“… El pensamiento es tiempo, y el tiempo es
un proceso de aglutinación y producción. Desplazarse de un lugar a otro
requiere tiempo, porque se ha de recorrer un espacio; y esa es la base del
pensamiento, que ve la vida como un proceso, como un desplazamiento de un punto
a otro. La cuestión en este momento es si hay una forma de vida en la que el
tiempo no exista en absoluto, salvo en sentido cronológico. Porque lo que de
verdad nos importa es el cambio, la revolución, la mutación total de la propia
estructura de las células del cerebro, ya que sin esa transformación no será
posible crear una cultura nueva, una forma de vida nueva, y vivir en una
dimensión totalmente distinta. Preguntamos, por tanto... cómo, no es la palabra
adecuada; preguntamos si existe un acto de percepción en que el pensamiento no
intervenga, excepto en sentido técnico.
… La codicia o la violencia causa dolor,
perturbación en el mundo de nuestras relaciones con el prójimo, o sea en la
sociedad; y siendo conscientes de ese estado de perturbación, que denominamos
codicia o violencia, nos decimos a nosotros mismos: “me libraré de él con el
tiempo, practicaré la no violencia, practicaré la no envidia, practicaré la
paz”. Ahora bien, vosotros deseáis practicar la “no violencia” porque la violencia
es un estado de perturbación, de conflicto, y creéis que con el tiempo
lograréis la “no violencia” y os sobrepondréis al conflicto. ¿Qué ocurre pues,
en realidad? Hallándoos en estado de conflicto, queréis lograr un estado en el
que no haya conflicto. ¿Pero ese estado de “no conflicto” es el resultado del
tiempo, de una duración? No, evidentemente. Porque, mientras estáis logrando un
estado de “no violencia”, seguís siendo violentos y, por lo tanto, estáis
todavía en conflicto.
… Uno tiene que descubrir por sí mismo si
existe la menor posibilidad de ser completamente libre de la estructura
psicológica de la sociedad, lo cual es estar libre de ambición. Yo digo que es
enteramente posible, pero no es fácil. Liberarse de la ambición es algo muy
difícil. La ambición supone "el más", "el más" implica
tiempo, y el tiempo significa llegar, conseguir. Negar el tiempo es liberarse
de la ambición. No estoy hablando del tiempo cronológico, eso no se puede
negar, porque en ese caso perdería el autobús. Pero el tiempo psicológico que
nos hemos creado para nosotros mismos con el fin de convertirnos interiormente
en algo, ese puede negarse. Lo que, de hecho, significa morir al mañana, sin
desesperación.
… No pueden existir la disciplina, el orden,
la libertad y el espacio sin la comprensión del tiempo. Es muy interesante
inquirir sobre la naturaleza del tiempo, el tiempo del reloj, el tiempo en
forma del ayer, el hoy y el mañana, el tiempo en que trabajáis y el tiempo en
que dormís. Pero hay también el tiempo que no se mide por el reloj, y ese es
mucho más difícil de comprender. Miramos el tiempo como medio de producir
orden. Decimos: «dadnos unos pocos años más y seremos buenos, crearemos una
nueva generación, un mundo maravilloso». O hablamos de crear un distinto tipo
de ser humano, que sea del todo comunista, por completo esto o aquello.
Consideramos pues, el tiempo como medio de producir orden; mas si uno observa,
ve que el tiempo solo sirve para engendrar desorden.
… El pensamiento es resultado del tiempo,
¿no es cierto? El pensamiento es un producto del medio ambiente, de las
influencias sociales y religiosas, lo cual forma parte del tiempo. Ahora bien,
¿puede el pensamiento estar libre del tiempo? Es decir, el pensamiento, que es
resultado del tiempo, ¿puede cesar y quedar libre del proceso del tiempo? El
pensamiento puede ser dominado, regulado; pero esa regulación sigue estando en
la esfera del tiempo, de modo que nuestra dificultad es esta, ¿cómo puede una
mente que es resultado del tiempo, de muchos miles de “ayeres”, quedar
instantáneamente libre de ese trasfondo complejo?
… Pero, ¿cómo va a desprenderse de su carga
sin llevar a cabo un esfuerzo, esa entidad que ha sido tan fuertemente
condicionada durante tanto tiempo? Esta es la pregunta que nos estamos
planteando. Pero el desprenderse de la carga no debe convertirse en otro
problema, ya que, como ya señalé el otro día, un problema es algo que no
comprendemos, algo cuya terminación no tenemos capacidad de alcanzar. Para
producir esta mutación; no, “producir”, no es esa la palabra, tiene que haber
mutación, y esta debe ocurrir ahora. Si introducen el tiempo en la mutación, el
tiempo crea el problema, No hay mañana, no hay tiempo en absoluto para que uno
cambie con él, pues el tiempo es pensamiento. Es ahora o nunca, ¿Comprenden?
… La verdad, Dios o lo que fuere, no es algo
que haya de experimentarse, pues el experimentador es resultado del tiempo, de
la memoria, del pasado; y mientras haya experimentador no puede haber realidad.
Solo hay realidad cuando la mente se halla completamente libre del analizador,
del experimentador y lo experimentado. Entonces encontraréis la respuesta,
entonces veréis que el cambio llega sin que lo pidáis, que el estado de vacío
creador no es cosa que haya de cultivarse, está aquí, llega oscuramente, sin
invitación. Y sólo en ese estado hay una posibilidad de renovación, de novedad,
de revolución.
… Sin embargo, la perfección no es el
opuesto de ‘lo que es’, la perfección es ese estado de la mente cuando ha
cesado toda comparación, cuando no existe un pensar en términos de ‘más’ y, por
tanto, ha terminado todo esfuerzo. Si realmente pueden ver esa verdad, si
pueden meramente escuchar y descubrirlo por sí mismos, entonces verán que están
completamente libres del tiempo. La creación es de momento a momento, sin
acumular ese momento, porque la creación es la verdad, y la verdad no tiene
continuidad. Creen que la verdad tiene continuidad en el tiempo, pero la verdad
no es continua, no es algo permanente que a través del tiempo pueda conocerse;
no es nada de eso, es totalmente distinto, es algo que una mente atrapada en el
campo del tiempo no puede comprender. Uno debe morir a todo lo de ayer, a todo
el conocimiento acumulado, a todas las experiencias; solo entonces aquello que
es inconmensurable, eterno, se manifiesta.”
J. Krishnamurti