"Nos preguntamos: ¿es posible ser libre? ¿Podemos nosotros, tal como somos –condicionados, moldeados por las influencias, la propaganda, los libros que leemos, las películas, las radios, las revistas, con el efecto que tienen estas cosas sobre nuestra mente– podemos vivir con total libertad? No solo la libertad consciente sino la libertad en la raíz misma de nuestro ser. Pareciera que este es el reto, esa es la única cuestión, porque si no somos libres, no podemos amar, solo podemos tener celos, ansiedad, afán de dominar, de sentir placer, a través del sexo u otro. Si no somos libres, no podemos ver con claridad y captar ese sentido de la belleza."
El orgullo impide mirarse y es el orgullo quien inventa la ideología y dice, “debería ser”. No me gusta como soy y mi orgullo dice, “debo ser aquello”. Esa es la ideología filosófica que el hombre ha inventado, la fórmula, el “debería ser”. El orgullo crea el conflicto entre ‘lo que es’ y ‘lo que debería ser’, el orgullo dice, “debo ser aquello, esto es muy feo, esto es tonto, esto es inteligente, esto es ilógico”. De modo que uno se pone la máscara del ‘debería ser’, y entonces hay conflicto porque se inicia una clase de acción hipócrita. ¿Es posible mirarse uno mismo sin la imagen del orgullo? Sin embargo, uno tiene extraordinarias imágenes de sí mismo, ¿verdad? ¿No? Soy un gran escritor, soy esto, soy judío, cristiano, católico, comunista, todas las imágenes que ha edificado alrededor de sí mismo. ¿Por qué? ¿Es el orgullo, o hemos saciado a estas imágenes valores que no corresponden el estado real de uno?
Uno es agresivo y por diferentes razones se avergüenza de ello y mantiene la ideología de la no agresividad. Esa ideología es un invento del orgullo, del propio deseo de ser diferente de ‘lo que es’, y de dar enorme valor a lo que ‘debería ser’.
El orgullo impide mirarse y es el orgullo quien inventa la ideología y dice, “debería ser”. No me gusta como soy y mi orgullo dice, “debo ser aquello”. Esa es la ideología filosófica que el hombre ha inventado, la fórmula, el “debería ser”. El orgullo crea el conflicto entre ‘lo que es’ y ‘lo que debería ser’, el orgullo dice, “debo ser aquello, esto es muy feo, esto es tonto, esto es inteligente, esto es ilógico”. De modo que uno se pone la máscara del ‘debería ser’, y entonces hay conflicto porque se inicia una clase de acción hipócrita. ¿Es posible mirarse uno mismo sin la imagen del orgullo? Sin embargo, uno tiene extraordinarias imágenes de sí mismo, ¿verdad? ¿No? Soy un gran escritor, soy esto, soy judío, cristiano, católico, comunista, todas las imágenes que ha edificado alrededor de sí mismo. ¿Por qué? ¿Es el orgullo, o hemos saciado a estas imágenes valores que no corresponden el estado real de uno?
Uno es agresivo y por diferentes razones se avergüenza de ello y mantiene la ideología de la no agresividad. Esa ideología es un invento del orgullo, del propio deseo de ser diferente de ‘lo que es’, y de dar enorme valor a lo que ‘debería ser’.
J. Krishnamurti