“… Desafortunadamente, somos muy propensos a creer cualquier cosa que aparece publicada. Si ustedes pueden considerar una idea completamente, de principio a fin, descubrirán la verdadera belleza de la acción, de la vida. Se dice que ataco a todas las religiones excepto a la propia. No pertenezco a ninguna religión. Para mí, todas las religiones no son sino reacciones defensivas contra la vida, contra la inteligencia. El interlocutor sugiere que mi propósito es crear duda, perturbación y confusión en las mentes de las personas. Ahora bien, a fin de comprender, ustedes necesitan el bálsamo purificador de la duda, de lo contrario, se vuelven meros esclavos del interés establecido, ya sea el de la religión organizada o el del dinero y la tradición social. Si comienzan a cuestionar de veras los valores que ahora los encierran y sujetan, aunque ello pueda causar confusión y perturbaciones, si persisten en comprenderlos profundamente en la acción, habrá claridad y felicidad. Pero la claridad o la comprensión no se producen de manera superficial, artificial; tiene que haber un profundo cuestionamiento.
La duda, nacida del
sufrimiento, es la despertadora de la inteligencia. Pero el hombre cuya mente
se halla atrapada en la corrupción del interés creado, del poder y la
explotación, declara que la duda es perniciosa, una traba que causa confusión y
produce destrucción. Si ustedes quieren de veras despertar la inteligencia,
deben comenzar a comprender, a través de la duda y el sufrimiento, el
significado de los valores. Si quieren comprender el movimiento de la vida, de
la realidad, la mente tiene que estar despojada de todos los valores
autodefensivos.
… Hemos estado
ejercitando el pensamiento durante toda nuestra vida. El pensamiento se ha
vuelto lo más importante en nuestra vida, y creo que es la verdadera razón de
que haya corrupción. ¿Será ese el bloqueo, el factor que impide el maravilloso
florecimiento del ser humano? Si ese es el factor cabe la posibilidad de una
percepción que nada tenga que ver con el tiempo, con el pensamiento. ¿Ha
entendido lo que digo? Me doy cuenta, no sólo de forma intelectual, sino
realmente, de que el pensamiento es el origen de toda la fealdad y la
inmoralidad, un sentido de degeneración. ¿Veo esto realmente, lo siento en mi
sangre? Si es así, la siguiente pregunta es, ¿puede haber una percepción que
sea total, dado que el pensamiento está fragmentado, roto y limitado? ¿Es ese el
bloqueo?
… El vivir es interrelación, y nada puede
existir en el aislamiento; por consiguiente, no puede haber retiro de la vida.
Al contrario, tiene que haber comprensión de la interrelación, de vuestra
relación con vuestra esposa, vuestros hijos, con la sociedad, con la
naturaleza, con la belleza de este día, la puesta de sol sobre las aguas, el
vuelo de un pájaro, con las cosas que poseéis y los ideales que os dominan. No
os retiráis de todo eso para comprenderlo. La verdad no se halla en el retiro y
el aislamiento; por el contrario, en el aislamiento, sea consciente o
inconsciente, sólo hay obscuridad y muerte. No os propongo pues, un retiro de
la vida, una supresión de la vida, antes bien, sólo en la interrelación podemos
comprender la vida. Es porque no comprendemos la vida que en todo momento nos
esforzamos por retirarnos, por aislarnos; y habiendo creado una sociedad basada
en la violencia, en la corrupción, Dios llega a ser el aislamiento final.
… Es muy importante averiguar esto si
queremos crear un mundo cuyos pilares no sean la corrupción, la destrucción y
la crueldad actuales, un mundo totalmente transformado, en el que no haya
corrupción, en el que poder vivir de una forma que tenga significado en sí
misma, no con un significado de invención nuestra; tenemos que plantearnos esta
pregunta. Tenemos que intentar ver, asimismo, qué es el sufrimiento y si es
posible que un día el sufrimiento termine, y explorar el dolor, el miedo, el
amor y la muerte. Es necesario que cada uno de nosotros descubra por sí mismo
el significado de todo esto, pero no basándonos en lo que explica un libro o en
lo que ha dicho otra persona; eso no sirve absolutamente para nada.
… El otro día estuvimos
hablando de la cordura y la mediocridad, acerca de lo que esas palabras
significan. Nos preguntábamos si al vivir en este lugar como una comunidad,
somos personas mediocres. Y también nos preguntábamos si estamos totalmente
sanos, vale decir, físicamente, mentalmente, emocionalmente. ¿Somos seres
equilibrados y sanos? Todo eso está implícito en las palabras cordura,
totalidad. ¿Nos estamos educando mutuamente para ser mediocres, ligeramente
locos, ligeramente desequilibrados?
El mundo está completamente
loco, enfermo, corrupto. Aquí, con nuestra educación, ¿estamos engendrando el
mismo desequilibrio, la misma locura y corrupción? Esta es una cuestión muy
seria. ¿Podemos descubrir la verdad de ello? No lo que pensamos que deberíamos
ser en términos de cordura, sino descubrir realmente por nosotros mismos si nos
estamos educando unos a otros para ser verdaderamente cuerdos y no mediocres.
… Hay instituciones,
gubernamentales y religiosas, a las que estamos obligados a ajustarnos, de
buena o mala gana. Por lo tanto, ¿a qué clase de deterioro se refiere el
interlocutor? ¿A la corrupción deliberada de nuestra propia vida personal, o a
la deformación de nuestra vida por obra de instituciones poderosas? Nuestra
reacción natural es decir que son las instituciones, grandes o pequeñas, las
que corrompen nuestras vidas. La reacción de uno es echar la culpa a otro, a
las circunstancias.
… Deben entender muy seriamente, con
lágrimas en los ojos, que cuando no hay gurú, no hay maestro ni discípulo;
están solos como seres humanos que viven en este mundo, un mundo y una sociedad
que ustedes han creado; y si no hacen nada por sí mismos, la sociedad no les
ayudará; todo lo contrario, la sociedad quiere que sean lo que son ahora. Así
pues, no pertenezcan a nada, a ninguna institución u organización; no sigan a
nadie, no sean discípulos de nadie. Sea un simple ser humano viviendo en este
mundo terrible, un ser humano que es el mundo y el mundo es usted. Deben vivir
ahí, comprender este mundo e ir más allá de sí mismos.”
J. Krishnamurti