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LA SOLEDAD

   "… Aunque uno pueda estar rodeado por su familia, por sus vecinos, aunque pueda estar paseando con amigos o viajando en un autobús atestado, experimenta de pronto una sensación de completo aislamiento. El recuerdo de esa experiencia hace que uno tema al aislamiento, la soledad. O, por estar apegados a alguien que muere, sentimos que nos hemos quedado aislados, solos. 
   … Y para escapar a eso, a esa sensación de enorme temor, a esa punzante inquietud de la soledad, hacemos toda clase de cosas, nos entregamos a las más variadas actividades: religiosas, políticas, científicas, etc. Y a esa fuga de nosotros mismos se le llama “actividad”. ¿Pero lo es? Es movimiento, es agitación, es algo para hacer; porque, si quedáis abandonados a vosotros mismos, os daréis cuenta de aquella soledad. Por eso escucháis radio, u os ponéis a leer un libro, o corréis detrás de alguien; y lloráis cuando esa persona se va o se muere, porque entonces quedáis a solas con vosotros mismos. 
   … Ese es nuestro proceso, esa es nuestra existencia. Ahora bien, cuando os dais cuenta de eso qué hacéis, ¿seguís creyendo que podéis llenar ese vacío? Habéis probado todos los medios de llenar ese vacío de la soledad. ¿Lo habéis logrado? Lo habéis intentado con el cine, sin éxito; y por eso seguís a vuestros guías espirituales o a vuestros libros, u os volvéis muy activos socialmente. ¿Habéis conseguido llenar el vacío, o simplemente lo habéis encubierto? Si sólo lo habéis encubierto, siempre está ahí; por lo tanto, volverá.
   … Es muy difícil comunicar a otro el significado o la cualidad de estar solo. La mayoría de nosotros nunca estamos solos. Podéis retiraros a las montañas y vivir como un recluso, pero cuando estáis a solas físicamente, aún tenéis con vosotros todas vuestras ideas, vuestras experiencias, vuestras tradiciones, vuestro conocimiento de lo que ha sido. El monje cristiano en una celda de monasterio no está solo; está con su Jesús conceptual, con su teología, con las creencias y dogmas de su particular condicionamiento. Del mismo modo, el sanyasi en la India que se retira del mundo y vive en aislamiento, no está solo, porque también él vive con sus recuerdos. Yo hablo de una soledad en la cual la mente está por completo libre del pasado; y sólo una mente así es virtuosa, porque únicamente en esta soledad hay inocencia.
   … El aislamiento es lo conocido, y así es la soledad que procede del aislamiento; son estados reconocibles porque han sido experimentados con frecuencia, real o imaginariamente. Su misma familiaridad engendra temor y cierto menosprecio santurrón, de lo cual surgen el cinismo y los dioses. Pero este autoaislamiento y su soledad, no conducen a la vital y madura soledad; debe terminarse con ellos, no con el fin de ganar algo, sino que deben morir tan naturalmente como el marchitarse de una flor. La resistencia engendra temor, pero también aceptación. El cerebro debe lavarse a sí mismo y quedar limpio de todos estos astutos artificios.
   … La mente tiene que encontrarse cara a cara con el hecho de la completa soledad interior, y no permitirse hacer nada respecto a ese hecho. Esa cosa extraordinaria llamada soledad es la esencia misma del ego, del yo, con todos sus embustes, su astucia, sus sustituciones, su telaraña de palabras en la que la mente está atrapada. Sólo hay libertad, la absoluta libertad del temor, cuando la mente es capaz de ir más allá de esa soledad última. Y sólo entonces descubrirá por sí mismo lo que es la realidad, esa energía inconmensurable que no tiene principio ni fin. Mientras la mente engendre sus propios miedos en términos de tiempo, será incapaz de comprender lo que es intemporal.
   … Estamos hechos de creencias, de “condicionamiento”, de influencias del ambiente: ése es nuestro “trasfondo”. Y desde ese fondo mental juzgamos, valuamos. Y cuando uno penetra y entiende el proceso íntegro de dicho “trasfondo”, llega a un punto en que se encuentra absolutamente solo. Uno debe estar solo para hallar la realidad, mas ello no significa evadirse ni aislarse de la vida. Por el contrario, es la intensificación completa de la vida porque uno entonces se ve libre del “trasfondo”, del recuerdo de las experiencias de evasión. En esa “unitotalidad”, en esa soledad, no hay opción ni temor alguno de lo que es. El miedo sólo se presenta cuando no estamos dispuestos a reconocer ni a ver lo que es.
   … ¿Estamos solos alguna vez? ¿O estamos cargando con todos los fardos del ayer? Esto es lo que hacemos. Siempre llevamos nuestra carga; nunca morimos para ella, nunca la dejamos atrás. Sólo disfrutamos de soledad interna cuando damos completa atención a cada problema y lo resolvemos inmediatamente sin arrastrarlo hasta el próximo día, hasta el próximo minuto. Entonces, aunque vivamos en una casa llena de gente o viajemos en autobús, tendremos soledad interna. Y esta soledad interna revela una mente fresca, una mente inocente.
   … Comprender la soledad, si sabe en realidad lo que significa y se vive en ese estado, es en verdad extraordinario en grado sumo, porque entonces la mente siempre es nueva y no depende de inclinación, o tendencia, ni está guiada por la circunstancia. Al comprender la soledad, empezará Vd. a comprender la necesidad de vivir consigo mismo tal como es en realidad, pues una de nuestras principales causas de temor es que no queremos vernos tal como en realidad somos. Por favor, mírense Uds. a sí mismos esta mañana tales como son realmente, no como crean que deberían ser, ni como han sido. Vea si puede mirarse serenamente, sin ninguna falsa modestia, sin ningún miedo, sin justificación ni condena, viva simplemente con lo que Vd. sea en realidad.
   … Poseer y ser poseído se considera que es una forma de amar. Este instinto de poseer, a una persona o un trozo de algo que sea propiedad de uno, no proviene meramente de las exigencias de la sociedad o de las circunstancias, sino que brota de una fuente mucho más profunda. Procede de las profundidades de la soledad. Cada cual intenta llenar esta soledad de diferentes maneras, con la bebida, con la religión organizada, las creencias, alguna forma de actividad, etc. Son todos escapes, pero eso aún sigue ahí.
   … El amor no es separativo, y así como el amor no puede ser cultivado, la soledad no es cosa del pensamiento. Cuando hay libertad con respecto a las actividades del pensar, la soledad llega tan naturalmente como la salida del sol."
   J. Krishnamurti