“… Es
evidente que el conocimiento propio no consiste simplemente en aprender una
forma particular de pensar. Tampoco se basa en ideas, creencias o conclusiones;
debe ser algo vivo, de lo contrario no es conocimiento propio; se convierte en
mera información. Hay una gran diferencia entre información o conocimiento
acumulado y sabiduría, que significa darse cuenta del proceso de nuestros
pensamientos y sentimientos. La mayoría estamos atrapados en la información, en
el conocimiento superficial, y por eso somos incapaces de profundizar en
cualquier problema. Para descubrir todo ese proceso de conocimiento propio, uno
debe observarse en la relación; la relación es el único espejo a nuestra
disposición, un espejo que no distorsiona, un espejo en el que se puede ver con
exactitud y precisión cómo el pensamiento se revela a sí mismo. El aislamiento
que mucha gente busca es una fuerte resistencia oculta en contra de la relación
y, como es obvio, el aislamiento impide comprender la relación, la relación con
las personas, con las ideas y con las cosas. Mientras no conozcamos ‘lo que
realmente es’, a saber, cuál es nuestra relación con la propiedad, con la
gente, con las ideas, es evidente que habrá confusión y conflicto.
… Sin
el conocimiento propio carece de base la acumulación de ideas, la aceptación de
creencias y teorías. Sin conocernos a nosotros mismos estaremos atrapados
siempre en la incertidumbre, dependiendo de nuestros estados de ánimo y de las
circunstancias. Sin conocernos en plenitud, no podemos pensar rectamente,
apropiadamente. Esto, sin duda, es obvio. Si no sé cuáles son mis motivos, mis
intenciones, mis íntimos pensamientos y sentimientos, si no conozco mi
trasfondo, ¿cómo puedo concordar o discrepar con otro? ¿Cómo puedo descubrir
cosa alguna en la vida si no me conozco a mí mismo? Y el conocerme a mí mismo
es una labor inmensa que requiere observación constante, percepción meditativa.
… Pero
tengo que prestar atención a las pequeñas cosas. Casi todos quedan atrapados en
ellas en el momento que les conceden atención. El problema es prestarles
atención y, aun así, no ser un prisionero de las pequeñas cosas. Bien, ¿qué es
lo que hace de la mente, o del cerebro, un prisionero?
… Tenéis
cerebro para descubrir y quedáis atrapados en el cerebro. El amor no es simple
pensamiento, los pensamientos son tan sólo la acción externa del cerebro. El
amor es mucho más hondo, mucho más profundo, y sólo en el amor puede
descubrirse la profundidad de la vida. Sin amor, la vida carece de sentido, y esa
es la parte triste de nuestra existencia.
… Usted
es una cosa que no le gusta, y quiere ser aquello porque le gusta más; por
tanto, la contradicción en uno mismo es la causa de nuestros continuos
esfuerzos. Ahora bien, no digan: ¿Cómo puedo liberarme de esa contradicción
interna? Esa es una pregunta muy infantil; simplemente vean cómo están
atrapados por completo en la contradicción, eso es suficiente; porque en el
momento en que se den plena cuenta de su contradicción interna con todas sus
implicaciones, ese mismo darse cuenta creará la energía necesaria para que se
liberen de la contradicción. El darse cuenta de un hecho, al igual que darse
cuenta de un peligro, crea su propia energía, que a su vez genera una acción
que no se basa en la contradicción.
… Alrededor
de nosotros vemos caos, una brutalidad extraordinaria después de siglos de
prédicas acerca de la bondad, la hermandad, el amor; somos fácilmente atrapados
en esta vorágine de odio y antagonismo, y pensamos que cambiando los síntomas
externos tendremos unidad humana. La paz no es algo que pueda ser traído desde
afuera, sólo puede provenir de adentro; ello requiere gran seriedad y
concentración, no sobre un propósito en particular, sino con respecto a la
comprensión del complejo problema del vivir.
… Pero
desgraciadamente, la mayoría de nosotros nos encontramos atrapados entre la
incertidumbre de lo exterior y la incertidumbre del interior. Esta
incertidumbre es lo que debe comprenderse. La falta de certeza de los valores
es lo que produce conflicto, confusión y dolor, e impide que sigamos un curso
claro de acción, bien sea del exterior o de lo interior. Si siguiéramos lo
externo, dándonos plena cuenta, percibiendo su significación total, entonces
ese curso inevitablemente nos llevaría a lo interno; pero desgraciadamente,
quedamos perdidos en lo exterior por no ser suficientemente flexibles en la
indagación de sí mismo. Al examinar los valores sensorios por los cuales son
dominados nuestros pensamientos-sentimientos, y al volverse conscientes de
ellos, sin que haya selección, percibiréis que lo interno se aclara. Este
descubrimiento traerá libertad y alegría creadora. Pero este descubrimiento, y
su experiencia, no puede hacerlo otro por vosotros. ¿Quedaría vuestra hambre
satisfecha por presenciar que otro comiera?
… Usted
sabe, cuando estamos atrapados en una sensación, esa sensación nos proporciona
tanto placer que el mundo adquiere un color diferente. Hemos cubierto el mundo
con una sensación particular que experimentamos. En nuestra dicha pasajera,
miramos el mundo a través de esa película de felicidad.”
J. Krishnamurti