traductor para el blog blogger web

LA AFIRMACIÓN MISMA DE QUE EXISTEN SENDEROS HACIA LA VERDAD ES LA NEGACIÓN DE LA VERDAD

 

   “… ¿Es verdaderamente serio el hombre que busca a Dios? ¿Cómo puede buscar a Dios si no lo conoce? Y si conoce al Dios que busca, lo que conoce es solo lo que se le ha dicho o lo que ha leído; o bien se basa en su experiencia personal, que también está conformada por la tradición y por su propio deseo de hallar seguridad en otro mundo.

   Espere. Investiguemos esto, ¿qué es lo sagrado? Pero yo no quiero aceptar la tradición, o lo que alguien haya dicho acerca de lo sagrado. Señor, yo no sé si usted ha experimentado con esto. Hace algunos años, por diversión, tomé un trozo de roca del jardín, lo puse sobre la repisa de la chimenea y jugué con él, le traje flores todos los días. Al cabo de un mes él se transformó en algo terriblemente sagrado.

   Para comprender pues, aquello que es perdurable, eterno, tiene que haber conflicto entre el individuo y el medio, y sólo en ese conflicto pueden ustedes atravesar los muros de la limitación. Aceptamos irreflexivamente o inconscientemente innumerables condiciones impuestas por la sociedad o por la religión, las aceptamos como verdaderas. Por tradición, nuestra mente es empujada dentro de un molde y aceptamos inconscientemente estas cosas; a causa de eso, nos esclavizamos a ellas. Sólo mediante el continuo cuestionamiento, la constante percepción alerta, podemos hacer que la mente se libere del medio y, en consecuencia, volvernos los amos del medio.

   Después de todo, uno es desdichado porque no hay inteligencia, la cual es comprensión. Cuando uno comprende una cosa ya no está más en conflicto, ya no está limitado por lo que le han impuesto, la autoridad, la tradición, los prejuicios profundamente arraigados. Por consiguiente, la inteligencia es necesaria para ser supremamente feliz y, a fin de despertar esa inteligencia, la mente debe estar libre del medio. Las innumerables incrustaciones creadas en el curso de los tiempos por las religiones y la sociedad se han convertido en nuestro medio. Uno puede estar libre del medio que los individuos han creado solo cuando comprende sus patrones, sus valores, sus prejuicios, sus autoridades. Y entonces comienza a averiguar que la causa fundamental del sufrimiento es la falta de verdadera inteligencia, y esa inteligencia no puede descubrirse por algún proceso milagroso, sino estando continuamente alerta y, por lo tanto, cuestionando constantemente, tratando de descubrir lo falso y lo verdadero que hay en el medio establecido en torno a nosotros.

   … La mente es resultado del pasado, está compuesta por el tiempo, por las circunstancias, por incidentes y experiencias basadas en el pasado. Pero todo lo que le ocurre, exterior e interiormente le afecta. No continúa como estaba ni será como es. “¿Es eso siempre así?” Solo una cosa especializada queda fija para siempre en un molde. La semilla del arroz nunca, bajo ninguna circunstancia, se convertirá en trigo, y la rosa nunca puede llegar a ser palmera. Pero afortunadamente la mente humana no está especializada y siempre puede romper con lo que ha sido, no tiene por qué ser necesariamente esclava de la tradición.

   … Por lo tanto, si se me permite señalarlo, quien les habla no tiene nada que enseñarles, y eso es lo que realmente quería decir, ninguna nueva filosofía, ningún nuevo sistema, ningún nuevo sendero hacia la realidad. No hay sendero que conduzca a la realidad; los muchos senderos que el hombre ha inventado hacia la realidad han nacido del miedo; de hecho, no hay en absoluto sendero alguno. Un sendero implica algo permanente, estático, que está ahí inmóvil; lo único que tienen que hacer es andar por el sendero y llegarán allá. Me temo que no es así en lo más mínimo. Es mucho más complejo, mucho más sutil y extraordinariamente bello si uno comprende que no hay sendero, que no hay salvador, que nadie puede liberarnos de nuestra propia confusión, de nuestra lucha y de nuestra eterna búsqueda. Porque como dijimos, todo está ahí si uno sabe cómo explorar, cómo mirar; está todo dentro de nosotros mismos, porque somos el resultado del tiempo, el resultado de una experiencia infinita, de una vasta tradición.

   … Por medio de la religión, de la cultura, de la civilización, hemos pulido la parte externa, hemos mejorado nuestros modales, puede que algunos de nosotros tengamos mejores modales, hemos adquirido más conocimientos, hemos avanzado mucho en lo tecnológico; somos capaces de dialogar sobre filosofía oriental y occidental, sobre literatura; podemos viajar por todo el mundo, pero internamente, en lo profundo, esas raíces están firmemente arraigadas. Al ver todo esto, cómo puede uno, usted y yo como seres humanos, ¿cómo podemos cambiar? Sin duda no es a través de las lágrimas, no es a través del intelecto, no es siguiendo una utopía ideológica, ni a través de la tiranía externa o la que nos imponemos a nosotros mismos. De modo que uno debe descartar todo esto; espero que lo hagan, ¿entienden? Uno debe descartar su nacionalidad, sus propios dioses, su propia tradición, sus propias creencias; debe descartar todas esas cosas que les han enseñado a creer. Sin embargo, descartar todo eso es una tarea muy ardua; puede que intelectualmente estemos de acuerdo en hacerlo, pero en lo más profundo del inconsciente algo insiste en la importancia del pasado al cual nos aferramos. Ahora ya saben cuál es el problema.

   … Además, estamos tan atrincherados en el prejuicio, en la tradición con sus creencias y dogmas especiales, que repetimos dogmáticamente, sin dificultad alguna, que existen muchos senderos hacia la verdad. Para inducir tolerancia entre las múltiples divisiones que ocasiona el pensamiento antagónico y condicionado, los dirigentes de los intereses organizados tratan de disimular, mediante frases importantes, la brutalidad de la división. La afirmación misma de que existen senderos hacia la verdad es la negación de la verdad. ¿Cómo puede alguien indicar un sendero hacia la verdad, si esta no tiene morada, no puede ser medida y no puede buscarse? Lo que se halla fijo está muerto y hacia eso puede haber senderos. La ignorancia crea la ilusión de muchos caminos y métodos.

   La tradición incapacita y entorpece la mente de manera inevitable.”

   J. Krishnamurti

                
    Audiotexto: