"… Esto no es una instrucción, una autoridad que les dice lo que
deben hacer o pensar. Tenemos que mirar a la humanidad como un todo; tenemos
que cuestionar cualquier autoridad física y psicológica: la autoridad de la
guerra, la autoridad de los gobiernos, ya sean totalitarios o los llamados
democráticos. Cuando investigamos, cuestionamos, exploramos, debemos tener un
cerebro escéptico, que cuestione y no que haga preguntas desde un punto de
vista particular o desde la pertenencia a una tribu, comunidad religiosa u
otra. Juntos vamos a observar el mundo, lo que es, cómo es, y no lo que nos
gustaría que fuera. Vamos a asumir la responsabilidad de observar los asuntos
reales del mundo, el mundo tal cual es.
… ¿Cómo vosotros y yo podemos, pues, abordar estos problemas
de un modo nuevo? Es obvio que no podemos aguardar que alguna otra persona, un
"gurú" o un líder, resuelva nuestras dificultades. Eso es infantil,
es pensar sin madurez. La responsabilidad es vuestra y mía; y puesto que los
dirigentes han fracasado, y los sistemas y las fórmulas carecen de sentido, no
podemos quedarnos sentados como espectadores, esperando que se nos diga lo que
hay que hacer. ¿Cómo, pues, vosotros y yo habremos de actuar con respecto a
esos problemas?
… Vosotros creéis en una cosa, yo
creo en otra; vosotros sois comunistas, yo soy capitalista, lo cual es
simplemente cuestión de creencia; vosotros os llamáis hindúes, yo me llamo
musulmán, y nos destrozamos unos a otros. La creencia, pues, es algo que pone
al hombre contra el hombre y, reconociendo todos esos factores, ¿cuál es vuestra
responsabilidad? ¿Puede uno aconsejar a otro lo que ha de hacer? Vosotros y yo
podemos discutir; pero a vosotros os toca actuar, luego de examinar el asunto.
Para examinarlo debéis prestar atención; y debéis hacer frente a las
consecuencias de vuestra decisión. No podéis dejar eso a cargo mío o de alguna
otra persona.
… Debemos empezar por comprender
nuestras relaciones con nuestros semejantes, con la naturaleza, con las ideas y
las cosas, porque sin esta comprensión no hay esperanza, no hay solución del
conflicto ni del sufrimiento. La paz no se alcanza por medio de ninguna
ideología; no depende de ninguna legislación; sólo vendrá cuando nosotros, como
individuos, comencemos a entender nuestros propios procesos psicológicos. Si
evitamos la responsabilidad de actuar como individuos y esperamos que algún
nuevo sistema establezca la paz, nos convertiremos simplemente en esclavos de
este sistema.
… La responsabilidad del individuo
no es ante la sociedad sino consigo mismo, y si realmente es responsable
consigo mismo, entonces actuará respecto a la sociedad, pero no a la inversa.
Es evidente que el individuo no puede hacer mucho por la confusión social; sin
embargo, en el momento en que empieza a aclarar su propia confusión, su propia
contradicción interna, su violencia y sus miedos, entonces ese individuo
adquiere una importancia extraordinaria en la sociedad; creo que muy pocos nos
damos cuenta de esto. Cuando vemos que no podemos hacer nada a escala mundial
curiosamente dejamos de actuar, lo cual en realidad es un escape para no actuar
en uno mismo y producir ese cambio radical.
… los individuos son quienes forman
lo colectivo, y tan sólo la respuesta del individuo, la de usted, la mía, puede
producir un cambio fundamental en el mundo. Pero si el individuo no se da
cuenta de su responsabilidad y la deja en manos de lo colectivo, entonces el
astuto político o el astuto líder religioso la administran. Sin embargo, si
vemos que usted y yo somos responsables de cambiar la situación del mundo, en
ese caso, el individuo se vuelve realmente importante y no un simple
instrumento, una herramienta en manos de otro.
… Si soy ineficaz no puedo
responder, responder con propiedad. De modo que la responsabilidad significa
responder adecuadamente al trabajo, al medio ambiente o a los sucesos que
tienen lugar a mi alrededor. Debo responder con mi más alta capacidad; eso es
lo que significa la palabra «responsable». Vea cuánto hay envuelto en esa sola
palabra.
… El cambio no se produce por medio
de la recompensa o del castigo. La mente misma se da cuenta de lo absurdo de
todo esto; ve la necesidad del cambio, no porque Dios, el sacerdote o algún
otro le digan que cambie. Uno es consciente del caos a su alrededor y este caos
ha sido provocado por los seres humanos; yo soy como el resto de los seres
humanos; debo actuar, es mi responsabilidad y una responsabilidad de todos.
… Todo esto implica la comprensión de
nuestra responsabilidad en nuestras mutuas relaciones; pero para entender
nuestra responsabilidad debe haber amor en nuestros corazones, no solamente
ciencia y conocimiento. Cuanto más grande sea nuestro amor, más profunda será
su influencia en la sociedad. Pero nosotros somos todo cerebro y nada corazón;
cultivamos el intelecto y despreciamos la humildad.
… La vida es un pozo de aguas profundas.
Podemos llegar hasta él con baldes pequeños y sacar sólo poca agua, o podemos
venir con grandes cubos y sacar mucha agua para alimentarnos y fortalecernos.
Cuando se es joven se está en la época de investigar, de experimentar con todo.
La escuela debe ayudar a los jóvenes a descubrir su vocación y sus
responsabilidades, y no meramente atiborrar sus mentes con datos y conocimiento
técnico; debe ser la tierra en la cual puedan crecer sin miedo, feliz e
íntegramente.
… La paz es
nuestra responsabilidad, es responsabilidad de cada uno de nosotros; no del
político, del soldado, del abogado, del hombre de negocios, del comunista, del
socialista, de nadie. Es responsabilidad de cada uno de nosotros, de cómo
vivimos nuestra vida cotidiana. Si uno quiere paz en el mundo, tiene que vivir
pacíficamente, lo cual significa vivir sin odio, sin envidia, sin ansia de
poder, sin perseguir la rivalidad porque el amor nace con esa libertad, nace de
estar libre de todo eso. Y solo una mente capaz de amar conocerá lo que es
vivir en paz."
J. Krishnamurti