Enrique: Gracias a todos, de corazón, por vuestras presencias. Se habló ayer de la humildad y más allá de mentar una palabra sin sentido, he sentido en todos estos meses haberme dejado traspasar por vuestros pareceres. Mari Cruz, Mercedes, Ernesto Cordero y Pentón, Amadeo, Alfonso, Luis, Ángel, Vanessa... habéis traspasado mi interior refrescando mi mente y alegrado mi corazón. De todos he recibido y hasta cuando me removía a mi pesar lo oído, me quedaba con mi desazón sin luchar con ella, aprendiendo a amansar mi corazón dolido. No sé si somos conscientes del increíble experimento afectivo de diálogo que trabajamos. Si no nos afecta y conmueve el conversar, el propósito es teórico y estéril. A mí, dialogar con vosotros me está cambiando profundamente, y esta revolución interna la hago extensiva a todos mis ámbitos. Gracias.
Mercedes: ¿Podemos darnos cuenta en cada momento del proceso que hace la mente de la información cognitiva y que determina nuestra conducta? ¿Podemos verlo sin más, sin operar sobre ello, sin pretender cambiarlo, sin justificarlo, sin juzgarlo, es decir, comprendiéndolo?
Ernesto Cordero: Enrique, gracias a ti por contribuir y participar en los diálogos, has sido constante y el afecto que se desprende de tu reflexión y agradecimiento lo compartimos creo que todos. En realidad ese afecto y respeto es la esencia del grupo. Hemos de cuidar y nutrir con todo nuestro ser un espacio así y hacerlo en la medida de nuestra comprensión a nuestro entorno, quizá algo pueda cambiar en esta sociedad carente de sensibilidad y amor.
Luis: La parte en que ayer se habló de la honestidad o integridad para profundizar en uno mismo, en lo que está lejos de la comprensión, fue muy interesante. Parece indicar la posibilidad de introducirse entre el pensamiento y la propia existencia. No soy lo que pienso aunque pensar pudiera ser una gran herramienta. Es un gran paso apercibir lo que uno no es. Y cómo la vida sigue cuando se siguen tomando decisiones pero desde ese punto de vista.
Ernesto Cordero: El tema que ayer tratamos tiene contenido para seguir profundizando. Luis, has hecho un buen resumen, se quedan algunas cosas en el tintero pero no es sencillo sintetizar tanta información. Sólo añadiría que vimos el significado de las palabras y la importancia que tienen en nuestra manera de comprender lo que nos rodea, incluida las relaciones en general y cuánto nos limitan, quizá habría que profundizar en el proceso mismo del pensar, en esa maravillosa y peligrosa máquina llamada pensamiento, en el programa que nos vive, y en las consecuencias reales que tiene en todas las facetas de nuestras vidas. Otra cosa que vimos fue la actitud y la forma de dialogar, ¿cuánto de real y sincero hay en nosotros cuando nos exponemos ante un grupo y ante preguntas fundamentales? Descubrir que uno sabe demasiado y que esto impide profundizar y escuchar es algo que vamos deshaciendo en el diálogo. El aprender es infinito.
Luis: ¿Atender a algo que sucede sin voluntad? Podría ser el principio de una nueva forma de relación entre seres humanos. Que nos una el ser testigos del condicionamiento.
Enrique: Si, querido Ernesto. El aprender es tan infinito como la capacidad neuronal de seguir tejiendo conexiones. Es la belleza pura de la complejidad biológica. Tan intrincada y a la vez tan eficaz....
Alfonso: Gracias Luis por recoger tanto de lo que ayer se habló y ponerlo por escrito. ¡Es tanto lo que puede aprenderse en el diálogo! Si podemos vernos en lo que cada uno habla, ¡hay tanto para ser comprendido! Nadie sobra porque cada quien expresa una parte de lo que somos. Cada quien expresa una parte de lo que no somos. Hablamos de si se puede tener mucho y no ser nada, el flujo del movimiento cognitivo que provoca su propio desenvolvimiento. Gracias Enrique.