"Aquí estamos tratando, juntos ustedes y quien les
habla ―no separados, juntos― de observar el movimiento de la conciencia y su
relación con el mundo, y de ver si esa conciencia es individual, separada, o si
es el total de la humanidad.
... Por dondequiera que uno vaya,
ve sufrimiento, pena, ansiedad, aislamiento, locura, miedo, búsqueda afanosa de
seguridad; ve que la gente está atrapada en el conocimiento y el impulso del
deseo. Todo ello pertenece al suelo en que está parado el ser humano. La conciencia
de uno, es la conciencia del resto de la humanidad. Esto es lógico. Ustedes pueden disentir; pueden decir, "mi conciencia está separada
de las demás y tiene que estar separada". Pero, ¿es así? Si uno comprende
la naturaleza de esto, entonces ve que uno es el resto de la humanidad. Puede
tener un nombre diferente, puede vivir en una determinada parte del mundo y ser
educado de un modo particular, puede ser opulento o pobre, pero cuando uno mira
detrás de la máscara, profundamente, ve que uno es como el resto de la
humanidad ― está afligido, desesperado, solo, lleno de sufrimiento neurótico,
cree en alguna ilusión, etc. Esto es así, tanto en Oriente como en Occidente. A
uno puede no gustarle eso; quizá prefiera pensar que es por completo
independiente, un individuo libre; pero cuando observa muy profundamente, ve
que uno es el resto de la humanidad.
... Cada uno está tratando de realizarse, de
llegar a ser alguna cosa. En ese esfuerzo de llegar a ser alguna cosa, estamos
compitiendo, luchando unos contra otros, de modo tal que, si mantenemos ese
sistema de vida, tenemos que continuar inevitablemente adheridos a las
nacionalidades, al espíritu tribal, a la guerra. ¿Por qué nos aferramos al
nacionalismo con tanta pasión ― como está sucediendo ahora? ¿Por qué concedemos
una importancia tan extraordinaria al nacionalismo ― que en esencia es un
sentimiento tribal? ¿Por qué? ¿Es porque al adherirnos a la tribu, al grupo,
hay una cierta seguridad, una sensación interna de integridad, de plenitud? Si
es así, entonces la otra tribu también siente lo mismo; en consecuencia, hay
división y, por ende, conflicto, guerra. Si uno realmente ve la verdad de esto,
no como algo teórico, y si quiere vivir sobre esta tierra ―que
es nuestra tierra, no de ustedes o mía― entonces no hay nacionalismo
en absoluto. Sólo existe la vida humana; la vida ― no mi vida o su
vida. Y eso es vivir la totalidad de la vida. Esta tradición de la
individualidad se ha perpetuado gracias a las religiones, tanto de oriente como
de occidente: la salvación para cada individuo, etc.
... La crisis no es una cuestión de
economía ni de guerras; ni es cuestión de bombas, de políticos o de
científicos; la crisis está dentro de nosotros, en nuestra propia conciencia.
Hasta que comprendamos bien a fondo la naturaleza de esa conciencia, e inquiriendo
profundamente en ella descubramos por nosotros mismos si puede haber una
mutación total en esa conciencia, el mundo proseguirá creando más desdicha, más
confusión, más horror. Nuestra responsabilidad no reside en alguna clase de
acción altruista ―política, social o económica― exterior a nosotros mismos; la
responsabilidad consiste en comprender la naturaleza de nuestro ser, en
descubrir por qué nosotros, los seres humanos ―que vivimos en esta hermosa
tierra― hemos llegado a ser lo que somos."
J. Krishnamurti