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EMPIECE CONSIGO MISMO. ENTONCES TENDRÁ UN MUNDO ORDENADO E INTELIGENTE

  

   “… Lo que da sabiduría es la acción. La sabiduría no es cosa que pueda comprarse ni adquirirse de las enciclopedias ni leyendo filosofías. Yo jamás he leído ninguna clase de filosofías. Sólo en el proceso de la acción empieza uno a discernir qué es falso y qué es verdadero; y muy pocas personas están alertas, con un deseo vehemente de actuar.  Prefieren más bien sentarse y discutir o asistir a las iglesias o crear misterios de nada, porque sus mentes son holgazanas, perezosas, y tras eso está el miedo de ir contra la sociedad, contra el orden establecido. Por lo tanto, oír mis pláticas o leer lo que he dicho no va a despertar la inteligencia, o conducirlos hacia la verdad, hacia el éxtasis de la vida, la cual es un movimiento constante. Lo que trae sabiduría es darse cuenta de uno de esos obstáculos y actuar.

   Tome, como dije, el obstáculo del patriotismo o el de la creencia y empiece a actuar, verá a qué insondable profundidad del pensar lo conducirá eso. Uno llega mucho más allá que cualquier teólogo teórico, que cualquier filósofo. En esa acción, usted descubrirá que llega un momento en que ya no está buscando un resultado de su acción, un fruto, sino que la acción misma tiene en sí un sentido. Como un científico que experimenta, si bien en el proceso de experimentar hay resultados, él continúa experimentando. Así, del mismo modo, en el proceso de experimentar, en el proceso de liberar de obstáculos a la mente y al corazón, tendrá lugar una acción, un resultado. Pero lo esencial es que exista este movimiento continuo de la mente y el corazón. Si toda acción es realmente la expresión de ese movimiento, entonces la acción se convierte en la nueva sociedad, en el nuevo medio; por lo tanto, la sociedad no se aproxima a algún ideal, sino que, en esa acción, también la sociedad se está moviendo, jamás es estática, jamás está quieta, y la moralidad es entonces una percepción y acción espontánea, no forzada por el temor ni impuesta externamente por la sociedad o la religión.

   Así, en este proceso de liberar de lo falso a la mente no hay reemplazo de lo falso por lo verdadero, sino que sólo existe lo verdadero. Entonces uno ya no está buscando una sustitución, sino que en el proceso de descubrir lo falso libera a la mente y le permite moverse y vivir en lo eterno; de este modo, la acción se vuelve una cosa espontánea, natural y, por ende, la vida llega a ser no una escuela donde aprendemos a competir, a pelear, sino algo para ser vivido inteligentemente, felizmente, supremamente. Una vida así es la vida de un ser humano completo.

   … ¿Cómo puede haber verdadera hermandad si estamos limitados por las condiciones económicas, por este patriotismo que es una cosa tan falsa? Es decir, ¿cómo puede haber hermandad si usted permanece siendo un neozelandés aferrado a sus prejuicios particulares, a sus vallas arancelarias, a su patriotismo y demás, y yo un hindú que vivo en la India con mis propios prejuicios?

   Podemos hablar de tolerancia, dejarnos mutuamente tranquilos, o yo enviándole misioneros y usted enviándome misioneros, pero no puede haber hermandad. ¿Cómo podría haberla cuando usted es cristiano y yo soy hindú, cuando usted está dominado por los sacerdotes y yo también estoy dominado por los sacerdotes, cuando usted tiene una forma de adoración y yo tengo otra?, lo cual no quiere decir que usted deba adoptar mi forma de adoración o que yo deba adoptar la suya. Por lo tanto, así como están las cosas, no darán por resultado la hermandad. Al contrario, lo que hay es nacionalismo, más gobiernos soberanos que no son sino instrumentos de guerra. En consecuencia, las instituciones sociales, así como existen, no pueden desarrollarse para convertirse en algo magnífico, porque su base misma, sus cimientos son falsos; y los parlamentos de ustedes, su educación, todo lo cual se basa en estas ideas, no producirán hermandad.

   Mire todas nuestras naciones, ¿qué son? Nada más que instrumentos de guerra. Cada país mejor que el otro, cada país queriendo vencer al otro, inflamando esta cosa falsa llamada patriotismo. Por favor, a uno le gustan ciertos países, ciertos países son más hermosos que otros y uno los aprecia. Aprecia su belleza, tal como disfruta de una puesta de Sol, ya sea aquí, en Europa o en América. No hay nada nacionalista, ningún sentimiento patriótico detrás de eso, uno lo disfruta. El patriotismo surge sólo cuando la gente empieza a usar su disfrute para un propósito. Y ¿cómo puede haber verdadera hermandad cuando hay patriotismo, cuando toda forma de gobierno se basa en las discriminaciones de clase, cuando una clase que lo tiene todo rige a la otra que no tiene nada … Es tan obvio, ni siquiera necesita discusión.

   … La guerra es el problema de la humanidad. ¿Cómo vamos a terminar con las barbaridades colectivas e individuales? Para despertar una acción de masas contra los horrores, las crueldades y los absurdos de la presente civilización, tiene que haber una comprensión individual.

   Empiece consigo mismo. Arranque de raíz los espantosamente crueles prejuicios y deseos, y conocerá un mundo feliz. Extirpe sus ambiciones personales y las sutiles explotaciones, la codicia y el ansia de poder. Entonces tendrá un mundo ordenado e inteligente. En tanto haya crueldad y violencia en el individuo, el odio colectivo, el patriotismo y la lucha deben continuar.

   Cuando comprenda su responsabilidad individual en la acción, habrá una posibilidad de paz, amor y relación armoniosa con su prójimo. Así será posible terminar con el horror de la contienda, el horror de la matanza entre seres humanos.

   … Recurrimos a los demás para producir ese cambio necesario en la sociedad. Pero nosotros, los seres humanos, somos los responsables de ello, nosotros la hemos creado, la hemos establecido. Nosotros, sea en América, en Europa, en la India o donde vivamos, hemos creado esa sociedad.”

   J. Krishnamurti