“… Cuando somos jóvenes
tenemos fuertes impulsos sexuales, y la mayoría de nosotros tratamos de
resolver estos deseos controlándolos y disciplinándolos, porque pensamos que,
si no les ponemos ningún freno, nos volveríamos unos consumados lujuriosos. Las
religiones organizadas se preocupan por nuestra moralidad sexual, pero nos
permiten perpetrar la violencia o el asesinato en nombre del patriotismo, son
indulgentes con la envidia y la astuta crueldad, la persecución de poder y
éxito. ¿Por qué están tan preocupados por este tipo concreto de moralidad y no
denuncian la explotación, la codicia y la guerra? ¿No se debe a que las
religiones organizadas, siendo parte del entorno que nosotros hemos creado,
dependen de nuestros miedos y esperanzas, de nuestra envidia y separatismo,
para su misma existencia? De modo que, en el campo religioso, como en todos los
demás, la mente se sustenta de las proyecciones de sus propios deseos. Mientras
no se comprenda profundamente todo el proceso del deseo, la actual institución
del matrimonio, ya sea en el este o en el oeste, no solucionará el problema
sexual. El amor no surge por firmar un contrato, no se basa en el intercambio
de gratificación ni en la seguridad y el confort mutuo, todas estas cosas son
de la mente, por eso el amor ocupa un lugar tan pequeño en nuestras vidas. El
amor no es de la mente, es totalmente independiente del pensamiento, con sus
astutos cálculos, sus reacciones y demandas de seguridad propia. Cuando hay
amor, el sexo nunca es un problema, la falta de amor es lo que crea el
problema.
¿Por qué la mente
piensa en el sexo? ¿Por qué? ¿Por qué se ha convertido en un tema central en
vuestra vida? Mientras uno no comprenda la mente que piensa en el problema, el
sexo se convierte en un problema enorme, difícil y complejo. El acto en sí
mismo nunca puede ser un problema, pero pensar en el acto es lo que genera el
problema.
Así, si uno tiene esa
cualidad de la mente, del cerebro, o el sentimiento de que la relación es un
florecer, un movimiento, que no es un estado estático sino una cosa viva, no
puede encerrarla en una jaula y decir que es así y no moverse de ahí. Entonces
puede cuestionar: ¿qué es el matrimonio o el no matrimonio? ¿Entienden? Uno
puede vivir con otra persona, tener sexo, ser compañeros, ir de la mano, hablar... La responsabilidad es fundamental,
¿no es cierto? Ser responsable de la gente con la que uno vive, ser responsable
no solo de su mujer, sino ser responsable de todo lo que sucede en el mundo...
Si tengo hijos, si digo que los quiero, si me siento responsable, entonces soy
responsable de todo lo que sucede en sus vidas, y ellos a su vez deben ser
responsables de mí durante toda su vida, debo tratar de que tengan la escuela
adecuada, que no sean masacrados en una guerra... A menos que uno tenga esta cualidad del amor,
todo lo demás no tiene valor.
Los seres humanos se
han creado imágenes como muros de seguridad. Estamos investigando juntos el
tema de la relación. El hombre no puede existir sin relación. La vida es
relación y acción. Ambas son fundamentales para el hombre. ¿Qué relación
tenemos con los demás? ¿Qué relación tiene usted con su esposa? ¿Y con su
marido? ¿Qué relación tiene con su sacerdote budista, hinduista o cristiano?
¿Qué relaciones tiene usted? Cuando lo examine detenidamente, comprobará que su
relación está basada en imágenes; la imagen que se ha formado de Dios, de Buda,
de su esposa, y la imagen que su esposa se ha formado de usted. Eso es un
hecho, ¿no es verdad? Las imágenes en el matrimonio, que es la relación más
íntima, se producen a diario; el hombre crea una imagen de su esposa, y la
esposa crea una imagen de él, y la relación se establece entre esas dos
imágenes. ¿Están ustedes de acuerdo con esto? Las imágenes se forman mediante
el contacto diario, el sexo, la irritación, la complacencia, etc. Cada uno
elabora su propia imagen del otro, y tiene también una imagen de sí mismo.
También tiene una imagen de Dios, de su divinidad religiosa, porque cuando
usted crea una imagen, hay seguridad en tal imagen, aunque sea falsa, aunque
sea irreal, aunque sea insensata. En la imagen que ha creado la mente hay
seguridad. Cuando usted crea una imagen de su esposa o su esposa de usted, la
imagen no es lo real. Pero resulta muy difícil vivir con lo real, es mucho más
fácil vivir con la imagen.
Así que la relación se
establece entre dos imágenes, por lo cual no existe relación en absoluto.
Confío en que ustedes comprendan todo esto. Es un hecho. El cristiano venera
una imagen. Esa imagen ha sido creada a lo largo de siglos por los sacerdotes,
por el devoto que dice: necesito consuelo, seguridad, alguien que me cuide,
estoy en un lío, confuso, inseguro, y en esa imagen encuentro seguridad. Nos
hemos convertido en devotos de las imágenes, no en devotos de la verdad, no en devotos
de la verdadera vida, sino en adoradores de imágenes, de la imagen nacional con
su bandera, de la imagen que usted tiene del científico, o del gobierno, etc.
Crear imágenes es uno de los fallos del ser humano. Ahora bien, ¿es posible no
tener imagen de nada, sino vivir solamente con los hechos, es decir, con
aquello que está sucediendo en realidad? ¿Comprenden?
¿Por qué crea imágenes la mente? La vida no es una imagen sino, desgraciadamente, una lucha, un conflicto constante. El conflicto no es una imagen, es un hecho, es lo que está sucediendo. ¿Por qué crea imágenes la mente? El que les habla entiende por imágenes los símbolos, los conceptos, las conclusiones, los ideales. Todos ellos son imágenes, es decir, lo que yo debiera ser; yo no soy esto, pero me gustaría ser aquello. Eso es una imagen proyectada por la mente en el tiempo, proyectada en el futuro. Por tanto, es algo irreal. Lo que es real es lo que ahora está pasando por su mente. ¿Podemos continuar desde este punto? Queremos saber por qué crea la mente una imagen.
… Para encontrar la realidad debe comenzar aquí, no en un templo, no en una imagen, ya sea una imagen labrada por la mano o por la mente. De lo contrario, ¿cómo puede dar con algo nuevo, un estado nuevo?”.
J. Krishnamurti
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