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LA PALABRA, EL SÍMBOLO, NO ES LO REAL

                

   “… El pensar es común a toda la humanidad. El pensamiento no es mi pensamiento, sólo hay pensamiento que no es oriental ni Occidental; tanto en Oriente como en Occidente sólo existe el pensar. Ahora vamos a explicar qué es el pensar, pero la explicación no es la verdadera percepción de cómo surge el pensamiento en sí. Quien les habla puede examinar eso, describirlo, pero tal explicación no es la propia comprensión de ustedes acerca del origen del pensar. La descripción verbal no es el descubrimiento factual de ustedes, pero gracias a la explicación, a la comunicación verbal, ustedes mismos pueden descubrirlo. Eso es mucho más importante que mi explicación.

   … ¿Qué es escuchar con el corazón? Yo quiero decirle algo que siento profundamente. ¿Cómo lo escucha usted? Quiero que comparta eso conmigo, que lo sienta conmigo, que esté involucrado en ello conmigo. De lo contrario, ¿cómo puede haber comunicación?

   … Hablo de estar completamente libres del miedo, no de un cese momentáneo. ¿Están dispuestos a escuchar para descubrirlo? Si lo está, entonces prosigamos; entonces hemos establecido una comunicación, nuestras mentes están unidas, ¿verdad? Pero si dicen: «Bueno, primero muéstremelo y luego lo haré», entonces se interrumpirá. Pero cuando nos comunicamos como ahora, nuestras mentes, nuestros cerebros funcionan al unísono. ¿Están de acuerdo, señores?

   … Por supuesto. Le estoy escuchando muy atentamente. De modo que lo estamos haciendo juntos; nuestras mentes, nuestros cerebros están sintonizados. Lo principal es que estemos escuchando y de ese modo estamos en comunicación. Cuando discutimos y sostenemos un diálogo nuestras mentes no se comunican porque entonces cada cual piensa por su cuenta. Aquí ambos queremos descubrir, investigar, explorar todo este asunto, así que nuestros cerebros se están comunicando entre sí, de manera que usted y yo no estamos ahí batallando. ¿Entienden?

   … La comunicación verbal tiene una enorme importancia, dado que las palabras nos van a permitir comunicarnos; ahora bien, si queremos que nuestra comunicación vaya más allá de lo verbal, debemos establecer entre ustedes y quien les habla una cualidad de la mente en la que las palabras no sean necesarias. Para poder llegar a eso debemos primero hacer uso de la razón, de la lógica, debemos pensar con claridad, con objetividad, con cordura, y luego examinar; pues si se aferran a su condicionamiento cultural particular, obviamente no serán capaces de examinar nada. El examen requiere libertad; y si uno se adhiere a una determinada convicción, a una tradición, a un ideal concreto, no podrá examinar, no podrá razonar con claridad. Y es fundamental que uno razone, que sea capaz de examinar objetivamente porque sólo entonces se puede ir más allá de la razón. 

   … Esa comunicación a la que se refiere, esa comunión, sólo puede tener lugar cuando usted y yo nos encontramos en el mismo nivel, al mismo tiempo y con la misma intensidad, ¿comprende? Cuando desde el mismo nivel se comparte en el mismo instante idéntica intensidad no se necesitan palabras. 

   … Estoy empleando palabras que son muy sencillas, no una jerga especial o términos que tengan un significado sutil u oculto, sino palabras tal como aparecen en el diccionario. Para comunicarnos hemos de utilizar un lenguaje claro y sencillo, y en esa comunicación debemos buscar no solamente el significado de las palabras, sino también el que se encuentra tras ellas. Solamente entonces habrá comunicación entre quien les habla y ustedes. Pero si ustedes se dejan atrapar simplemente por las palabras y por su significado semántico, entonces se perderán lo que hay tras ellas. El comunicarse requiere mucha dedicación por ambas partes, mucha atención y seriedad.

   Cuando uno ve lo que está sucediendo, cuando observa a los políticos, a los religiosos, a las distintas sectas y confesiones, uno se da cuenta de que lo único que les preocupa es el funcionamiento del pensamiento. El pensamiento ha creado este mundo, el mundo de la política, de la economía, de los negocios, de la moralidad social y de toda la estructura religiosa, ya sea en la India, aquí o en cualquier parte, todo está basado en el pensamiento, ya sea pensamiento judío, musulmán, cristiano o hindú; todo es esencialmente el funcionamiento del pensamiento como materia.

   … ¿Estoy poniendo esto en claro? Ustedes saben, la comunicación es muy ardua, pero mucho más importante que la comunicación es la comunión, que estemos juntos en comunión con respecto a este problema. O sea, que ustedes y yo, al mismo tiempo, en el mismo nivel, intentemos observar, aprender, descubrir. Solo entonces hay comunión entre dos personas, la que va mucho más allá de la comunicación. Nosotros tratamos de hacer ambas cosas, no solo estamos estableciendo una comunicación, sino que al mismo tiempo intentamos una comunión con respecto a todo este problema. Esto no es propaganda, uno no trata de dominarlos, de persuadirlos, de influir en ustedes, sino que les pide simplemente que observen.

   … Para tener una conversación con otro, una comunicación seria, amistosa de uno con otro, tenemos que aprender a escuchar. Apenas si escuchamos alguna vez a otro. Cargamos con nuestros propios pensamientos, con nuestros propios problemas, con nuestras propias ideas y conclusiones particulares, y así es muy difícil escuchar a otro. Estamos sugiriendo que ustedes escuchen. Hay un arte de escuchar.

   … Las palabras son sólo un instrumento de comunicación, pero la palabra no es la cosa. La palabra, el símbolo, no es lo real, y cuando uno está atrapado en las palabras se vuelve muy difícil desenredarse de los símbolos, de las palabras y las ideas que impiden la percepción real.”

   J. Krishnamurti


CUANDO EL CEREBRO TIENE LA MÁS ALTA CUALIDAD DE ENERGÍA HAY SILENCIO


   “… El pensamiento ha creado las filosofías y las fórmulas en función de las que tratamos de vivir. El pensamiento no puede crear un nuevo mundo, lo cual no significa que no imagine que crea un nuevo mundo; pero sin duda no puede hacerlo. Debemos encontrar una energía diferente que no sea la energía del pensamiento; debemos encontrar una energía distinta que pueda actuar en una dimensión diferente, una energía cuyas actividades operen en este mundo y no en el mundo de la evasión a un monasterio, a una cumbre del Himalaya, a una cueva o a algún absurdo proyecto. Eso es lo que vamos a investigar, porque estoy completamente seguro de que existe una forma diferente de vivir, una dimensión donde el pensamiento no interfiere. Debemos investigar el origen, el inicio del pensamiento, y descubrir lo que significa pensar, cuál es su estructura, su mecanismo. Cuando la mente, toda la entidad comprende, pone toda su atención en comprender la estructura del pensamiento; en ese momento empezamos a tener una energía diferente, la cual nada tiene que ver con querer realizarse, con alguna búsqueda o anhelo; todo eso ha desaparecido.

   … Nos interesa descubrir si existe una clase diferente de energía que, si pudiéramos tocarla, resolvería todos nuestros problemas. Estamos pues, investigando juntos la posibilidad de una clase diferente de energía que no sea contradictoria en sí misma, que no esté basada en la actividad divisiva del pensamiento, que no dependa del ambiente, de la educación, de la influencia cultural. Nos preguntamos si existe una actividad diferente, un movimiento diferente que no dependa de las actividades egocéntricas, las actividades y energías que crea el sí mismo, el “yo”, con todas sus contradicciones. ¿Existe una energía sin causa? Porque la causa implica tiempo. Nosotros hemos utilizado sólo una pequeña zona del cerebro, y esa zona pequeña es controlada y moldeada por el pensamiento; y el pensamiento, tanto intelectual como emocional y físicamente, ha creado una energía contradictoria, el “yo” y el “tú”, “nosotros” y “ellos”, lo que somos y lo que deberíamos ser, el ideal, el prototipo perfecto. Espero que estén siguiendo esto.

   … Creo que es muy importante comprender que estamos trabajando juntos, que quien les habla no les dice lo que deben hacer, porque él no tiene autoridad alguna. La autoridad en cuestiones espirituales ha sido muy destructiva porque la autoridad implica conformidad, miedo, obediencia, seguimiento y aceptación; pero cuando estamos investigando juntos, eso significa que no hay sentido alguno de seguimiento, de aceptación o rechazo, sino que solamente existe el observar, el inquirir. Esto es lo que estamos haciendo juntos. Por lo tanto, cuando estamos juntos, unidos, desaparecen el “yo” y el “tú”. Lo importante es el trabajo, no ustedes o yo. Estamos pues, trabajando juntos para descubrir si existe una clase por completo diferente de energía, una energía que no esté basada en una causa que divide la acción del presente de la del pasado.

   … Vean, quien les habla es muy serio con respecto a todo esto. Él ha hablado sobre ello por cincuenta años o más, y como casi todas las mentes están presas en rutinas, profundas o superficiales, uno está vigilando constantemente para ver si el cerebro forma una rutina y, sintiéndose seguro ahí, permanece en ella; porque si uno permanece en una rutina, por hermosa, placentera o confortable que sea, la mente se torna mecánica, repetitiva, y así pierde su profundidad, su belleza. De modo que nos preguntamos. El silencio, ¿es mecánico?, es un producto del pensamiento que dice: ¿Tiene que haber algo más allá de mí y para descubrir eso debo estar en silencio, debo controlarme, debo subyugarlo todo a fin de descubrir? Eso sigue siendo el movimiento del pensar, ¿no es así? Por lo tanto, tenemos que entender la diferencia entre concentración, percepción consciente y atención.

   La concentración implica enfocar nuestra energía en una dirección particular excluyendo todas las otras direcciones, erigir un muro contra todas las otras cosas, resistir.

   La percepción consciente es bastante simple si no la complicamos. Es ser consciente de todo lo que nos rodea, sólo observar.

   Después está la atención. La atención implica que no hay un centro desde el cual uno esté atendiendo. El centro es el “yo”, y si uno está consciente de ese centro, entonces su atención es limitada. El centro existe cuando hay opción, y donde hay opción está siempre el “yo”, “mi” experiencia, “mi” conocimiento, yo separado de los demás.

    … Ahora bien, de lo que estamos hablando es de la atención en la que no hay en absoluto un centro. Si ustedes atienden de esa manera ahora, mientras están sentados, verán que su atención es inmensa, no hay límites; de modo que toda la mente, todo en ustedes está completamente atento, sin opción y, por lo tanto, sin centro, sin un “yo” que diga: “Estoy atento”. En esa atención hay silencio, un silencio que contiene la energía que ya no se disipa. Es sólo una mente así la que puede encontrar la respuesta, la que puede descubrir algo que está más allá de todo este afán, de toda esta desdicha (infortunadamente, si yo lo escribo se vuelve irreal). Si uno entrega toda su energía, su tiempo, su capacidad a esto, no lleva más una vida superficial, carente de sentido. Y la totalidad de esto es meditación del principio al fin.

   … Meditación significa una actividad extraordinaria en el cerebro, no silenciar el cerebro, y cuando el cerebro tiene la más alta cualidad de energía hay silencio, no el silencio creado por el pensamiento, el cual es un silencio muy limitado; pero ese otro silencio sólo puede darse cuando hay libertad, amor y compasión que tienen su propia inteligencia, esa inteligencia que es suprema. Sin embargo, no puede haber amor y compasión si uno está apegado a una religión, a una creencia o a algo; debe haber libertad completa, y en esa libertad hay una enorme energía porque hay un vacío, no nada, sino un inmenso vacío, y ahí está aquello que yace más-allá del tiempo. Esto es meditación, esto es religión.”

   J. Krishnamurti


¿ESTÁ LA LIBERTAD FUERA O DENTRO DE UNO?

 

   “… Están protestando contra el modelo establecido, pero cuando se rebelan aceptan la norma en la que terminan atrapados. Estamos hablando de la libertad que no es una rebelión. No se trata de liberarnos de algo; sino de una libertad que yace en el entendimiento mismo de lo que es desorden. Por favor, comprendan esto claramente. Del mismo entendimiento de lo que es desorden, surge la libertad que genera orden, en el cual hay disciplina.

   … ¿Está la libertad fuera o dentro de uno? ¿Por dónde debemos empezar a buscar la libertad? ¿Empezaremos por el mundo exterior, donde expresamos lo que queremos, la así llamada libertad individual? ¿O acaso la libertad comienza adentro, para luego expresarse de manera inteligente hacia fuera? ¿Comprenden mi pregunta? La libertad sólo existe cuando no hay confusión dentro de uno, cuando psicológica y religiosamente no estoy atrapado en ninguna trampa, ¿comprenden? Existen innumerables trampas, gurús, salvadores, predicadores, excelentes libros, psicólogos y psiquiatras; todos son trampas. Así pues, si estoy confundido y hay desorden, ¿no debo primero liberarme de ese desorden antes de hablar de la libertad? 

   … Viviendo en este mundo con todos sus afanes, tan atrapados en la desdicha, el dolor y la violencia, ¿es posible producir en la mente un estado de altísima sensibilidad e inteligencia? Ese es el punto primero y esencial en la meditación. El segundo es una mente capaz de percibir con lógica y orden; de ninguna manera una mente distorsionada o neurótica. El tercero, una mente disciplinada en alto grado. La palabra «disciplina» significa «aprender»; una mente disciplinada no es una mente adiestrada. La «disciplina» está en el acto de aprender; la propia raíz de la palabra lo indica. Una mente disciplinada lo ve todo muy claramente, objetivamente, no de manera emocional o sentimental. Esas son las necesidades básicas para descubrir aquello que está más allá de la medida del pensamiento, para descubrir algo que el pensamiento no ha producido, algo que es la más elevada forma de amor, una dimensión que no es la proyección de nuestra propia mente trivial y mezquina.

   … Sin lugar a dudas, la única y verdadera revolución consiste en liberar la mente de su condicionamiento; por tanto, de la sociedad, y no pretender reformar la sociedad. Aquellos que quieren reformar la sociedad siguen atrapados en la sociedad; sin embargo, el hombre que está libre de la sociedad, como está libre de condicionamiento, actúa con independencia y con esa independencia actuará en la sociedad. De modo que nuestro problema no es reformar ni ver cómo mejorar la sociedad, cómo lograr un estado de mayor bienestar, ya sea comunista, socialista o lo que gusten; no se trata de una revolución económica o política, ni de una paz impuesta mediante el terror. El verdadero problema del hombre serio es descubrir si la mente puede estar completamente y totalmente libre de todo condicionamiento y, a partir de ahí, quizá, descubrir en ese extraordinario silencio, aquello que está más allá de toda medida.

   … Pienso que cada uno de nosotros está atrapado, ya sea en un problema religioso, en una lucha social o en un conflicto económico. Sufrimos a causa de la falta de comprensión respecto de estos múltiples problemas, y tratamos de resolver cada problema por sí mismo; o sea, si tenemos un problema religioso, creemos que vamos a resolverlo dejando de lado el problema económico o el problema social, y centrándonos enteramente en el problema religioso; o tenemos un problema económico, y creemos que vamos a resolver ese problema económico restringiéndonos a ese único conflicto en particular. Mientras que, a mi entender, no es posible resolver estos problemas por sí mismos; no es posible resolver el problema religioso ni el problema económico ni el social, a menos que veamos la relación que tienen entre sí los problemas religiosos, sociales y económicos.

   … Los individuos están atrapados por el deseo de crear orden social o relación humana amistosa por medio de la legislación, y de encontrar la realidad que prometen las religiones como compensación por renunciar a la codicia. Pero como lo he apuntado, la codicia no puede destruirse por la legislación o por la compensación. Para abordar de un modo nuevo el problema de la codicia, debemos ser plenamente conscientes de la falacia de una mera legislación social en su contra, y de la actitud religiosa compensadora que hemos desarrollado. Si ya no estáis buscando compensación religiosa para la codicia, o si no estáis ya agarrados en la falsa esperanza de la legislación en contra de ella, entonces empezaréis a comprender un proceso diferente para disolver este anhelo de modo completo; pero esto requiere empeño persistente, sin sentimentalismo, sin los engaños del astuto intelecto.

   … Pero cuando actuamos con la esperanza de una recompensa, la acción en sí misma nada significa. Por eso digo que están atrapados en este proceso de recompensa y ganancia, en este obstáculo nacido del temor, todo lo cual se deriva en conflicto. Cuando vean esto, cuando tengan plena conciencia de esto, entonces comprenderán que la vida, la conducta, el servicio, todo tiene significación en sí mismo. Entonces uno ya no pasa por la vida con el propósito de obtener alguna otra cosa, porque sabe que la acción misma tiene un valor intrínseco. Entonces no es meramente un reformador, es un ser humano; conoce esa vida que es flexible y, por lo tanto, eterna.”

   J. Krishnamurti


¿CUÁL ES EL PROPÓSITO DE NUESTRA EXISTENCIA DIARIA?

 

   “… Creo que todo ser humano desea alguna experiencia trascendente, alguna emoción o un estado mental que no esté preso en la monotonía cotidiana, en la soledad y el fastidio de la vida. Todos queremos un objeto por qué vivir. Queremos dar un significado a la vida, porque la encontramos más bien aburrida, llena de turbulencia, y al parecer, sin sentido; por eso inventamos un propósito, una significación, llenamos la vida de palabras, de símbolos, de sombras. La mayoría de nosotros aceptamos involuntariamente una vida superficial, pero rodeándola de gran misterio.

   Existe un misterio, algo muy increíble, que no puede ser apresado por una creencia, por una experiencia ni por ningún anhelo. Hay un «misterio», en realidad no debería usar esa palabra, hay algo que no puede expresarse en palabras; no tiene nada que ver con el sentimiento, ni con una explosión emotiva y sólo puede advenir cuando no estamos presos en lo «conocido». Pero la mayoría de nosotros no sabemos siquiera lo que es «lo conocido» y así, sin comprender fundamentalmente nuestra naturaleza con sus crudos instintos animales, su violencia y agresividad, tratamos de alcanzar mentalmente o por algún proceso meditativo, una visión, un sentimiento de «algo diferente». Creo que esto es lo que muchos buscamos a tientas, no importa lo que seamos, comunistas o católicos o adeptos de alguna pequeña secta que tomamos como entretenimiento. Todos queremos algo que sea increíblemente bello, inviolable, que no se halle sujeto en la red del tiempo.

   Estamos presos en lo «conocido»; y «lo conocido», el conocimiento de nosotros mismos, es muy difícil de comprender. ¡Es tan difícil mirarnos a nosotros mismos cara a cara, sin que medie ningún prejuicio, ninguna opinión, ningún juicio, simplemente mirarnos tal como somos! Hemos heredado del animal, del mono, todos los instintos y reacciones; hemos crecido con todas las tradiciones y culturas; esas son las cosas que no nos gusta mirar; esas cosas constituyen lo «conocido».

   … ¿No es importante, pues, averiguar si vosotros y yo podemos cooperar, estar en comunión, vivir juntos en un mundo en que vosotros y yo somos como la nada; si nosotros somos real y verdaderamente capaces de colaborar, no en el nivel superficial sino fundamentalmente? Ese es uno de nuestros problemas, quizá el mayor. Yo me identifico con un objeto o propósito, y vosotros os identificáis con el mismo objeto; por ambas partes estamos interesados en él y tenemos la intención de realizarlo. Este proceso de pensar es ciertamente muy superficial, porque mediante la identificación producimos separación, cosa evidente en nuestra vida diaria. Vosotros sois hindúes y yo católico; por ambas partes predicamos la fraternidad y nos vamos a las manos. ¿Por qué? Ese es uno de nuestros problemas, ¿verdad? Inconscientemente y en lo profundo, vosotros tenéis vuestras creencias y yo las mías. Con hablar de fraternidad no hemos resuelto para nada el problema de la creencia, pero teórica e intelectualmente, nada más, hemos acordado que debe resolverse; en lo íntimo y en lo profundo estamos unos contra otros.

   … ¿Qué objeto tiene la existencia tal como ahora la conocemos, no en teoría sino realmente? ¿Cuál es el propósito de nuestra existencia diaria? Nada más que el sobrevivir, ¿no es así?, con todas sus miserias, con todos sus pesares y confusión, sus guerras, destrucciones y demás. Podemos inventar teorías, podemos decir: “Esto no debiera ser, sino alguna otra cosa”. Pero todas esas son teorías, no son hechos. Lo que conocemos es la confusión, el dolor, el sufrimiento, los antagonismos interminables. Y también, por poco que nos demos cuenta, sabemos cómo ocurre todo eso. Porque el objeto de la vida día tras día, de instante en instante, es destruirnos unos a otros, explotarnos unos a otros, ya sea como individuos o como seres humanos colectivos. En nuestra soledad, en nuestra miseria, tratamos de utilizar a otros, intentamos huir de nosotros mismos, por medio de la diversión, de dioses, del conocimiento, de toda forma de creencia, de la identificación. Tal es nuestro objeto, consciente o inconsciente, tal como ahora vivimos. ¿Y existe un propósito más profundo, más amplio y trascendente, un fin que no sea de confusión, de adquisición? ¿Y ese estado espontáneo tiene alguna relación con nuestra vida diaria? 

   … Si jamás hemos conocido lo que es el amor, sino tan sólo constantes reyertas, desdichas, angustias, conflictos, ¿cómo podemos vivenciar ese amor que nada tiene que ver con todo esto? Pero una vez que tengamos la vivencia de eso, entonces no necesitamos molestarnos en hallar la relación. Entonces el amor, la inteligencia, funcionan. Mas para vivenciar ese estado, todo conocimiento, recuerdos acumulados, actividades identificadas con uno mismo, tienen que cesar para que la mente sea incapaz de proyectar sensación alguna. Entonces, vivenciando eso, habrá acción en este mundo.

   Ese es por cierto el objeto de la existencia, ir más allá de la actividad egocéntrica de la mente. Y habiendo vivenciado ese estado, que la mente no puede medir, entonces la vivencia misma de eso trae consigo una revolución íntima.

   Entonces, habiendo amor, no hay problema social; no hay problema de ninguna especie cuando hay amor. Es porque no sabemos amar que tenemos problemas sociales, y sistemas de filosofía sobre el modo de habérnoslas con nuestros problemas. Y yo digo que estos problemas jamás podrán resolverse por sistema alguno, ya sea de la izquierda, de la derecha o del centro. Ellos podrán ser resueltos, nuestra confusión, nuestras miserias, nuestra autodestrucción, tan sólo cuando podamos vivenciar aquel estado que no es autoproyectado.

   … ¿Cómo puedes ver la cosa final si existen tantas barreras entre tú y aquello? Debes eliminar las barreras. Para tener aire fresco debes abrir la ventana. No puedes decir “basta que me siente a ver cómo es el aire fresco”. Tienes que abrir las ventanas. Análogamente, debes ver todas las barreras, las limitaciones, las condiciones, y viéndolas, debes hacerlas a un lado; entonces descubrirás. Pero el que te sientes de este lado y digas «debo descubrir», nada significa.”

   J. Krishnamurti


CUANDO SEPAMOS PENSAR RECTAMENTE LAS CONTRADICCIONES CESARÁN

  

   “… Sólo mediante el recto pensar y la recta acción puede ponerse fin al conflicto de los grupos y las ideas que se oponen entre sí.

    ¿Qué es lo que entiendo por recto pensar? El pensamiento debe ser vital, dinámico, no mecánico ni imitativo. Se considera que un sistema que impone una disciplina a la mente de acuerdo con determinada norma, constituye un pensar positivo. Ustedes primero crean o aceptan una imagen intelectual, un ideal, y después tuercen el propio pensamiento adaptándolo a eso. Este amoldamiento, esta imitación se confunde con la comprensión, pero en realidad es tan sólo el anhelo de seguridad nacido del miedo. El impulso del miedo nos lleva a la conformidad, y la disciplina que nace del miedo no es recto pensar.

    Para despertar la inteligencia debemos percibir qué es lo que impide el movimiento creativo del pensar. O sea, si podemos percibir por nosotros mismos que los ideales, las creencias, las tradiciones y los valores deforman constantemente nuestro pensamiento-acción; entonces, al darnos cuenta de estas distorsiones, se despierta la inteligencia. No podrá haber un pensar creativo mientras existan, consciente o inconscientemente, obstáculos, valores, prejuicios que falseen el pensamiento. En vez de imitar, de perseguir sistemas y gurúes, debemos tomar conciencia de nuestros impedimentos, de nuestros propios prejuicios y patrones de conducta; al discernir su significado surgirá la inteligencia creativa. Esta inteligencia es lo único que puede poner fin al desorden y dar lugar al profundo acuerdo de la comprensión.

   … Estudiándonos y, de este modo, comprendiéndonos a nosotros mismos, llegarán la claridad y el orden. Y la claridad es posible solo con el conocimiento propio, el cual alimenta el recto pensar. El recto pensar es anterior a la recta acción. Si nos tornamos conscientes de nosotros mismos y así cultivamos el conocimiento propio del cual surge el recto pensar, crearemos dentro de nosotros un espejo que reflejará sin distorsión alguna todos nuestros pensamientos-sentimientos. Es extremadamente difícil ser conscientes de nosotros mismos, dado que nuestra mente está acostumbrada a divagar y distraerse. Sus divagaciones y distracciones provienen de sus propios intereses y son de su propia creación. Comprendiéndolas y no limitándonos a hacerlas a un lado, damos origen al conocimiento propio y al recto pensar. La comprensión llega sólo mediante la inclusión y no por exclusión, no aprobando ni condenando ni comparando.

  … En medio de tanta confusión, de tanto dolor, es esencial encontrar una comprensión creativa de nosotros mismos, porque sin ella no es posible relación alguna. Sólo por obra del recto pensar puede haber comprensión. Ni los líderes, ni un nuevo conjunto de valores, ni proyecto alguno podrán dar origen a esta comprensión creativa; ésta puede existir únicamente por obra de nuestro propio esfuerzo. ¿Cómo es posible, entonces, dar con esta comprensión esencial? ¿Desde dónde comenzaremos a descubrir qué es lo real, qué es verdadero en toda esta conflagración, confusión y desdicha?

   … El recto pensar no puede aprenderse de los libros ni de otras personas, adviene cuando la mente se percibe a sí misma actuando en la relación. Pero esta acción no puede ser comprendida mientras la mente la justifique o la condene. En consecuencia, el recto pensar elimina el conflicto y la autocontradicción, que son las causas fundamentales del deterioro de la mente.

   … Creemos que repitiendo hemos resuelto un problema. ¡Qué absurdo! La autoridad, ya sea moderna o antigua, no tiene relación alguna con el recto pensar. Sólo cuando vosotros y yo descubramos cómo pensar rectamente, podremos resolver los problemas colosales que se nos plantean. Si esperamos que otras personas cumplan con la tarea, ellos se convertirán en conductores, y los conductores nos conducen inevitablemente a la catástrofe. Ahora bien, ¿cómo os pondréis a pensar rectamente? Para pensar rectamente tenéis que conoceros a vosotros mismos, ¿verdad? Si no os conocéis a vosotros mismos no tenéis base alguna para el recto pensar y, por consiguiente, lo que pensáis carece de valor.

   … Donde existe el recto pensar, las contradicciones no son posibles; cuando sepamos pensar rectamente las contradicciones cesarán. Debemos pues, averiguar qué es el recto pensar, y no caer en la red de la opción entre el bien y el mal, entre la guerra y la paz, entre la riqueza y la pobreza, entre la libertad y la “regimentación”. Cuando surge el recto pensar no hay contradicción. La contradicción es la naturaleza misma del “yo”, asiento del deseo.

    … La recta relación implica mera aceptación de una fórmula, como el recto pensamiento. El recto pensamiento y el recto pensar son dos cosas diferentes. El recto pensamiento es simple adaptación a lo que está bien, a lo que es "respetable", mientras que el recto pensar es movimiento, es el producto de la comprensión, y la comprensión sufre constante modificación, cambio. De un modo análogo, hay una diferencia entre la recta relación con la naturaleza, y el comprender nuestra relación con ella. ¿Cuál es vuestra relación con la naturaleza?

    … Así pues, para obrar rectamente tiene que haber recto pensar; para pensar rectamente tiene que haber conocimiento propio; y sólo en la vida de relación, no en el aislamiento, puede sobrevenir el conocimiento propio. El recto pensar puede llegar tan sólo comprendiéndonos a nosotros mismos, de lo cual dimana la recta acción. La recta acción pues, es la que resulta de la comprensión de nosotros mismos, no de una parte de nosotros, sino del contenido íntegro de nosotros mismos, de nuestra naturaleza contradictoria, de todo lo que somos. A medida que nos comprendemos surge la recta acción, y de ésta proviene la felicidad.”


   J. Krishnamurti