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PREFERIMOS SER GUIADOS ANTES QUE DESCUBRIR POR NOSOTROS MISMOS, PERO NADIE PUEDE GUIARNOS HACIA LA VERDAD

 

   “… Si la mente quiere encontrar la verdad, encontrar a Dios, encontrar esa extraordinaria belleza, la profundidad de la vida y la plenitud del amor, primero debe ser libre; no tiene sentido que una mente moldeada, condicionada, prisionera de las restricciones de la tradición, diga: «estoy buscando la verdad, estoy buscando a Dios». Esa mente es como un asno atado a un poste, no puede moverse más allá de la longitud de la cuerda. Por tanto, si queremos descubrir ese extraordinario estado más allá de los caprichos de la mente, experimentarlo de verdad, vivirlo y comprender su pleno significado, es evidente que debe haber libertad, y libertad significa trabajar mucho más arduo de lo que la mayoría están dispuestos a hacer; preferimos ser guiados antes que descubrir por nosotros mismos, pero nadie puede guiarnos hacia la verdad. Por favor, comprendan este hecho tan simple: ningún swami, ningún sistema de yoga, ninguna organización religiosa, ninguna doctrina o creencia; nada puede guiarnos para descubrir la verdad; sólo una mente libre puede hacerlo, eso es obvio. No es posible descubrir la verdad de algo por el simple hecho de que alguien se lo diga, porque en ese caso el descubrimiento no será de uno. Si alguien le dice lo que es la felicidad, ¿es eso felicidad?

   Para descubrir lo que es la vida, para conocer todo su contenido y no sólo las capas superficiales que llamamos vida, para darse cuenta de su dicha, de sus extraordinarias profundidades, de su inmensidad y belleza, lo cual incluye la miseria, la desdicha, los conflictos, la degradación; para comprender el significado de todo eso es indudable que la mente debe ser libre. Si comprende eso con claridad, entonces su relación conmigo y mi relación con usted no se basarán en la autoridad. Yo no puedo guiarle hacia la verdad, nadie puede hacerlo.

   Tiene que descubrirla en cada momento del día, mientras viva; encontrarla mientras camina por la calle o viaja en el metro, mientras discute con su esposa o su esposo, mientras está solo sentado tranquilamente o contemplando las estrellas. Cuando descubra lo que es la verdadera meditación sabrá lo que es la verdad; pero una mente que está preparada, supuestamente educada, condicionada para creer o no creer, que se autodenomina hindú, cristiana, comunista o budista, esa mente nunca descubrirá lo que es la verdad, aunque busque durante mil años. Así, ahora bien, lo importante es que la mente sea libre. ¿puede la mente ser libre?

   … Supongamos que usted jamás hubiese leído un libro, religioso o filosófico, y tuviera que descubrir el sentido, el significado de la vida. ¿Cómo procedería al respecto? Suponga que no hubiese Maestros, ni organizaciones religiosas, ni el Buda, ni Cristo, y usted tuviera que empezar desde el principio, ¿cómo emprendería esa tarea? Ante todo, tendría que comprender su proceso del pensar, ¿no es así?, y no proyectarse a sí mismo, no proyectar sus pensamientos hacia el futuro, creando a un Dios de su agrado, eso sería demasiado infantil. Así que primero tendría que comprender el proceso de su propio pensar. Ese es el único modo de descubrir algo nuevo, ¿verdad? Cuando decimos que el aprendizaje o el conocimiento es una traba, un obstáculo, no estamos incluyendo el conocimiento tecnológico, cómo conducir un auto, cómo hacer funcionar una maquinaria, o la eficiencia que trae el conocimiento.

   Tenemos en mente algo muy distinto, ese sentido de felicidad creadora que ninguna cantidad de conocimiento o estudio puede traer consigo. Ser creativo en el más genuino sentido de esa palabra es estar libre de instante en instante, porque el pasado es lo que continuamente ensombrece el presente. Aferrarse tan sólo a la información, a las experiencias de otros, a lo que alguien ha dicho, por importante que sea, y tratar de aproximar a eso la propia acción, todo ello es conocimiento, ¿verdad? Pero para descubrir algo nuevo, uno debe empezar por sí mismo, debe emprender un viaje, haciéndolo completamente desnudo, en especial de conocimientos, porque es muy fácil experimentar gracias a la creencia y al conocimiento; pero estas experiencias no son sino los productos de nuestra propia proyección y, por lo tanto, son completamente falsas, irreales.

   … El individuo se compone de diferentes entidades, pero el acentuar esas diferencias y el estimular el desarrollo de un tipo definido, lleva a muchas complejidades y contradicciones. La educación debe efectuar la integración de estas entidades separadas, porque sin integración la vida se convierte en una serie de conflictos y sufrimientos. ¿De qué vale que nos hagamos abogados, si perpetuamos los pleitos? ¿De qué vale el conocimiento, si continuamos en la confusión? ¿De qué valen las habilidades técnicas e industriales si las usamos para destruirnos? ¿Cuál es el valor de la existencia si nos ha de llevar a la violencia y a la completa desdicha? Aunque tengamos dinero o podamos ganarlo, aunque disfrutemos de nuestros placeres y tengamos nuestras organizaciones religiosas, estamos en conflicto con nosotros mismos.

   Debemos establecer la diferencia entre lo personal y lo individual. Lo personal es accidental; y entiendo por accidental las circunstancias de nacimiento, el ambiente en que nos hemos criado, con su nacionalismo, sus supersticiones, sus diferencias de clase y sus prejuicios. Lo personal o accidental es sólo momentáneo, aunque ese momento dure toda la vida. Y como los actuales sistemas educativos están basados en lo personal, accidental o momentáneo, tienen como resultado la perversión del pensamiento y la inculcación de temores para la propia defensa.

   … Lo «desconocido» no es algo extraordinario. Al vivir con lo «conocido» se convierte lo «desconocido» en su opuesto, algo que es contradictorio. Mas cuando usted comprende la naturaleza de lo «conocido», las pasadas experiencias, las imágenes que uno ha creado del mundo, como las naciones, las razas, la diferenciación entre las distintas creencias religiosas dogmáticas -todas esas cosas componen lo conocido-, y si la mente no está presa en ello, puede haber amor; de lo contrario, haga usted lo que haga, y aunque tenga innumerables organizaciones para traer la paz al mundo, no habrá paz.”

    J. Krishnamurti

            Audiotexto:

           


DEBEMOS TENER UNA MENTE Y UN CEREBRO QUE ESTÉN LIBRES PARA EXAMINAR, LIBRES DE PREJUICIOS

 

    “… Tal vez esta mañana podamos inquirir juntos algo que el hombre ha estado buscando durante siglos y siglos, y que, al parecer, muy pocos han encontrado. A través de su inquietud y dolor, de su pasajera felicidad, de toda su confusión y desdicha, el hombre ha creado innumerables dogmas y creencias relativos a ese algo al que, en Occidente y en Oriente, ha dado diferentes nombres. Llámeselo Dios, realidad, o lo que queráis, cada uno de nosotros lo está buscando; y si hemos de explorar y descubrir por nosotros mismos si existe o no algo que está más allá de las cosas creadas por la mente, vamos a necesitar cierta destreza, la destreza que viene en el movimiento mismo de la exploración. No es que primero hayáis de tener la destreza y luego exploréis, sino que, en el proceso mismo de explorar, de descubrir, de profundizar, llega la destreza, la habilidad, la claridad con la cual mirar. Mas para eso debéis tener obviamente un profundo escepticismo, un cierto elemento de duda.

   Tiene que haber duda, no solo de las religiones organizadas, sino también de todas las cosas que descubrís dentro de vosotros mismos en el movimiento de exploración. No podéis aceptar cosa alguna. No podéis aceptar lo que la sociedad y las religiones organizadas han impuesto a la mente, ni podéis aceptar ninguna de las reacciones que se producen al explorar, las reacciones que tenéis porque queréis algo permanente, estable, seguro. Si por vuestro anhelo de seguridad, de permanencia, tenéis ciertas experiencias, y con esas experiencias estáis satisfechos, contentos, inevitablemente permaneceréis en un estado de estancamiento. Mas si desde el principio hay una actitud de interrogación, de duda, de escepticismo en todo lo que veis, en todo lo que sentís, entonces ese mismo escepticismo produce una destreza en la observación, que es absolutamente necesaria para una mente que quiera explorar o inquirir algo que no puede ser concebido ni formulado.

   … Así que debemos empezar muy cerca para ir muy lejos. Lo cercano es lo que somos. Por favor, si me permiten señalarlo, es su responsabilidad pensar juntos, no aceptar, porque uno debe tener mucho escepticismo, un escepticismo que no esté trabado por el temor; una duda, de manera que uno empieza a cuestionar no solo lo que dice el que habla, sino lo que él mismo piensa, lo que cree, su fe, sus conclusiones, su religión. Uno debe tener un tremendo cuestionamiento, duda e investigación, mediante la exploración profunda, sin aceptar, porque por todo el mundo la religión ha jugado un papel extraordinario en la cerrazón de la mente, en la reducción del campo de la investigación. Juntos vamos a examinar muchas cosas a las que nos enfrentamos en nuestra vida diaria. No vamos a hablar de ninguna filosofía, de ningún dogma, ni a promover ninguna fe, sino que con una mente que está cuestionando, dudando, exigiendo, vamos a descubrir por nosotros mismos lo que es verdad, lo que es ilusorio, lo que es fantástico y lo que es falso.

   Hay ciertas cosas que deben darse por sentadas. Primero debemos comprender lo que entendemos por comunicación, lo que la palabra significa para cada uno de nosotros, lo que implica, cuál es su estructura, su naturaleza. Si dos de nosotros, usted y yo, vamos a comunicarnos el uno con el otro, tiene que haber no solo comprensión verbal de lo que se dice en el nivel intelectual, sino también, en consecuencia, el acto de escuchar y de aprender. Estas dos cosas son esenciales para que podamos comunicarnos el uno con el otro: escuchar y aprender.

   … No sé si ustedes lo habrán intentado alguna vez; quiero decir, escuchar las palabras y ver si es verdad cualquier afirmación que haga este que les habla, no solo con el intelecto, no solo con considerable escepticismo, sino también sin ninguna resistencia..., lo cual no significa aceptar, sino escuchar con total seriedad, con gran atención, de manera que el mismo acto de escuchar produzca una completa desintegración de las pautas del cerebro.

   … Y durante todos estos milenios, nuestros cerebros han sido condicionados por el conocimiento. Por favor, no se limiten a aceptar o rechazar cualquier cosa que diga quien les habla. Cuestiónenlas, duden de ellas, sean escépticos. Sobre todo, no se dejen influir por él, porque nos dejamos influir muy fácilmente, somos muy crédulos. Y si vamos a hablar seriamente acerca de estas cuestiones, debemos tener una mente y un cerebro que estén libres para examinar, libres de prejuicios, de cualquier conclusión u obstinación, de todo tipo de opiniones. Debemos tener un cerebro que esté constantemente investigando, dudando. Solo entonces podremos relacionarnos unos con otros y, de este modo, podremos comunicarnos.

   … Cuando uno observa detenidamente todo lo que está sucediendo, no solo en el campo mecánico o técnico, sino también en nuestra relación con las demás personas; cuando uno observa que en todo el mundo el progreso niega la libertad, cuando observa la fuerza de la sociedad en la que el individuo ha quedado por completo relegado, y cuando observa cómo las nacionalidades dividen cada vez más, especialmente en este desafortunado país, queda patente que debe producirse una revolución profunda.

   … La mayoría de nosotros queremos cambiar, reformar la sociedad; pero cada reforma necesita una reforma posterior, y todo cambio engendra desintegración porque es la negación de la mutación completa. Yo hablo de la revolución psicológica, y cuando existe esa revolución hay también acción total, no la acción parcial que arranca de los diferentes niveles de nuestra conciencia. Es solo la acción total, que parte de la totalidad de nuestro ser, la que tiene un efecto inmenso sobre el mundo. Así pues, una mente que busca la realidad ha de hallarse en un estado de constante observación, lo que significa que no hay acumulación ni autoridad. Ha de estar también en un estado de interrogación, de duda. Tiene que haber un sano escepticismo con respecto a todo lo que piensa o siente, a todo lo que considera importante o sin importancia, de modo que se despoje de todos sus consoladores apoyos y se mantenga solo por completo. Tan solo una mente así es inocente, y solo ella puede descubrir si hay o no hay realidad.”

    J. Krishnamurti

                
            Audiotexto: