“… Temo
perder la imagen que he construido de mí mismo, que está llena de conocimientos
y es una entidad muerta. No, señor. No me dé ninguna explicación. Me doy cuenta
de que tengo miedo, ¿por qué? ¿No es acaso porque veo que estoy muerto? Estoy
viviendo en el pasado y no sé lo que significa observar y vivir en el presente,
por lo tanto, esto es algo totalmente nuevo y temo hacer algo nuevo; ¿qué
significa esto? Que mi cerebro y mi mente han seguido el viejo patrón, el viejo
método, el viejo modo de pensar, de vivir y de trabajar. Pero para poder
aprender la mente tiene que liberarse del pasado; hemos establecido esto como
verdad. Ahora, mire lo que ha ocurrido. He establecido el hecho como verdad de
que no hay verdadero aprendizaje si el pasado interviene. También me doy cuenta
de que tengo miedo. Así pues, hay una contradicción entre el hecho de haberme
dado cuenta de que para aprender la mente tiene que librarse del pasado, y de
que al mismo tiempo tengo miedo de lograrlo. En esto hay dualidad. Veo y tengo
miedo de ver.
Así es que nos aferramos a lo viejo, lo
cual inevitablemente engendra temor, ya que la vida está cambiando; hay
trastornos sociales, motines, guerras. Por lo tanto, hay temor. Ahora bien,
¿cómo he de aprender acerca del temor? Nos hemos alejado del movimiento
anterior. Ahora queremos aprender sobre el movimiento del temor. ¿Cuál es el
movimiento del temor? ¿Se da usted cuenta de que siente miedo? ¿Se da cuenta de
que tiene temores?
… No hablo de si el vigilar es el resultado
del pasado. Estoy vigilando, me doy cuenta del miedo. Me doy cuenta de que temo
perder dinero, enfermar, tengo miedo de que mi esposa me abandone y Dios sabe
de qué más. Y quiero aprender al respecto. Por lo tanto, estoy observando, y
como es natural, mi pregunta es: ¿Quién está vigilando este miedo?
… Es la misma cosa, sólo que usted nos hace
volver más hacia atrás. Ahora bien, por favor, escuche; esta es la manera más
práctica de proseguir con el asunto. Usted verá que, si sigue la discusión con
mucho cuidado, la mente se liberará del miedo. Pero usted no lo está haciendo.
Temo perder dinero y, por lo tanto, ¿qué hago? Huyo del miedo, evitando pensar
en ello. Me doy cuenta de lo absurdo que es evitarlo, porque mientras más
resisto, más miedo tengo. Lo estoy vigilando y surge la pregunta: ¿Quién está
vigilándolo? ¿Es el deseo el que quiere librarse del miedo, trascenderlo,
librarse de él, el que lo está vigilando? Lo es. Y sé que el vigilarlo de esa
forma sólo crea división y, por lo tanto, lo fortalece. Veo pues, la verdad de
este hecho, y así el deseo de librarme del miedo desaparece, ¿me comprende? Es
como ver una serpiente venenosa, el deseo de tocarla desaparece. El deseo de
tomar drogas se acaba cuando veo su verdadero peligro, no las probaré. Mientras
no vea el peligro, seguiré. Del mismo modo, mientras no vea que el huir del
miedo lo fortalece, continuaré huyendo. Tan pronto lo veo dejo de huir.
Entonces, ¿qué ocurre?
… Desde el momento en que le asuste mirar el
miedo, no lo comprenderá, y si desea comprenderlo, no se asuste. Es así de
sencillo. Si no sé nadar no me sumergiría en el río. Cuando sé que no es
posible terminar con el temor teniendo miedo de mirarlo, si es que quiero mirar
realmente diré: "No me importa, lo observaré".
… Se ha dicho que es el deseo de alejarse
del temor lo que engendra constantemente más temor. Cuando tengo miedo quiero
alejarme de él; así, lo que hago siempre es permitir que tenga relativa
importancia para poder identificarme con él, de modo que pueda sentirme unido a
él.
¿Lo ve? Son todas esas tretas con las que
jugamos. Escuche de verdad, señor. ¿Quién está diciendo todo esto? Usted hace
un esfuerzo por identificarse con el miedo.
… ¿Es entonces el miedo una de las causas
del desorden? Obviamente lo es, miedo al fracaso, miedo a no ser capaz de
realizarse, miedo a perder, a no ganar. Tenemos toda clase de miedos. Uno le
teme al gurú, ¿han notado ustedes cómo se arrastran delante de un gurú? En
cierto modo se vuelven inhumanos, están amedrentados. Desean algo del gurú y
por eso lo adoran. En esa adoración hay miedo. Existen pues, muchas formas de
miedo, no estamos hablando de una forma particular. Nos preguntamos cuál es la
raíz del miedo. Si podemos descubrir la raíz del miedo, entonces todo el árbol
está ahí. Pero si sólo me interesa mi pequeño temor privado a la oscuridad, o
el temor a mi esposa o esposo, a esto o aquello, entonces mi cerebro no
participa en el descubrimiento de la raíz completa del miedo. Eso está claro.
Entonces, ¿cuál es la raíz del miedo? ¿Cómo surge este? Se trata de un problema
muy complejo. Todo problema complejo debe ser abordado muy sencillamente,
cuanto más sencillamente mejor. Y esto implica decir: “No sé cómo habérmelas
con el miedo”. Entonces comienza uno a descubrir. Si ya han llegado a una
conclusión acerca de cuál es la raíz del miedo jamás descubrirán la raíz.
Tienen que abordar el miedo de una manera muy simple, el tronco y la raíz del
miedo, no las ramas. Nos estamos preguntando cuál es la causa o el proceso que da
origen al miedo.
… ¿Cuál es la causa del miedo? ¿Cómo se
engendra el miedo? ¿Cuál es su proceso y cómo se expresa? Tiene que haber miedo
mientras exista el proceso del "yo", la conciencia del deseo que
limita la acción. Todo acto que nace de la limitación producida por el deseo
sólo crea nuevas limitaciones. Este constante cambio de deseos con sus
múltiples actividades no libera del miedo a la mente, sino que da identidad y
continuidad al proceso del ''yo". La acción que emana del deseo debe crear
siempre miedo y, debido a eso, impide la inteligencia y el ajuste espontáneo a
la vida. En vez de preguntarme si es bueno o malo que uno se discipline, tome
conciencia de su propio deseo; verá, entonces, cómo surge el miedo y cómo se
perpetúa. En vez de desear librarse del miedo, dese cuenta profundamente del
deseo y hágalo sin ningún tipo de compulsión. Entonces cesará el miedo,
despertará la inteligencia y existirá la honda plenitud de la vida.
¿Tiene conciencia de que en su vida el miedo
y el deseo son causa de lucha e infelicidad?”
J. Krishnamurti