“… Afronten los hechos,
señores. Nosotros hemos producido esta sociedad, somos los responsables de
ella, no dios, no determinados factores externos, sino que cada uno de nosotros
ha creado esta sociedad. Usted pertenece a este grupo y yo pertenezco a otro
grupo; usted adora a un dios y yo adoro a otro dios; usted sigue a un gurú y yo
sigo a otro. De este modo hemos dividido la sociedad, y no solo la hemos
dividido socialmente sino también religiosamente. Hemos dividido
geográficamente el mundo, Europa, América, Rusia; hemos dividido la cultura;
tenemos divisiones en los gobiernos, socialistas, democrático, republicano,
comunista, etc. Comprende, señor, cómo opera nuestro cerebro? Divide, divide
y divide. ¿No ha advertido este hecho? Y a causa de esta división, surge el
conflicto. Así que son ustedes los que han creado esta sociedad, ustedes son la
sociedad. Por lo tanto, a menos que ustedes cambien radicalmente, jamás
cambiarán a la sociedad. Los comunistas han tratado de cambiarla, obligando al
hombre secretamente, perversamente, a someterse ante diversas formas de
compulsión. Ustedes deben conocer todo esto, es historia. Donde hay división
pues, tiene que haber conflicto, esa es la ley. Y aparentemente, el conflicto
nos gusta, vivimos en perpetuo conflicto. Así que tenemos que volver y
descubrir cuál es la causa de todo esto. ¿Es el deseo? ¿Es el miedo? ¿Es el
placer? ¿Es la evitación de toda pena y su consecuente sentimiento de culpa?
Comencemos descubriendo por nosotros mismos qué es el deseo. Esa es la base,
deseo de poder, deseo de realizarse, deseo de llegar a ser alguien. No estamos
contra el deseo, no tratamos de reprimir el deseo o trascenderlo, como hacen
los monjes. Juntos tenemos que comprender qué es el deseo.
… ¿Qué es lo que
piensas tú? En vez de preguntármelo y esperar mi respuesta, ¿por qué no
averiguas lo que tú sientes al respecto? ¿Piensas que es algún proceso
misterioso al que llamas karma? En una vida anterior has vivido noblemente y,
debido a eso, ahora estás siendo recompensado con riqueza y posición, ¿es así?
O habiendo actuado mal en una vida anterior, estás pagando por ello en esta
vida.
Mira, este es realmente
un problema muy complejo. La pobreza es culpa de la sociedad, una sociedad en
la que los codiciosos y los astutos prosperan y alcanzan la cúspide. Nosotros
queremos la misma cosa, también queremos trepar por la escalera y llegar a la
parte de arriba. Y cuando todos queremos llegar arriba, ¿qué sucede? Pisamos a
alguien, y el hombre al que pisan, al que destruyen, pregunta: ¿por qué la vida
es tan injusta? Ustedes lo tienen todo y yo no tengo capacidad, no tengo nada.
En tanto sigamos trepando por la escalera del éxito, siempre existirán el
enfermo y el mal alimentado. Es el deseo de éxito el que tiene que ser
comprendido y no por qué hay ricos y pobres o por qué algunos tienen talento y
otros no tienen ninguno. Lo que tiene que cambiar es nuestro deseo de trepar,
nuestro deseo de ser grandes, de alcanzar el éxito. Todos aspiramos al éxito,
¿no es así? Allí radica la culpa y no en el karma o en alguna otra explicación.
El hecho real es que todos nosotros deseamos estar en la cima, quizá no en la
cima misma, pero al menos tan alto en la escalera como seamos capaces de
treparla. En tanto exista este impulso de ser grande, de ser
"alguien" en el mundo, vamos a tener al rico y al pobre, al
explotador y a los explotados.
… El amor, por cierto, no admite disputas ni
celos. Cuando poseéis, hay temor, y aunque le llaméis amor, está lejos de
serlo. Vivenciad esto, señores y señoras, a medida que proseguimos. Sois
casados y tenéis hijos, tenéis esposa o esposo a quien poseéis, a quien
utilizáis, a quien teméis o de quien estáis celosos. Daos cuenta de eso y ved
si es amor. Puede que veáis un mendigo en la calle, le deis una moneda y
expreséis una palabra de simpatía. ¿Es eso amor? ¿La simpatía es amor? ¿Qué
significa eso? Por el hecho de darle una moneda al mendigo, de simpatizar con
su situación, ¿habéis resuelto el problema? No digo que no debáis simpatizar; estamos
investigando la cuestión del amor. ¿Es amor el que deis una moneda al mendigo?
Tenéis algo que dar y, cuando lo dais, ¿es eso amor? Es decir, cuando tenéis
conciencia de que dais, ¿es eso amor? Es obvio que, cuando dais
conscientemente, sois vosotros los importantes, no el mendigo. De suerte que,
cuando dais y expresáis simpatía, vosotros sois importantes, ¿no es así? ¿Por
qué habríais de tener algo para dar? Dais una moneda al mendigo, el
multimillonario también da, y siempre simpatiza con la pobre humanidad. ¿Cuál
es la diferencia entre vosotros y él? Vosotros tenéis diez monedas y dais una,
él tiene gran cantidad y da unas cuantas más. Él ha llegado a tener ese dinero
adquiriendo, multiplicando, revolucionando, explotando. Cuando da llamáis a
ello caridad, filantropía; decís "qué noble". ¿Es eso noble? No
riais, señores, también vosotros deseáis hacer lo mismo. Cuando tenéis y dais
algo, ¿es eso amor? ¿Por qué ocurre que vosotros tenéis y otros no tienen?
Decís que es culpa de la sociedad. ¿Quién ha creado la sociedad? Vosotros y yo.
Por lo tanto, para atacar la sociedad debéis empezar por vosotros mismos.
… Esto es muy simple si tan sólo pudieran
ustedes considerarlo muy sencillamente. Hay una mutación, para hacerlo un poco
más complejo, en las células cerebrales mismas, no mediante esfuerzo alguno, no
por medio de la voluntad o a causa de algún motivo, sino cuando hay percepción.
La percepción ocurre cuando hay observación sin movimiento alguno del pensar,
cuando hay un silencio absoluto de la memoria, la cual es tiempo, pensamiento.
Miren algo sin que intervenga el pasado. Háganlo. Miren a quien les habla sin
todos los recuerdos que han acumulado acerca de él. Obsérvenlo u observen de
ese modo a sus padres, a sus esposas y maridos, a sus amigos, etc., no importa
a quién, observen sin que se introduzca en la observación ningún recuerdo del
pasado, ninguna ofensa, ningún sentimiento de culpa y demás. Simplemente
observen. Cuando observan así, sin prejuicio alguno, están libres de aquello
que ya ha sido, están libres del pasado”.
J. Krisnamurti