"Para comprender la complejidad de la interrelación, debe haber paciencia reflexiva y sincero propósito. La convivencia es un proceso de autorevelación en el que uno descubre las causas ocultas del sufrimiento. Esta autorevelación es sólo posible en la convivencia.
Pongo énfasis en la relación de convivencia, porque en el acto de entender profundamente su complejidad estamos creando comprensión, comprensión que trasciende la razón y la emoción. Si basamos nuestra comprensión meramente en la razón, entonces hay en ella aislamiento, orgullo y falta de amor; y si la basamos únicamente en la emoción, no existe profundidad, hay sólo sentimentalismo que pronto se esfuma, y no amor. Solamente como resultado de esta comprensión puede existir la plenitud de acción. Tal comprensión es impersonal y no puede ser destruida; ya no está supeditada al tiempo. Si no podemos derivar comprensión de los diarios problemas de la codicia y de nuestras relaciones de convivencia, entonces el buscar tal comprensión y amor en otras esferas de conciencia es vivir en la ignorancia y la ilusión.
Cultivar simplemente la bondad, la generosidad, sin la comprensión plena del proceso de la codicia, es perpetuar la ignorancia y la crueldad; sin comprender integralmente la convivencia, tan sólo cultivar la compasión, el perdón, es producir el aislamiento de uno mismo y condescender con ciertas formas sutiles de orgullo. En la comprensión plena del anhelo hay compasión, perdón. Las virtudes que se cultivan no son virtudes. Esta comprensión requiere lucidez constante y alerta, persistencia ardua y a la vez flexible; el simple control con su entrenamiento peculiar tiene sus peligros, puesto que es unilateral incompleto y por tanto, vacío.
El interés verdadero produce su propia concentración natural, espontánea, en la que hay el florecimiento de la comprensión. Tal interés se despierta por medio de la observación, el cuestionar las acciones y reacciones de la existencia diaria."
"Ante un Mundo en Crisis" Ojai, 1940
- Problemas de la convivencia humana
Jiddu Krishnamurti