" ¿Qué es, pues, lo que produce la continuidad del deseo? Es el pensamiento, ¿no? Primero se ve el automóvil, luego viene la sensación, a la que sigue el deseo. Y si no interviene el pensamiento para trasmitir continuidad al deseo, diciendo: “Tengo que tener ese auto; ¿cómo lo conseguiré?”, entonces el deseo termina. ¿Comprendéis esto? No pido que haya liberación del deseo, al contrario, tenéis que comprender toda su estructura; y entonces hallaréis que ya no hay continuidad del deseo, sino algo totalmente distinto.
Lo importante no es, pues, el deseo, sino el hecho de que le trasmitimos continuidad. Por ejemplo, trasmitimos continuidad a la sexualidad por medio de pensamientos, imágenes, ilustraciones, sensaciones o recuerdos; mantenemos el recuerdo pensando en todo eso y así, la importancia del sexo y de los sentidos permanece, continúa. No es que los sentidos no sean importantes: lo son, pero nosotros introducimos una continuidad en el placer de los sentidos que llega a ser abrumadoramente importante en nuestra vida. Lo importante no es, pues, estar libres del deseo, sino comprender su estructura, y como el pensamiento le proporciona la continuidad. Y eso es todo. Entonces la mente es libre, y no tenéis que tratar de libraros del deseo. Desde el momento en que busquéis esa liberación del deseo, ya estáis presos en el conflicto. Cada vez que veis un automóvil, una mujer, una casa, o cualquier cosa que os atraiga, interviene el pensamiento y continúa el deseo, y entonces todo ello se convierte en un interminable problema." ("La mutación psicológica" JK, 1964)
Lo importante es vivir una vida sin esfuerzo, sin un solo problema; y podéis vivir sin un problema si comprendéis la naturaleza del esfuerzo y veis muy claramente toda la estructura del deseo. La mayoría de nosotros tenemos mil problemas y para liberarnos de ellos tenemos que ser capaces de acabar con cada uno de modo inmediato, según surgen. "