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HAY UN MODO DE VIVIR ARMONIOSO

 

     “… Así pues, el amor es mucho más difícil, y no es posible aprender a amar, lo que puede hacer es observar el odio y suavemente eliminarlo; no intente luchar contra el odio, no diga que es terrible odiar a las personas, más bien observe qué es el odio y permita que lentamente se extinga. No le dé importancia, no la tiene; lo importante es no dejar que el odio arraigue en la mente, ¿entiende? Nuestra mente es como la tierra fértil, si a cualquier problema que llega le damos espacio echará raíces igual que la mala hierba, y después tendremos el trabajo de arrancarla. Pero si no le damos el espacio suficiente para que arraigue, entonces el problema no podrá crecer y se marchitará; si por el contrario lo alimentamos, si le damos espacio para que eche raíces, para que crezca, para que madure, el odio se convertirá en un problema enorme. No obstante, si cada vez que surge lo deja pasar, descubrirá que la mente se vuelve no sentimental, sino muy sensible y, en consecuencia, conocerá el amor. La mente puede perseguir sensaciones y deseos, pero no puede perseguir el amor, porque es el amor el que llega a la mente. Una vez que el amor está ahí, no existe ninguna división entre lo sensual y lo divino, solo hay amor. Esa es la grandeza del amor, porque es la única cualidad que trae la comprensión completa de la totalidad de la existencia.

   … ¿No es la búsqueda de una utopía teórica concebida previamente, la negación de la libertad e integridad del individuo? Cuando uno sigue un ideal, una norma, cuando uno tiene ya una fórmula de lo que debe ser, ¿no está viviendo una vida muy superficial y automática? Lo que necesitamos no son ideales ni individuos con mentes mecanizadas, sino seres humanos integrales que sean inteligentes y libres. Forjarse el modelo de lo que debe ser una sociedad perfecta es motivo de luchas y derramamientos de sangre por lo que debe ser, mientras ignoramos lo que “es”. 

   … Si yo digo que soy un hindú o que soy indio, estoy limitado, y esa limitación produce no solamente corrupción, sino conflicto, porque hay otro que dice: “Yo soy cristiano” o “Yo soy budista”, de modo que entre nosotros hay conflicto. Desde que nacemos hasta que morimos, nuestra vida es una serie de luchas y conflictos de los cuales siempre estamos tratando de escapar, lo que a su vez causa más conflicto. Y en este perpetuo y constante conflicto vivimos y morimos. Jamás buscamos la raíz de ese conflicto; esa raíz es el pensamiento, porque el pensamiento es limitado. Por favor, no pregunten: “¿Qué hago para detener el pensamiento?”, ese no es el punto. El punto es comprender la naturaleza del pensamiento, mirarlo.

   … Desde tiempos inmemoriales, el hombre siempre se ha planteado la pregunta de si existe algo más allá del pensamiento, más allá de las invenciones románticas y más allá del tiempo; siempre se ha preguntado, ¿existe algo más allá de todo este sufrimiento, más allá de todo este caos, más allá de las guerras, de la constante lucha entre los seres humanos? ¿Existe algo que sea inmutable, sagrado, absolutamente puro, no contaminado por ningún pensamiento ni por ninguna experiencia? Desde los tiempos antiguos, este ha sido el interrogante de todas las personas serias. Para descubrirlo, para dar con eso, es imprescindible la meditación, pero no la meditación repetitiva que no tiene ningún sentido. Cuando la mente está libre de todo conflicto, de cualquier afán del pensamiento, entonces existe una energía creativa que es verdaderamente religiosa. Dar con esa energía, que no tiene principio ni fin, es la verdadera profundidad y belleza de la meditación, lo cual requiere libertad de todo condicionamiento. 

   … Piensa que la seguridad, la felicidad, el halago de la opinión pública radican en poseer muchas cosas, ya sea ideas, virtudes, tierras o títulos. Debido a que pensamos que la felicidad y la seguridad, y el poder están en la posesión, acumulamos, nos esforzamos en poseer, luchamos y competimos con otros, nos ahogamos y explotamos el uno al otro. Eso es lo que pasa en todo el mundo, y una mente lista dice: “Convirtámonos en ascetas, no poseamos, volvámonos esclavos del ascetismo, hagamos leyes que obliguen al hombre a no poseer”. En otras palabras, uno no hace más que cambiar una prisión por otra, solo que llamando a la nueva con un nombre diferente. Pero si uno comprende de verdad el valor transitorio de la posesión, ni se convierte en asceta ni es una persona agobiada por el deseo de la posesión; entonces uno es verdaderamente un ser humano.

   … Por lo tanto, repito. Hay un modo de vivir sin esfuerzo, sin la constante tensión del logro y de la lucha por el éxito, sin el constante temor del ganar y perder; digo que hay un modo de vivir armonioso que adviene cuando encaramos cada experiencia, cada acción de manera completa, cuando nuestra mente no está dividida contra sí misma, cuando nuestro corazón no está en conflicto con nuestra mente; o sea, cuando hacemos las cosas de manera total, con unidad completa de mente y corazón. Entonces, en esa riqueza, en esa plenitud está el deleite de la vida; eso es para mí lo perdurable, eso es para mí lo eterno.

   … ¿Qué es lo que tienen ahora? Unas cuantas creencias y unos cuantos ideales, algunas posesiones, un líder o dos a quienes seguir, un ocasional susurro de amor, lucha y dolores constantes. ¿Es esto la riqueza de la vida, la realización humana y el éxtasis? ¿Cómo puede existir la bienaventuranza de la realidad cuando la mente-corazón está presa en el miedo? ¿Cómo puede haber lucidez cuando la mente-corazón está creando su propia confusión y sus limitaciones? Yo digo, consideren lo que ahora tienen, perciban claramente estas limitaciones, y esa percepción misma despertará la inteligencia creativa.”

   J. Krishnamurti

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