“… Usted pregunta: ¿puede el pensamiento del
mundo ser cambiado sin una organización cuyo propósito sea presentar
constantemente sus ideas al público? Naturalmente no, una organización resulta
necesaria, es obvio. Así que no necesitamos discutir eso. Pero cuando usted
habla de una organización, creo que se refiere a una cosa por completo
diferente. Para convertir a las personas a ciertas ideas, para forzarlas, para
incitarlas mediante la opinión, mediante las presiones, a adoptar cierto
método, ciertas ideas, para ese propósito tienen que formarse organizaciones,
no sólo con el fin de que impriman libros y los distribuyan. Así es como están
constituidas todas las religiones, así es como los seguidores destruyen a los
maestros, haciendo de sus enseñanzas dogmas absolutos que se convierten en la
autoridad para la explotación. Para ese propósito es necesaria la clase
indebida de organización. Pero si usted está interesado en estas ideas que
estoy exponiendo, ayudará naturalmente a imprimir y distribuir libros, pero sin
el deseo de convertir, de explotar a la gente.
Ustedes no pueden seguir a nadie,
incluyéndome a mí. Gracias a su propia comprensión espontánea, crearán
cualquier organización que sea necesaria. Pero si se les impone una
organización, se volverán meros esclavos de esa organización y serán
explotados. Como hay tantas organizaciones que ya los están explotando, ¿de qué
sirve agregarles otra más? Lo importante es que cada uno de ustedes comprenda
fundamentalmente, y de esa comprensión surgirá una organización genuina que no
impedirá la plena realización del individuo. Yo no estoy contra todas las
organizaciones. Estoy contra aquellas que impiden la realización individual,
especialmente esa organización llamada religión, con sus temores, sus creencias
y sus intereses creados. Se supone que ayudan al hombre, pero de hecho
obstruyen profundamente su verdadera realización.
… ¿Por qué existen
estos intérpretes? ¿Qué hay de tan difícil en lo que yo digo, que ustedes no
puedan comprenderlo por sí mismos? Recurren a los intérpretes y comentaristas
porque no quieren reflexionar plenamente, a fondo. Tal como acuden a otros para
que los saquen de sus dificultades, de su confusión; así están obligados a
crear autoridades, intérpretes, los que sólo habrán de confundirlos más aún en
lo que piensan. Entonces, una vez confirmados, ustedes me formulan esta
pregunta. Ustedes mismos crean a estos intérpretes y dejan que los confundan.
Ahora bien, con
relación a los compañeros del pasado, me temo que se han separado de mí hace
mucho tiempo. Hay algunos amigos cercanos que trabajan conmigo y me ayudan,
pero los compañeros de mi juventud pertenecen al pasado. La amistad y la
cooperación profundas pueden existir sólo donde hay verdadera comprensión.
¿Cómo puede haber cooperación verdadera y acción de la amistad, entre un hombre
que piensa que la autoridad es necesaria y uno que considera que la autoridad
es perniciosa? ¿Cómo puede haber compañerismo entre un hombre que piensa que la
explotación forma parte de la naturaleza humana, y otro que sostiene que es
reprensible y perversa? ¿Entre un hombre que está atado por creencias, teorías y
dogmas, y uno que discierne la falacia que ello implica? ¿Cómo puede haber
cualquier trabajo en común entre un hombre que genera y estimula la neurosis, y
otro que intenta destruir la causa de la misma?
No tengo una enseñanza
secreta, no tengo clases reservadas. Lo que digo aquí al público, lo repito en
mis conversaciones y entrevistas individuales. Pero estos autonombrados
compañeros e intérpretes tienen sus propios intereses personales que moler y a
ustedes les gusta ser molidos. Pueden reírse, pero esto es exactamente lo que
ocurre, ustedes me escuchan y después vuelven a sus líderes, a fin de que ellos
interpreten para ustedes lo que he dicho. No consideran lo que digo pensándolo
a fondo por sí mismo. Indudablemente, el pensar por sí mismos acerca de lo que
digo, sería más directo y claro. Pero cuando comienzan a pensar por sí mismos
clara y directamente, a ello debe seguir la acción; y para eludir la acción
drástica se dirigen a sus líderes, quienes los ayudan a no actuar. Y así,
debido a su propio deseo y por no actuar claramente, mantienen a estos intérpretes
con sus posiciones, sus autoridades y sus sistemas de explotación.
… Las organizaciones religiosas se vuelven
tan fijas y rígidas como los pensamientos de quienes pertenecen a ellas. La
vida es un cambio constante, un devenir continuo, una incesante revolución; y
debido a que una organización jamás puede ser flexible, es un impedimento para
el cambio, se vuelve retrógrada para protegerse. La búsqueda de la verdad es
individual, no un asunto de congregaciones. Para comunicarse con lo verdadero
es indispensable la soledad, no el aislamiento, sino la libertad con respecto a
toda influencia y opinión. Las organizaciones del pensamiento se vuelven,
inevitablemente, obstáculos para el pensamiento.
Cuando usted mismo está atento, ve que la codicia del poder es casi inagotable en una así llamada organización espiritual; esta codicia se halla disimulada bajo toda clase de palabras que suenan muy agradables, pero la llaga corrosiva de la avaricia, el orgullo y el antagonismo es alimentada y compartida por todos. De esto surgen el conflicto, la intolerancia, el sectarismo y otras lamentables manifestaciones.
… Como dije al principio de mis pláticas, no estoy realmente interesado en atacar a la sociedad de ustedes. Al decir esto no vuelvo a lo que ya he dicho. Pienso que todas las organizaciones espirituales son un obstáculo para el hombre, porque uno no puede encontrar la verdad por medio de ninguna organización.”
J. Krishnamurti
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