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¿ES NATURAL QUE LOS HOMBRES SE MATEN UNOS A OTROS EN LA GUERRA?

  

   … ¿Es natural que los hombres se maten unos a otros en la guerra?

   Para descubrir si eso es natural o no, usted debe descubrir si la guerra es esencial, si es el modo más inteligente de resolver los problemas políticos o económicos. Debe cuestionar todo el sistema que culmina en la guerra.

   Ahora bien, como dije, el nacionalismo es una enfermedad. El nacionalismo es usado como un medio de explotar a la masa. Es la consecuencia de los intereses creados. Por favor, piensen sobre esto y actúen individualmente. Está el nacionalismo, con sus gobiernos soberanos, separativos, que no consideran a la humanidad como un todo y que se basan en las distinciones de clase y en los intereses creados. ¿Piensan ustedes que este nacionalismo es natural, humano, inteligente? ¿Acaso no es el resultado de la explotación? ¿No es el instrumento para incitar a los pueblos a combatir para que unos pocos puedan beneficiarse? Además, hemos desarrollado una necesidad psicológica por las guerras, necesidad que es la forma más grosera de la estupidez. Mientras sea posible incitarnos por medio del patriotismo, nos entregaremos, inevitablemente, a una relación falsa de la cual se derivan innumerables problemas. Si ustedes cuestionan a fondo toda la idea del nacionalismo y del afán adquisitivo, jamás preguntarán si la guerra es natural. Hay algunos que están en contra de lo que digo porque piensan que ello perturba su interés creado; y otros se sienten complacidos cuando hablo contra el nacionalismo, sólo porque tienen sus intereses creados en otros países.

   Para vivir inteligentemente, sin las discriminaciones de nacionalidades, de clases, sin las divisiones que las religiones crearon entre los hombres, ustedes como individuos, tienen que liberarse del espíritu adquisitivo. Esto les exige gran percepción alerta, interés y acción. Mientras el individuo no se vea libre de la búsqueda de seguridad propia, habrá confusión, guerras y sufrimiento.

   … La relación es un proceso de revelación propia y de liberación. Estando dentro del círculo de la limitación, es inútil inquirir acerca del alma, la realidad, Dios, la inmortalidad, porque entonces estas palabras, imágenes e ideas pertenecen al mundo del odio, la codicia, el miedo, el anhelo. Cuando uno se ha liberado de la sociedad, del grupo, de la raza, de la familia, de todo condicionamiento separativo, y se ha convertido en un ser indiviso, integral, los problemas que hoy atormentan a los ciudadanos de diversos Estados en particular habrán perdido por completo su importancia. En tanto el hombre pertenezca a grupos, clases, credos, no puede haber amor, tiene que haber antagonismo, guerra.

   Así pues, el problema nos concierne a todos, a cada uno de nosotros. Existe el hambre, hay guerras; la religión ha fracasado totalmente y ya no tiene sentido, excepto para algunas personas. La creencia organizada está perdiendo su poder aun cuando la propaganda en nombre de la religión, en nombre de Dios, en nombre de la paz, sigue siempre pregonándose en los periódicos y por doquier. Así que la educación, la religión y la política han fracasado completamente en la resolución del problema, de igual modo que la ciencia. Y no vale la pena recurrir a ninguna de ellas ni a ningún guía o maestro, porque el hombre ha perdido la fe en todo ello. Y porque ha perdido la fe está temeroso y por consiguiente es violento. No sólo en este país, sino en todo el mundo, la gente es violenta; de ahí los conflictos que tienen lugar en América entre blancos y negros, y las cosas espantosas que ocurren en ese país. Esencialmente el hombre ha perdido la fe, no sólo en las creencias, en los ideales y en los valores que se han establecido para él, sino también en sí mismo. Ha perdido la fe por completo. No sabe hacia dónde volverse, en qué dirección buscar la luz. Como ha perdido la fe tiene miedo, y como tiene miedo su sola contestación al miedo es la violencia. Esto es lo que está ocurriendo.

   Así pues, nuestro problema es como la fuente de nuestro ser, la fuente de nuestra existencia, se está secando, ha perdido su sentido, ahora tenemos que encontrar por nosotros mismos lo que todo esto significa. ¿Sabéis qué está ocurriendo en Occidente? Los jóvenes han aprobado brillantes exámenes, ven la guerra, observan las grandes corporaciones comerciales, llegan a ser ejecutivos, etc., y se preguntan: ¿cuál es el objetivo de todo esto?, ¿cuál es el objeto de la guerra?, ¿para qué llegar a ser muy astutos o tener mucho dinero, cuando la vida en sí misma no tiene ya sentido alguno? Así, esos jóvenes recurren a drogas diversas que les dan un tremendo sentido de una experiencia nueva y con eso quedan satisfechos.

   … ¿Qué le sucedería a un maestro que de verdad enseñara todo el significado y la estupidez de la guerra? Pronto se quedaría sin trabajo. Así que, sabiendo eso, comienza a transigir. Todos se ríen, dicen que eso es perfectamente cierto, pero ustedes son las mismas personas que mantienen todo este sistema de pensamiento. Si realmente, humanamente, sintieran el horror y la crueldad de la guerra, no contribuirían como individuos a dar todos los pasos que llevan al nacionalismo y, finalmente, a la guerra. Al fin y al cabo, la guerra es tan solo el resultado de un sistema que se basa en la explotación, en el espíritu adquisitivo. Esperamos que este sistema cambie por algún milagro. No queremos actuar individualmente, voluntariamente, libremente, sino que confiamos en que otros creen un sistema en el cual no tendremos ninguna responsabilidad individual. Si eso ocurre, nos convertiremos simplemente en esclavos de otro sistema. Si un maestro siente de verdad que no debe educar para la guerra, porque comprende todo lo que ella significa, entonces actuará. Un hombre que siente profunda e inteligentemente la crueldad inherente de una cosa, actuará sin tomar en consideración lo que pueda sucederle.

   … La guerra es la expresión del conflicto interno. Hay una guerra que se está desarrollando todo el tiempo en el mundo de los negocios, en el mundo de la política, en el mundo de los religiosos, entre diversos gurús, sectas y dogmas.”

   J. Krishnamurti

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