"Estar atentos implica un estado extraordinario de la mente -estar atentos a
cuanto les rodea, a los árboles, al pájaro que canta, al Sol que está detrás de
ustedes; estar atentos a los rostros, a las sonrisas; estar atentos a la
suciedad del camino, a la belleza de la tierra, a la palmera contra el cielo
rojo del crepúsculo, a la onda sobre el agua-, simplemente estar atentos, sin
preferencia alguna. Por favor, háganlo mientras prosiguen con esto. Escuchen a
estos pájaros, sin nombrarlos, no reconozcan la especie, sólo escuchen el
sonido.
Escuchen los movimientos del propio pensar, no los controlen, no
los moldeen, no digan: “Esto es bueno, eso es malo”. Simplemente, muévanse con
ello. Eso es la percepción alerta, en la que no hay opción ni condena ni juicio
ni comparación o interpretación; sólo observación pura. Eso hace que la mente
sea altamente sensible. En el momento en que nombran, han retrocedido y la
mente se embota, porque eso es lo que acostumbra hacer.
En ese
estado de percepción alerta hay atención, no control ni concentración. Hay
atención. O sea, escuchan a los pájaros, ven la puesta de sol, contemplan la
quietud de los árboles, oyen pasar los automóviles, oyen a quien les habla; y
están atentos al significado de las palabras, a sus propios pensamientos y
sentimientos y al movimiento de esa atención.
Uno aprende cuando hay atención y silencio."J. Krishnamurti