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¿QUÉ HARÁ QUE UN SER HUMANO ABANDONE EL CAMINO QUE ESTÁ RECORRIENDO Y AVANCE EN UNA DIRECCIÓN POR COMPLETO DIFERENTE?

 

   “… Quisiera formular una pregunta que puede conducirnos a algo. ¿Qué podrá hacer que el hombre cambie profundamente, fundamentalmente, radicalmente? Él ha experimentado una crisis tras otra, ha sufrido innumerables golpes, ha pasado por toda clase de calamidades, toda clase de guerras, dolor personal, etc. Un poco de afecto, un poco de alegría... Pero todo esto no parece cambiarlo. ¿Qué hará que un ser humano abandone el camino que está recorriendo y avance en una dirección por completo diferente? Yo pienso que ese es uno de nuestros grandes problemas, ¿usted no? ¿Por qué? Si uno se interesa, como debe interesarse, en la humanidad, en todas las cosas que ocurren, ¿cuál será la acción correcta para sacar al hombre de una dirección y encaminarlo en la otra? ¿Es esta una pregunta válida? ¿Tiene alguna significación?

   … Nunca queréis pensar algo cabalmente por vosotros mismos. Nunca deseáis salir a caminar solos. Todos deseáis ser activos como hormigas, hablar, charlar, hacer algo. Cuando se os deja solos para reflexionar sobre algún problema, para hacer frente a alguna de las cosas que la vida reclama, vosotros, que habéis sido educados al amparo de ideas de vuestros padres, de los sacerdotes, de los guías espirituales, os sentís totalmente perplejos y os asustáis. Y estando asustados hacéis las cosas más caóticas y absurdas; aceptáis como lo hace un hombre con una escudilla de mendigo, que acepta cualquier cosa irreflexivamente.

   Viendo pues, todo esto, las personas realmente reflexivas empiezan a libertarse de toda especie de seguridad, interna o exterior. Esto es en extremo difícil, porque significa que estáis solos, que no sois dependientes. En el momento en que dependéis surge el miedo, y donde hay miedo no hay amor. Donde hay amor no estáis solos. La sensación de soledad sólo existe cuando estáis asustados, cuando no sabéis qué hacer. Cuando os veis dominados por ideas, aislados por creencias, existe el miedo, y cuando hay miedo estáis completamente ciegos.

   … La lástima de sí mismo es uno de los ingredientes del sufrimiento. Otro ingrediente es el apegarse a alguien y estimular o alentar su apego a uno. El sufrimiento no existe solo cuando el apego nos falla, sino que su semilla está en el mismo comienzo de ese apego. La dificultad en todo esto es la falta de conocimiento de sí. Conocerse a uno mismo pone fin al sufrimiento. Tenemos miedo de conocernos porque nos hemos dividido en lo bueno y lo malo, lo perverso y lo noble, lo puro y lo impuro. Lo bueno está siempre juzgando lo malo, y esos fragmentos están en guerra entre sí. Esa guerra es sufrimiento. Para que cese el sufrimiento hay que ver el hecho y no inventar su opuesto, porque los opuestos se contienen mutuamente. El caminar en este corredor de los opuestos es sufrimiento. Esta fragmentación de la vida entre lo alto y lo bajo, lo noble y lo innoble, Dios y el diablo, ocasiona conflicto y dolor. Cuando existe el sufrimiento no hay amor. El amor y el sufrimiento no pueden vivir juntos.

   … El deseo de libertad, el deseo de prescindir o más bien de transcender todas las cosas es necesario para lograr la perfección. Solo podréis ser libres si vuestra mente y corazón han determinado el propósito de la vida, y de continuo se esfuerzan en realizarlo, sin ceder jamás a lo que amenace interponer obstáculos entre vosotros y vuestra meta. Para alcanzar la perfección y encaminaros hacia la Verdad, que a todos ha de hacer dichosos, es necesario que en cualquier etapa de evolución en que os halléis, prescindáis de las mezquinas y esclavizadoras tradiciones nacidas de la creencia ciega, sin enlace alguno con la conducta.

   … Uno ve algo hermoso, se produce un contacto sensorial, visual o físico, luego una sensación, e inmediatamente, el sentimiento de que eso nos falta, y a partir de ahí surge el deseo. Esto es bastante claro. ¿Por qué la mente, todo el sistema sensorial tiene esa carencia? ¿Por qué existe este sentimiento de falta de algo, de querer algo? Espero que presten suficiente atención a lo que se está diciendo, porque esta es su vida; no están meramente escuchando palabras, ideas o fórmulas, sino que de hecho están compartiendo el desarrollo de esta investigación, de tal modo que podamos caminar juntos en la misma dirección, a la misma velocidad, con la misma intensidad y al mismo nivel. De lo contrario no podemos encontrarnos el uno al otro. Eso también forma parte del amor. El amor es esa comunicación de uno con otro, al mismo nivel, al mismo tiempo, con la misma intensidad.

   La meditación es una de las artes más admirables de la vida, quizás la más grande, y no es posible aprenderla de nadie, en eso consiste su belleza. No tiene técnica y, por lo tanto, tampoco autoridad. Cuando usted aprende a conocerse se observa, observa su forma de caminar, de comer, de hablar, la murmuración, el odio, los celos; si se da cuenta de todo esto que ocurre dentro de usted mismo, sin elección alguna, está llevando a cabo parte de la meditación. Así pues, la meditación puede realizarse mientras viaja en autobús, o cuando camina por los bosques llenos de luces y sombras, o escucha el canto de los pájaros, o mira el rostro de su esposa o hijo.

   … ¿Qué objeto tiene la meditación? ¿Y qué entendemos por meditación? Como no sé si vosotros habéis meditado, hagamos la prueba de descubrir juntos qué es la verdadera meditación. No os limitéis a escuchar lo que yo expreso al respecto; juntos averiguaremos y experimentaremos lo que es la verdadera meditación. Porque la meditación es importante, ¿verdad? No sabiendo qué es la recta meditación, no hay conocimiento propio; y sin conoceros a vosotros mismos, la meditación no tiene sentido. Sentarse en un rincón, o ponerse a caminar por el jardín o por la calle tratando de meditar, carece de sentido, conduce tan solo a una concentración de tipo especial, la cual es exclusión. Estoy seguro que algunos de vosotros habéis ensayado esos métodos. En otros términos, procuráis concentraros en un objeto determinado, tratáis de forzar la mente que se halla errabunda, a concentrarse; y cuando eso fracasa os ponéis a rezar.

   … Cuando la mente, la cual es un producto del deseo, no interviene, no hace ningún esfuerzo; en esa quietud que no es una meta, la realidad se manifiesta.”

    J. Krishnamurti

                
            Audiotexto:

           


UNA MENTE Y UN CORAZÓN PRESO EN EL TIEMPO NO PUEDE COMPRENDER ESE DEVENIR ETERNO

  

   “… Uno se pregunta por qué viajan ustedes al Asia en absoluto, excepto por cuestiones de negocios. Tal vez las personas que van allá con propósitos religiosos, en realidad están comerciando: “Usted me da algo y yo le daré algo a cambio”. ¿Está la verdad allá y no aquí? La verdad, ¿ha de encontrarse por medio de otras personas, por medio de un gurú, de un sendero, de un sistema, de un profeta, de un salvador? ¿O la verdad no tiene senderos?

    Hay un maravilloso relato indio acerca de un muchacho que deja su hogar para ir en busca de la verdad. Acude a numerosos maestros recorriendo sin cesar diversas regiones del país, y cada maestro afirma una cosa u otra. Al cabo de muchos años, ya anciano, después de buscar y buscar, de interrogar, de meditar, de adoptar ciertas posturas, de respirar apropiadamente, de ayunar, de privarse del sexo y todo eso, regresa a su antigua casa. Apenas abre la puerta, allí está, la verdad está justamente ahí. ¿Comprende? Usted podrá decir: “la verdad no habría estado ahí si él no hubiera viajado por todas partes”. Ese es un comentario ingenioso, pero usted pierde la belleza del relato si no ve que la verdad no puede ser buscada. La verdad no es algo que pueda obtenerse, experimentarse, retenerse. Está ahí para quienes puedan verla. Pero casi todos nosotros estamos buscándola perpetuamente, pasando de una moda a otra, de una excitación a otra excitación, sacrificándonos, ya conoce todos esos desatinos que ocurren, pensando que el tiempo nos ayudará a dar con la verdad. El tiempo no lo hará.

   … Ustedes saben, la vida es un tremendo misterio, y casi todos nosotros creamos un misterio falso, una ilusión, y tratamos de penetrar esa ilusión esperando que sea real.

   Preferimos el misterio de una ilusión al misterio de la realidad, y la vida es un misterio que no puede ser comprendido si el corazón y la mente se hallan atrapados en una ilusión. Por lo tanto, toda ilusión tiene que llegar a su fin antes de que uno pueda penetrar ese santuario profundísimo al que llamamos vida. Trato de mostrar la manera como puede ser penetrado, no el método, porque no creo que exista tal cosa como un método. No hay sendero hacia la verdad. La verdad es una tierra desconocida. Es una tierra inexplorada y tenemos que acercarnos a ella completamente desnudos, desprevenidos, no podemos haberla cartografiado, trazado previamente; tenemos que llegar a ella totales, libres, puros. Entonces la comprenderemos.

   Ahora bien, para mí existe un éxtasis viviente que puede ser llamado Dios, realidad, que es un devenir intemporal. No es un objetivo que ha de ser alcanzado o conquistado. Es algo continuamente móvil, cambiante, vivo, no puede ser descrito. Para descubrirlo, para comprenderlo, para poder penetrar en ello, la mente ha de hallarse libre de la idea del logro. Uno no puede pensar en la verdad desde el punto de vista del éxito o de la conquista. Por favor, esto no es retórico, no me escuchen con una mente retórica. Como casi todas las mentes están mutiladas por esta idea de conquistar, lograr, atrapar; todo nuestro sistema de pensamiento se basa en eso. Para comprender esa realidad viviente, la mente debe estar libre por completo de esta idea del logro, porque el logro involucra al tiempo; aquello que uno va a obtener implica un futuro, un presente y un pasado.

   … Una mente y un corazón preso en el tiempo no puede comprender ese devenir eterno. De modo que el logro, la ganancia, el triunfo, el éxito, la verdad como recompensa por una acción virtuosa, implican un esfuerzo, indican que uno debe realizar un tremendo acto de volición, desarrollar la voluntad, el carácter, con el fin de obtener algo, de ser premiado por su esfuerzo. Y donde hay un esfuerzo hay dualidad, la cosa que uno conquista y el conquistador. Donde hay dualidad existe un opuesto, una antítesis, como el bien y el mal, el dolor y el placer, la recompensa y el castigo. En tanto haya dualidad en la mente, hay esfuerzo por escapar de lo uno a lo otro. Este esfuerzo da origen a la conciencia del “yo”, la conciencia de sí mismo, y de aquí surgen el sufrimiento, la pena, y la idea del tiempo dividido en pasado, presente y futuro.

   … No hay sendero hacia la verdad, ella debe llegar a uno. La verdad puede llegar a nosotros solo cuando la mente y el corazón son sencillos, claros, y en nuestro corazón hay amor, no si nuestro corazón está lleno con las cosas de la mente. Cuando en el corazón hay amor, no hablamos acerca de organizar la fraternidad; no hablamos de creencias, de división o de poderes que crean división; no necesitamos reconciliarnos. Entonces somos, cada uno de nosotros, simplemente un ser humano, sin rótulo alguno, sin una nacionalidad. Esto significa que usted debe despojarse de todas esas cosas y permitirle a la verdad que se manifieste; y la verdad puede manifestarse sólo cuando la mente está vacía, cuando cesa en sus creaciones. Entonces la verdad vendrá sin que la inviten. Llegará tan rápida y sorpresivamente como el viento. Llega en secreto, no cuando la aguardamos, cuando la deseamos. Está ahí, tan súbita como la luz del sol, tan pura como la noche. Pero para recibirla, el corazón debe estar lleno y la mente vacía. Ahora tiene usted la mente llena y su corazón está vacío.

   … La meditación es realmente muy simple, nosotros la complicamos. Tejemos una red de ideas en torno a ella, de lo que es y lo que no es, pero no es ninguna de estas cosas. Debido a que es tan sumamente simple nos elude, debido a que nuestras mentes son tan complicadas se fundamentan en el tiempo y el tiempo las desgasta, y esta mente dicta la actividad del corazón y entonces empiezan las dificultades. Pero la meditación emerge de manera natural, con extraordinaria facilidad, cuando se camina sobre la arena, se mira por la ventana, o se ven esas maravillosas colinas quemadas por el Sol del último verano. ¿Por qué somos unos seres humanos tan atormentados, con lágrimas en los ojos y risa falsa en los labios? Si pudiéramos caminar solos entre aquellas colinas, en los bosques, o a lo largo de los extensos arenales blancos y descoloridos; en esa soledad sabríamos lo que es la meditación.

   El éxtasis de la soledad viene cuando no nos asusta estar solos, cuando no pertenecemos a este mundo, o no estamos apegados a nada. Entonces, como el amanecer de esta mañana, viene silenciosamente y traza un sendero dorado en la quietud misma, la cual era en el principio, es ahora y ahí estará siempre.”

    J- Krishnamurti

            Audiotexto:

           


LA SABIDURÍA ES LA COMPRENSIÓN DE LOS VALORES PERMANENTES Y EL VIVIR CON ELLOS

   

   “… El mundo se ha sumido en el caos porque nosotros hemos perseguido valores falsos. Hemos dado importancia a lo terrenal, a la sensualidad, a la gloria y a la inmortalidad personales, cosas todas que engendran conflictos y dolor. El verdadero valor se halla en el recto pensar, y no hay recto pensar sin conocimiento propio. El conocimiento propio nos llega cuando adquirimos clara y alerta conciencia de nosotros mismos.

   … Para entender el problema de las sensaciones, tendremos que enfocarlo, no desde un solo ángulo, sino en todos los aspectos: educativo, religioso, social y moral. Las sensaciones han llegado a ser extremadamente importantes para nosotros, porque hemos puesto un énfasis arrollador en los valores sensuales.

   … Para la mayoría de nosotros es muy importante el placer y su forma de expresión. La mayor parte de nuestros valores morales se basan en eso, en el placer último e inmediato. Nuestras tendencias hereditarias o psicológicas, y nuestras reacciones físicas y neurológicas se expresan en el placer. Si usted examina no solo los valores y juicios externos de la sociedad, sino también mira en su propio interior, verá que el placer y la valoración del mismo es lo que perseguimos principalmente en nuestras vidas. Podemos resistir, sacrificar, lograr o negar algo, pero al final siempre está esa sensación de querer lograr el placer, la satisfacción, el contento de quedar complacido o satisfecho. La autoexpresión y la autorrealización son formas de placer, y cuando ese placer se frustra, se obstaculiza, hay temor, y de ese temor surge la agresión.

   … No hay duda de que las opiniones, los valores y las interpretaciones, simplemente impiden que la mente mire el hecho. Si deseamos comprender el hecho, es recomendable no tener ninguna opinión acerca de él.

   Ningún maestro, ningún gurú ni ninguna autodisciplina levantará el velo que encubre la sabiduría. La sabiduría es la comprensión de los valores permanentes y el vivir con ellos. Nadie puede conducirnos a la sabiduría.

   … No trato pues, de persuadiros ni de disuadiros acerca de ningún punto de vista en particular. Tampoco actúo como "gurú" de nadie, porque no creo que un "gurú" sea necesario para el descubrimiento de la verdad. Por el contrario, un "gurú" es un impedimento para descubrir lo real. Ni tampoco actúo como líder que crea una opinión, una organización, porque el líder es un factor de deterioro en la sociedad.

   Así pues, tanto vosotros como yo, tenemos que ser muy claros en lo que atañe a la naturaleza de nuestras relaciones, y es preciso que sepáis cuál es la actitud del orador, antes de poder rechazar o aceptar lo que él dice. Si es que puedo sugerirlo, antes de que rechacéis cualquiera de las cosas que yo digo, examinadlas primero con cuidado, sin parcialidad alguna. Es muy difícil examinar algo sin parcialidad, sin prejuicio; pero no debe haber prejuicio si es que hemos de comprender algo, y lo que se nos dice no podemos simplemente relegarlo a alguna autoridad antigua. Eso no es sino otra forma de evasión.

   … Debe haber libertad, esa es la base de la paz. Debe haber libertad de todos los valores, de las opiniones, de forma que juntos podamos ver que no tenemos paz, no teóricamente sino de verdad. Lo cual es una exigencia descomunal, porque vivimos de opiniones. Todos los periódicos, las revistas, los libros, se basan en opiniones. Si alguien dice algo y uno está de acuerdo, eso también es una opinión. Otro lee un libro y se forma una opinión. Para descubrir el verdadero significado de la paz, su profundidad, su belleza y cualidad, no debe haber influencias. Como es obvio, esa es la primera exigencia; y no tener fe en la paz o convertir la paz en la meta de su vida para vivir pacíficamente, ni buscar lo que es la paz en los libros, en los demás. Debe investigar muy seriamente si todo su ser puede vivir en paz.

   … Ustedes tienen que cambiar la sociedad, pero no matando a la gente. La sociedad somos ustedes y yo. Ustedes y yo creamos la sociedad en la cual vivimos. Así es que son ustedes los que han de cambiar. No pueden encajar dentro de esta sociedad monstruosa. Entonces, ¿qué es lo que harán? Ustedes, que viven en este extraordinario valle, ¿serán arrojados dentro de este mundo de lucha, confusión, guerra y odio? ¿Irán a ajustarse, se conformarán, aceptarán todos los viejos valores? Ya saben cuáles son esos valores, dinero, posición, prestigio, poder. Eso es todo lo que el hombre desea, y la sociedad quiere que encajen dentro de este patrón de valores. Pero si empiezan desde ahora a pensar, a observar, a aprender, no de los libros, sino a aprender por sí mismos observando atentamente, escuchando todo cuanto ocurre en torno a ustedes, entonces crecerán para convertirse en un ser humano distinto, un ser humano que se interesa en la gente, que tiene afecto por ella, que la ama. Y si viven de esa manera, tal vez puedan llegar a descubrir una vida verdaderamente religiosa.

   … Los valores externos y pasajeros se vuelven más importantes que los valores eternos; se busca la felicidad y la paz en las posesiones, ya sean hechas por la mano o por la mente, acumulando cosas o simples conocimientos. Si caminan por una de las calles principales verán tiendas y más tiendas que venden la misma cosa de colores y formas diferentes; encontrarán innumerables revistas y miles de libros. Queremos distraernos, divertirnos, olvidarnos de nosotros mismos, porque en lo interno somos muy desdichados y pobres, estamos vacíos y apesadumbrados. Ante estas necesidades se construyen máquinas y empieza la tiranía; creemos que la simple industrialización resolverá nuestros problemas económicos y sociales; pero, ¿los resolverá? Tal vez lo haga por un tiempo, pero el resultado son las guerras y las revoluciones, la opresión y la explotación; expandiendo la llamada civilización, la industrialización con sus consecuencias, a los no civilizados.

   … Las catástrofes y la desdicha vienen cuando los valores sensorios y pasajeros predominan sobre lo eterno. Lo permanente, lo eterno, no es el resultado de ninguna creencia; creer en Dios no significa experimentar lo eterno, tan solo la forma de vivir muestra su propia realidad.”

    J. Krishnamurti            

                
            Audiotexto:

           


CUANDO HAY INTERÉS VITAL, HAY ATENCIÓN ESPONTÁNEA

               

   “… Vamos a averiguar si es posible que la mente viva sin ningún esfuerzo, sin que eso signifique entrar en un estado vegetativo. No soy yo quien les pregunta; esta pregunta les pertenece a ustedes, son ustedes quienes se la formulan. Lo único que han conocido hasta ahora es el esfuerzo, la resistencia, la represión, y el seguir a otra persona; eso es cuanto conocen. Y ahora preguntamos si la mente que ha aceptado este sistema, esta tradición y esta forma de vivir, puede dejar de realizar cualquier esfuerzo. Vamos a examinarlo juntos; no es algo que vayan a aprender de mí. Por favor, es importante que entiendan que no están aprendiendo de quien les habla; aprenden a través de la observación y, por consiguiente, lo que aprenden es suyo, no mío. ¿Comprenden? El esfuerzo existe cuando hay dualidad. Dualidad significa contradicción: «Soy esto, pero me gustaría ser aquello», tener deseos y propósitos contradictorios, ideas contradictorias.

   … Si nos damos cuenta seriamente de ello, si lo examinamos, vemos que nuestra vida es una batalla constante, una constante lucha, esfuerzo tras esfuerzo. Tener que levantarse a la mañana es un esfuerzo. ¿Qué hemos de hacer? No podemos escapar de ello. Uno solía tratar a algunas personas que afirmaban la imposibilidad de vivir en el mundo y se retiraban totalmente a ciertas montañas del Himalaya y desaparecían. Eso es meramente eludir la realidad, escapar de ella, como lo es el quedar absorbido en una comunidad o unirse a un gurú con una inmensa fortuna y perderse ahí. Obviamente, esas personas no resuelven los problemas de la vida diaria ni investigan sobre el cambio, la revolución psicológica de una sociedad. Escapan de todo esto. Y nosotros, si no escapamos y realmente vivimos en este mundo tal como es, ¿qué haremos?

   … ¿Cuál es la verdad? Estáis desconcertados; eso es lo importante, señores, no que yo tenga la verdad o que algún otro la tenga. Lo importante es averiguar si podéis descubrir la realidad por el esfuerzo, la voluntad, la lucha, la porfía. ¿Eso trae comprensión? La verdad, por cierto, no es cosa distante, la verdad está en las pequeñas cosas de la vida diaria, en toda palabra, en toda sonrisa, en toda relación, sólo que no sabemos verla; y el hombre que prueba, que lucha valientemente, que se disciplina y se domina a sí mismo, ¿verá la verdad? ¿Verá la verdad una mente disciplinada, controlada, estrechada por el esfuerzo? Es obvio que no. Sólo la mente silenciosa verá la verdad, no la mente que hace un esfuerzo para ver. ¿Entenderá, señor, lo que yo digo, si hace un esfuerzo para entender? Es sólo cuando estáis quietos, cuando estáis realmente en silencio, que comprendéis. Si observáis atentamente, si escucháis quedamente, entonces entenderéis; pero si hacéis grandes esfuerzos, si lucháis por captar todo lo que se dice, vuestra energía se disipará en la lucha, en el esfuerzo. De suerte que no hallaréis la verdad mediante el esfuerzo, sin que importe quien la diga, si los antiguos libros, los santos antiguos, o los modernos.

    … El hacer un esfuerzo por comprender, evidentemente, es un estorbo para la comprensión porque toda vuestra atención se emplea en hacer el esfuerzo. No sé si alguna vez habéis notado que, cuando algo que otra persona dice os interesa, no hacéis esfuerzo alguno, no erigís un muro de resistencia contra la distracción. No hay distracciones cuando estáis interesados; prestáis plena atención a lo que se está diciendo, ansiosamente, con espontaneidad. Cuando hay interés vital, hay atención espontánea. La mayoría de nosotros, empero, halla muy difícil esa atención, porque tal vez conscientemente, en el nivel superficial de la mente, queréis entender, pero en lo íntimo hay resistencia; o bien el deseo de comprender puede ser profundo, mientras en lo exterior, en la superficie, es donde hay resistencia.

   … Ahora me estáis escuchando a mí sin esfuerzo alguno para prestar atención; escucháis, nada más. Y si en lo que oís hay verdad, si lo que se está diciendo es verdadero, hallaréis que un cambio notable ocurre en vosotros; un cambio que no ha sido deseado, una transformación, una completa revolución, en que sólo la verdad es dueña de la situación, no vuestra mente. De suerte que, si puedo sugerirlo, escuchad todo de un modo análogo, no sólo lo que yo digo, sino lo que dicen otras personas, el canto de las aves, el silbato de aquella locomotora, el ruido del ómnibus que pasa; y hallaréis que, cuanto más escucháis, mayor es el silencio, y que ese silencio no se interrumpe con el ruido. Sólo cuando resistís, cuando levantáis una barrera entre vosotros y lo que oís, entre lo que escucháis y aquello que no queréis escuchar, hay lucha. Escuchad pues, si se me permite sugerirlo.

   … El conflicto de cualquier clase, físico, psicológico, intelectual, es un desperdicio de energía. Por favor, es extraordinariamente difícil comprender esto y estar libre del conflicto, porque a casi todos nos han educado para luchar, para esforzarnos. Cuando vamos a la escuela eso es lo primero que nos enseñan, que debemos esforzarnos. Y esa lucha, ese esfuerzo, son sostenidos a lo largo de toda la vida; es decir, para ser buenos debemos luchar, debemos combatir el mal, debemos resistir, controlar. Así, desde el punto de vista educativo, sociológico, religioso, al ser humano se le enseña a luchar. Se le dice que para encontrar a Dios debe trabajar, disciplinarse, practicar, retorcer y torturar su alma, su mente, su cuerpo, negando, reprimiendo; no debe mirar, tiene que luchar, luchar y luchar en el nivel así llamado espiritual, que no es espiritual en absoluto.

   … Nuestros cerebros son como grabadores magnetofónicos; ciertos recuerdos han sido cultivados durante siglos y nosotros repetimos eso una y otra vez. En medio del ruido de esa repetición tratamos de escuchar algo nuevo y, en consecuencia, no oímos absolutamente nada. Entonces decimos, «¿qué debo hacer? ¿Cómo puedo liberarme del viejo mecanismo, de las viejas cintas grabadas, y escuchar la cinta nueva?». Lo nuevo sólo puede oírse cuando la vieja grabación está en silencio. Y eso ocurre sin esfuerzo alguno, si somos serios para escuchar, para descubrir, para conceder nuestra atención; entonces no existe la autoridad de otro ni dependemos de otro.”

   J. Krishnamurti

            Audiotexto: