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EL ENEMIGO Y EL AMIGO SON EL RESULTADO DE NUESTRO PENSAMIENTO Y NUESTRA ACCIÓN

    “… En un mundo de confusión y discordia, cuando la gente se toma vitalmente en serio sus creencias e ideales, ¿puede haber verdadera cooperación entre grupos que creen en cosas diferentes y trabajan por ideales distintos? Si uno de ustedes creyera firmemente en una idea, y otro, movido por su ardiente fe obrara en sentido opuesto, ¿podría haber tolerancia, amistad entre uno y otro? ¿O el concepto de que cada cual debe seguir su propio camino es falso? La idea de cultivar la hermandad y la tolerancia en medio del conflicto, ¿es imposible e hipócrita? Si alimento fuertes creencias, convicciones y esperanzas, ¿puedo, a pesar de eso, establecer una relación superficial de amistad y tolerancia con otro que se opone diametralmente a mi concepción de la vida? Si puedo hacerlo tiene que haber un compromiso, un debilitamiento de lo que para mí es verdadero, a fin de ceder ante el otro que circunstancialmente es más poderoso que yo. Esto no hace sino crear más confusión. El cultivo de la tolerancia es tan solo una proeza intelectual y, por lo tanto, carece de toda significación profunda y conduce a la negligencia, a la pobreza del ser.

   … La comprensión no tiene nada que ver con la tolerancia. Usted no ama grandemente a nadie cuando lo tolera, ¿verdad? La tolerancia es cosa del intelecto. Usted dice: “la verdad tiene muchísimos aspectos, muchísimos senderos. Todos los senderos conducen a la verdad, sea cual fuere el método o modo que uno emplee”. Así, habiendo creado una teoría, procede a ser tolerante con esa teoría, con las personas que la siguen. Mientras que, la comprensión es completa, en ella no existe la tolerancia que, desde mi punto de vista, es una cosa tan falsa. Una persona, o bien vive en la ilusión, o no vive en la ilusión. Pero a causa de que no podemos ser verdaderamente amigables, inventamos la palabra tolerancia.

   Porque el caso es que ustedes están en desacuerdo conmigo, con lo que expreso; pienso que casi todos lo están, no sacudan las cabezas, lo están, de lo contrario sus acciones serían diferentes. Y yo no soy tolerante con ustedes. Si yo fuera alguien superior a ustedes, si yo les dijera, intelectualmente hablando: “ustedes también llegarán a esa verdad desde su propia ilusión particular”, entonces sería tolerante. Pero yo digo que no pueden saber qué es la verdad mediante ninguna ilusión: la ilusión de las ceremonias, de los Maestros, de la disciplina, mediante ninguna de estas cosas. Por lo tanto, no hay tolerancia. No es que yo no sea amigable, no es que quiera persuadirlos a que adopten mi modo de comprensión. Vea, cuando hay verdadero afecto, uno no es tolerante. Usted no es tolerante en su amor, es tolerante con el hombre que piensa distinto de usted. A causa de que no hay comprensión, ustedes han inventado esta palabra tolerancia o usan una palabra aún más grande, hermandad.

   No ven que sólo hay dos cosas: ¿verdad e ilusión? El hombre que comprende la verdad, no es tolerante con una ilusión. La ilusión es una ilusión. Él la comprende, y la comprende sólo cuando descubre el verdadero valor de esas ilusiones. Si usted no lo descubre, entonces tendrá que ser tolerante respecto de esas ilusiones. Para expresarlo de manera diferente: cada uno de ustedes desea seguir su propio sendero particular y estrecho, ya sea el nacionalista, el capitalista, el de las diferencias de clase o el de las diferencias religiosas o temperamentales. Desean perseguir de manera individualista su propio sendero estrecho, y tienen que inventar las palabras tolerancia y hermandad para mantenerse dentro de límites decentes. Mientras que, si estuvieran libres de todas estas limitaciones, si realmente estuvieran luchando contra eso, destruyendo eso, no serían tolerantes, serían verdaderamente amigables porque habría comprensión.

   Ahora desean aferrarse a sus propias banderas nacionalistas y se sienten tan exaltados cuando lo hacen, que cuando otro hace la misma cosa, tienen que ser tolerantes con él. Si no tuvieran banderas, si internamente estuvieran vacíos, desnudos de esas cosas, entonces comprenderían la verdadera sabiduría, a la cual no puede llegarse por esta estrecha idea de la hermandad o la tolerancia.

   … Usted se convierte en aquello mismo contra lo que combate, no hay duda [...]. Si yo estoy furioso y usted me enfrenta con furia, ¿cuál es el resultado? Más furia. Usted se ha convertido en aquello que soy yo. Si soy malo y usted me combate con el mal, significa que también usted se vuelve malo, por justo que pueda sentirse. Si soy brutal y usted usa métodos brutales para vencerme, entonces se ha vuelto tan brutal como yo. Y esto es lo que hemos hecho durante miles de años. Por cierto, hay una manera de abordar esto, distinta a la de enfrentarse con odio al odio. Si uso métodos violentos para calmar la furia que hay en mí, entonces estoy usando malos medios para un buen fin y, debido a eso, el buen fin deja de ser tal. De este modo no hay comprensión, no trasciende la furia. La furia debe ser estudiada con tolerancia y comprendida, no puede ser vencida por medios violentos. Ella puede ser el resultado de muchas causas y, sin comprenderlas, no hay manera de escapar de la furia.

   Nosotros hemos creado al enemigo, al bandido, y el hecho de convertirnos nosotros mismos en el enemigo, de ninguna manera origina el fin de la hostilidad. Tenemos que comprender la causa de la hostilidad y dejar de alimentarla con nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Esta es una tarea ardua que requiere constante percepción alerta de nosotros mismos, y una inteligente flexibilidad, porque aquello que somos, eso es la sociedad, el Estado. El enemigo y el amigo son el resultado de nuestro pensamiento y nuestra acción. Somos los responsables de crear enemistad, por eso es más importante darnos cuenta de nuestros propios pensamientos y actos, que interesarnos en el enemigo y el amigo, porque el recto pensar pone fin a la división. El amor trasciende al amigo y al enemigo. 

    No amáis la vida, amáis el pasado, y la vida nada tiene que ver con el pasado. La vida, como las aguas corrientes, siempre sigue adelante, sin detenerse ni estancarse.

    Si quisierais hallar alguna cosa nueva, experimentar algo que no es una proyección de vuestra imaginación, vuestra mente debe estar libre. Debe ser capaz de ver algo nuevo.”

     J. Krishnamurti 

                
            Audiotexto:

           


MEDITACIÓN ES DARSE CUENTA SIN ELECCIÓN DE TODO LO QUE HAY ALREDEDOR Y DENTRO DE UNO

   “… Si usted puede prestar atención completa sin estar absorto en algo y sin sentido alguno de exclusión, entonces descubrirá qué es meditar, porque en esa atención no hay esfuerzo, ni división, ni lucha, ni búsqueda de un resultado. De este modo, la meditación es un proceso por el cual la mente se libera de todos los sistemas, y puede conceder atención sin estar absorta en algo, y sin hacer esfuerzo alguno para concentrarse. 

   … La meditación significa ser consciente, darse cuenta de lo que uno está haciendo, de lo que está pensando, de lo que está sintiendo, darse cuenta sin opción alguna, observar y aprender. Meditar significa ser consciente del propio condicionamiento, cómo ha sido condicionado por la sociedad en la que vive, en la que se ha educado, por la propaganda religiosa; ser consciente sin elección alguna, sin distorsión, sin desear ser diferente. De ese darse cuenta surge la atención, la capacidad de estar completamente atento, entonces hay libertad para ver las cosas como realmente son; sin distorsión, la mente se vuelve lúcida, clara y sensible. Una meditación así genera una cualidad en la mente que permanece en completo silencio. Uno puede seguir hablando de esa cualidad, pero no tiene ningún sentido a menos que sea un hecho.

   … La verdadera meditación es la forma más alta de inteligencia; no consiste en sentarse en un rincón con las piernas cruzadas y los ojos cerrados, mantenerse con la cabeza y los pies arriba, o lo que sea que hagan. Meditar es estar completamente atento cuando uno camina, cuando viaja en autobús, cuando está trabajando o cuando está en la cocina; darse plena cuenta de las palabras que emplea, de los gestos que hace, de la manera en que habla, en que come, y de la forma en que manipula a la gente. Meditación es darse cuenta sin elección de todo lo que hay alrededor y dentro de uno. Si están así de atentos a la propaganda política y religiosa que se difunde sin cesar, a la infinidad de influencias que hay a su alrededor, verán como rápidamente las comprenden y se liberan de cualquier influencia en el momento en que aparece. Sin embargo, muy pocos son los que llegan tan lejos, porque están tremendamente condicionados por sus tradiciones.

   …Es necesario meditar para descubrir si la vida tiene algún significado. Y la meditación consiste también en echar los cimientos de una conducta recta, recta en el sentido de precisa, no conforme a un ideal, no según un patrón o alguna fórmula, sino una acción que tiene lugar cuando hay observación completa de aquello que ocurre dentro de uno mismo. Y a través de la meditación, tenemos que establecer una relación correcta entre los seres humanos, lo cual implica una relación exenta de conflicto. El conflicto existe cuando hay una división entre las dos imágenes, cosa que ya hemos discutido muchísimo, la imagen que uno tiene del otro y la que el otro tiene de uno. Y en la meditación no tiene que haber ninguna clase de temor psicológico y, por lo tanto, ello significa la terminación del dolor; y tiene que existir aquello de que hemos hablado anteriormente, compasión y amor. Esa es la base, esos son los cimientos de la meditación. Sin eso, pueden ustedes sentarse bajo un árbol con las piernas cruzadas por el resto de sus vidas, pueden respirar apropiadamente, ya conocen todos los trucos que uno juega, pero ninguna de estas cosas va a ayudarlos.

   …Probablemente han jugado ustedes con la meditación: la meditación trascendental, la meditación tibetana, la meditación hindú, la meditación budista, la meditación zen..., tal vez seriamente, tal vez con ligereza. Hasta donde puede uno entenderlo, todo el concepto de estas meditaciones es que el pensamiento debe ser controlado, que deben ustedes tener una disciplina, que deben someter sus propios sentimientos a algo diferente de ‘lo que es’, ejerciendo para ello el control, una constante vigilancia.

   … La percepción inteligente acerca de las modalidades del deseo es conocimiento propio. El conocimiento propio es el principio de la meditación.

   … Para mí la meditación es algo que nada tiene que ver con lo que sus libros y sus gurús le han enseñado; la meditación es el proceso de comprender la propia mente. Si no comprende su propio pensar, es decir, si no se conoce a sí mismo, cualquier cosa que piense tiene muy poco significado; sin los cimientos del conocimiento propio el pensar conduce a la desdicha. Cualquier pensamiento tiene un significado, y si la mente no es capaz de ver ese significado, no solo de uno o dos pensamientos, sino de cada pensamiento en el instante en que surge, entonces el simple hecho de concentrarse en una idea, en una imagen o en una serie de palabras concretas, a lo cual generalmente se llama «meditación», es una forma de autohipnosis.

   … Así, nuestro problema no estriba en buscar lo incognoscible, sino en comprender los procesos acumulativos de la mente, la cual siempre es lo conocido. Y esa es una ardua tarea, requiere atención, requiere una percepción, una captación constante en la que no haya sentido alguno de distracción, de identificación, de condenación; es estar con lo que es. Sólo entonces puede la mente estar serena, quieta. Ninguna clase de meditación o disciplina puede aquietar la mente, en el verdadero sentido de la palabra. Sólo cuando la brisa cesa, el lago entra en calma. No podéis aquietar el lago. Nuestra tarea no es pues, la de buscar lo incognoscible, sino la de comprender la confusión, la agitación, la desdicha que hay en nosotros. Y entonces surge misteriosamente ese ‘algo’ en el que hay júbilo, dicha.

   … Así pues, meditar es purificar la mente de su actividad egocéntrica. Y si usted ha llegado hasta aquí en la meditación, hallará que hay silencio, un vacío total. La mente ya no está contaminada por la sociedad, ya no se encuentra sujeta a ninguna influencia ni a la presión de deseo alguno. Está completamente sola y, al estar sola, nada la afecta, es inocente. En consecuencia, existe una posibilidad de que se manifieste aquello que es intemporal, eterno. Todo este proceso es meditación.”

    J. Krishnamurti

            Audiotexto:

           


¿POR QUÉ A PESAR DEL ENORME POTENCIAL DEL ESPÍRITU HUMANO EN SUS MOMENTOS MÁS SUBLIMES Y CREATIVOS NO PODEMOS VIVIR EN ARMONÍA UNOS CON OTROS?

   ... ¿Qué falla en nosotros? ¿Somos los seres humanos fundamentalmente imperfectos, profundamente irracionales? Desde mucho antes de que empezáramos a computarlas, ya había guerra tras guerra entre vecinos, entre tribus o ciudades, y más tarde entre naciones y alianzas de naciones. ¿Ha existido alguna vez un período sin ningún conflicto en el mundo? ¿Por qué después de tantos años de convivencia en este mundo de tal belleza natural seguimos sin estar en armonía con él? ¿Por qué a pesar del enorme potencial del espíritu humano en sus momentos más sublimes y creativos no podemos vivir en armonía unos con otros?

   ... ¿Es posible realmente vivir en paz? En el mundo no hay paz, lo que hay es caos, desorden, enorme peligro, terrorismo. El dolor y la confusión existen siempre en el mundo; hay siempre en él este problema de lucha y sufrimiento. Llegamos a ser conscientes de este conflicto, de este dolor, cuando nos afecta personalmente o cuando está inmediatamente a nuestro alrededor, como lo está ahora. Los problemas de la guerra han existido antes, pero a la mayor parte de nosotros no nos han interesado porque estaban muy lejanos y no nos afectaban personal y profundamente, pero ahora la guerra está a nuestras puertas y esto parece dominar la mente de la mayor parte de la gente.

   Creo que cada grupo que auspicia la guerra siempre dice que esta es para protegerse a sí mismo. Siempre ha habido guerras, ofensivas y defensivas, pero hay guerras que han constituido un juego peculiar y monstruoso a través de los siglos. Y a pesar de que infortunadamente se nos considera educados y cultos, todavía disfrutamos de las más salvajes prácticas de carnicería. ¿Podríamos pues, penetrar en la cuestión de lo que es esta violencia excesiva, esta agresión del hombre? ¿Podríamos ver si es del todo posible que estemos libres de ella?

   ... Como cristianos, ustedes manifiestan amar a su prójimo, eso es el ideal. ¿Qué sucede en realidad? El amor no existe, sino que tenemos miedo, hay dominación, crueldad y todos los horrores y absurdos del nacionalismo y la guerra. En teoría es una cosa y en los hechos es todo lo contrario. Pero si dejan de lado por el momento sus ideales y de verdad se enfrentan a lo real, si en vez de vivir en un futuro romántico afrontan sin ilusión alguna lo que tiene lugar en todo instante, entregando a ello por completo la mente y el corazón, entonces actuarán y conocerán el movimiento de la realidad. Ahora están confundiendo los hechos con las teorías. Han separado lo real de lo teórico, de las esperanzas y los anhelos. Cuando se enfrentan con lo real, hay acción; pero si escapan hacia ideales, hacia la seguridad de la ilusión, entonces no actuarán. Cuanto mayor es el ideal, mayor es su poder de mantener al hombre en una ilusión, en una prisión. Sólo comprendiendo el movimiento profundo de la vida con todo su sufrimiento y su felicidad, la mente puede liberarse de las ilusiones y los ideales. Cuando la mente se halla mutilada por las esperanzas y los anhelos que se convierten en ideales, no puede comprender el presente. Pero cuando comienza a liberarse de estas esperanzas e ilusiones respecto del futuro, entonces la acción despertará esa inteligencia que es la vida misma, el devenir eterno.

   ... Ahora bien, una inteligencia así, cuando está despierta, puede cooperar verdaderamente, no con las estupideces, sino con otras inteligencias. Tomemos, por ejemplo, lo que ocurre en relación con la guerra. Para comprender toda la cuestión de la guerra debemos pensar, desde el principio mismo, no según un punto de vista nacionalista, racial o de clase. La guerra es intrínsecamente mala. En tanto la inteligencia esté funcionando, no hay excusa para la guerra. Pero, como estamos gobernados principalmente por los políticos, los explotadores y gente por el estilo, nos vemos forzados a una guerra tras otra, y se esgrimen múltiples razones para explicar la inevitabilidad y necesidad de las guerras. Mientras no pensemos de manera clara y fundamental, desde el principio mismo, con respecto a esta cuestión, un día estaremos a favor de la paz y al día siguiente estaremos a favor de la guerra, porque no hemos descubierto por nosotros mismos, fundamentalmente, las espantosas crueldades, los odios raciales, las explotaciones que dan origen a la guerra. Cuando haya una inteligencia despierta, no solo de parte de ustedes, sino también de los políticos, de los gobernantes, solo entonces habrá paz.

   ... Mientras queramos que nuestros hijos sean poderosos, que tengan mayores y mejores colocaciones, que tengan más y más éxito en la vida, no hay amor en nuestros corazones, porque el culto al éxito estimula el conflicto y la miseria. Amar a los hijos significa estar en completa comunión con ellos, es tratar de que reciban la clase de educación que les ayude a ser sensibles, inteligentes e integrados.

   ... Uno de nuestros mayores problemas es el dolor. Hemos aceptado el dolor como una forma de vida, lo mismo que hemos aceptado la guerra como una forma de vida; guerra no solo en el campo de batalla, sino guerra dentro de nosotros mismos, la perpetua lucha, tanto interna como externa. Hemos aceptado el dolor como un modo de vivir, pero nunca nos hemos preguntado si es del todo posible terminar con él por completo.

   ... La crisis no está fuera, en la economía, en la guerra, en la bomba, en los políticos o los científicos, sino que la crisis está dentro de nosotros, está en nuestra conciencia. Hasta que comprendamos bien a fondo la naturaleza de esa conciencia e investiguemos, ahondemos profundamente en ella descubriendo por nosotros mismos si en esa conciencia puede haber una mutación total, el mundo seguirá creando más desdicha, más confusión, más horror. De modo que nuestra responsabilidad no radica en alguna forma de acción altruista de tipo económico o político, sino en comprender la naturaleza de nuestro ser, comprender por qué los seres humanos que han vivido en esta bella y exquisita tierra han llegado a ser lo que son. 

   ... Solo el amor, solo la buena voluntad, solo la misericordia puede traer orden y paz finalmente y, por lo tanto, ahora.

    J. Krishnamurti

            Audiotexto: