“… Descubran.
Trabajen. Pongan en ello su enorme energía; ustedes tienen una energía
tremenda, no necesitan más. Les tomó muchísima energía llegar aquí. Si uno
puede señalarlo respetuosamente, empleen un poco de esa energía para investigar
esto. Cuando ustedes desean algo van tras ello. Eso significa que uno no debe
ser indolente, tiene que ser activo, un poco al menos. Y no hay nadie para
ayudarlos, ni herramienta ni instrumento ni líder, nadie que los ayude. Deben
quedarse realmente sin ayuda alguna, indefensos, para encontrar lo verdadero.
No sé si comprenden eso. Si están indefensos, en verdad indefensos, eso
significa que no hay ayuda posible de nadie, ningún libro, ninguna persona,
ningún entorno. Cuando se encuentran en ese estado de verdadera indefensión,
entonces tiene lugar algo diferente. Entonces comienzan a ver las cosas.
El interlocutor pregunta qué le dará la
urgencia, la energía para moverse en dirección a la verdad. ‘En dirección a la
verdad’ implica que la verdad ya está allá. (Risas). Yo no me estoy riendo, no
soy irrespetuoso ni cínico, pero es así; cuando usamos palabras como dirección,
eso ya está allá, ya es algo preconcebido, ya existe allá a causa de nuestro
propio convencimiento o porque alguien nos lo ha dicho, etc. La verdad es
realmente una tierra sin senderos. Y puede existir sólo cuando el miedo y todas
esas cosas no existen.
… Gracias a la percepción alerta de nosotros mismos, comenzamos a descubrir y, por lo tanto, a comprender la causa del miedo, no solo del miedo superficial, sino de los miedos causales profundos y acumulativos.
… Vean lo que la mente ha hecho. Ella no ha
sido capaz de resolver ‘lo que es’, de modo que ha malgastado su energía
tratando de escapar de ello, lo ha reprimido, lo ha analizado, explicado, etc.
Cuando no ha gastado su energía, cuando ha permanecido completamente con ‘lo
que es’, la mente dispone de toda esa energía. ¿Comprenden? Ni una pizca de
energía se ha desperdiciado. No hay un escapar, un nombrar, no hay intento
alguno de superar lo que es, de reprimirlo, de hacer que se amolde a un patrón,
etc. Todas esas cosas son una disipación de energía.
Ahora bien, cuando no hay tal disipación, la
mente está llena de esta energía y observa realmente lo que es. ¿Existe
entonces ‘lo que es’? ¿Hay confusión entonces? Ver todo eso no es solo la
verdad, sino la sabiduría de ello. Y gracias a esa sabiduría adviene la
inteligencia que operará en la vida cotidiana, que no creará confusión, ¿comprenden?
Puede que haga algo en momentos de negligencia, pero lo corregirá de inmediato.
Por lo tanto, esa inteligencia opera todo el tiempo. No es mi inteligencia ni
la inteligencia de ustedes. Puede haber una forma por completo diferente de
abordar este problema. La tradición comienza por lo psicosomático, la postura,
el control respiratorio, y gradualmente pasa por diversas formas de
concentración hasta el pleno despertar de la energía. Este es el método
aceptado. ¿No existe un modo de despertar esta energía sin pasar por todas
estas prácticas?
… Usted comienza por este extremo antes que por el otro, siendo este extremo tiempo, control, energía, perfección, balance
perfecto. Todo esto me parece como tratar con una parte muy pequeña de un campo
muy vasto. La tradición concede gran importancia al pasado, a la respiración, a
la postura correcta. Todas estas cosas están limitadas a un rincón del campo, y
a través de ese rincón usted espera obtener la iluminación. El rincón se vuelve
entonces una treta. Por medio de alguna clase de acrobacias psicosomáticas se
espera que uno atrape la luz, la totalidad del universo. Yo no creo que ahí
esté la iluminación, no a través de un rincón. Eso es como ver el cielo por una
pequeña ventana y no salir jamás para mirarlo directamente. Siento que ese modo
es un modo absurdo de abordar algo que es absolutamente inmenso, intemporal.
… Yo quiero abordar
todo esto de una manera por completo diferente. Para hacerlo es necesario
descartar todo cuanto se ha dicho al respecto. Veo que el rincón es como una
vela a la luz solar. La luz de la vela se mantiene muy cuidadosamente encendida
mientras brilla el sol. Usted no se interesa en la luz del sol, sino que se
ocupa en encender la vela.
Hay otras cosas
envueltas en esto; está el despertar de la energía que hasta ahora ha sido
desperdiciada. En la acción de centralizar la energía, de acumularla en su
totalidad, están involucradas la atención y la completa eliminación del tiempo.
Pienso que estos son los factores principales; el tiempo, una atención no
forzada que no es concentración, que no está centrada en torno a una parte, y
la acumulación de energía. Pienso que estas son las cosas fundamentales que uno
ha de comprender, porque la iluminación debe consistir y consiste en abarcar y
comprender esta vida inmensa, siendo la vida, el vivir, el morir, el amar; es todo
este afán, y el ir más allá de él. Los maestros tradicionales también están de
acuerdo en que uno debe tener la atención para ir más allá del tiempo. Pero
ellos son los adoradores del rincón. Ellos utilizan el tiempo para ir más allá
del tiempo.
… Mire, yo conozco la energía, la causa de
la energía, el cese de la energía. Conozco la energía como el resultado de
vencer la resistencia, conozco la energía del dolor, la energía del conflicto,
de la esperanza, de la desesperación; están todas en el campo del tiempo. Y esa
es la totalidad de mi conciencia. Entonces pregunto, ¿existe una energía no
sujeta al tiempo, una energía que no se encuentre en absoluto dentro del campo
del tiempo? ¿Existe una energía que pueda pasar por el campo del tiempo sin que
el tiempo la afecte? Eso es muy interesante; el hombre debe haberse formulado
esta pregunta por siglos, y al no poder hallar una respuesta, postuló a Dios y
lo situó fuera del campo del tiempo.
… Pero colocar a Dios fuera del campo del
tiempo es invitar a Dios dentro del campo del tiempo. Y, por tanto, todo eso es
parte de la conciencia. Y eso se deteriora. Se deteriora, si es que puedo
utilizar esa palabra, porque pertenece al tiempo, porque es divisible. Y mi
mente, que es divisible, deseando hallar una energía intemporal, procede a
formular una energía a la que llama Dios y adora eso. Todo ello está en el
campo del tiempo. Pregunto pues, ¿existe alguna otra energía que no sea del
tiempo? ¿Comprende?”
J. Krishnamurti