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PARA VER JUNTOS DEBEMOS ESTAR LIBRES PARA OBSERVAR, LIBRES PARA ESCUCHAR. ESTO SIGNIFICA NO TENER PREJUICIOS

  “… Para ver algo juntos, lo cual es compartir, ambos debemos ver, no concordar o disentir, sino ver juntos lo que realmente es. No interpretarlo de acuerdo con mi condicionamiento o el suyo. Y para ver juntos debemos estar libres para observar, libres para escuchar. Esto significa no tener prejuicios. Sólo entonces, cuando hay esta cualidad de amor, existe el compartir.

   … Ser honesto es ver las cosas exactamente como ellas son, sin distorsión alguna no sólo en lo externo sino internamente, es no engañarse uno jamás a sí mismo. Porque el engaño es muy fácil cuando se anhela alguna clase de experiencia, llámese ella religiosa o como sea. Entonces uno está condenado a enredarse en alguna clase de ilusión.

   … Podemos ver que las ideologías desempeñan un enorme papel en la vida del hombre en todas las partes del mundo y que, en efecto, dividen al hombre en grupos, el republicano y el demócrata, la izquierda y la derecha, etc. Separan a las personas y por su misma naturaleza, estas ideologías llegan a convertirse en “autoridad”. Y entonces los que asumen el poder tiranizan de manera democrática, o despiadada. Esto se puede observar en todo el mundo. Las ideologías, los principios y las creencias, no solo separan a los hombres en grupos, sino que en realidad impiden la cooperación; sin embargo, lo que necesitamos en este mundo es cooperar, colaborar, actuar juntos, sin que usted lo haga de una manera por pertenecer a un grupo, y yo de otra. La división surge inevitablemente si usted cree en determinada ideología, sea la comunista, la socialista, la capitalista, etc.; sea cual fuere esa ideología, tiene que dividir y crear conflicto.

   El ideólogo no es serio, no ve las consecuencias de su ideología. Por lo tanto, para ser en realidad serio, uno tiene que desechar completamente, totalmente, estas divisiones nacionalistas y religiosas, negar lo que es absolutamente falso y entonces, como resultado, quizás habría una posibilidad de ser real y verdaderamente serios.

   Tenemos que construir un mundo enteramente distinto, que nada tenga que ver con el mundo de hoy, lleno de manías, conflictos y competencias, un mundo cruel, brutal y violento.

   … La mayoría rechazamos cierta forma de condicionamiento y encontramos una variante distinta, un condicionamiento más amplio, más significativo o más placentero. Uno abandona una religión y adopta otra, rechaza una clase de creencias y acepta otras diferentes; esa sustitución indica claramente que uno no comprende la vida, no comprende la vida que es relación. Nuestro problema consiste en cómo liberarse de todo condicionamiento; o bien decimos que es imposible, que ninguna mente humana puede estar libre de condicionamiento, o empezamos a experimentar, a investigar, a descubrir. Si sostienen que es imposible es evidente que no tendrán ninguna posibilidad. Esa afirmación puede basarse en una experiencia limitada o amplia, o bien en la simple aceptación de una creencia; pero esa misma afirmación niega la búsqueda, la investigación, la indagación y el descubrir. Para ver si es posible que la mente se libere por completo de todo condicionamiento, uno debe tener libertad para indagar y para descubrir. Sin la menor duda, digo que es posible liberar la mente de todo condicionamiento; no se trata de que acepten mi autoridad, porque si lo asumen basándose en la autoridad nunca lo descubrirán, se tratará de una sustitución más sin ningún valor.

   … Reverenciamos la autoridad en varias formas, conocimiento, éxito, poder, etc. Ejercemos autoridad sobre los jóvenes y al mismo tiempo le tememos a la autoridad superior. Cuando el hombre mismo no tiene visión interna, el poder externo y la posición social asumen enorme importancia, y entonces el individuo está cada vez más sujeto a la autoridad y a la coacción; se convierte en instrumento de otros. Podemos ver que esto está sucediendo constantemente a nuestro alrededor en momentos de crisis, las naciones democráticas actúan como las totalitarias, olvidándose de su democracia y obligando al hombre a someterse a sus designios. 

   … Uno debe ver todas estas expresiones de violencia y antagonismo con mente libre de prejuicios; es decir, con mente que no se identifica con ningún país, ninguna raza o ideología, sino que procura hallar la verdad. Hay gran gozo en ver una cosa con claridad, sin la influencia de las ideas o instrucciones de otros, ya sea del gobierno, de los especialistas o de los grandes intelectuales. Una vez que veamos realmente que el patriotismo es un obstáculo para la felicidad humana, no tenemos que luchar contra esta falsa emoción en nuestro ser; nos habrá abandonado para siempre.

  … Es muy importante ver cómo aborda uno un problema, ya sea un problema político, un problema religioso o un problema de relación íntima. Hay tantos problemas… Uno está cargado de problemas. Incluso la meditación llega a ser un problema. Jamás miramos realmente nuestros problemas. Sin embargo, ¿por qué debe uno vivir cargado de problemas? Los problemas que no hemos comprendido y disuelto, deforman toda nuestra vida. Importa mucho darse cuenta de cómo aborda uno un problema, observándolo y sin tratar de aplicarle una solución; o sea, viendo en el problema mismo la respuesta. Y eso depende de cómo uno lo encara, de cómo lo mira. Cuando abordamos un problema, es muy importante que percibamos nuestro condicionamiento y nos liberemos de ese condicionamiento.

   … Investigar implica tener una mente sana, vital, que no se deja persuadir por las opiniones propias o de otro; por eso es capaz de ver con mucha claridad en todo momento cada cosa a medida que surge, a medida que fluye. La vida es un movimiento de relación, lo cual es acción y, a menos que haya libertad, la simple rebeldía no tiene ningún valor. Un hombre verdaderamente religioso nunca se rebela, porque es un hombre libre; no libre de nacionalismo, codicia, envidia y de todo eso. Simplemente es libre.”

        J. Krishnamurti



SE BUSCA LA FELICIDAD Y LA PAZ EN LAS POSESIONES, YA SEAN MATERIALES O INTELECTUALES; EN EL APEGO A LAS COSAS O AL MERO CONOCIMIENTO

     “… El condicionamiento genera problemas, conflicto. Es el condicionamiento lo que impide que comprendamos el reto; estando condicionada, nuestra respuesta debe engendrar, inevitablemente, conflicto. ¿Cómo puede uno librarse del condicionamiento? Sólo comprendiendo sus escapes, dándose cuenta de ellos. Nuestro apego a una persona, al trabajo, a una ideología, es el factor del condicionamiento; esto es lo que debemos comprender y no buscar un escape mejor o más inteligente. Ningún escape es inteligente porque todos engendran, por fuerza, conflicto. El cultivo del desapego es otra forma de escape, de aislamiento; es apegarse a una abstracción, a un ideal llamado desapego. El ideal es algo ficticio, fabricado por el ego; y convertirse en un ideal es escapar de «lo que es».

  Solo cuando la mente ya no busca ningún escape comprendemos «lo que es», y hay una acción adecuada con respecto a «lo que es». El pensar mismo en «lo que es», es una forma de escapar de «lo que es». Pensar acerca del problema es escapar del problema, porque el pensamiento es el problema, el único problema. La mente reacia a ser lo que ella es, temerosa de lo que es, busca estos diversos escapes; y la vía de escape es el pensamiento. Mientras haya pensamiento, tiene que haber escapes, apegos, los que no hacen más que fortalecer el condicionamiento.

   La libertad con respecto al condicionamiento llega cuando estamos libres del pensar. Cuando la mente se halla en total silencio, solo entonces hay libertad para que lo real se manifieste.

   … En lo que llamamos amor hay dependencia, está el sentido del apego que proviene de la soledad, de la propia insuficiencia, de no ser capaces de permanecer solos; debido a eso, nos apoyamos en alguien, dependemos de alguien. Dependemos del lechero, del conductor del tranvía, del policía, pero no estoy hablando de esa clase de dependencia, sino de la dependencia psicológica con todos los problemas que contiene, los problemas de la imagen en la relación, la imagen que la mente ha formado del otro, el apego a esa imagen y la negación de esa imagen para crear otra imagen. Todo eso es lo que llamamos amor. Y los sacerdotes han inventado otra cosa, el amor a Dios, porque es mucho más fácil amar a Dios, amar una imagen, una idea, un símbolo creado, elaborado por la mente o por la mano, que descubrir lo que es el amor en la relación. ¿Está siguiendo todo esto? Entonces, ¿qué es el amor? Forma parte de nuestra conciencia esta cosa llamada amor en la cual estamos el «yo» y el «usted»; el «yo» apegado a usted, poseyendo, dominando; y usted poseyéndome, dominándome, sujetándome. Usted satisface mis requerimientos físicos, sexuales, y yo satisfago sus necesidades económicas y demás. Todo eso es lo que llamamos amor. ¿Es amor eso? Amor romántico, amor físico, amor a nuestro país por el cual estamos dispuestos a matar, a mutilar, a destruirnos a nosotros mismos. ¿Es eso el amor? Obviamente, el amor no es emocionalismo, sentimentalismo, la empalagosa aceptación del «yo te amo y tú me amas», usted sabe. Hablar de la belleza del amor, de la gente bella, etc., ¿es amor todo eso?

   … Ya investigamos la cuestión de que el apego no es amor. Porque el apego genera cualquier clase de antagonismo, dependencia, miedo, etc. Ven todo esto, lo saben, se dan plena cuenta de todo ello, y verlo es terminarlo. No verlo meramente de forma lógica, analítica, sino ver el hecho, todas las consecuencias del apego. Esto está muy claro. Sin embargo, para la mayoría el ver es un análisis intelectual, una explicación verbal, y nos quedamos satisfechos con las explicaciones, sean filosóficas, psicológicas, etc. Es ver qué implica realmente el apego. El dolor que produce, los celos, el antagonismo; ya saben, todas las consecuencias de ese movimiento. Es verlo en el sentido no solo del ver visual, de la observación óptica, sino también el arte de escuchar este movimiento. Si lo escuchan completamente, termina.

   … El amor no es placer; ¿sabe lo que significa descubrir esto realmente por uno mismo? Significa que no hay miedo, que no hay apego ni dependencia, sino una relación en que no existe separación alguna.

   Yo no sé si muchos hombres de Oriente están contra la industrialización, y si lo están, ignoro qué razones invocan para ello, pero creo haberos explicado por qué considero que la simple industrialización no da solución alguna a nuestros problemas humanos con todos sus conflictos y sufrimientos. La mera industrialización fomenta valores mundanos, mejores y más amplios cuartos de baño, mejores y mayores coches, distracciones, diversiones y todo lo demás. Los valores externos y temporales adquieren precedencia sobre los valores eternos. Se busca la felicidad y la paz en las posesiones, ya sean materiales o intelectuales; en el apego a las cosas o al mero conocimiento. Recorred cualquiera de las calles principales y veréis tiendas y más tiendas que venden la misma cosa, aunque de diferentes formas y colores; innumerables revistas y miles de libros. Nuestro deseo es que se nos distraiga, se nos divierta, se nos libre de nosotros mismos dado que íntimamente somos tan pobres, desdichados, vacíos, y que siempre, por una causa u otra, nos agobia alguna pena. Y de ese modo, habiendo demanda, hay producción y se establece la tiranía de la máquina. Y se nos ocurre que la simple industrialización resolverá nuestro problema económico y social. ¿Lo resuelve realmente? Tal vez durante un tiempo; pero con ella llegan las guerras, las revoluciones, la opresión y la explotación, y les llevamos la “civilización” a los pueblos no civilizados.

   … El conocimiento propio es la terminación del sufrimiento; sin embargo, tenemos miedo de conocernos porque nos hemos dividido en lo bueno y en lo malo, en lo perverso y lo noble, en lo puro y lo impuro. Como lo bueno está siempre juzgando lo malo, estos fragmentos están en guerra unos con otros, y esa guerra es sufrimiento. Para que este cese, hay que ver el hecho y no inventar el opuesto, porque los opuestos se contienen mutuamente, y caminar por ese corredor de los opuestos es sufrimiento. Esa fragmentación de la vida entre lo superior y lo inferior, lo noble y lo innoble, Dios y el diablo, genera conflicto y dolor; y si existe sufrimiento no hay amor. El amor y el sufrimiento no pueden convivir.” 

    J. Krishnamurti







LO QUE LIBERA ES LA VERDAD, NO EL ESFUERZO POR SER LIBRE

   “… La libertad no llega a quien trata de obtenerla. La verdad no es encontrada por aquel que va en busca de la verdad. Sólo cuando uno comprende, con la totalidad de la mente y del corazón, la naturaleza de la prisión en que vive, cuando comprende el significado de esa prisión, sólo entonces es libre, naturalmente y sin esfuerzo alguno.

   Esta comprensión puede surgir sólo cuando nos hallamos en medio de una gran crisis, pero la mayoría de nosotros trata de eludir las crisis. O cuando nos enfrentamos con una crisis, de inmediato buscamos consuelo en la idea de la religión, en la idea de Dios, en la idea de la evolución; nos volvemos hacia los sacerdotes, hacia los guías espirituales en procura de consuelo, o buscamos diversión en los entretenimientos. Todas estas son solo formas de escapar del conflicto. Pero si afrontamos realmente la crisis que tenemos por delante, si nos damos cuenta de la futilidad, de la falsedad del escape como mero medio de posponer la acción, entonces, en ese darse cuenta, en esa percepción ha nacido la flor del discernimiento.

   Por lo tanto, usted debe darse cuenta en el momento de la acción, pues esta revelará las ocultas actividades del anhelo. Pero esta percepción no resulta del análisis. El análisis sólo limita la acción.

   … Nuestra acción tiene siempre un motivo. Nuestra acción nace de una reacción, de un recuerdo, de buscar una recompensa, un logro, la verdad, o tiene su origen en el amor a otra persona o en el amor a nuestro país, etc. Yo digo que una acción así, nacida del amoldamiento, de la autoridad, no puede revelarnos la plenitud de su significado, sólo en esa plenitud está la totalidad de lo eterno. Y como las acciones de la mayoría de la gente se basan en esas cosas, no se vayan por eso a lo opuesto y digan: “debo descubrir desde qué estoy reaccionando”. No digan: “tengo que actuar sólo desde mí mismo, no desde una reacción”.

   Yo les digo: ‘Tomen conciencia, dense cuenta cuando actúan, de que están actuando en busca de una recompensa’. Eso es muy simple, ¿verdad? Dense cuenta plenamente de su acción, de que están actuando a causa de un deseo de recompensa, de logro, de éxito, o a causa del temor, del escape. En el momento en que tomen plena conciencia de eso, la causa desaparecerá porque la habrán comprendido. Solo pueden hacer eso cuando la mente y el corazón están plenamente ocupados con ese acto y en armonía total con él.

   … La verdad no puede ser acumulada. Lo que se acumula es siempre destruido, se marchita. La verdad no puede marchitarse jamás, porque solo podemos dar con ella de instante en instante, en cada pensamiento, en cada relación, en cada palabra, en cada gesto, en una sonrisa, en las lágrimas. Y si usted y yo podemos encontrar esa verdad y vivirla, el vivirla mismo es el encontrarla, entonces no nos volveremos propagandistas; seremos seres humanos creativos, no seres humanos perfectos, sino seres humanos creativos, lo cual es inmensamente distinto.

   … ¿Puede uno pues, darse cuenta de la verdad instantáneamente, sin preparación? Yo digo que sí, y no por alguna fantasía de mi parte, por alguna ilusión; haced con ello un experimento psicológico y lo veréis. Tomad cualquier reto, cualquier pequeño incidente, no esperéis alguna gran crisis, y ved cómo reaccionáis ante él. Daos cuenta de ello, de vuestras respuestas, de vuestras intenciones, de vuestras actitudes, y las comprenderéis, comprenderéis el contenido de vuestra mente. Os aseguro que podéis hacerlo instantáneamente si dedicáis a ello toda vuestra atención. Es decir, si buscáis el pleno sentido de vuestro trasfondo, él rinde su significación; y entonces descubrís de un solo golpe la verdad, la comprensión del problema. La comprensión, por cierto, surge del “ahora”, del presente, que siempre es atemporal. Aunque pueda ser mañana, sigue siendo el “ahora”; y el no hacer más que diferir, que prepararos para recibir mañana lo que es, es impediros a vosotros mismos de comprender lo que es, ahora. Podéis, por cierto, comprender al instante lo que es ahora, ¿verdad? Mas para comprender lo que es, tenéis que estar libres de perturbación, de distracción; tenéis que dedicar a ello vuestra mente y corazón. Ello tiene que ser vuestro único interés en ese momento, completamente. Entonces lo que es, os brinda su plena hondura, su pleno significado, y así os libráis del problema.

   Si queréis conocer la verdad acerca de la propiedad, su significación psicológica, si en realidad deseáis comprenderla directamente ahora, ¿cómo enfocáis el problema? Es preciso, por cierto, que sintáis afinidad con el problema, que no le tengáis miedo, que no tengáis credo alguno, ninguna respuesta entre vosotros y el problema. Sólo cuando estéis en relación directa con el problema, hallaréis la respuesta. Pero si introducís una respuesta, si juzgáis, si tenéis una aversión psicológica, la aplazaréis y os prepararéis para comprender mañana lo que sólo puede comprenderse en el “ahora”. Por lo tanto, jamás comprenderéis. El percibir la verdad no requiere preparación alguna. La preparación implica tiempo y el tiempo no es el medio de comprender la verdad. El tiempo es continuidad, y la verdad es atemporal, “no continuar”. La comprensión es no continua, es de instante en instante, es sin residuo.

   … Seguramente una de las funciones de la educación es crear individuos que no estén atados a ninguna forma de creencia, a ningún patrón de moralidad o respetabilidad. Es el yo el que simplemente busca ser moral, respetable. El individuo verdaderamente religioso es aquel que descubre, que experimenta directamente qué es Dios, qué es la verdad. Esa experiencia directa nunca es posible mediante alguna forma de creencia, mediante algún ritual, mediante la adoración, o siguiendo a alguien. La mente verdaderamente religiosa está libre de gurús. Ustedes, como individuos, al crecer y vivir sus vidas, pueden descubrir la verdad de momento a momento, y por consiguiente son capaces de ser libres.

   … Lo que libera es la verdad, no el esfuerzo por ser libre.”

        J. Krishnamurti