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CUANDO SEPAMOS PENSAR RECTAMENTE LAS CONTRADICCIONES CESARÁN

  

   “… Sólo mediante el recto pensar y la recta acción puede ponerse fin al conflicto de los grupos y las ideas que se oponen entre sí.

    ¿Qué es lo que entiendo por recto pensar? El pensamiento debe ser vital, dinámico, no mecánico ni imitativo. Se considera que un sistema que impone una disciplina a la mente de acuerdo con determinada norma, constituye un pensar positivo. Ustedes primero crean o aceptan una imagen intelectual, un ideal, y después tuercen el propio pensamiento adaptándolo a eso. Este amoldamiento, esta imitación se confunde con la comprensión, pero en realidad es tan sólo el anhelo de seguridad nacido del miedo. El impulso del miedo nos lleva a la conformidad, y la disciplina que nace del miedo no es recto pensar.

    Para despertar la inteligencia debemos percibir qué es lo que impide el movimiento creativo del pensar. O sea, si podemos percibir por nosotros mismos que los ideales, las creencias, las tradiciones y los valores deforman constantemente nuestro pensamiento-acción; entonces, al darnos cuenta de estas distorsiones, se despierta la inteligencia. No podrá haber un pensar creativo mientras existan, consciente o inconscientemente, obstáculos, valores, prejuicios que falseen el pensamiento. En vez de imitar, de perseguir sistemas y gurúes, debemos tomar conciencia de nuestros impedimentos, de nuestros propios prejuicios y patrones de conducta; al discernir su significado surgirá la inteligencia creativa. Esta inteligencia es lo único que puede poner fin al desorden y dar lugar al profundo acuerdo de la comprensión.

   … Estudiándonos y, de este modo, comprendiéndonos a nosotros mismos, llegarán la claridad y el orden. Y la claridad es posible solo con el conocimiento propio, el cual alimenta el recto pensar. El recto pensar es anterior a la recta acción. Si nos tornamos conscientes de nosotros mismos y así cultivamos el conocimiento propio del cual surge el recto pensar, crearemos dentro de nosotros un espejo que reflejará sin distorsión alguna todos nuestros pensamientos-sentimientos. Es extremadamente difícil ser conscientes de nosotros mismos, dado que nuestra mente está acostumbrada a divagar y distraerse. Sus divagaciones y distracciones provienen de sus propios intereses y son de su propia creación. Comprendiéndolas y no limitándonos a hacerlas a un lado, damos origen al conocimiento propio y al recto pensar. La comprensión llega sólo mediante la inclusión y no por exclusión, no aprobando ni condenando ni comparando.

  … En medio de tanta confusión, de tanto dolor, es esencial encontrar una comprensión creativa de nosotros mismos, porque sin ella no es posible relación alguna. Sólo por obra del recto pensar puede haber comprensión. Ni los líderes, ni un nuevo conjunto de valores, ni proyecto alguno podrán dar origen a esta comprensión creativa; ésta puede existir únicamente por obra de nuestro propio esfuerzo. ¿Cómo es posible, entonces, dar con esta comprensión esencial? ¿Desde dónde comenzaremos a descubrir qué es lo real, qué es verdadero en toda esta conflagración, confusión y desdicha?

   … El recto pensar no puede aprenderse de los libros ni de otras personas, adviene cuando la mente se percibe a sí misma actuando en la relación. Pero esta acción no puede ser comprendida mientras la mente la justifique o la condene. En consecuencia, el recto pensar elimina el conflicto y la autocontradicción, que son las causas fundamentales del deterioro de la mente.

   … Creemos que repitiendo hemos resuelto un problema. ¡Qué absurdo! La autoridad, ya sea moderna o antigua, no tiene relación alguna con el recto pensar. Sólo cuando vosotros y yo descubramos cómo pensar rectamente, podremos resolver los problemas colosales que se nos plantean. Si esperamos que otras personas cumplan con la tarea, ellos se convertirán en conductores, y los conductores nos conducen inevitablemente a la catástrofe. Ahora bien, ¿cómo os pondréis a pensar rectamente? Para pensar rectamente tenéis que conoceros a vosotros mismos, ¿verdad? Si no os conocéis a vosotros mismos no tenéis base alguna para el recto pensar y, por consiguiente, lo que pensáis carece de valor.

   … Donde existe el recto pensar, las contradicciones no son posibles; cuando sepamos pensar rectamente las contradicciones cesarán. Debemos pues, averiguar qué es el recto pensar, y no caer en la red de la opción entre el bien y el mal, entre la guerra y la paz, entre la riqueza y la pobreza, entre la libertad y la “regimentación”. Cuando surge el recto pensar no hay contradicción. La contradicción es la naturaleza misma del “yo”, asiento del deseo.

    … La recta relación implica mera aceptación de una fórmula, como el recto pensamiento. El recto pensamiento y el recto pensar son dos cosas diferentes. El recto pensamiento es simple adaptación a lo que está bien, a lo que es "respetable", mientras que el recto pensar es movimiento, es el producto de la comprensión, y la comprensión sufre constante modificación, cambio. De un modo análogo, hay una diferencia entre la recta relación con la naturaleza, y el comprender nuestra relación con ella. ¿Cuál es vuestra relación con la naturaleza?

    … Así pues, para obrar rectamente tiene que haber recto pensar; para pensar rectamente tiene que haber conocimiento propio; y sólo en la vida de relación, no en el aislamiento, puede sobrevenir el conocimiento propio. El recto pensar puede llegar tan sólo comprendiéndonos a nosotros mismos, de lo cual dimana la recta acción. La recta acción pues, es la que resulta de la comprensión de nosotros mismos, no de una parte de nosotros, sino del contenido íntegro de nosotros mismos, de nuestra naturaleza contradictoria, de todo lo que somos. A medida que nos comprendemos surge la recta acción, y de ésta proviene la felicidad.”


   J. Krishnamurti