traductor para el blog blogger web

EL APEGO ES BUSCAR SEGURIDAD DONDE NO LA HAY

     

    “… Hablemos juntos de lo que significa tener apego y cuál es la diferencia entre apego y desapego. ¿Qué es el apego? ¿Por qué está uno apegado a un país, a una persona, a cierta experiencia, ideología o conclusión definitiva? ¿Por qué la gente hace esto en todo el mundo dependiendo de sus circunstancias, de su entorno social y moral, y demás? El hombre ha repetido este patrón una y otra vez. He tenido una experiencia, algo que me conmueve profundamente, que le da color a mi vida, que le da sentido, y me aferro al recuerdo de esa experiencia, la cual ha desaparecido, está muerta. ¿Por qué hacemos esto, mi amiga me pregunta, por qué los seres humanos dondequiera que vivan, se aferran de una manera u otra a su tierra, sus propiedades, su riqueza, sus esposas, sus maridos y todo eso? ¿Por qué? Por favor, estamos hablando juntos, mi amiga y yo, y ustedes, el público, están escuchando. ¿Por qué nos aferramos, por qué estamos apegados? La palabra apego procede del latín, picare, y significa afición o inclinación hacia una persona o cosa.

   ¿Se debe a que, por dentro, en nosotros mismos, somos insuficientes? ¿Es a causa de la soledad que existe el sentido de la posesión, ya sea de un mueble, de una casa o de una persona? Poseer algo, decir "es mío", proporciona mucho placer. ¿Es que los seres humanos, usted y yo, no tenemos nada más profundo, más vital y, por lo tanto, nos aferramos a algo muy superficial, algo que puede desaparecer? Sabemos, inconscientemente, que está desapareciendo, pero seguimos aferrándonos. Puede que nos aferremos a una ilusión. La raíz etimológica de esa palabra es jugar. Y jugamos con las ilusiones y, al parecer, eso nos resulta muy satisfactorio. O nos inventamos una forma sutil de nosotros mismos a otro nivel y nos aferramos a eso.

   Así que creamos todas estas cosas y nos aferramos a ellas. ¿Por qué? ¿Es que tenemos miedo de no ser nada, de no tener nada a qué aferrarnos? ¿Se debe a que poseer, aferrarse, agarrarse a algo nos proporciona una gran sensación de seguridad, una sensación de bienestar, porque la vida es muy incierta, peligrosa, increíblemente brutal? Pues el mundo se está convirtiendo cada vez más en un campo de concentración. 

   ¿Por qué estamos apegados cada uno de nosotros a algo? Y cuando examinamos las distintas formas de apego, ¿por qué no vemos sus consecuencias, el miedo, la ansiedad, el dolor? Verlo y no darse tiempo para ponerle fin. Es decir, le tengo apego a mi esposa y veo, tanto intelectual como profundamente, que este apego tiene muchas consecuencias dolorosas y desesperadas. Puede que lo vea de forma lógica, intelectual y racional, pero no puedo renunciar a él porque me asusta estar a solas, sentirme solo. Sin embargo, veo todo esto, porque mi amiga y yo somos bastante inteligentes, los dos lo estamos examinando. Pero entonces puedo decir que el tiempo me permitirá librarme de este apego, comprenderé gradualmente, paulatinamente me iré desprendiendo de él. Ese acercamiento gradual es estupidez, porque o bien lo veo en su totalidad y le pongo fin de inmediato, o soy tonto, me gusta agarrarme a algo, a un recuerdo que está muerto, acabado.

   De modo que la inteligencia es ver todo el movimiento del apego, tanto el interior como el externo, todo su proceso, y esa misma percepción le pone fin. La inteligencia no consiste en postergar, en dejar que el tiempo entorpezca la mente, el cerebro, porque si se aplaza, se descuida, se acepta, estamos viviendo en un esquema que ya se ha terminado, en el recuerdo del pasado inerte.

   Y, por lo tanto, el cerebro está viviendo con algo que está acabado, con algo que ya pasó. Y vivir en el pasado siempre reduce la calidad, la vitalidad del cerebro. Por lo tanto, nosotros, usted y yo, sentados en un banco en el bosque, hemos examinado el apego. Y ahora examinemos lo que es el desapego. ¿Es el desapego lo opuesto del apego? Si uno persigue el desapego y lo convierte en otra forma de apego, está haciendo exactamente lo mismo que antes. Espero que esté claro. Es decir, si el desapego es lo opuesto de mi apego, entonces hay conflicto, ¿verdad? Hay conflicto entre mi apego y "yo debería estar desapegado". Y entonces toda mi atención o mi energía es empleada en intentar desapegarme, sabiendo al mismo tiempo que estoy apegado. Por consiguiente, tenemos que averiguar qué relación existe, si es que la hay, entre apego y desapego.

   ¿O no hay relación alguna? Cuando el apego se termina, no hay necesidad de emplear la palabra "desapego". Se termina. Pero para la mayoría de nosotros, nuestro cerebro está condicionado en este proceso de los opuestos.

   … Para evitar el sufrimiento cultivamos el anhelo. Estando prevenidos de que el apego tarde o temprano acarrea dolor, queremos desapegarnos. El apego es satisfactorio, pero al percibir el dolor que lleva en sí, queremos satisfacernos de otra manera, por medio del desapego. El desapego es lo mismo que el apego en tanto depare satisfacción. Lo que realmente buscamos pues, es satisfacción; anhelamos estar satisfechos por cualquier medio que sea.

   Dependemos o nos apegamos porque ello nos brinda placer, seguridad, poder, una sensación de bienestar, aunque involucre dolor y miedo. Buscamos el desapego también por placer, a fin de no ser lastimados, heridos internamente. Nuestra búsqueda es de placer, gratificación. Sin condenar ni justificar, debemos tratar de comprender este proceso, porque a menos que lo comprendamos, no hay salida para nuestra confusión y nuestras contradicciones. ¿Puede nuestro anhelo satisfacerse alguna vez o es un abismo sin fondo? Ya sea que anhelemos lo bajo o lo alto, el anhelo es siempre anhelo, una llama ardiente, y lo que puede ser consumido por ella, pronto se convierte en cenizas; pero el anhelo de satisfacción permanece ahí, ardiendo siempre, consumiendo siempre; no termina jamás. El apego y el desapego atan por igual, y ambos deben ser transcendidos.

   … El apego es buscar seguridad donde no la hay.”

      J. Krishnamurti

                
            Audiotexto: