“… ¿Qué entendemos por
orden? El universo, en su más elevado sentido, no ha conocido el desorden. La
naturaleza, por mucho que pueda aterrorizar al hombre, siempre está en orden.
Se vuelve desordenada únicamente cuando los seres humanos interfieren con ella,
y sólo el hombre parece debatirse en luchas y conflictos constantes desde el
principio de los tiempos. El universo tiene su propio movimiento de tiempo.
Sólo cuando el hombre haya ordenado su vida, habrá de comprender el orden
eterno.
… Cuando decimos que amamos a otro, en ese
amor hay deseo, están las placenteras proyecciones de las variadas actividades
del pensamiento. Uno tiene que averiguar si el amor es deseo, si el amor es
placer, si en el amor hay miedo; porque donde hay miedo, tiene que haber odio,
celos, ansiedad, sentido de posesión, dominio. En la relación hay belleza, y
todo el cosmos es un movimiento de relación. Cosmos es orden, y cuando uno
tiene orden internamente, tiene orden en sus relaciones y, por tanto, hay una
posibilidad de orden en nuestra sociedad. Si investigamos la naturaleza de la
relación, descubrimos que es absolutamente esencial que tengamos orden; y desde
ese orden surge el amor.
… El orden significa
belleza; y hay poca belleza en nuestra vida. La belleza no está hecha por el
hombre; no se encuentra en un cuadro, por muy moderno o antiguo que sea; no
está en un edificio, en una estatua, en una nube, en una hoja o sobre el agua.
La belleza está donde hay orden, en una mente que no está confusa, que es
absolutamente ordenada. Y solo podrá haber orden donde haya abnegación total de
sí mismo, cuando el «yo» no tenga la menor importancia. El fin del «yo» es
parte de la meditación, esa es la única meditación.
… Comprender la
relación, el miedo, el placer y el dolor, es poner orden en nuestra casa. Sin
orden no es posible meditar. En realidad, quien les habla menciona la
meditación al final de esta charla pública, porque la verdadera meditación no
es posible si no han puesto orden en su casa, su casa psicológica. Si su casa
psicológica está en desorden, si eso que somos está en desorden, ¿qué sentido
tiene la meditación? Solo es un escape; conduce a toda clase de ilusión. Pueden
sentarse con las piernas cruzadas o mantenerse rectos apoyados sobre la cabeza
durante el resto de sus vidas, pero eso no es meditación. La meditación debe
empezar poniendo orden en nuestra casa, o sea, orden en nuestras relaciones, en
nuestros deseos, placeres, etc.
… Aprender a observar no entraña adquisición
ni acumulación alguna; aprender lo que es el orden no es acumular conocimientos
sobre lo que el orden debería ser según mi definición particular o la de algún
filósofo o santo. ¿Qué harán para aprender qué es el orden? Por favor, escuchen
con atención; aprendan, no acumulen. Vivimos en el desorden, ya que es cuanto
conocemos. Vivimos en la contradicción, en la confusión, en una batalla
constante; eso es el desorden. ¿No es así? Así, observar el desorden, aprender
acerca del desorden, es orden; y eso es disciplina. ¿Comprenden? Observen lo
que es el desorden; no intenten obtener orden del desorden; observen
simplemente lo que es el desorden, es decir, desechen cualquier acción positiva
al respecto, y únicamente obsérvenlo.
… La inatención no
puede ser convertida en atención. El darse cuenta de la inatención es atención.
Ver todo este complejo proceso es meditación; solo de ella emerge el orden en
esta confusión. Este orden es tan absoluto como el orden de las matemáticas, y
a partir de ahí hay acción, el hacer inmediato. El orden no es composición,
diseño y proporción; estos vienen mucho más tarde. El orden surge de una mente
que no está atestada de las cosas del pensamiento. Cuando el pensamiento está
en silencio, hay vacío, el cual es orden.
… El orden no consiste
en seguir un patrón particular de vida, o en seguir ciega o abiertamente
ciertos sistemas, sino en investigar dentro de nosotros mismos y descubrir por
nosotros mismos; no que se nos diga lo que debemos hacer o que se nos guíe,
sino exponer en nosotros mismos las causas reales de este desorden. Por lo
tanto, ¿cuáles son las causas de este caos, no sólo el del mundo exterior a
nosotros, sino también el de nuestra confusión psicológica interna que ha
producido el desorden que impera exteriormente?
… El orden sólo puede
surgir mediante la percepción del desorden. No podéis crear orden, os
ruego veáis este hecho. Sólo podéis percibir el desorden, en lo exterior lo
mismo que en lo interior. Una mente desordenada no puede crear orden, porque no
sabe lo que significa. No puede más que reaccionar ante lo que cree que es
desorden creando un modelo que llama «orden», y luego ajustándose a ese modelo;
mas si la mente se da cuenta del desorden en que vive, que es darse cuenta de lo
negativo sin proyectar lo llamado positivo, entonces el orden llega a ser una
cosa extraordinariamente creadora, en movimiento, viviente. El orden no es un
modelo que seguís día tras día. Seguir un patrón que habéis establecido,
practicarlo día tras día, es desorden, el desorden del esfuerzo, del conflicto,
de la codicia, la envidia, la ambición, el desorden de todos los mezquinos y
pequeños seres humanos que han sido creados y condicionados por la sociedad
presente.
… No puede haber felicidad duradera mientras
aceptemos un orden social plagado de interminables luchas y antagonismos entre
los hombres. Si queremos cambiar las condiciones actuales, primero debemos
transformarnos a nosotros mismos, lo cual significa que debemos darnos cuenta
de nuestras propias acciones, de nuestros pensamientos y sentimientos en la
vida diaria.”
J. Kirshnamurti