprender que conocemos la mayoría de nosotros.

   Pues bien, yo creo que existe una manera de aprender absolutamente distinta y voy a hablar un poco sobre ello; sin embargo, para comprenderlo y aprender de dicha manera, tienen que estar completamente libres de toda autoridad, porque si no, tan sólo se les estará instruyendo y repetirán lo que hayan oído. Por eso es muy importante comprender la naturaleza de la autoridad.

  … Para aprender sobre uno mismo y para conocerse, deben observarse con frescura, con libertad. No pueden aprender de ustedes mismos si se limitan a usar sus conocimientos, es decir, a mirarse a ustedes mismos basándose en lo que han aprendido de un instructor, de un libro o de su propia experiencia. El “tú” es una entidad grandiosa, es algo complejo y vital, enormemente vivo y en constante cambio, que experimenta toda clase de experiencias, es un torbellino de enorme energía; y no hay nadie que pueda enseñarles nada al respecto, nadie. Eso es lo primero que hay que ver. Una vez que lo comprendan, que realmente vean esa verdad, quedarán liberados de una gran carga, habrán dejado de esperar que otra persona les diga lo que deben hacer, y entonces aparece el principio de ese extraordinario aire de libertad.

   … El aprender no es un proceso en el que se sientan las bases del conocimiento. El aprender es a cada instante, es un movimiento en que uno se observa infinitamente sin condenar; sin interpretar ni evaluar en ningún momento, sino tan solo observando. En cuanto uno condena, interpreta o evalúa, tiene un patrón de conocimiento y de experiencia, y ese patrón le impide a uno aprender.

   … La adquisición de conocimiento es un proceso mecánico, y el aprender nunca puede ser una cosa mecánica. Una mente tiene que estar siempre fresca, ser joven, inocente para aprender, y una mente que esté aprendiendo siempre estará, por cierto, en un estado de humildad, no la humildad cultivada por el monje, el santo, o la persona erudita. Una mente que esté aprendiendo tiene su propia dignidad …

   … Si quiero aprender acerca de mí mismo, descubrir lo que en realidad soy, tengo que vigilar todo el tiempo, cada minuto del día, para ver cómo me expreso. Observar no es condenar ni aprobar, sino ver lo que soy de instante en instante. Porque lo que soy está cambiando continuamente, ¿no es así?, nunca es estático. El conocimiento es estático; mientras que el proceso de aprender sobre el movimiento de la ambición nunca es estático, está viviendo, avanzando. Espero que estaré explicándome. De modo que aprender y adquirir conocimiento son dos cosas diferentes. El aprender es infinito, es un movimiento en libertad; el conocimiento tiene un centro que está acumulando, y el único movimiento que conoce es una nueva acumulación, una nueva esclavitud.

   … Sentado ahí, muy por encima de todos los árboles, sobre una roca que tiene su propio sonido como toda cosa viviente en esta tierra, observando el cielo azul, claro, inmaculado, uno se pregunta cuánto tiempo le tomará al hombre aprender a vivir en este mundo sin rencillas, sin disputas, guerras y conflictos. El hombre ha creado el conflicto al dividir la tierra lingüísticamente, culturalmente, superficialmente. Uno se pregunta cuánto tiempo le tomará al hombre, que ha evolucionado durante tantos siglos de dolor y aflicción, de ansiedad y placer, temor y conflicto, cuánto tiempo le tomará vivir una clase diferente de vida.

   … Como siempre lo hemos dicho, en cierto campo de nuestra existencia física es necesario reunir conocimientos y actuar a base de esos conocimientos, lo cual requiere tiempo. ¿Es que extendemos el mismo principio, el mismo movimiento de tiempo al mundo psicológico? Aquí también decimos que tenemos que aprender acerca de nosotros mismos, de nuestras reacciones, de nuestra conducta, de nuestras exaltaciones y depresiones, de nuestras ideaciones, etc.; pensamos que todo eso también requiere tiempo.

   … Uno puede aprender acerca de lo limitado, pero no puede aprender acerca de lo ilimitado. Y nosotros tratamos de aprender acerca de todo el campo de la psique, y decimos que para ello se necesita tiempo. Pero en ese campo el tiempo puede ser una ilusión, puede ser un enemigo. El pensamiento crea la ilusión, y esa ilusión se desarrolla, crece, se extiende. 

   Aunque vivan diez mil años, diez días, un día o una fracción de segundo más, el tiempo no eliminará el sufrimiento. De manera que uno debe aprender en el instante y no de forma gradual.

   … La educación no consiste sólo en aprender de los libros memorizando algunos hechos, sino también en aprender a mirar, a escuchar aquello que los libros dicen, tanto si lo que dicen es verdadero como si es falso. Todo eso es parte de la educación.

   No estoy en contra de la acumulación de conocimientos, pero estamos tratando de averiguar qué es el acto del aprender. La mente solo aprende cuando se encuentra en un estado de no saber. Cuando no sé, estoy aprendiendo.”

   J. Krishnamurti

LA VERDAD ESTÁ MUY CERCA DE VOSOTROS SI SOLAMENTE MIRÁIS


   “… Quizá podamos así discutir inteligentemente, despacio, tanteando, para captar de este modo todo el significado de la vida, de nuestra existencia, qué es todo esto. Y creo que eso es posible sólo si podemos ser muy honestos con nosotros mismos, cosa que es bastante difícil. En el proceso de discutir deberíamos estar revelándonos a nosotros mismos, no a otro, para que, por nuestra propia inteligencia, por nuestro propio pensar preciso, podamos penetrar en algo que realmente valga la pena.

   Creo que la mayoría de nosotros sabemos, no sólo por los periódicos sino por nuestra propia experiencia directa, que se está realizando un tremendo cambio en el mundo. No me refiero al cambio que va de una cosa a otra, sino a la rapidez del cambio mismo, no sólo en nuestra propia vida, sino en lo colectivo, lo nacional, en todos los diversos pueblos del mundo. 

   … ¿Piensa usted que meramente leyendo libros descubre por sí mismo lo que es verdadero? ¿Descubre alguna cosa repitiendo lo que otros han dicho? ¿O sólo descubre investigando, dudando, no aceptando jamás? Muchos de nosotros leemos montones de libros sobre filosofía y esta lectura moldea nuestras mentes, lo cual hace muy difícil descubrir por nosotros mismos qué es verdadero y qué es falso. Cuando la mente ya está moldeada, formada, sólo puede descubrir la verdad a costa de las más grandes dificultades.

   … Un hombre que experimenta y desea un resultado, evidentemente no experimenta. Un hombre que experimenta no sabe qué va a resultar. Esa es la belleza de la experimentación. Si sabéis qué va a resultar de ello, no estáis experimentando. De suerte que el inconveniente de tener un instructor, una comunidad, un "ashram", consiste en que hacéis de ello vuestra referencia, hacéis de ello vuestro refugio. La culpa no es tanto del "gurú" como del secuaz. Hacéis de vuestro "gurú" vuestra referencia, le entregáis vuestra vida para que os diga qué habréis de hacer. Ningún hombre puede decíroslo. Si él os dice qué habréis de hacer, él no lo sabe; un hombre que "sabe", no sabe. No busquéis una referencia, no busquéis refugios. Experimentad, cobrad confianza; entonces tendréis vuestra propia referencia, que es la verdad. Entonces os daréis cuenta de que vosotros sois la comunidad, vosotros sois vuestro propio "ashram". Donde vosotros estáis tiene mucha importancia, pues la verdad está muy cerca de vosotros si solamente miráis. 

   … Creo que uno debería mirar a fondo no sólo hacia el exterior, no sólo aquello que sucede en el mundo, sino también, y con mayor rigor, lo que sucede dentro de sí. Y para poder ver con claridad, sin distorsión alguna, es necesaria una cualidad de percepción, una cualidad de la mente, que vea sin oponer resistencia, sin prejuicios, sin estar sujeta a ningún método; es necesario poder tan sólo observar. Pues percibir lo que es, no como teoría sino percibirlo de hecho, nos revelará qué es la verdad, y serán innecesarias entonces todas las ideas especulativas acerca de ella. No vamos a aceptar ni a rechazar lo que otros dicen que es la verdad; vamos a ver por nosotros mismos con claridad lo que es. Es muy importante, así pues, que comprendamos el significado de la palabra percepción.

    … Uno tiene que actuar basándose en el hecho, basándose en lo que es, basándose en lo que descubre. Es necesario actuar y por eso tengo que investigar y comprender lo que significa actuar, la acción. Si no lo comprendo del todo, si trato de cambiar el hecho actuando sobre él, eso impide afrontar el hecho; por tanto, debo comprender lo que es la acción. El 99,90% de nuestras acciones se basan en la imitación de una creencia, una idea, un concepto, una imagen; nuestra acción siempre es un intento de copiar, de ajustarse a una idea. Tengo la idea de que debería ser fraternal, la idea de que soy comunista o católico y, de acuerdo con esa idea, actúo. Guardo ciertos recuerdos de placer o de dolor, ciertos recuerdos de miedos profundos y la imagen de ese miedo, de modo que actúo basándome en esos recuerdos, intentando evitar cualquier problema particular y buscando siempre conseguir beneficios, una felicidad mayor. Todo eso son ideas y, de acuerdo con esas ideas, actúo; pero cuando interviene una idea y le sigue una acción, aparece el conflicto entre ambas, porque la idea es el observador y la acción que voy a realizar es el objeto.

    … Muy pocas personas quieren cambiar el mundo y son muchos menos los que quieren cambiar ellos mismos, porque son el centro del mundo en el que viven. Para generar un cambio se necesita una tremenda comprensión. Uno puede sustituir una cosa por otra, pero eso no es un cambio en absoluto; cuando la gente dice: «Estoy cambiando de esto a lo otro», cree que está avanzando, que está cambiando, pero en realidad no se ha movido lo más mínimo; lo que esas personas han hecho es proyectar una idea de lo que deberían ser, pero la idea de lo que "debería ser" es muy diferente de "lo que es". Esas personas piensan que el cambio hacia "lo que debería ser" es un avance; pero no es ningún progreso, aunque crean que están cambiando; porque el cambio significa, en primer lugar, estar alerta a lo que realmente "es", y vivir con ello. Entonces uno se da cuenta de que el "ver" mismo produce el cambio.”

    J. Krishnamurti