“… ¿Sabes qué es el progreso? Ahora bien,
ten paciencia y examinemos esto lentamente. ¿Qué es el progreso? ¿Alguna vez lo
pensaste? ¿Acaso el progreso es poder llegar a Europa por avión en unas cuantas
horas, en vez de que tome semanas por barco? La invención de medios más rápidos
de transporte y comunicación, el desarrollo de armas más grandes, de medios
mejores y más grandes de destruirnos los unos a los otros, eliminar a miles de
personas con una sola bomba atómica en vez de tirarles a uno por uno con
flechas, a esto llamamos progreso, ¿verdad? Así, hubo progreso en el sentido
tecnológico; pero, ¿acaso progresamos en otra dirección? ¿Pudimos impedir las
guerras? ¿Es la gente más generosa, con más amor, más cortés, más reflexiva,
menos cruel? No necesitas decir sí o no, solo examinar los hechos. Científica y
físicamente realizamos un enorme progreso, pero en lo interior estamos
estancados, ¿no es así? Para la mayoría de nosotros, la educación fue como
alargar un solo soporte del trípode, y por ello no tenemos equilibrio; sin
embargo, hablamos de progreso, todos los diarios están llenos de tal idea.
… Para quien les habla, el progreso del
hombre no radica en el conocimiento acumulado. Primero escuchen esto, no
asientan ni disientan. Primero escuchen. Los científicos y otros han dicho que
el hombre puede evolucionar solo teniendo más y más conocimientos, escalando,
progresando. Pero el conocimiento es siempre el pasado, y si el hombre no está
libre del pasado, su progreso tendrá siempre limitaciones. Estará siempre
confinado a un patrón particular. Decimos que hay una manera diferente de
aprender, la cual consiste en ver de manera comprensiva, total, holística, el
proceso completo del conocimiento. El conocimiento es necesario, de otro modo
no podríamos vivir, pero la comprensión misma de sus limitaciones implica un
discernimiento en la totalidad de proceso. Quizás ustedes jamás han pensado
acerca de esto. Hemos considerado el conocimiento como algo natural, vivimos a
base de conocimiento y continuamos funcionando con el conocimiento durante el
resto de nuestra vida. Pero jamás nos hemos preguntado qué es en sí el
conocimiento, y qué relación tiene con la libertad y con lo que realmente
ocurre. Hemos dado todo esto por hecho. Ello forma parte de nuestra educación y
de nuestro condicionamiento.
… ¿Cuál es nuestro interés fundamental y
perdurable en la vida? Desechando todas las respuestas ambiguas y abordando
esta cuestión de manera directa y franca, ¿qué contestarían ustedes? ¿Lo saben?
Ese interés fundamental, ¿no es, acaso, nuestra propia persona? De cualquier
manera, eso es lo que la mayoría de nosotros diría si contestáramos con la
verdad. Yo estoy interesado en mi propio progreso, en mi empleo, en mi familia,
en el pequeño rincón donde vivo, en obtener una posición personal mejor, más
prestigio, más poder, más dominio sobre otros, etc. Creo que sería lógico
admitir para nosotros mismos que en eso se interesa, fundamentalmente, la
mayoría; ante todo, yo, ¿no es así? Algunos dirían quizá que está mal
interesarse principalmente en uno mismo. Pero, ¿qué hay de malo en ello,
excepto que rara vez lo admitimos honrada y francamente? Y si lo hacemos, nos
sentimos más bien avergonzados. De modo que es así, uno se interesa
fundamentalmente en sí mismo y, por distintas razones ideológicas o
tradicionales, piensa que eso es malo. Pero lo que uno piensa está fuera de
lugar. ¿Por qué introducir el factor de que tal cosa es mala? Eso es solo una
idea, un concepto. El hecho es que uno está fundamental y permanentemente
interesado en sí mismo.
… Y tienen patrones de acción y de ideas,
qué cosas deben hacer, cómo debe comportarse un sannyasi, que no debe casarse,
que debe llevar una vida de celibato; todo esto es puro disparate. Ahora bien,
¿cómo hemos de afrontar, entonces, este problema? ¿Qué debemos hacer? En primer
lugar, tenemos que percatarnos de que todos somos esclavos de las palabras. La
palabra “ser” ha condicionado nuestra mente. Todo nuestro condicionamiento se
basa en ese verbo “ser”, yo fui, yo soy, yo seré. El “yo fui” condiciona y
moldea el “yo soy”, el cual controla el futuro. Todas las religiones de ustedes
se basan en eso. Todo su progreso conceptual se basa en ese término “ser”. En
el momento en que usamos la palabra, no solo verbalmente sino en su
significación, inevitablemente afirmamos nuestra existencia como el “yo soy”,
“yo soy Dios”, “yo soy lo eterno”, “yo soy hindú o musulmán”, etc. Al vivir dentro
de esa idea o de ese sentimiento de ser, o llegar a ser o haber sido, somos
esclavos de esa palabra.
Una de las causas principales de que estemos
de tal modo divididos, fragmentados, es que el cerebro es un esclavo del
pensamiento, siendo el pensamiento limitado. Dondequiera que haya limitaciones
tiene que haber fragmentación. Cuando me intereso en mí mismo, en mi progreso,
mi realización, mi felicidad, mis problemas, he desintegrado en mí toda la
estructura de la humanidad. De manera que uno de los factores por los que los
seres humanos están fragmentados es el pensamiento.
… Y así, olvidamos generalmente que el
inmenso progreso de la humanidad se está haciendo en una sola dirección, la del
mundo tecnológico, y que el mundo psicológico, el mundo del comportamiento
humano, el mundo de la conciencia, se descuida completamente, de manera total.
¿Cuáles son las causas de todo esto? ¿Por qué los seres humanos han sido
programados como cristianos por 2000 años, creyendo en ciertas doctrinas,
profesando ciertas creencias, buscando un único Salvador; y los musulmanes,
programados también por los últimos 1000 años o más, para creer en ciertos
principios y llamarse a sí mismos ‘musulmanes’; y los hindúes, programados como
tales quizá por los últimos tres o cinco mil años? Nuestros cerebros están
pues, condicionados. ¿Se da cuenta uno de cómo su cerebro actúa, piensa, mira?
Donde hay limitación, hay conflicto.
… La estructura psicológica de la sociedad
es lo que nosotros somos. Cuando se comprende esa estructura y se está libre de
ella, entonces surge lo innombrable, aquello en lo cual no hay tiempo, no hay
progreso.”
J. Krishnamurti