“… No estoy contra el
conocimiento. Hay una diferencia entre aprender y adquirir conocimientos. El
aprender cesa cuando sólo hay acumulación de conocimientos. El aprender existe
únicamente cuando no hay adquisición en absoluto. Cuando el conocimiento se
vuelve en extremo importante termina el aprender. Cuanto más añado a los
conocimientos, tanto más segura, más confiada se torna la mente y, en consecuencia,
deja de aprender. El aprender nunca es un proceso aditivo. Cuando uno está
aprendiendo ello es un proceso activo. Mientras que el adquirir conocimientos
es un mero recoger información y almacenarla. Por eso pienso que existe una
diferencia entre el adquirir conocimientos y el aprender. En todo el mundo la
educación es meramente la adquisición de conocimientos y, por lo tanto, la
mente se embota y cesa de aprender, sólo está adquiriendo. La adquisición dicta
la conducta en la vida y, por consiguiente, limita la experiencia. Mientras que
el aprender es ilimitado.
… Estoy acumulando
conocimientos y en el proceso voy cambiando. Pero voy acumulando conocimientos
y experiencia debido a la observación. Ahora bien, ¿qué es lo que ocurre? Con
esos conocimientos me miro a mí mismo y así ellos están impidiendo la
observación fresca. No sé si lo ven. Por ejemplo, usted ha dicho algo para
herirme. Ese es mi conocimiento. La próxima vez que le vea, ese conocimiento de
haber sido herido irrumpe para encontrarse con usted. El pasado viene a
encontrarse con el presente. De manera que el conocimiento es el pasado y con
los ojos del pasado estoy mirando el presente, ¿comprenden? Por lo tanto, para
aprender acerca de mí, para mirarme a mí mismo tengo que liberarme del
conocimiento pasado. Es decir, este aprender acerca de mí mismo tiene que
renovarse constantemente. ¿Ven la dificultad?
… Estoy observando, quiero aprender acerca
de mí mismo. El "mí mismo" es movimiento, el "yo" no es
estático; está vivo, activo, se mueve en distintas direcciones. De modo que, si
aprendo con la mente y el cerebro, que es el pasado, ello me impide aprender
acerca de mí. Si ustedes lo ven siquiera por una vez, entonces la próxima
pregunta es: ¿Cómo puede la mente liberarse del pasado a fin de aprender acerca
de sí misma, la cual está renovándose constantemente? Vean la belleza de esto,
lo estimulante que es. Quiero aprender acerca de mí mismo, y el "mí
mismo" es algo vivo, no es una cosa muerta. Pienso de este modo un día y
al otro quiero algo distinto, ésta es una cosa viva, en constante movimiento. Y
para observarla, aprender sobre ella, la mente tiene que ser libre. Por lo tanto,
si lleva la carga del pasado no puede observar. ¿Qué tiene que hacer pues?
… Dije que es preciso tener un gran caudal
de energía, es necesario ser curioso para investigar y ser persistente, no
estar simplemente lleno de curiosidad durante un minuto y al siguiente, decir:
"Lo siento, estoy muy cansado, muy aburrido, quiero ir afuera y
fumar". En tal caso no puede aprender.
… El conocimiento es
necesario, la ciencia es necesaria. Pero si la mente está atrapada en las
explicaciones y la causa del sufrimiento se justifica con explicaciones
intelectuales, entonces usted lleva una vida superficial, una vida sin
profundidad. Y eso es lo que está sucediendo con nosotros. Nuestra educación
nos torna cada vez más superficiales, no nos enseña ni hondura en el sentir ni
libertad en el pensar y nuestras vidas carecen de armonía.
El interlocutor quiere saber si no he aprendido de los maestros. Me temo que no, porque no hay nada que aprender. Alguien puede enseñarle a tocar el piano o a resolver problemas de matemáticas, pueden enseñarle los principios de la ingeniería o la técnica de la pintura, pero nadie puede enseñarle la realización creadora, que es la vida misma. Sin embargo, ustedes piden constantemente que se les enseñe. Dicen: “Enséñeme la técnica del vivir y sabré qué es la vida”. Yo digo que el deseo mismo, la propia idea de un método destruye nuestra libertad de acción, que es la verdadera libertad de la vida en sí.
... Aprender es un proceso de constante descarte de aquello que se está acumulando, de descartar, a fin de descubrir. Una mente que se ha consagrado al Gita, al Corán, a la Biblia o a alguna creencia, nunca puede aprender, sólo puede seguir, y sigue porque quiere seguridad. Mientras la mente desee estar segura, sin perturbación de manera permanente, mientras busque su propia perpetuación mediante una creencia, será evidentemente incapaz de descubrir lo que es Dios, lo que es la verdad.
… La mente que está aprendiendo es una mente
en estado de inocencia, mientras que la mente que tan sólo adquiere
conocimientos es vieja, está estancada, corrompida por el pasado. Una mente en
estado de inocencia percibe instantáneamente, está aprendiendo todo el tiempo,
sin acumular, y sólo una mente así es madura.
… No hay fin para la educación. No se trata de que lean un libro, pasen un examen y con eso se termina la educación. La vida entera, desde el momento en que nacen hasta el momento en que mueren, es un proceso de aprender. El aprender no tiene fin y ésa es su cualidad intemporal. Y ustedes no pueden aprender si están en lucha, en conflicto consigo mismos, con el vecino, con la sociedad. Y lo están en tanto existe una imagen. Pero si aprenden acerca de los mecanismos por los cuales esa imagen se acumula, entonces verán que pueden mirar el cielo, el río y las gotas de agua sobre la hoja, que pueden sentir el aire puro de la mañana y la brisa fresca entre el follaje. Entonces la vida tiene un sentido extraordinario. La vida en sí misma, no el significado que le da la imagen. La vida de por sí tiene un sentido extraordinario.”