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DIÁLOGO: ¿QUÉ ES LO QUE BUSCAMOS?

                     VIERNES, 31 de ENERO           c/León, 3           Hora 19:00
   
   “¿Qué es lo que busca la mayoría de nosotros? ¿Qué es lo que cada uno de nosotros quiere? Sobre todo, en este mundo de desasosiego, en el que todos procuran hallar cierto género de felicidad, alguna clase de paz, un refugio, resulta sin duda importante averiguar ‑ ¿no es así? - qué es lo que intentamos buscar, qué es lo que tratamos de descubrir.
   … Buscamos algo a lo cual podamos adherirnos, algo que nos dé confianza, una esperanza, un entusiasmo duradero, una constante certeza, porque en nosotros mismos nos sentimos inseguros. No nos conocemos a nosotros mismos. Muchos sabemos en cuanto a hechos: lo que han dicho los libros; pero no lo sabemos por nosotros mismos, no tenemos una vivencia directa.
   … Si tengo la mente atada a la estaca de la creencia, de la experiencia o del conocimiento, no puedo ir muy lejos; y la investigación implica estar libre de esa estaca, ¿no es así? Si estoy realmente buscando, entonces esta situación de estar atado a una estaca tiene que terminar, ha de haber una ruptura, tengo que cortar la cuerda. Nunca es cuestión entonces de saber cómo cortar la cuerda. Cuando se percibe el hecho de que la indagación es posible únicamente cuando se está libre de la obstinación, o del apego a una creencia, entonces esa misma percepción libera a la mente.
   … Ahora bien: si buscáis satisfacción permanente y le llamáis Dios, o la verdad, o lo que os plazca ‑el nombre no interesa- debéis por cierto comprender aquello que buscáis ¿no es así? Cuando decís "busco felicidad permanente" (Dios, la verdad o lo que sea), ¿no es preciso también que comprendáis al que busca, al buscador, al investigador? Porque es posible que no haya tal seguridad permanente, tal dicha perpetua. La verdad puede ser algo enteramente distinto; y yo pienso que es totalmente diferente de aquello que podéis ver, concebir, formular. Antes de buscar algo permanente, entonces, ¿no es evidente que se necesita comprender al que busca? ¿El buscador es diferente de la cosa buscada? Cuando decís "busco la felicidad", ¿es el buscador diferente del objeto de su búsqueda? ¿El pensador es diferente del pensamiento? ¿No son un fenómeno conjunto, más bien que procesos separados? Es indispensable, por consiguiente ‑ ¿verdad’’-, comprender al buscador antes de intentar descubrir qué es lo que él busca.
   … Y bien, queremos placer. Tal vez esta expresión sea muy cruda, pero eso es realmente lo que queremos: conocimientos que nos den placer, experiencia que nos dé placer, una satisfacción que no se marchite el día de mañana. Y, habiendo experimentado diversas satisfacciones, todas ellas se han desvanecido; y ahora esperamos encontrar una satisfacción permanente en la realidad, en Dios. Eso, por cierto, es lo que todos buscamos: los inteligentes y los necios, el teórico y el hombre práctico que lucha por algo. ¿Pero existe satisfacción permanente? ¿Existe algo que haya de perdurar?
   … Queréis saber que habéis llegado. Eso indica, ¿no es así?, que estáis escuchando para alcanzar un estado determinado, un lugar donde nunca se os molestará, donde encontraréis perpetua felicidad, permanente ventura. Mas, como dije antes, no hay llegada, solo hay el movimiento de aprender, y esa es la belleza de la vida. Si habéis llegado, no hay nada más. Y todos vosotros habéis llegado, o queréis llegar, no solo en vuestros negocios, sino en todo lo que hacéis; estáis, pues, insatisfechos, frustrados, desdichados. Señores, no hay ningún lugar al cual haya que llegar; hay simplemente este movimiento del aprender, que sólo se vuelve doloroso cuando hay acumulación. Una mente que escuche con completa atención nunca buscará un resultado, porque está constantemente abriéndose; como un río, siempre está en movimiento. Una mente así es enteramente inconsciente de su propia actividad, en el sentido de que no hay perpetuación de un ego, de un ‘yo’ que esté tratando de lograr un fin.
   … La búsqueda cuyo motivo es el descontento sólo puede conducir a alguna forma de ilusión, ilusión colectiva o privada, una prisión con muchos atractivos. Pero existe un buscar que no tiene tras de sí absolutamente ningún motivo; ¿es eso, entonces, un buscar? El buscar implica un objetivo, un fin ya conocido o sentido o formulado. Si es formulado, es el cálculo del pensamiento reuniendo todas las cosas que ha experimentado o conocido; para encontrar lo que se trata de obtener se han inventado los métodos y los sistemas. Esto no es buscar en absoluto; es meramente un deseo de conquistar un fin que nos satisfaga o simplemente escapar hacia alguna fantasía o promesa ofrecida por una teoría o una creencia. Esto no es buscar. Cuando el temor, la satisfacción, el escape han perdido su significación, ¿hay entonces, en absoluto, un buscar? Si el motivo de toda búsqueda se ha secado, si el descontento y el impulso de lograr están muertos, ¿existe el buscar? Si no existe el buscar, ¿habrá de decaer la conciencia, habrá de estancarse? Por el contrario, es este buscar, este pasar de un compromiso a otro, de una iglesia a otra, el que debilita esa energía esencial para comprender lo que es. «Lo que es» es siempre nuevo; nunca ha sido y nunca será. La liberación de esta energía sólo es posible cuando cesa toda forma de búsqueda.
    … Tanto nos hemos comprometido de distintas maneras, que casi no tenemos tiempo para reflexionar sobre nosotros mismos, para observar, para estudiar. De tal modo, la responsabilidad de la reacción depende en realidad de uno mismo, no de los demás. Y el seguir ‑como se hace en el mundo entero- a los "guías espirituales" y sus sistemas, el leer los últimos libros sobre esto o aquello, etcétera, paréceme de una total vacuidad, absolutamente vano. Podréis, en efecto, recorrer la tierra entera, pero tendréis que volver a vosotros mismos.
    … Cuanto más os conocéis a vosotros mismos, más claridad existe. El conocimiento propio no tiene fin: no alcanzáis una realización, no llegáis a una conclusión. Es un río sin fin. Y, a medida que se lo estudia, que en él se ahonda de más en más, encuéntrase la paz.”
   J. Krishnamurti