VIERNES, 28 de JUNIO c/León, 3 Hora 19:00
“Si uno puede llegar realmente a ese estado en que dice: «No sé», ello indica un sentido extraordinario de humildad; no existe la arrogancia del conocimiento, ni la respuesta presuntuosa para causar impresión. Cuando uno dice de verdad: «No sé», lo cual muy pocos son capaces de decir, entonces en ese estado cesa todo temor, porque ha llegado a su fin todo sentido de reconocimiento, de búsqueda dentro de la memoria; ya no hay más indagación en el campo de lo conocido. Entonces adviene eso que es extraordinario. Si usted ha seguido hasta aquí lo que he estado diciendo, no sólo si lo ha seguido verbalmente, sino que en realidad lo ha estado experimentando, encontrará que cuando puede decir: «No sé», se ha detenido todo el condicionamiento. ¿Cuál es, entonces, ese estado de la mente?...
Nosotros buscamos algo que sea permanente, permanente en el sentido del tiempo, algo perdurable, duradero. Vemos que todo cuanto nos rodea es transitorio, fluye, nace, se deteriora y muere, y nuestra búsqueda tiende siempre a establecer algo que perdure dentro del campo de lo conocido. Pero aquello que es verdaderamente sagrado está más allá de la medida del tiempo; no puede encontrarse dentro del campo de lo conocido. Lo conocido opera sólo a través del pensamiento, que es la respuesta de la memoria al reto. Si veo eso y quiero descubrir cómo poner fin al pensamiento, ¿qué he de hacer? Debo, indudablemente, estar alerta, mediante el conocimiento propio, a todo el proceso de mí pensar. Debo ver que cada pensamiento, por sutil, por excelso o por innoble y necio que sea, tiene sus raíces en lo conocido, en la memoria. Si veo eso con mucha claridad, entonces la mente, al ser confrontada con un problema inmenso, es capaz de decir: «No sé», porque no tiene ninguna respuesta.”
J. Krishnamurti