“… El "liberarse de algo" es una abstracción; sólo el observar lo que es y trascenderlo es verdadera libertad. Vamos a profundizar en esto, pero antes, si puedo sugerirlo, escuchen tan sólo, sin aceptar ni rechazar lo que se diga; tengan simplemente la sensibilidad de escuchar sin sacar ninguna conclusión, sin reaccionar adoptando una actitud defensiva u oponiendo resistencia, sin interpretar lo que escuchan. Y si tienen la bondad, no escuchen solo las palabras y el significado de las palabras; intenten comprender el pleno significado, el sentido profundo e inexpresable de la palabra libertad. Vamos a compartir esta cuestión, a viajar, investigar y comprender juntos lo que la libertad significa, y si una mente, su mente, que se ha alimentado de tiempo, que ha evolucionado a través del tiempo, que ha acumulado miles de experiencias, que está condicionada por las diversas culturas, si esa mente puede ser libre. No hablamos de la libertad en un sentido utópico o religioso; queremos averiguar si viviendo en este mundo confundido y contradictorio, la mente, su mente tal como saben que es, tal como han observado que es, puede ser libre por completo, en la superficie y en lo más íntimo de sus profundidades.
… ¿Existe una acción en
la que el tiempo y la ideología no intervengan en forma alguna, es decir, donde
ver y actuar sean lo mismo? Eso es lo que el mundo necesita. El hombre que no
tiene nada, que no tiene ni comida ni ropa, que vive atormentado no puede
esperar cierto proceso evolutivo ni tampoco puede esperar para recibir los
alimentos que promete esa ideología. Ese hombre dice: «Necesito la comida
ahora, no mañana». En todo el mundo, mucha gente, en especial los jóvenes,
insisten en la necesidad de actuar ahora, no mañana; el ahora es mucho más
importante que el mañana; la generación actual es mucho más importante que la
generación venidera. Por tanto, ¿existe una acción en la que no intervengan ni
el tiempo ni la ideología? Esa es la única revolución; o sea, si veo algo
peligroso, ver y actuar son lo mismo. Si veo que el nacionalismo, tomo ese
ejemplo muy simple, si veo que es un veneno porque divide a la gente, etc., al
ver que es veneno, dejo de inmediato y por completo de alimentar ese
nacionalismo; esa acción inmediata es libertad. Nos gustaría sentirnos confortados,
gratificados, que no se nos perturbara; pero la vida, que cambia
constantemente, que es siempre nueva, está todo el tiempo perturbando lo viejo.
Nuestro problema es, entonces, cómo afrontar el reto de una manera nueva.
… Mas si vosotros y yo anhelamos realmente
experimentar, vivir, ese “algo” que no se puede denominar, que no es del
tiempo, no podemos adherirnos a creencias que son imágenes proyectadas por
nosotros mismos; porque ninguna cosa que nombremos es lo real, sino un producto
de la memoria, de nuestro “condicionamiento”. Y si ello pertenece al tiempo,
sigue formando parte de la mente, pues la mente es resultado del pasado, de las
diversas influencias de la sociedad, del ambiente, de la educación, etc. Si
entendemos, pues, el proceso del tiempo, de la denominación; si entendemos las
condiciones que existen en nosotros, las influencias a que nos hallamos
sujetos, esa comprensión lleva serenidad a la mente.
Pienso que es posible, pero no creo que sea
un proceso gradual. La ruptura no tiene lugar a través de la evolución, del
tiempo. Ocurre instantáneamente o nunca. La percepción de la verdad no adviene
al cabo de muchos años. No hay una mañana en la comprensión. O la mente
comprende en seguida o no comprende en absoluto. Es muy difícil para la mente
ver esto, porque casi todos estamos acostumbrados a pensar en términos del
mañana. Decimos: «denme tiempo, déjenme tener más experiencias y, a la larga,
comprenderé». Pero, ¿no han notado ustedes que la comprensión llega siempre en
un destello, jamás por obra del cálculo, del tiempo, de la práctica y el lento
desarrollo? La mente que confía en esta comprensión gradual es esencialmente
perezosa.
… Cuando uno piensa en
términos de tiempo, en realidad está persiguiendo el ‘más’, ¿no es cierto? Uno
quiere más amor, más bondad, más placer, más maneras de evitar el dolor, más
experiencias satisfactorias, todas las cuales traen felicidad pasajera. En el
momento en que la mente pide más, necesariamente crea el tiempo, y esa
exigencia de ‘más’ es una evasión de lo real. Cuando la mente dice: «Debo ser
más inteligente», esa misma afirmación implica tiempo. Pero si la mente puede
mirar ‘lo que es’ sin condenarlo, sin compararlo, si puede simplemente observar
el hecho, entonces en ese darse cuenta no hay ningún punto fijo. De la misma
manera que en el universo no existe un punto fijo, tampoco existe un punto fijo
en nosotros, pero a la mente le gusta tener un punto fijo, por eso lo crea en
el nombre, la propiedad, el dinero, la virtud, las relaciones, los ideales, las
creencias, los dogmas; se convierte en la personificación de sus propias
invenciones, de sus propios deseos; la idea que tiene la mente de la perfección
es para ser una mente más pacifica, más noble, más sosegada.
… Mirad, señor, la
palabra “alcanzar”, de nuevo implica tiempo y distancia. La mente es pues
esclava de la palabra ‘alcanzar’. Si la mente puede librarse de las palabras
‘conseguir’, ‘alcanzar’, ‘llegar’, entonces el ver puede ser inmediato.
Meditar implica ser inocente, o no estar afectado por el tiempo."
J. Krishnamurti