“…La creencia no es la
realidad. Uno puede creer en Dios, pero esa creencia no tiene más realidad que
la del hombre que no cree en Dios. Lo que uno cree es el resultado de su
trasfondo, de su religión, de sus miedos; y la no creencia de los comunistas, o
de otros, es igualmente el resultado de su propio condicionamiento. Para
descubrir la verdad, la mente debe estar libre de la creencia y de la no
creencia. Sé que sonríen y lo aceptan, pero seguirán creyendo porque es mucho
más cómodo, mucho más respetable y seguro. Si dejaran de creer podrían perder
su empleo y no serían nadie. Lo que importa es estar libre de cualquier
creencia, no que ahora sonrían y lo acepten.
… Es muy importante que
mientras uno es joven viva en un ambiente libre de miedo. La mayoría de
nosotros, a medida que nos hacemos mayores nos volvemos temerosos, tenemos
miedo a vivir, a perder nuestro empleo; miedo a la tradición, a lo que puedan
decir los vecinos, la esposa o el esposo; miedo a la muerte. Casi todos tenemos
un miedo u otro, y cuando hay miedo no hay inteligencia. Ahora bien, ¿es
posible, mientras somos jóvenes, vivir en un ambiente donde, en lugar de miedo,
exista una atmósfera de libertad, pero no libertad para hacer lo que uno
quiera, sino para comprender el proceso completo de la vida? La vida, en
realidad, es muy hermosa; no es esa fealdad que hemos hecho de ella, y sólo
empezará a apreciar su riqueza, su profundidad, su extraordinario esplendor,
cuando esté en rebelión contra todo, contra la religión organizada, contra la tradición,
contra la corrupta sociedad actual y, de esa manera, pueda como ser humano
descubrir por sí mismo lo que es la verdad.
… Ahora bien, ¿es el propósito de la
educación únicamente ayudar a uno para que se adapte al modelo de este orden
social corrupto, o es darle libertad completa para desarrollarse y crear una
sociedad diferente, un nuevo mundo? Necesitamos tener esta libertad, no en el
futuro sino ahora; de lo contrario todos seremos destruidos. Debemos crear de
inmediato un entorno de libertad para vivir y descubrir por nosotros mismos lo
que es la verdad, y de esa manera ser inteligentes para poder afrontar el
mundo, comprenderlo en lugar de amoldarnos, para que internamente, en lo más
profundo, psicológicamente estemos en perpetua rebelión. Sin duda, sólo
aquellos que vivan en constante rebelión descubrirán lo que es la verdad, no
aquellos que se amoldan y siguen la tradición. Sólo es posible encontrar la
verdad, Dios, el amor, cuando uno indaga, observa y aprende constantemente;
pero si hay miedo es imposible indagar, observar, aprender y darse cuenta con
profundidad. Por eso, el propósito de la educación es erradicar, tanto interna
como externamente, ese miedo que destruye el pensamiento humano y el amor.
… La mayoría de los adultos considera
necesaria cierta clase de disciplina. ¿Sabe lo que es la «disciplina»? Es un
proceso mediante el cual se obliga a uno a hacer algo que no quiere hacer.
Si hay disciplina hay miedo, de modo que la disciplina no es el camino del
amor. Por esa razón, debería evitarse la disciplina a toda costa, entendiendo
por disciplina la coacción, la resistencia, la imposición, obligar a uno a
hacer algo que en realidad no entiende, o persuadirle a que lo haga ofreciendo
una recompensa. Si no entiende algo, no lo haga, no se sienta obligado a
hacerlo, pida una explicación, no se limite a ser obstinado, trate de descubrir
la verdad del asunto, de manera que no haya ningún miedo de por medio y su
mente pueda ser muy ágil y flexible.
... lo más importante en la educación es asegurarse de que nos
eduquen para que estemos libres de miedo, porque el miedo embota la mente, el
miedo paraliza el pensar, el miedo alimenta las tinieblas. Mientras tengamos
miedo no será posible crear un nuevo mundo.
… En primer lugar, debe
sentir la necesidad, la urgencia de ser libre, que es como el anhelo de un
pájaro por volar o el de las aguas del río por fluir. ¿Tiene esa urgencia de
ser libre? Si la tiene, ¿qué sucede? Sus padres y la sociedad intentan
obligarle a que se amolde. ¿Puede oponerse a ellos? Descubrirá que es muy
difícil hacerlo porque tiene miedo; tiene miedo de no conseguir un empleo, de
no encontrar el esposo o la esposa adecuada; tiene miedo de morirse de hambre o
de que la gente hable de usted. A pesar de que quiere ser libre está
atemorizado, por eso no se opondrá. El miedo a lo que pueda decir la gente o a
lo que sus padres puedan hacer le bloquea y, en consecuencia, uno permite que
le obliguen a adaptarse dentro de cierto modelo. Ahora bien, es capaz de decir:
«Quiero saber y no me importa morirme de hambre; suceda lo que suceda voy a
luchar contra las barreras de esta sociedad corrupta, porque quiero ser libre
para descubrir». ¿Es capaz de decir eso? Aun teniendo miedo, ¿puede oponerse a
todas esas barreras e imposiciones? Por tanto, es muy importante ayudar al niño
desde la más tierna edad a que vea las implicaciones del miedo y a liberarse de
él. Cuando el miedo le atrapa, en ese momento deja de haber libertad.
… Como saben no nos educan de esa manera,
sino que la actual educación nos incita a que seamos esto o aquello; pero eso
no es comprenderse uno mismo. El «uno mismo» es algo muy complejo, no es
simplemente la entidad que va a la escuela, que riñe, que juega, que tiene
miedo; también es algo más oculto, no tan palpable; está constituido no sólo
por todos los pensamientos que uno tiene, sino también por todas aquellas cosas
introducidas en nuestra mente por otras personas, por los libros, los
periódicos, los líderes, y únicamente es posible comprender todo esto cuando
uno no desea ser alguien, cuando no imita, cuando no sigue; es decir, cuando se
rebela contra toda esa tradición de intentar llegar a ser algo. Ésa es la única
revolución verdadera que conduce a una libertad extraordinaria, y fomentar esa
libertad es el verdadero propósito de la educación ...
… La necesidad de seguridad crea miedo, y es
el miedo el que genera la opresión por parte de la autoridad. El miedo nos
fuerza no a cómo pensar, sino a qué pensar. Sólo liberándose del miedo se puede
descubrir lo verdadero.”
J. Krishnamurti