Interlocutor: Yo
encuentro que un grupo que se reúne regularmente para discutir sus enseñanzas,
tiende a volverse confuso y aburrido. ¿Es mejor pensar sobre estas cosas a
solas o con otros?
Krishnamurti: ¿Qué es lo importante?
¿No es averiguar, descubrir por uno mismo las cosas respecto de uno mismo? Si
eso constituye su necesidad urgente, inmediata, instintiva, entonces puede
llevarlo a cabo con uno o con muchos, puede hacerlo solo o con dos o tres más.
Pero cuando eso falta, los grupos se vuelven aburridos. Entonces las personas
que llegan al grupo son dominadas por uno o dos de sus miembros, los que “lo
saben todo”, los que están en contacto inmediato con la persona que ya ha dicho
estas cosas. Así pues, hay uno que se vuelve la autoridad y, gradualmente,
explota a los demás.
Conocemos todo este juego
demasiado familiar. Pero las personas se someten a él porque les gusta
reunirse, estar juntas. Les gusta hablar, ser portadoras del último chisme o de
las últimas noticias. Y así es como la cosa pronto se deteriora. Uno comienza
con una intención seria, y eso llega a convertirse en algo desagradable.
Pero si realmente, con
insistencia, sentimos la necesidad de descubrir por nosotros mismos lo
verdadero, entonces toda relación se torna importante. Pero personas así son la
excepción. Porque no somos serios de verdad; por eso, a la larga hacemos de los
grupos y de las organizaciones algo que debe ser evitado. Depende de usted, sin
duda, ser verdaderamente serio como para descubrir estas cosas por sí mismo. Y
este descubrimiento puede llegar en cualquier instante, no solamente en un
grupo o cuando se encuentra a solas, sino cada vez que está atento y es sensible a las insinuaciones de su propio
ser. Al observarse a sí mismo, la manera que habla durante la comida, o como
habla con su vecino, con su subordinado, con su jefe, todas estas cosas, si
usted está atento, indican sin duda el estado de su propio ser. Y ese
descubrimiento es lo importante, porque ese descubrimiento es lo que nos
libera.
“Sobre la verdad”, Jiddu Krishnamurti
Londres, 23 de abril de
1952