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SI SOIS ÍNTIMAMENTE SANOS E ÍNTEGROS, DIFUNDIRÉIS LUZ Y PAZ

     

   “… Se ha dicho que no hay paz en la tierra, que solo la hay en el cielo. Esto se repite de distintos modos, tanto en Oriente como en Occidente. Los cristianos han matado más que nadie en la tierra. Observemos estos hechos, estas realidades, sin tomar partido. Y están las diferentes religiones; en el budismo no hay dios; en el hinduismo, alguien calculó que hay alrededor de trescientos mil dioses. Esto es bastante divertido, uno puede elegir el dios que más le agrade. En el cristianismo y en el islam hay un solo dios, que se basa en dos libros la Biblia y el Corán. Y así las religiones han dividido al hombre, tal como el nacionalismo, que es una forma de glorificación tribal, ha dividido al hombre, nacionalismo, patriotismo, fervor religioso. Y los fundamentalistas en Medio Oriente, aquí y en Europa, están reviviendo sus tradiciones religiosas. No sé si alguna vez han considerado ustedes la palabra revivir. Uno sólo puede revivir algo que está muerto o muriendo. No puede revivir una cosa viva. 

   … Si ustedes se interesan en la paz global, no solo en la propia pequeña paz dentro del corral, las naciones se han convertido en el corral, si se interesan realmente, como la mayoría de las personas serias debe interesarse, en que son el resto de la humanidad, esa es una responsabilidad muy grande.

   Debemos pues, volver y averiguar por nosotros mismos por qué los seres humanos han reducido el mundo a lo que es ahora. ¿Cuál es la causa de todo esto? ¿Por qué hemos hecho tal confusión de todo lo que tocamos? ¿Por qué hay conflicto en nuestras relaciones personales? ¿Por qué hay conflicto entre dioses, el dios de ustedes y el dios de los otros? Debemos pues, investigar juntos si es posible terminar con el conflicto. De lo contrario, jamás tendremos paz en este mundo. 

   … Mucho antes del cristianismo se hablaba de paz en la tierra. Mucho antes del cristianismo se rendía culto a los árboles, a las piedras, a los animales, al relámpago, al sol; no había sentido alguno de dios, porque se consideraba a la tierra como la madre que debía ser adorada, preservada, tratada con suavidad, no destruida como ahora lo estamos haciendo.

    … Porque las distintas religiones de todo el mundo han dicho: "Entréguenos su vida, nosotros le guiaremos, le daremos forma, le diremos lo que tiene que hacer. Haga esto, siga al salvador, siga a la Iglesia y alcanzará la paz". Pero, al contrario, las iglesias y las religiones de toda clase han producido guerras terribles y ocasionado la fragmentación de la mente. De manera que no se trata de liberarse de una autoridad en particular, sino de toda la aceptación conceptual de la autoridad. 

   … Para ayudar a los demás, habréis de conoceros a vosotros mismos. Los demás, al igual que vosotros, son el resultado del pasado. Estamos todos en relación los unos con los otros. Si padecéis en lo íntimo de vuestro ser la enfermedad de la ignorancia, la mala voluntad y la ira, inevitablemente difundiréis en torno vuestro enfermedad y sombras. Si sois íntimamente sanos e íntegros, difundiréis luz y paz; no siéndolo, contribuiréis a producir peor caos y mayor miseria. Entenderse a uno mismo requiere paciencia, tolerante y despierta conciencia. El “yo” es una obra en varios tomos que no puede leerse en un día; pero una vez comenzada esa lectura, hay que leer cada palabra, cada frase, cada párrafo, ya que en ellos están las insinuaciones del todo. El comienzo de esa obra es el final de la misma. Si sabéis leerla, encontraréis la suprema sabiduría.

   … La ignorancia, es decir, la falta de conocimiento propio, es el mayor de los males. La ignorancia impide el recto pensar y pone el principal acento en cosas que son secundarias, con lo cual la vida se torna vacía, monótona, mera rutina mecánica de la que buscamos salida en diversas formas, arrojándonos al dogma, a la especulación y a una serie de engañosos espejismos. Nada de eso es misticismo. Pero si procuramos entender al mundo externo, alcanzaremos el mundo interior; y este, cuando se lo busca acertadamente y se lo entiende de verdad, conduce a lo Supremo. Esta realización no es fruto de ninguna escapatoria, y solo esta realización traerá orden y paz al mundo.

   … En lugar de reforzar vuestras creencias e ideologías, daos plena cuenta de vuestro pensar y sentir, pues en él está el origen de los problemas que la vida os presenta. Lo que vosotros sois, lo es el mundo; si sois crueles, sensuales, ignorantes, codiciosos, así será el mundo. Vuestra creencia en Dios, o vuestra incredulidad a su respecto, muy poco significan. Sólo con vuestros pensamientos, sentimientos y acciones, en efecto, haréis del mundo una cosa terrible, cruel, bárbara, o un lugar de paz, de compasión y de sabiduría.

   … La paz no es una idea opuesta a la guerra. La paz es un modo de vida, pues solo puede haber paz cuando se comprende el vivir de cada día. Tan solo este modo de vida puede eficazmente hacer frente al reto de la guerra, de la clase, del progreso tecnológico siempre creciente. Este modo de vida no es el del intelecto. A todos nosotros, el culto del intelecto en oposición a la vida, nos ha llevado a la frustración actual con sus innumerables evasiones.

   Estas han llegado a ser mucho más importantes que la comprensión del problema mismo. La crisis del presente se ha producido por causa del culto del intelecto, y es el intelecto el que ha dividido la vida en una serie de acciones opuestas y contradictorias; es el intelecto el que ha negado el factor de unificación que es el amor. 

   … Hay sufrimiento en nuestras relaciones con otros, sufrimiento creado por el anhelo interno de bienestar, seguridad y posesión. Luego está ese sufrimiento causado por la profunda incertidumbre, el cual nos impulsa a la búsqueda de la paz, la seguridad, la realidad, Dios. En nuestro anhelo de certidumbre inventamos muchas teorías, elaboramos muchas creencias, y la mente se limita enredándose en ellas, exaltándose con ellas y, por consiguiente, es incapaz de ajustarse al movimiento de la vida.”

    J. Krishnamurti

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