“… Me pregunto, señor, qué significa
realmente la palabra "comunicación". Comunicarse implica no sólo una
comunicación verbal, sino un compartir, no aceptando algo que usted o yo
decimos, sino compartiéndolo juntos. Todo eso abarca la palabra ''comunicación''.
En esa palabra está incluido también el arte de escuchar. Este requiere una
calidad de atención en la que existe el verdadero escuchar, un sentido genuino
de discernimiento a medida que avanzamos, segundo a segundo, no al final, sino
desde el comienzo mismo.
… La comunicación en el nivel verbal es
necesaria a fin de comprenderse unos a otros; pero lo importante es lo que se
dice, cómo se lo dice, desde dónde se lo dice. Ahora bien, si cuando se hace
una pregunta la respuesta lo es de una mente que ha acumulado experiencias y
recuerdos, entonces ella es mera reacción, y por lo tanto no es razonamiento;
mas cuando no hay acumulación, lo cual significa ninguna respuesta, entonces no
hay frustración, ni esfuerzo ni lucha. El proceso acumulativo, el centro de
acumulación, es como un árbol de hondas raíces en medio de una corriente, que
junta desechos en derredor suyo; y el pensamiento, sentado en la copa de ese
árbol, imagina que piensa, que vive. Una mente así acumula tan sólo, y la mente
que acumula, ya sea conocimientos, dinero o experiencia, evidentemente no vive.
Sólo cuando la mente se mueve, cuando fluye, hay vivir.
… Si hay algo sobre lo que de verdad resulta
difícil aprender es sobre la comunicación. Decir que hay comunicación entre
nosotros significa que compartimos un factor común, que reflexionamos juntos
acerca de un problema; no se trata simplemente de recibir, sino de compartir,
de crear juntos. La palabra comunicación lleva todo esto implícito, tomar un
factor común a todos nosotros y examinarlo detenidamente; es decir,
compartirlo.
… Si usted piensa que es importante el
conocimiento de sí mismo, sólo porque yo o cualquier otro se lo ha dicho, me
temo que entonces toda comunicación entre nosotros ha terminado. Pero si
estamos de acuerdo en que es vital que nos comprendamos a nosotros mismos
completamente, entonces usted y yo tendremos una relación distinta, entonces
podremos explorar juntos mediante una feliz, cuidadosa e inteligente
investigación.
… ¿Cómo puede una mente no ser atrapada por
la ilusión?, porque podemos «meditar» interminablemente, creando nuestras
propias ilusiones. El otro día nos encontramos con un hombre que había meditado
por veinticinco años, y no casualmente había renunciado a todo, a su buena
posición, dinero, familia, nombre, y durante veinticinco años practicó la
meditación. Infortunadamente alguien lo trajo a una de las pláticas y al día
siguiente vino a verme y se expresó así: «Lo que usted dijo sobre la meditación
es perfectamente cierto, he estado hipnotizándome, teniendo mis propias
visiones, disfrutando a mi manera de esas visiones de acuerdo con mi
condicionamiento». Si uno es cristiano, tiene visiones de Cristo, etc.; si es
hindú, tiene su propio Dios particular y está en comunicación directa con él,
lo que significa que lo está, pero de acuerdo con su propio
condicionamiento.
… Tenemos que vivir en relación; sin eso no es
posible que existamos. Estar relacionado significa vivir totalmente,
completamente; para ello tiene que ocurrir una transformación radical en
nosotros mismos. ¿Cómo podemos transformarnos radicalmente? Si esto les
interesa realmente, entonces tendremos comunicación unos con otros; entonces
pensaremos juntos y sentiremos y comprenderemos juntos. Por lo tanto, ¿cómo
puede el hombre, usted y yo, cambiar totalmente? Esa es la cuestión, y ninguna
otra cosa es pertinente; es una cuestión que no es solo para los jóvenes sino
también para los viejos.
… Hemos cultivado una mente que puede
resolver casi cualquier problema tecnológico. Pero, al parecer, los problemas
humanos nunca han sido resueltos. Los seres humanos están ahogados por sus
problemas, los problemas de la comunicación, del conocimiento, de las
relaciones, los problemas del cielo y del infierno; todo el problema de la
existencia humana se ha vuelto un inmenso y complejo problema. Y aparentemente
ha sido igual a lo largo de toda la historia; a pesar de su conocimiento, a
pesar de sus siglos de evolución, el hombre jamás ha estado libre de problemas.
… El conocimiento acumulado respecto de uno
mismo es pequeño, trivial, limitador, pero el conocerse es infinito, no tiene
límites. Nuestro problema es, entonces, abandonar en el instante los rumbos del
hábito, de la costumbre, de la tradición, y nacer de nuevo. Una de nuestras
dificultades en todo esto es el problema de la comunicación, de la comunión. Yo
quiero decirles algo y, en el decirlo mismo, ello es falseado por la expresión,
por la palabra que uno usa.
… Evidentemente, la verdadera comunicación o comunión sólo puede tener lugar cuando hay silencio. Cuando dos personas se proponen seriamente comprender algo poniendo en ello toda su mente y corazón, sus nervios, sus ojos, sus oídos, con el fin de comprender, entonces en esa atención hay cierta cualidad de silencio; entonces tiene lugar la comunicación, la comunión real. En eso no sólo hay aprendizaje sino una comprensión completa, y esa comprensión no es algo distinto de la acción inmediata. Es decir, cuando uno escucha sin ninguna intención, sin ninguna barrera, poniendo a un lado todas las opiniones, conclusiones, experiencias, entonces, en ese estado, uno no sólo comprende si lo que se dice es verdadero o falso, sino que si es verdad hay acción inmediata, y si es falso no hay acción alguna.
… La comunicación implica que estamos caminando juntos, pensando juntos, observando juntos, compartiendo juntos en el mismo nivel, al mismo tiempo, con la misma intensidad.”
J. Krishnamurti
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